⚽ Jude Bellingham. Beastly ⚽
📍Edimburgo, Escocia
Sintió su pulso frenético y los latidos de su corazón golpear con fuerza en su pecho. Quiso controlar su respiración, pero esta no dejaba de estar cada vez más agitada. Frenética incluso le parecía, siguiendo el mismo ritmo que las caderas de la chica en la pista de baile.
Solo había venido a comprobar que estuviera bien y nada le sucediera, pero, al mirarla, se dio cuenta de que era algo más lo que quería de ella.
Deseo.
Anhelo.
Desesperación.
Debía salvarla, pero, algo dentro de él también le exigía que la reclamara primero. Tuvo la sensación de que eso era algo que ya hubiera hecho y que debía repetir una y otra vez, como si fuera una silenciosa petición que debía ser satisfecha.
-Hola, guapo, ¿me invitas a una copa?
La voluptuosa rubia de escote de vértigo, se atravesó entre él y la visión que tenía de la chica. Molesto, se intentó zafar de la inoportuna presencia de la rubia, no dándose esta por aludida, pues intentaba pegar sus caderas a las suyas como si pareciera querer devorarlo ahí mismo.
Y ese escasos minutos en los que él luchaba por quitarse a la rubia de encima, fue él tiempo que necesitó, para perderla de vista.
Ella llevaba un rato sintiéndose observada. Como si alguien la vigilara entre las sombras. Por más que intentaba descubrir quien era, no conseguía dar con esa persona, oculta en alguna oscura esquina de la sala, y que había logrado ponerla algo nerviosa.
Apretó sus sienes sintiéndose algo mareada. El zumbido de la música le llegaba distorsionado a causa del dolor de cabeza. Tenía la boca seca y le costaba tragar saliva. No recordaba haberse sentido así de mal antes. Y eso que no había bebido nada. Solamente un cocktail al que el camarero del local las había invitado a ella y a sus amigas, nada más llegar. Y no tenía tanto alcohol como para sentirse así.
O eso pensaba.
-Ahora vengo, voy fuera a tomar el aire, no me encuentro bien -la chica castaña llamó la atención de una de sus amigas, quien se separó de los labios del chico al que besaba apasionadamente.
-¿Voy contigo, Isabella? -la pregunta era más por cortesía que por otra cosa, pues ella sabía que su amiga no quería abandonar los labios del muchacho.
-No, no te preocupes. Serán solo unos minutos -le hizo un gesto despreocupado con su mano y se giró para salir del local.
Sentía a su alrededor las voces y a la gente, como si estuvieran a cámara lenta, incluso parecían borrosas a la vista. Consiguió llegar a trompicones hasta la calle, una vez fuera, caminó un par de pasos hasta apoyarse en una de las paredes más alejadas del local. No entendía porqué estaba así. Tan mareada. Como si estuviera bastante borracha, algo que descartaba pues no había bebido tanto como para sentirse así, a parte de que ella no era de tomar mucho alcohol.
Llevo su mano al cuello y cerró sus ojos sintiéndose de nuevo mareada. Pasaron unos segundos hasta que escuchó unos pasos que se acercaban a ella.
-Ei, bonita, ¿estás bien?
El tono meloso de esa voz, no le gustó. Y que le dijera bonita, tampoco. Isabella alzó su rostro pero no era capaz de distinguir nada. Solo una figura que se acercaba a ella con paso determinado. Intento responder, pero de su boca solo salían pequeños balbuceos.
-Yo...no...me....
-Calma, pequeña, calma, yo te ayudo.
Sintió unos brazos que la agarraban de la cintura e intentó zafarse de ellos. El corazón empezó a bombearle en el pecho y todos sus sentidos se pusieron alerta. Pero, por más que intentaba luchar contra esas manos que la tocaban, no tenía tanta fuerza como para apartarlo de su lado.
-Déja...por fa...vor..., apárta...te... -le rogó ella, encontrándose por respuesta que él tirara de su cuerpo hasta apartarla de la pared.
-Solo quiero ayudarte. No te quejes, mujer. Verás como ahora te voy a hacer sentir mejor.
Isabella alzó sus manos hasta ponerlas en el pecho de quien la obligaba a andar. Casi no podía hacerlo y se trastabillaba a cada paso. Intentó empujarle y por un momento, y gracias a un bordillo, consiguió liberarse de su agarre. Iba a salir corriendo y buscar ayuda, cuando su avance lo detuvo, las mismas manos de antes.
-¡Qué te estés quieta, cojones! -le gritó él agarrándola de la cintura y alzándola del suelo.
-¡Déjame! ¡No...m...e toq...!
Sintió la chica que todo le daba vueltas y que a punto estaba de desmayarse. Pero si lo hacía, sabía que posiblemente, puede, que no despertara nunca. Tenía que hacer un último esfuerzo y escapar, pero entonces, y de improviso, sintió otra presencia que caminaba hacia ellos, y el miedo que sentía, se convirtió en pánico.
-Te ha dicho que la sueltes.
Una voz grave. Determinada. Y que hasta asustaba por el tono de voz, le habló al chico. Intentó enfocar el rostro de su visitante, pero, entre que estaba oscuro y que ella aún seguía mareada, no pudo lograr su propósito.
-¡Lárgate tío, esto no va contigo! -le gritó su agresor con ella aún entre sus brazos.
-Te equivocas. Ella es más mía de lo que tú te crees. Y lo mío, no se toca.
Las palabras confusas del nuevo visitante, no permanecieron mucho tiempo en la cabeza de la chica. Lo que si sintió es que, de pronto, las manos que la sujetaban, ya no lo hacían, y calló al suelo instantes después.
Isabella gateó hasta intentar ponerse en pie. Un gruñido como de un animal salvaje, la hizo detener su huida. Volteó su cabeza intentando agudizar su mirada, pero lo único que veía eran sombras. Una en el suelo que gritaba de dolor, y otra que se movía con rapidez, imposibilitándole esto, saber que pasaba.
-¡No! ¡Déjame! ¡Te lo suplico! -esa era la voz de su agresor, de quien había intentado llevársela por la fuerza.
-Ella también te lo pidió, y no lo le hiciste caso. ¿Qué se siente al ser ahora el cazado? -la grave voz del visitante, le produjo a Isabella un ligero estremecimiento. Tragó saliva muerta de miedo pensando en si ella sería la siguiente, pues escuchaba perfectamente, como los huesos de su agresor eran partidos y este chillaba de dolor.
El olor a sangre agitaba el aire. Isabella se retorció en el suelo cuando le sobrevino una arcada. Dejó de escuchar los sonidos de su alrededor, concentrada en ponerse en pie y huir, pues, temía que hubiera pasado a manos de otra fiera, a juzgar por los sonidos que le llegaban amortiguados detrás de si.
Intentó de nuevo sin mucho éxito, levantarse, buscando donde agarrarse. Tuvo que inclinarse para sujetarse el estómago, pues las náuseas no remitían. De pronto, a su alrededor solo hubo silencio, y esto fue algo que la asustó aún más, pues se temía que aunque quisiera, no podría escapar.
-Te tengo -unas manos la agarraron de la cintura y del brazo. Sintió este contacto cálido y como el calor de su cuerpo traspasaba su fino vestido. Intentó zafarse del agarre de su visitante, pero este la tenía sujeta con firmeza pero sin hacerle daño-. tranquila, estás a salvo.
-¿De ti? -fue lo único que consiguió pronunciar Isabella mientras intentaba enfocar su vista, logrando solamente, ver la mirada oscura de su ¿salvador?.
-Nunca te haré daño, Isabella, y si te lo hiciera, sería como hacérmelo a mi mismo.
El tono aterciopelado de su voz viajó por cada parte de su cuerpo como si una descarga eléctrica lo recorriera. Trago saliva presa de los nervios, pero, inundaba por una calma y tranquilidad que no tenía desde que la habían atacado. Sintió de nuevo un vuelco en su estómago y como el dolor de cabeza volvía con más intensidad, consiguiendo que su vista, se nublara de nuevo.
Lo último que vio Isabella antes de desmayarse, fueron unos oscuros ojos marrones, que la miraban con intensidad. Ojos coronados por dos espesas pestañas y que lucían estos, brillantes y peligrosos. Sintió su salvaje fuerza a través de esa mirada, y como cada poro de su piel gritaba peligro. Cerró los ojos sabiendo que tardaría en abrirlos, y aunque batalló por mantenerle la mirada, todo empezó a oscurecerse sin que ella pudiera luchar porque esto no sucediera. Aunque, antes de desmayarse, a Isabella le dio tiempo a hacerle una pregunta para la cual jamás obtendría respuesta.
-¿Quién eres?
*** Os traigo otra de mis pequeñas historias con un protagonista muy obvio para mi. De nuevo, en ésta ocasión, en la trama, Jude Bellingham no será futbolista pero si un personaje bastante fascinante.
Os invito a votar y comentar.
¿Me acompañáis de nuevo en otra aventura? ***
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