Capítulo III. Nunca fue culpa tuya
A medio día los chicos se reunieron en el centro comercial, el cine parecía una buena opción en aquella temporada tan calurosa, y normalmente en la sala Mike se sentaría junto a Will, pero esta vez fue diferente; Wheeler eligió una esquina con la excusa de que podría necesitar ir al baño en cualquier momento debido a un repentino dolor de estómago.
Max miró a Lucas, y luego Lucas a Dustin. Lo habían pillado.
—Creo que se me antojan unas palomitas —dijo Max poniéndose de pie.
—Pero trajimos suficientes papas y dulces como para diez personas —evidenció Mike ya que ni siquiera habían terminado la mitad de lo que llevaban en sus mochilas.
—Te acompaño. —Lucas la siguió sin esperar respuesta.
Will los observó de reojo, la película estaba justo en lo mejor.
—Creo que yo también saldré, necesito ir al baño —mencionó Dustin después de un minuto de que los otros dos se marcharan.
—Iré contigo —Mike estaba por levantarse cuando una mano en su hombro lo detuvo.
—Mejor quédate con Will para que nos cuenten qué nos perdimos —habló con rapidez Henderson y con una sonrisa insegura lo dejó atrás.
[...]
—Bien —tomó el mando Max—, descubrimos que algo malo sucede entre ustedes —entornó los ojos en dirección a Will y Mike, sus labios formando una fina línea de disgusto.
—¿De qué hablan? —Soltó una risita nerviosa Wheeler.
—No queríamos intervenir, pero ustedes parecen no tener ganas de solucionarlo y no nos dejaron más opción —cruzó los brazos frente a su pecho—, entonces lo que harán es quedarse ambos aquí y solo podrán bajar hasta que todo esté de vuelta a la normalidad —dictaminó Max.
—No hay nada de malo entre nosotros —explicó por fin Will—, quizá lo que pasa es que no hemos tenido mucho de qué hablar.
Estaban en lo alto de una colina, estaba por oscurecer y lo último que quería era que los mosquitos se lo comieran vivo.
—Lo siento Will, pero sí parece que Mike tiene un problema contigo, deberían hablarlo entre ustedes —Lucas lo miró con cierta lástima y se posicionó junto a la chica para dejar en claro que estaba de su lado.
—Tranquilos, confío en que lo lograrán —comentó Dustin antes de emprender camino junto a Lucas y Max cuesta abajo.
Los vieron detenerse lo suficientemente lejos para no escucharlos, pero no lo suficiente para perderlos de vista.
Wheeler pateó una piedra y se sentó en el césped con notable enfado. No le parecía que sus amigos se metieran en sus asuntos. Lo que le sucedía era solamente su problema, era su mente que no abandonaba la idea de que Will era gay.
—Oye... Si es sobre Elle... —comenzó a decir, pero al descubrir la cara de confusión que puso Mike se detuvo para pensar mejor sus siguientes palabras—: Aunque ahora vive conmigo y es como mi hermana, no estoy de su lado o del tuyo. Lo que tuvieron y dejaron de tener por los motivos que solo ustedes saben, no es asunto mío.
Mike suavizó su expresión y bajó la mirada a sus manos.
El viento soplaba con fuerza y comenzaba a sentir frío por el pasto húmedo rozando sus piernas desnudas.
Su cabeza era un caos desde que habló con Nancy, y odiaba sentirse así, tan confundido y alterado. Desde que conoció a Will surgió en él un instinto de protección, y cuando regresó después de estar atrapado en aquella sombría dimensión, aumentó en él aquella necesidad de cuidarlo y de no dejar que nada malo le pasara de nuevo. Pero eventualmente aquel sentimiento disminuyó cuando Eleven fue su novia. Después de eso ambos se marcharon, y ya no sabía qué fue lo que quedó en él para Will.
—En serio que ella no me dijo nada, y yo tampoco quise saber, no es algo...
—¿Eres gay? —soltó Mike aquella duda que lo carcomía. No podía dar crédito a ello, pero tampoco tenía pruebas de lo contrario.
Will calló, perplejo, jamás imaginó que Mike le preguntara aquello, y mucho menos imaginó que justo por esa razón se haya comportado tan distante todo el tiempo desde que llegó.
—Lo escuché de Nancy, si ella se confundió... Perdón, pero si no es así... Entonces... —No sabía qué más decirle, desde el inicio se dio cuenta que no tenía el derecho de pedirle una explicación, pero quería que lo hiciera, la necesitaba.
Byers sintió volverse pequeño, prefería que lo que sea que disgustó a Mike tuviera relación con Eleven, no con él, y mucho menos con su preferencia.
—Si es verdad... Está bien, no pasará nada... Seguimos siendo los mismos, ¿cierto? —Lo último salió como una súplica.
«No es mi culpa si no te gustan las chicas», recordó y respondió:
—Tenías razón... —susurró.
—¿En qué tenía razón? —habló confundido y poniéndose de pie. ¿Tenía razón en preguntar si era gay?
—Aquella vez —comenzó a decir, recordando a la perfección y esperando que él también lo hiciera—. Cuando me molesté con ustedes porque comenzaron a olvidarse de los juegos y a interesarse en sus novias.
Poco a poco llegó a su memoria aquella discusión. La había olvidado.
—Eso no fue... Yo no sabía. —Quería disculparse, sabía que debía hacerlo.
—Yo tampoco lo sabía —lo detuvo antes de que continuara—, solo quería estar con ustedes, de alguna forma sentía que me había perdido mucho más tiempo al estar atrapado en el upside down, solo quería que todo siguiera igual, y no lograba entenderlos. Quizá seguía siendo un niño y ustedes ya habían crecido...
—Lo que dije estuvo mal, en verdad lo lamento, nunca quise ser un idiota contigo.
Sabía que no lograría nada ahora, antes debió insistir en que lo perdonara.
—No estuvo mal, tenías razón —contrario a lo que sentía, se obligó a mirar sus ojos y a dejar todo claro—. Y no es tu culpa.
Ahí lo tenía, la respuesta, pero que mencionara que no era su culpa le hizo sentir mal. Para otra persona quizá podría suponer un alivio, pero no lo sintió de esa forma.
—Will —lo llamó para decirle que nada había cambiado, que seguían siendo amigos.
—No es tu culpa —repitió y su expresión se contrajo.
Tenía tanto que no lo veía así, hubo una época en que era normal, cuando era acosado por sensaciones y visiones, cuando volvía a perderse en aquella dimensión. Pero habían pasado tres años, había transcurrido tanto.
—Will... —Volvió a pronunciar su nombre porque no sabía qué más hacer, no entendía qué estaba ocurriendo.
—Nunca fue culpa tuya.
Casi no logra escucharlo, un extraño solo hubiese percibido un murmullo, pero Mike conocía tan bien su voz.
—¡Espera! —Intentó tomarlo del brazo para que no lo dejara así, pero Byers fue más rápido, y eso lo impresionó, bajó corriendo y pasó de largo a sus amigos—. ¡Will, Espera! —insistió consciente de que era tarde. Sin embargo, no fue tras él.
Ahora su cabeza dolió con un nuevo caos por iniciar, y con la imagen de la expresión de Will antes de marcharse. Una que nunca le había mostrado.
N/A: Muchas gracias a los que han decidido darle una oportunidad a la historia, por leer hasta acá y votar :'3 ♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro