Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 29: Cambio radical

Sentado en esa incómoda silla de la gran sala de rehabilitación y viendo a su hermano realizar los ejercicios que las enfermeras le pedían, Shoto tenía mucho tiempo para pensar en qué sería ahora de su vida.

Desde el conservatorio hasta ahora, toda su vida había sido decidida por otras personas. Muchos ídolos se suicidaban por la presión de algunas compañías, por esas toma de decisiones hasta privadas y ahora que estaba libre de todo eso, se daba cuenta de que, pese a la tranquilidad, no tenía ni idea de cómo volver a tener el control de su propia vida.

¡Su imagen! Quizá... eso era lo primero que debía cambiar. Había sido durante muchos años, Shoto Todoroki, el chico exótico que todas las fans anhelaban. Todo eso debía cambiar, tenía que desaparecer y su físico no ayudaba demasiado. Por eso mismo, cada vez que salía a la calle seguía llevando esa sudadera con capucha en un intento por ocultarse de todos y que nadie le reconociera.

— ¿En qué piensas? – preguntó Touya a su lado al verle tan distraído cuando él ya había terminado.

Shoto agarró el teléfono y empezó a escribir en él, para luego, enseñar la pantalla a su hermano con algo escrito.

— En que necesito un cambio de imagen.

— Eso es fácil. Sé por dónde podemos empezar – sonrió Touya – vamos, voy a necesitar que me ayudes a llegar hasta allí – comentó en su silla de ruedas puesto que aún no estaba listo para caminar. Sus músculos, aún agarrotados, se negaban a responder adecuadamente y estaban sumamente débiles.

Con una melancólica sonrisa, Shoto se levantó, le dejó su chaqueta a su hermano, quien la apoyó en sus piernas y entonces, Shoto movió la silla por los pasillos del hospital para irse de allí.

***

Tumbado en la cama, en medio de la oscuridad de su habitación con una única luz, la de la pantalla del portátil, Bakugo escuchaba una y otra vez esa grabación. La voz de Shoto ahora hasta le parecía especial, tan calmada y varonil, tan suave... esa maldita canción que le dejaba sólo para él... no podía cantarla. Simplemente no era capaz de hacerlo sabiendo que aquel era el último trabajo de Shoto.

Por un instante, miró la lista que Shoto tenía sobre cosas que hacer y tomando un bolígrafo, tachó una más: "crear algo propio". Shoto siempre estaba creando esas canciones y eran únicas y suyas.

Aún quedaban tantas por hacer... quería montar en canoa, tener una mascota, ir a algún evento deportivo famoso, sembrar un árbol, practicar kendo... y... abajo del todo, Bakugo sonrió al leer algo mucho más privado y personal: mantener una relación estable, tener sexo del bueno y decirle a la persona que amas que la amas pese a que tu orgullo te lo impida. Sin embargo, entre todas ellas, había una que a Bakugo le dolía cada vez que la leía: perseguir tus sueños. ¿Qué sueños tenía ahora Shoto tras perder la música?

La canción dejó de sonar pero Bakugo no tuvo fuerzas ni siquiera para apagar el reproductor. El silencio reinó en el cuarto. Con la guitarra en sus manos, sabía que debía aprenderse esa partitura, esa dichosa canción pero... sólo sentía dolor cuando sus dedos tocaban la cuerda, no dolor físico, un dolor mucho más intenso, el de la pérdida de algo importante. La música era divertida con Shoto, todavía tenía presente las sonrisas de Shoto cuando ensayaban juntos, esos pequeños gestos que le enamoraban, cómo ponía el bolígrafo sobre su oreja cuando componía, esas miradas fijas que tenía con su hermosa heterocromía, la suavidad con la que tocaba su hombro para espabilarle.

"Bakugo"

Escuchar su nombre pronunciado por esa suave voz de Shoto captó su atención al instante. El cd seguía en marcha, no lo había quitado como las veces anteriores cuando se hacía ese tenso silencio que él creía el final del disco, pero... no era el final. Bakugo escuchó con atención entonces.

"Yo... esto se me hace difícil pero... ahí voy. Sé que has leído mi lista y sé que estás empeñado en que la cumpla, pero el tiempo se me acaba y no podré hacerla toda, así que voy a intentar completarla el máximo posible por ti. Te amo"

¡Suave! Su voz siempre era tan suave y tranquila que calmaba su corazón, pero esa última palabra hizo que lo alterase más todavía. Siempre pensó que la canción era lo último que Shoto grabó, no esperó que aquel gran silencio en la grabación fuera él tratando de armarse de valor para decir aquello.

"Supongo que mi orgullo y mi miedo al rechazo me impedían decirte esto, pero no tendré más opciones de hacerlo. Si el cáncer remitiera después de la operación, espero poder escucharte cantar de nuevo, considérame un fan más de la banda... de ti. Os estaré escuchando esté donde esté".

Su primera reacción, fue llorar. Las lágrimas cayeron sin remedio al escucharle, pero a los pocos segundos, se dio cuenta de lo más importante de todo; supo cómo encontrarle... siempre lo había tenido frente a él.

Dejando la guitarra a un lado y el portátil sobre el colchón todavía encendido pese a que el disco ahora sí se había detenido por completo, Bakugo saltó de la cama y salió corriendo por el pasillo hacia la habitación de Izuku. Golpeó con fuerza en la puerta y no dejó de hacerlo hasta que esta se abrió. Por el rostro de Izuku, se dio cuenta de que él ya dormía.

‒ ¿Qué pasa? – preguntó medio adormilado.

‒ Tengo a Shoto – dijo Bakugo.

‒ ¿Qué?

‒ Sé cómo encontrarle. En la canción que me dejó, en lo que él grabó dijo: siempre os estaré escuchando. Nosotros no podemos verle, pero él a nosotros sí. Las noticias, la propaganda de la ciudad, los conciertos... él sigue ahí, en la oscuridad pero está ahí en algún lugar escuchándonos.

‒ ¡Dios! ¿Quieres llamarle desde los medios? Los representantes se van a cabrear y mucho.

‒ Me da igual, que me echen, pero le encontraré – sonrió Bakugo.

Izuku resopló antes de apoyar la espalda contra el marco de la puerta. Era una locura, claro que los representantes se cabrearían, lo harían y mucho pero... a Bakugo no le pararía ahora nadie y, por eso mismo, Izuku sonrió.

‒ El concierto – comentó Izuku dando con una solución rápida a esa locura – el de dentro de dos semanas. Apréndete su canción porque es la mejor que tenemos y porque es la que llamará su atención y luego, cuando acabes, haces el comunicado que quieras. Quizá tengas suerte y esté en el concierto metido entre los miles de fans.

***

El semáforo ya estaba en verde para cruzar, pero su hermano no parecía moverse para hacerlo. Al mirar hacia su hermano, le vio distraído, distraído con un cartel que anunciaba el concierto de lo que fue su banda. ¡Dos semanas! Prácticamente todas las entradas ya estarían vendidas.

‒ ¿Quieres ir a verlos? – preguntó Touya sacando a su hermano del ensimismamiento y viendo entonces, que el semáforo estaba en verde, por lo que se puso en marcha y cruzó empujando la silla de ruedas de su hermano.

Shoto negó con la cabeza aunque Touya entendió que sí. Mientras cruzaban, Touya volvió a mirar el cartel publicitario tan grande encima del edificio. Claro que su hermano quería ir, quería verles pero él no podía hacerlo por ese dichoso contrato, pero... que su hermano no pudiera contactarles, no quería decir que él no pudiera hacerlo.

"Hecha la ley, hecha la trampa", eso era lo que Touya siempre decía y él era especialista en encontrar esas lagunas legales que tanto le gustaban. Al fin y al cabo, siempre tuvo esa actitud algo rebelde frente a ciertas normas de la sociedad.

Entraron en la tienda que Touya comentó y miraron por los pasillos hasta que su hermano le señaló lo que andaba buscando. Shoto se extrañó al ver la caja de cartón, pero no le sorprendió que pensase en algo así.

‒ ¿Estás seguro de eso? – escribió Shoto en su teléfono.

‒ Querías un cambio radical, ¿no? Vamos. ¿No quieres poder quitarte la capucha esa sin miedo a que te reconozcan?

Shoto suspiró y tomó la caja para buscar alguna cosa más que su hermano quería y finalmente, pagó en caja y salieron de la tienda para ir a casa.

Frente al espejo, con el cabello mojado y viendo a su hermano poner esa pasta encima, Shoto todavía dudaba de tintarse el cabello, aunque reconocía que era la mejor forma de cubrir ese color extraño que él tenía. Jamás se había tintado el cabello y había elegido el negro para pasar más desapercibido sabiendo que la mayoría de japoneses tenían ese tono de pelo, sin embargo, todavía dudaba un poco o al menos, le daba miedo desaparecer completamente bajo otra identidad.

‒ ¿Has decidido algo sobre tu futuro?

‒ Voy a ir a estudiar a Osaka – escribió Shoto en su teléfono – ya he mandado la solicitud. Si todo va bien, empiezo en una semana y media.

‒ ¡Qué rápido!

‒ He hecho trámites y mandé la información del hospital excusándome de no haber podido hacer el papeleo antes por enfermedad – escribió de nuevo.

‒ Ya veo. ¿Y te han aceptado en la universidad?

‒ Sí, tenían plazas todavía que cubrir.

‒ ¿Y qué vas a estudiar?

‒ Contabilidad.

‒ ¡Dios! ¡Qué aburrido! – se le escapó a Touya frente a la incrédula mirada de su hermano –. ¿Qué? No me mires así, es aburridísimo y más viniendo después de una profesión como la tuya que era de artes. Contabilidad es como... decir que no quieres amigos, recluirte en tu soledad, no tiene nada que ver a lo que hacías antes, es... – al ver la mirada de su hermano, Touya se detuvo – vale, me callo. Es tu vida pero... no te veo en una profesión así toda tu vida, tú eres artista, no... eso. Ya lo tienes, vamos a lavar el cabello.

¡Negro! Todo su cabello era de un negro azabache bonito pero raro, a él se lo parecía. Estaba tan acostumbrado a su tono de color que ahora no terminaba de verse del todo con él.

‒ Te acostumbrarás. Prueba las lentillas. Taparán al menos tu heterocromía. Nadie debería reconocerte en Osaka.

‒ Gracias – escribió Shoto en su teléfono.

‒ Ya... de nada. Aunque... dime, Shoto, ese chico, ¿te gustaba?

‒ ¿A qué viene eso ahora? – preguntó Shoto.

‒ Curiosidad. Me preguntaba si tú le gustaste a él.

‒ No creo. Está enfadado conmigo.

‒ ¿Por qué no esperas al menos hasta su concierto antes de irte a Osaka? Podría acompañarte si quieres – Shoto negó con la cabeza –. ¿Por qué no?

‒ Porque verle en directo es aún peor – escribió Shoto – porque no puedo olvidarle si le veo constantemente. Necesito alejarme un poco de todo esto. Pero sigo su carrera, con eso es suficiente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro