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Capítulo 33: Sueños hechos realidad.

Los jadeos y las respiraciones entrecortadas llenaron el dormitorio. De rodillas sobre la cama de Shoto, Bakugo agarraba con fuerza el borde del colchón sintiendo el placer de la penetración. Las gotas de sudor caían desde el fino cabello de Shoto sobre su espalda desnuda.

El cansancio se acumulaba en el cuerpo, sin embargo, el placer que ambos sentían les hacía sacar fuerzas para continuar. El ritmo disminuía por momentos y Bakugo sonrió al ser consciente del cansancio en su compañero. ¡Estaba tardando en eyacular! Más de lo que creían en un inicio y eso estaba haciendo que al final, ambos rieran al no ser capaces de llegar al clímax.

Bakugo pensó un segundo en aquella situación. Cada persona era un mundo, unos tenían más aguante que otros, también dependía del día... del placer, de todas las circunstancias a su alrededor. Él recordaba una de esas veces que le costó eyacular. Fue horrible sentir el placer constantemente ahí, sentir que llegabas pero a la vez, no terminar ese último paso y agotarte hasta el extremo en un intento por terminar de recorrer ese mínimo placer que faltaba para la eyaculación.

‒ Casi lo tienes, ¿eh? – sonrió Bakugo viendo que él ya había llegado, pero Shoto le costaba un poco más.

Shoto que había detenido la penetración durante unos segundos para tomar aire y un leve descanso, sonrió antes de volver a la faena. Bakugo sabía que en breve lo tendría así que esta vez, fue él quién se movió sacando el miembro de Shoto de su interior.

‒ Déjame probar a mí. Ya me ocurrió una vez algo parecido – sonrió Bakugo.

Llevando a un confundido Shoto hasta el asiento frente a la mesa de estudiar, lo sentó allí para poder sentarse él encima y penetrarse él mismo. El sudor que resbalaba por el rostro y cuerpo de Shoto, eran prueba inequívoca del esfuerzo que había estado haciendo hasta el momento y lo cansado que se encontraba, por eso mismo, Bakugo decidió tomarle el relevo.

Shoto no pudo evitar esbozar una sincera sonrisa de agradecimiento. Hoy era raro que estuviera tardando tanto, más de lo que él acostumbraba al menos cuando se masturbaba él mismo, quizá era por el placer tan intenso y que en el fondo, no quería que terminase.

Esta vez, fue Bakugo el que inició el movimiento de arriba hacia abajo para penetrarse él mismo mientras al mismo tiempo, devoraba los labios de Shoto en un intento por hacerle eyacular mucho más rápido. A él al menos, eso le funcionó la última vez que le ocurrió algo semejante.

Sentir el cuerpo de Shoto bajo él, temblando, le hacía comprender que estaba a punto. Los espasmos se intensificaron y finalmente, cuando de forma juguetona, Bakugo mordió el labio inferior de Shoto con suavidad a la vez que pellizcaba ligeramente su pezón, provocó la tan esperada eyaculación.

‒ Por fin – sonrió Bakugo, sin embargo, su sonrisa engreída fue borrada en cuanto Shoto volvió a besarle con pasión.

***

¡Atractivo! Así le resultaba Shoto, sumamente atractivo cuando salía de la ducha y las gotas resbalaban todavía por su cuello, cuando su cabello se mojaba completamente y se quedaba de esa forma algo rebelde y sobre todo, porque su extraña heterocromía resaltaba todavía mucho más si es que eso era posible. Era sin duda, el chico más exótico que él había conocido.

Sin embargo, pensar en que jamás volvería a escuchar ni una palabra de él, que esa voz tan sensual que tenía, ese tono sosegado y calmado jamás sonaría de nuevo... le causaba gran tristeza a Bakugo.

Shoto que se secaba el cabello con ese movimiento que a Bakugo le resultaba tan irremediablemente sexy, provocó que éste se sorprendiera al ver la sonrisa del rubio en su rostro. Shoto ladeó el rostro como un cachorro al que algo le ha llamado la atención como preguntando qué ocurría.

‒ Creo que no eres consciente de lo atractivo que eres incluso cuando sólo te estás secando el cabello – sonrió Bakugo – pero verte hacer eso, sólo hace que piense que quiero volver a hacerlo contigo... muchas veces – sonrió Bakugo lo cual provocó la sonrisa inmediata en Shoto.

Dejando la toalla en el respaldo de la silla, Shoto se acercó hacia el colchón donde estaba Bakugo ya vestido con su camiseta negra de manga corta pero con el cabello todavía mojado por la ducha. Apoyó la rodilla en el colchón y recostándose sobre un sonrojado Bakugo que no se esperaba aquello, volvió a unir sus labios con los de su chico.

‒ Sí, creo que tengo suerte. Estoy con el chico más sexy de todo Japón. Las fans van a estar muy celosas de mí – aclaró Bakugo llevando sus manos hasta las pálidas mejillas de Shoto – pero... creo que los chicos deben estar al caer con la cena si es que no están ya abajo en la cocina. Deberíamos bajar.

Con algo de decepción en su mirada, Shoto se incorporó nuevamente antes de estirar su brazo hacia Bakugo para ayudarle a ponerse en pie. Bakugo, con una sonrisa algo arrogante, tomó su mano y se dejó ayudar.

‒ ¿Has practicado la canción para el concierto de la próxima semana? – preguntó Bakugo.

Shoto negó con la cabeza mientras buscaba en su mochila una camiseta para poder quitarse la toalla que aún llevaba anudada a la cintura. Después de cenar ya haría la cama con las sábanas que estaban guardadas en los armarios.

‒ ¿Enserio? Pues mañana practicaremos juntos las canciones del concierto.

Shoto pareció escribir algo en su teléfono. ¡Empezaba a ser rápido tecleando! Se estaba acostumbrando a estar sin voz.

‒ "Me sé las canciones, pero no me vendría mal repasarlas, y más si es contigo"

‒ ¡Oh, disculpeme principito, creí que los últimos años sólo se centró en componer y cantar!

‒ "Nunca dejé de tocar la guitarra, de hecho para poder componer tenía que tocar yo mismo las canciones para saber si iban bien o tenía que retocarlas. Lo que ocurría es que en los conciertos no me lo permitían demasiado, preferían que me centrase en ser el vocalista"

‒ Te he visto tocar el bajo eléctrico y eres un genio, te aseguro que pensé que tenías un don innato para la música cuando te vi la primera vez pero eso no quita, que prefiera asegurarme que te acuerdas de todas las canciones. Es un concierto.

Shoto sonrió. Esa siempre había sido su función, asegurarse de que todo salía perfecto. Para eso le nombraron líder en la banda pero ahora, que Bakugo tomase algo de responsabilidad también, le quitaba un gran peso de encima. No tenía que hacerlo todo él, al menos, no se sentía solo en todo eso.

‒ "Gracias" – escribió Shoto en su teléfono.

‒ ¿Por qué?

‒ "Por compartir la faena. Practicaremos mañana y te demostraré que tengo todo bajo control, aunque no me vendría mal algunos ensayos, por si acaso".

Bakugo esperó hasta que su chico se vistió aunque no perdió de vista ni un segundo ese cuerpazo de su novio. Sabía que siempre lo tendría para él pero aún así, no pensaba desperdiciar las buenas vistas y a Shoto no parecía importarle demasiado vestirse allí donde él estaba. No era precisamente un chico vergonzoso.

Cuando abrieron la puerta del cuarto, se encontraron con Deku frente a ella dispuesto a tocar para preguntar por ellos. Seguramente tenía la duda de si Shoto ya había llegado o no aunque a Bakugo, no le sorprendió que fuera precisamente Izuku el que estuviera allí sabiendo que era el mejor amigo de Shoto.

‒ ¿Shoto? – sonrió Izuku en cuanto le vio y al segundo después, se lanzó sobre él en un fuerte abrazo que pareció casi aliviar más al propio Deku por verle de nuevo allí – por fin has vuelto. Estabamos esperándote. Venga, que hemos pedido tu comida favorita, bajemos todos a cenar.

Shoto sonrió hacia un Bakugo que le miró también con una gran sonrisa en su rostro. Todos estaban contentos de volver a tenerle allí en la banda, justo en el sitio donde debía estar. Él era el corazón de esa banda y la música... su sueño.

Epílogo:

¡Dos genios! Es lo que Izuku pensaba desde el teclado. Con las luces destelleantes del escenario, los gritos de la gente que saltaba en las gradas y escuchando con atención esos acordes rápidos y difíciles de hacer a esa velocidad que Shoto casi hacía parecer fáciles, sumado a la voz grave pero perfectamente adecuada para ese tipo de canciones de rock de Bakugo, ambos hacían brillar el escenario. Esos dos juntos eran una bomba y quizá Shoto ya no pudiera cantar pero, sin duda alguna, sus acordes seguían siendo los mejores.

A estas alturas, ya todos los fans y los que no lo eran, sabían sobre la operación que le habían realizado a Shoto y que éste, ya no volvería a cantar. Habían extirpado sus cuerdas vocales para salvarle la vida. Esa noticia cayó como un balde de agua frío en los fans pero pese a ello, le habían brindado apoyo cuando regresó a la banda, esta vez, como el bajista del grupo cediendo su posición de vocalista al nuevo integrante: Bakugo Katsuki.

Deku sonrió, porque aunque aquello fue una dura noticia para los fans, otra creó mucha más controversía: la relación que Bakugo y Shoto mantenían ahora. Para algunos fans fue una gran noticia, para otros, una tristeza porque ya no tendrían opciones de estar con ninguno de ellos, sin embargo, para Izuku, todo aquello iba viento en popa y les deseaba lo mejor. Shoto era su mejor amigo y quería que fuera feliz; Bakugo le hacía feliz.

Ver como ambos se miraban con complicidad en el escenario era algo que calmaba sus preocupaciones. Estando juntos esos dos, le daba la sensación de que de ahora en adelante, todo iría bien. No había nada con lo que esos dos juntos no pudieran lidiar en la vida. Eran tal para cual. Se entendían, se respetaban y tenían la suficiente confianza el uno en el otro como para mantenerse estables incluso frente a la prensa, fans y los representantes.

***

‒ ¿Enserio? – preguntó Kirishima al ver que la puerta del camerino no abría.

El concierto había terminado y todos deseaban cambiarse para poder ir a casa a descansar, pero la puerta estaba bloqueada desde el interior. Izuku rió al darse cuenta de lo que ocurría. Últimamente esos dos no se despegaban ni con agua hirviendo.

‒ Deku, diles algo.

‒ ¿Yo? ¿Crees que me harán caso? Habrá que esperar a que acaben con su calentón – dijo antes de sentarse en el suelo del pasillo con la espalda pegada contra la pared.

‒ Si oigo un solo gemido, te aseguro que les tiro la puerta abajo – se quejó Kirishima - ¿No podían esperar a llegar a casa?

‒ Pues parece que no – sonrió Izuku quien con los párpados cerrados, trataba de relajarse un poco tras el concierto.

‒ ¿Estás cansado?

‒ Y tanto – comentó Izuku sintiendo que Kirishima se sentaba a su lado, lo cual por instinto, provocó que dejase caer su mejilla sobre su hombro.

‒ ¿Enserio Izuku?

‒ Shhh, dame cinco minutos, por fa – susurró haciendo sonreír a Kirishima.

¡Su banda era increíble! Aquellos dos encerrados en los camerinos para tener sexo, Izuku que se dormía en cualquier lado y Iida...

Kirishima miró por todos lados buscando a su compañero sin encontrarle y entonces, suspiró: lidiando con la prensa él solo, como solían hacer.

‒ Hemos dejado a Iida solo de nuevo.

‒ Izuku echó a reír y entonces, Kirishima rió también al verle.

‒ No tenemos remedio – dejó caer Izuku.

‒ ¿Crees que irán para mucho?

‒ No lo sé. Depende lo que estén disfrutando. Déjalos que disfruten, hacía mucho tiempo que no veía a Shoto feliz, así que...

‒ Eso es cierto. Pero esperaré por él... porque si fuera por Bakugo, ese mal agradecido amigo que me deja en el pasillo, lo sacaba a rastras de ahí – sonrió Kirishima.

‒ No me cabe duda de eso.

Fin

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