¿Qué te pasa?
En el departamento de Mystoria.
Écarlate después de que Dégel le diera el golpe, reaccionó, estaba tan concentrado en lo que había descubierto que se había olvidado de dar gracias a Mystoria por haberlo salvado, por lo cual se puso de pie y se dirigió hacia la puerta de la habitación donde se había encerrado el peliceleste, tocó suavemente para después decir.
Écarlate: ¿Mystoria? - llamó un poco nervioso.
Dégel: insiste - le susurro mientras escuchaba como las sirenas de los policías se escuchaban cada vez más cerca.
Écarlate: Mystoria ¿puedo pasar? - preguntó, aunque saltó en su lugar al escuchar un..
Mystoria; pasa... - le respondió desde el otro lado.
Écarlate nervioso por esto ante de entrar vio a Dégel, quien le animo a entrar, así que después de dar un largo suspiró este ingreso a la habitación, dónde vio a Mystoria jugando con Milo y su sonaja.
Mystoria: ¿que pasa ahora? ¿se volvió a levantar? - preguntó sin voltearlo a ver.
Écarlate: no, perdón por no hacerte caso anteriormente es que me distraje con algo que creo que tienes que ver - le dijo haciendo que por fin el peliceleste lo volteara a ver confundido. Se levantó y volvió a cargar a Milo para seguir a Écarlate a la sala nuevamente, se acercaron nuevamente al cadáver y Écarlate señaló hacia una de las bolsaa traseras, donde había colgadas un paquete de llaves.
Écarlate: parece que si no hubieras tenido aquí esa arma, realmente hubiera sido nuestro fin - le comento mientras Mystoria veía esto preocupado.
Mystoria: esas llaves deben ser copias de las puertas de todos los departamentos, por eso las víctimas no tenían escapatoria aún si llegaban a sus domicilios, esto es realmente preocupante - respondió intentando hacer que Milo se estuviera quieto, el bebé se quería bajar - Milo... no puedes estar en el suelo ahora está muy frío - regaño.
Écarlate: Los únicos que tendrían que tener esas llaves serian: el encargado y el dueño del hotel - dijo mientras se ponía a pensar, conocía a los dos sujetos, pero nunca en su vida había visto a estar persona siquiera en su piso.
Sin embargó no podía quitarse de la cabeza que ya la había visto en alguna parte.
Mystoria; sin remedio, tendremos que investigar a esos dos - informó mientras Milo seguía con su intento de ir al suelo - parece que alguien no quiere comer compota de manzana mañana - amenazo mientras Milo al escuchar eso puso una carita triste, amenazando con llorar.
Écarlate: déjame cargarlo ¿si? - pregunto mientras Mystoria quien ahora no se compadecia de la carita triste de su hijo se lo pasó, Écarlate al recibirlo se puso a jugar con el haciendolo reír nuevamente - oye ¿puedo preguntarte algo?
Mystoria: seguro... - dijo mientras veía el cuerpo.
Écarlate: ¿por qué le pusiste Milo? - preguntó mientras veía al bebé, quien estaba jugando con su cabello ahora.
Mystoria: es muy fácil, es porque cuando me embarace de él no me dejaba comer algo más que no fueran manzanas, ese fue mi antojo y para terminar es su fruta favorita, si le regalas algo que tenga que ver con manzanas ya te lo ganaste - respondió.
Écarlate: vaya... eso parece explicar muchas cosas ¿no? - preguntó mientras el bebé solo aplaudió.
Dégel por su parte vio como su retoño abría suavemente sus ojitos, por lo cual preocupado por el alboroto que haría al no ver a Milo, rápida y disimuladamente se acercó a Écarlate quien seguía con Milo en sus brazos, para después decirle.
Dégel: ¿me lo sostienes un momento por favor? - le pidió a Écarlate que confundido dijo.
Écarlate: de acuerdo - respondió mientras que cargo a Camus con el brazo izquierdo y a Milo con el brazo derecho. Dégel por su parte se alejó y después le dijo a Mystoria.
Dégel: ¿me prestas tú sanitario? - preguntó a lo que el peliceleste asintió y el se fue a encerrarse al baño.
Mystoria: creo que lo mejor será que te sientes o te cansaras - le dijo a Écarlate que ahora si le hizo caso y se sentó.
Justo en ese momento la policía llegó, junto con ellos los paramédicos, Mystoria se alejó de Écarlate para ir a hablar con otros de sus compañeros, quienes eran Káiser y Abel.
Todo esto mientras Écarlate intentaba jugar con ambos bebés mientras uno de los paramédicos quien se llamaba Odysseus.
Mientras tanto.
En el baño.
Dégel estaba hablando con su esposo por teléfono, contándole todo lo ocurrido y también diciendole una cosita adicional.
En la llamada.
Kardia: pero dime Dégel, ¿ambos están bien?
Dégel: si, estamos bien, por suerte Mystoria actuó rápido y nos puso a todos a salvó.
Kardia: Que suerte ¿como siguió Camus? ¿Ya se le pasó el berrinche?
Dégel: no es un berrinche Kardia, me temo que Camus encontró su control muy antes de tiempo.
Kardia: jaja, ¿cómo era de esperarse? Ese niño es igual de impaciente que su padre.
Dégel: esto no es para celebrarse Kardia, esto es malo, Milo aún es muy pequeño, no sabemos sus gustos, además... tampoco sabemos si Camus le también le llama la atención.
Kardia: tienes buenos puntos, sin embargó ya es tarde, tenemos que hacer lo posible por unirlos ahora, es lo que nos queda.
Dégel: tienes razón, pero Mystoria es muy astuto, sospechara que de un día para otro queramos estar pegados a su hijo durante todo el día y lo que es peor. Hacer que el se relacione únicamente con Camus.
Kardia: no te preocupes no sospechara nada, para el son solo dos bebés que se hicieron amigos y quieren convivir, cuando el pequeño crezca de lo único de lo que tendremos que preocuparnos es de alejar a las moscas que se le aproximen, lo demás dependerá únicamente de Camus. Y el como haga para relacionarse más con el.
Dégel: todo se complico...
Kardia: descuida cariño, debes estar feliz por eso, esto significa que Camus estará oculto y los espías que hay en todo el mundo buscándonos tendrán menos posibilidades de encontrarnos. Tendremos por fin la paz que tanto anhelamos.
Dégel: lamento mucho todo esto, tanto mi familia como yo y mi descendencia estan malditas, y te arrastré a ti y a nuestro hijo a esto perdón.
Kardia: no tienes nada de que disculparte, yo acepte vivir esta vida de aventura contigo amor, sin ti y nuestro hijo... todo seria muy aburrido para mi, yo no me arrepiento de cada decisión que e tomado, porque en todas y cada una de ellas estas tú.
Dégel: ya basta me da pena - dijo con las mejillas rojas.
Kardia: jaja, estaré muy pronto ahí, así que tengan cuidado, los amo.
Dégel: nosotros también a ti... - fue lo último que dijo para después colgar.
Se quedó pensando, ese niño realmente era bastante atractivo, por lo cual mantenerlo soltero hasta que su hijo se decidiera a confesarse seria tarea difícil, pero debían intentarlo.
Continuará...
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