Capítulo I. Nancy no es buena haciendo bromas
Se repetía una y otra vez en la cabeza de Will, e irónicamente, Mike tenía razón.
Era su problema, era su maldición.
No le habría importado tanto si aquella estúpida frase hubiese salido de los labios de un tercero ajeno a la situación.
Sin embargo, ¿Mike?
Justo él, justo el chico, por el cual nunca le podrían gustar las chicas, había expulsado esas hirientes palabras logrando que todo el peso de sus sentimientos se multiplicara hasta resultar asfixiante.
No lo soportaba más, no podía continuar fingiendo que no le dolía ver a su amigo con Elle*, verlos tan cerca, tan íntimos, con sus bocas buscándose en todo momento para unirse. Ya no era simplemente la sensación de ausencia, de que Wheeler ya no gastaba de su tiempo en jugar o bromear con él, iba más allá, superaba la sensación de que le robaban a su preciado amigo, su atención y compañía; ahora se podría decir que le aterraba la idea de que Mike amara a Elle.
Y ya sabía que la quería, que era especial para él, que nunca se había vuelto tan obsesivo con otra persona como le había sucedido con ella, pero no podía amarla, porque si lo hacía Will lo perdería todo.
Ese día, cuando Mike gritó «No es mi culpa que no te gusten las chicas», entre tanto dolor no fue capaz de percibirlo, sin embargo, cuando estaba empacando sus cosas para llevarlas a su nuevo hogar, cuando su ahora antigua habitación quedó vacía, y las paredes produjeron eco, fue allí que lo comprendió.
Que amara a Mike no significaba que tenía el derecho de ser correspondido, y mucho menos, que debía involucrar a Wheeler, porque este le había dejado en claro que no le interesaba.
Al cerrar la puerta decidió que allí escondida se quedaría por siempre la confesión de sus sentimientos, podría seguir sintiéndolos, pero jamás saldrían en palabras, no tenía caso y lo comprobó en el rostro afligido de Mike mientras abrazaba a Elle, su corazón le pertenecía a la chica, y el suyo jamás podría pertenecerle a una, porque era de Mike.
La noticia llegó a oídos de Mike gracias a su hermana mayor.
Will era gay.
—¡¿Cómo es que nunca me lo dijo antes?! —Soltó más como un reclamo y bastante alterado.
—Lo siento, no debí decírtelo —pronunció preocupada Nancy. Cuando Jonathan le contó aquello creyó que su hermano ya lo sabía, ahora temía haber cometido una imprudencia, si el menor de los Byers no lo había confesado antes a Mike debía tener una razón—. Olvida lo que dije.
—¡No, espera! —La tomó del brazo antes de que se escabullera—. ¡No puedes dejarme así, tienes que darme una explicación!
—Yo no te debo ninguna explicación y por favor olvida esta charla. —Se zafó de su agarre, antes lanzándole una mirada cargada de autoridad, y se marchó a su habitación para que la dejara en paz.
Mike quedó solo y perplejo, no podía terminar de creerlo, Nancy debía estar equivocada, quizá no escuchó bien o lo malinterpretó por completo. Observó el teléfono y sin pensarlo corrió para tomarlo, con rapidez comenzó a marcar el número de los Byers, pero cuando esperaba a ser atendido colgó de golpe.
¿Cómo le preguntaría si realmente era homosexual? ¿Cómo le pediría una explicación?
Era cierto que eran amigos, pero su relación no se comparaba ni de lejos a la de antes, habían transcurrido tres años y la distancia hizo de las suyas. Poco a poco fueron perdiendo contacto, el número de visitas que se hacían al año comenzaron a disminuir, ni siquiera su noviazgo con Elle soportó la lejanía, todo había cambiado, y al parecer, Will también.
Dustin y Lucas seguían siendo sus mejores amigos, incluso Max continuó en el grupo después de terminar con Lucas. Él sabía que era cuestión de tiempo para que regresaran, solo necesitaban madurar y valorar su relación.
No entendía cómo es que su hermana y Jonathan lo habían superado, cómo es que se habían mantenido juntos a pesar de la distancia, y ahora tenían planes para después de la universidad. Quizá se debía a la edad, porque él estaba seguro que incluso siendo menor lo que había sentido por Elle fue real, solo que no supo protegerlo, y ahora ya no había remedio.
El teléfono comenzó a sonar en la palma de su mano, no lo había soltado en ningún momento, y por un instante se asustó al pensar que se trataba de Will, pero cuando por fin se animó a contestar la voz de Lucas lo tranquilizó.
—¿Mike eres tú? —preguntó al escuchar solo una irregular respiración de fondo.
—¿Por qué no utilizaste los walkie talkie? —Protestó sin ocultar su molestia.
—Lo siento, las baterías se descargaron desde ayer y me dio pereza conseguir otras.
—Bueno, ¿qué pasó? —cuestionó perdiendo la paciencia, necesitaba continuar pensando y lo último que requería era distracción.
—¿Qué te sucede? Suenas como tu hermana —se quejó y antes de recibir una respuesta continuó—: En la mañana hablé con Will...
Al escuchar su nombre su corazón se aceleró, no estaba listo para hablar de él.
—Oye creo que mi madre me está hablando, mejor te devuelvo la llamada después...
—¡Espera, espera! —Lo interrumpió—. Logré convencer a Will de que viniera una semana antes de que las vacaciones terminen. ¡¿No es genial?! Yo soy genial, lo sé.
—¿Se quedará contigo? —Fue lo único que consiguió formular.
—¿Estás hablando en serio? Tu sótano es grande y muy cómodo, siempre se queda contigo, ¿por qué ahora sería diferente? —habló sorprendido por su repentina actitud.
—Está bien... —Una pausa extraña se instaló en la línea—. Me tengo que ir ahora o mi madre se enfadará.
Colgó sin darle tiempo a reaccionar, sabía que había actuado de forma sospechosa, más cuando su madre solía llamarlo a gritos y todos escuchaban perfectamente su voz del otro lado de la línea, pero todo estaba transcurriendo demasiado rápido para su gusto.
¿Cómo debía actuar frente a Will?
¿Y si después de todo Nancy lo había engañado y solo estaba creando por su cuenta una tormenta en un vaso de agua?
Quién sabe, pero la idea de que a su amigo le gustaban los chicos ya rondaba por su cabeza y no se la podía apartar. Recordaba como si fuese ayer a todos esos molestos chicos que se burlaron de Will cuando era pequeño. No quería ser como ellos, sin embargo, no entendía cómo es que después de todo lo que pasaron nunca lo había descubierto antes.
Quizá todo había sido una mentira, de otra forma no lograba comprenderlo.
*Elle: Vendría siendo el diminutivo de Eleven, "El" (en español Ce), pero me gusta más escribirlo como "Elle" y así lo haré.
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