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Respuesta (parte 2)

Siguiendo con Mystoria y Écarlate.

Mystoria nervioso veía como Écarlate abría aquel sobre, rezaba porque no se estuviera equivocando, poco a poco vio como el semblante serio y confundido del pelirrojo cambió a uno confundido y otra emoción que no podía descifrar.

Écarlate: ah... ¿Estás seguro? - preguntó confundido.

Mystoria: la verdad, seguro no estoy, pero quiero intentarlo - respondió escondiendo su rostro detrás de Milo.

Écarlate: ¿te confieso algo? Me esperaba cualquier cosa de ti, pero esto - dijo mientras enseñaba el contenido de la carta - "¿quieres ser mi papi?" - esa era la simple pregunta - debo admitir que eres muy original, utilizar a tu hijo para la propuesta es algo nuevo para mi - le dijo sonriendo, Mystoria por su parte no sabia si maldecir o agradecer a Dégel, ¿usar a Milo? Eso era manipulación.

Tan concentrado estaba que cuando reaccionó Écarlate ya le había quitado a Milo de los brazos, cargando lo. Para después hablarle al pequeño.

Écarlate: bueno Milo, jamás e sido padre así que la verdad no se si como tú papá y pareja de tú mamá vaya a funcionar, pero juro que haré lo posible por que tanto tú como tú madre estén bien ¿si? - preguntó mientras el bebé se entretenía más jugando con los mechones de su cabello.

Mystoria: esto es lo más patético que pudiste a ver hecho Dégel - susurro viendo hacia otro lado, para su sorpresa un beso en su mejilla le hizo ver de nuevo a Écarlate y a Milo.

Écarlate: ¿Que tanto murmuras amor? - preguntó haciendo que los colores se le subieran rápidamente al rostro a Mystoria el cual solo lo empujó y se alejó - ¿que ocurre no te gusta? - preguntó sonriendo.

Mystoria: ¿es muy pronto como para decir eso no? - preguntó dándole la espalda para que no viera su cara totalmente roja.

Écarlate: solo es cuestión de que te acostumbres ¿verdad Milo? - preguntó al bebé que solo sonrió.

Mystoria: Supongo que tienes razón - susurro el, para su sorpresa, Écarlate se acerco a abrazarlo por la espalda, Milo por su parte se había quedado sentado en el sillón, intentando atrapar a su perrito que estaba en la otra esquina del sillón. Mystoria por su parte no pudo evitar sonreír por eso, es que se sentía tan bonito el ambiente.

A la mañana siguiente.

En la comisaría.

Shijima de vez en cuando volteaba a ver a su compañero, el cual sonriendo se encontraba escribiendo en el teclado.

Shijima: ¿se habrá golpeado la cabeza? - preguntó mientras otro de sus compañeros pasó a su lado con un montón de hojas en sus manos diciendo.

Giulietta: o el pequeño Milo ya comenzó comenzó a dar sus primeros pasos - dijo mientras Shijima lo pensó

Shijima: Puede ser... - fue lo que dijo - ¡Mystoria! - grito llamando la atención del muchacho.

Mystoria: ¿que ocurre? - preguntó confundido.

Shijima: ¿puedo saber por que motivo estamos tan felices hoy? - preguntó mientras lo veía.

Mystoria: a... bueno - respondió nervioso.

Shijima: ¿Que sucede por que no le cuentas todo a tú buen amigo Shijima? - le pregunto mientras se acercaba.

Mystoria: bueno lo que sucede es que... - vio hacia todos lados - ¿me prometes que no le dirás nada de esto a nadie? - preguntó.

Shijima: me ofendes, ¿cuándo yo e dicho algo de ti? - preguntó.

Mystoria: nunca pero... me temo que si algo de esto se sabe Izó pueda hacer algo - le susurro.

Shijima: a... ya se lo que ocurre aquí, bueno pero ¿que más da? Algún día tarde o temprano se enterará y no podrá hacer nada al respecto, es tú vida amorosa después de todo - le dijo.

Mystoria: si, pero con los contactos que tiene tengo miedo de que vaya a hacer lo posible por arrestar a Écarlate - respondió.

Shijima: bueno, eso solo el destino lo dirá pero dime ¿quien se lo pidió? ¿Él a ti? ¿Tú a él? ¿O Milo a ambos? - preguntó sonriendo.

Mystoria: ¿Cómo sabes tú eso? - preguntó.

Shijima: Mystoria, yo más que nadie se que no tienes valor para pedir algo así, mucho más ese muchacho que se le conoce por ser un completo tonto en tu edificio, así que él único valiente sería Milo pero el creador del plan es otra persona, dime... ¿acaso fue Cardinale?

Mystoria: no, no... fue el muchacho que conocí el día que Milo se perdió en el centro comercial - explicó.

Shijima: ¿un desconocido? - preguntó - vaya que tienes suerte - le dijo.

A lo lejos vieron que Izó se acercaba junto con su jefe, por lo cual ambos se alejaron rápidamente y se pusieron hacer su trabajo mientras ellos dos pasaban a encerrarse en la oficina del oficial, aunque estaban ansiosos por saber por que motivo estos se estaban encerrando ahí.

Shijima: hm... parece que el rey de la seducción encontró a su nueva presa, ya no tendrás que preocuparte por el Mystoria - le dijo sonriendo mientras el otro sorprendido volteo hacia la oficina - por cierto, Milo ¿con quien se quedó hoy? ¿Volviste a dárselo a Ox? - preguntó.

Mystoria: ¿para que vuelva a perder a mi hijo por un melón? no ¿como crees? - dijo rápidamente mientras el otro reía por aquello - se quedó con Écarlate, decidí dejarlo con el en lo que encuentro otra niñera, o tal vez entreno a coco para que lo cuide.

Shijima: jajaja, piensas hacer que el perro lo cuide ¿Enloqueciste? - preguntó - además, ¿confías que el no le hará nada malo?

Mystoria: conozco a Écarlate desde hace cinco meses, no creo que quiera hacerle daño a Milo, además que si se lo llega a hacer me daré cuenta rápidamente, y por lo del perrito claro que no tonto, solo estoy buscando a alguien de más confianza. No me gustaría volver a molestar a Cardinale, ya a hecho demasiado por mi.

Shijima: créeme, a Cardinale no le molesta en lo absoluto, él ama a Milo estoy seguro que si se lo pides no lo pensara ni dos veces para ir a cuidar a tú hijo.

Mystoria: si creo que tienes razón.

Mientras tanto.

Con Écarlate y Milo.

El pelirrojo por su parte estaba jugando con Milo, ¿cómo? Bueno lo agarraba de los piecitos para después ponerlo boca abajo en el suelo.

Écarlate: ¿estas listo? - preguntó mientras escuchaba al más pequeño reír - bien... ¡la garra! - decía mientras lo levantaba hasta dejarlo a su altura.

El pequeño aún de cabeza reía a montones, mientras el cachorro los observaba sentado a la par del sillón individual, tenía órdenes precisas que si veía a Écarlate hacer llorar a Milo tenía que morder, por lo cual el perrito estaba atento a todo.

Continuará...

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