Capítulo 13: La presentación
Al ver el rostro afligido del nerd, Bakugo dejó su plato de curry vacío sobre la mesa frente a él y se levantó con el ceño fruncido para intentar averiguar qué ocurría. Estaba claro que Izuku conocía detalles de la vida de Shoto que éste trataba de ocultar al resto de la banda.
En cuanto llegó a la puerta, echó la vista hacia donde Izuku la tenía también. Apenas había podido ver a Shoto, tan sólo una capucha que cruzaba la puerta sin detenerse por el pasillo. Al ver las gotas de agua que habían salpicado en el parqué, se dio cuenta de que Shoto debía llegar empapado para haber dejado ese camino de agua tras él. Por reflejo, miró hacia la ventana. Las persianas estaban cerradas y no podía ver qué ocurría fuera. Obviamente debía estar lloviendo y por como debió llegar Shoto, diría que llovía con fuerza.
— Ese idiota... - se quejó Bakugo al ver el rostro preocupado de Deku.
— Debería subirle una sopa caliente o algo. Seguro que está helado.
— Yo se la subiré y de paso le regaño un poco – intentó sonreír por quitarle presión a Izuku sobre su mejor amigo –. Estoy convencido que tú no le dirías nada por su comportamiento.
Izuku sonrió. Era cierto que había empezado con muy mal pie con Bakugo pero, no era un mal chico y parecía calar a la gente con rapidez. Desde luego a él ya le había etiquetado y sabía perfectamente que era incapaz de regañar a Shoto. Acababa tratando de ayudarle lo mejor posible sin meterse demasiado en su vida. En ese aspecto, no podía decirle nada a Bakugo, él no tenía pelos en la lengua y aunque quizá Shoto no quisiera escuchar algunas cosas, Bakugo se las diría igualmente. Izuku conocía perfectamente el carácter de Shoto como para saber que todas y cada una de las palabras que Bakugo dijera, él las pensaría y reflexionaría sobre ellas, así que simplemente asintió dejando que Bakugo se ocupase del asunto.
— Gracias... Kacchan – sonrió con su inocencia habitual.
Un sonrojo surgió en las mejillas de Bakugo al escuchar esa abreviación casi afectiva y aunque no era afectiva al modo romántico, si lo convertía en alguien más cercano, casi como un amigo y de esos... siempre habían faltado en la vida de Bakugo. Escuchar esa abreviación y sentirse como parte de la banda, le provocó ese sonrojo al no estar acostumbrado a esos sentimientos que ahora recorrían su cuerpo. Desvió la mirada con rapidez para ocultar su rostro.
— Voy a preparar la dichosa sopa – dijo con tono algo enfadado como si así pudiera camuflar que en realidad, le gustaba sentirse parte de algo, de un grupo, de tener amigos por primera vez.
***
Frente a la puerta del cuarto de Shoto, la indecisión se hizo presente. En sus manos llevaba la bandeja con el cuenco de sopa caliente y pese a que había tocado con suavidad a la puerta, no había respuesta alguna.
¿Entrar o no entrar? Su ética le decía que era preferible no hacerlo sin permiso, pero por otra parte, al estar preocupado por él, le hacía pensar que debía entrar y comprobar que se encontraba bien. Había llegado empapado y posiblemente no se encontraba nada bien.
Con sigilo, abrió la puerta lentamente y con toda la suavidad que pudo para evitar hacer ruidos innecesarios. La habitación estaba casi a oscuras a excepción de por una tenue luz proveniente de la mesilla. Tumbado dentro de la cama y completamente acurrucado, Shoto dormía. ¡Tenía frío! Es lo que Bakugo sintió al verle agarrarse al edredón buscando entrar en calor.
Dejando la bandeja con la sopa en la mesa del escritorio frente a la cama, Bakugo se acercó al armario para buscar otra manta. Cuando se trataba de trabajar, ese chico era el mejor, pero era un auténtico desastre en cuanto a cuidarse un poco a sí mismo. Al llegar junto a Shoto para ponerle la manta encima del edredón, Bakugo se dio cuenta de la fotografía que sostenía una de las manos de Shoto cerca de la almohada. Con suavidad la agarró y tiró de ella para evitar que en algún movimiento de Shoto ésta se dañase.
¡Parecía su familia! Para su asombro, eran una familia numerosa: cuatro hijos y Shoto era indudablemente el más pequeño de todos ellos.
Al mirar la fotografía, sintió algo extraño, algo para lo que no podía poner palabras. Quizá sólo era un sentimiento egoísta suyo porque siempre quiso tener un hermano, dejar de ser el hijo único perfecto y ver la familia de Shoto le daba cierta envidia, o puede que fuera otra cosa pero sentía que algo no estaba bien del todo. Fuera como fuera, dejó la fotografía en la mesilla de noche y arropó mejor a Shoto con la manta. Éste agarró sus dedos con rapidez al borde de la manta buscando ese calor extra.
— ¡Eres un desastre! – sonrió Bakugo al verle pasar frío sin poner remedio.
Aquella afirmación pronto fue confirmada cuando al levantarse para irse, observó la sudadera toda empapada puesta sobre el radiador. Por el fresco que hacía en el cuarto, Bakugo intuyó que ni siquiera había activado la calefacción. Se acercó al radiador y apoyó la mano en él para sentirlo completamente frío mientras de la sudadera caían gotas al suelo. ¡Así no se secaría en la vida! Bakugo sonrió. ¡Si que era un auténtico desastre para cuidarse un poco!
Caminó hasta el temporizador y giró la rueda para poner más temperatura y que el radiador se encendiera.
— Mañana te regañaré – susurró finalmente antes de cerrar la puerta y dejarle descansar. Estaba claro que había tenido un mal día.
***
En la mesa y frente a la prensa, Bakugo respondía las preguntas acerca de su incorporación al grupo musical "One for All". Prácticamente le habían obligado a estudiarse una gran historia de cómo había acabado en el grupo, sin embargo, en toda esa historia inventada para el fan service, sí había una verdad a la que él trataba de aferrarse. "Ellos le habían encontrado en un local, habían ido a escucharle tocar".
Respuesta tras respuesta, el octavo o noveno carraspeo por parte de Shoto en la esquina más alejada a él, captó su atención. Durante todo el trayecto en coche hasta los estudios él había estado tosiendo, seguramente se había resfriado por haber estado caminando bajo la lluvia ayer. Le observó beber agua una vez más en un intento por aclarar su garganta y evitar seguir molestando con sus carraspeos y la tos seca.
— ¿Bakugo? – sintió el codo de Kirishima en su cintura para llamarle la atención. Mirando a Shoto beber y preocupado por su tos, no se había enterado bien de la pregunta del periodista.
— Sí, perdón. ¿Me puede repetir la pregunta? – preguntó Bakugo en un intento de regresar a su normalidad, la presentación suya en sociedad como nuevo integrante del grupo.
— Preguntaba si hubo algún motivo concreto por el que aceptase unirse al grupo a estas alturas donde ya estaba todo formado. – repitió el periodista. Aquella pregunta pilló por sorpresa a todos, incluidos los representantes. No habían ideado nada para ella en toda la historia. Bakugo sonrió e improvisó mientras se cernía a la realidad de lo ocurrido.
— Todoroki puede ser muy insistente cuando quiere algo – dijo finalmente –. Me persiguió durante todo un día para convencerme de unirme.
Aquella respuesta y escuchar su nombre, provocó que Todoroki se girase de inmediato hacia Bakugo, quién también le miraba con una sonrisa arrogante en su rostro.
— Podría preguntar... ¿por qué tanta insistencia para unir a un nuevo miembro al grupo ahora mismo? – preguntó el mismo periodista, esta vez, mirando fijamente hacia Todoroki.
Por un segundo, Bakugo pensó si había cometido un error al decir algo así, sobre todo por las caras de los representantes, pero aquella pregunta que no estaba en sus apuntes, les había pillado de improviso a todos. Había salido de ella como mejor pudo y ahora mismo, acababa de meter a Shoto en un lío, o eso creía él hasta que Shoto acercó el pequeño micrófono de la mesa hacia él para responder.
— Quería añadir un sonido diferente, algo único y que caracterizase al grupo. Esta segunda guitarra conseguirá que nuestros seguidores disfruten más de nuestra música, espero – respondió centrando toda la atención de nuevo en la música en vez de en los integrantes.
— ¿Está seguro de que no sería un inconveniente a estas alturas tratar de unificar todo de nuevo al añadir a un nuevo integrante?
— Bueno, lo veremos en el próximo concierto – dijo Shoto –. Pero estoy convencido que a más de uno les sorprenderá Bakugo. Es un genio y nos alegra contar con él en esta nueva etapa del grupo.
Bakugo se sonrojó ligeramente ante las palabras. Era la primera vez que decían algo así de su música. Era cierto que en el conservatorio llegaron a llamarle genio, pero todos los profesores le machacaban para que cambiase su estilo, en cambio, Shoto no lo había hecho ni una sola vez. Había adaptado todo a su propio estilo donde él se sentía completamente cómodo. Aún así y pese a esas palabras, Bakugo también sintió cómo Shoto paulatinamente, iba perdiendo la voz. Si seguía forzando, era muy posible que acabase afónico.
Al salir de la presentación, Bakugo dejó que todos caminasen delante por el pasillo en busca del coche y entonces, detuvo el brazo de Shoto para apartarle del resto disimuladamente. Shoto al sentir el agarre, se detuvo y miró a su compañero con incertidumbre.
— Gracias por lo de antes. Ya sabes... por seguir mi historia.
— De nada – se le cortó ligeramente la voz.
— Ponte esto. Vas a quedarte afónico a este paso si sigues agarrando frío.
Quitándose su bufanda, Bakugo la pasó por el cuello de un sonrojado Shoto. Le había pillado por sorpresa, sin embargo, no se movió ni un centímetro dejando que su compañero terminase de colocar bien la bufanda en su garganta para evitar más frío en ella.
— Gracias – susurró Shoto.
— Ya... es sólo porque eres el cantante – se excusó Bakugo – no quiero hacer el ridículo en nuestro primer concierto, así que cuida esa garganta.
— Claro – sonrió Shoto –. Aunque siempre podrías cantar tu en mi lugar – dijo casi en un tono jocoso.
— Sigue soñando – sonrió Bakugo – tú eres el cantante. No podría igualar tu tono de voz único. Aquí todos esperan que tú cantes.
— Supongo...
El motivo de la mirada melancólica de Shoto fue algo que Bakugo no terminó de captar. No entendía por qué entristecerse cuando en el fondo, estaba halagando su voz.
— Vayamos con los demás – dijo finalmente Shoto.
— Que sepas, que esto no va a librarte del regaño cuando lleguemos al apartamento – comentó Bakugo.
— Me lo imaginaba. ¿Es porque no cené ayer?
— Esa solo es una parte de la discusión.
— Vale. Supongo que tendré que prepararme para escuchar todo lo que he estado haciendo mal estos días. ¿No puedo sobornarte para dejarlo correr?
— No hablemos de sobornos. Aún me debes practicar esa actitud rockera que buscan en ti.
— Cierto. Se me había olvidado. ¿Cuándo quieres quedar para tu explicación de mi cambio de carácter? – sonrió Shoto.
— Esta tarde si estás libre.
— ¿En el estudio del apartamento?
— Ni de coña. Allí están todos los representantes y paso de que nos controlen. En el bar donde trabajaba, en el karaoke. Quedamos no sé... a las siete en el salón y vamos juntos.
— Vale.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro