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Destino (Part. 1)

Título: Destino.

Historia corta #01

Sinopsis: Dos jóvenes despiertan sin recordar nada en el vagón de un tren, pronto descubrirán que el destino siempre ha estado presente en sus vidas.

La luz blanca hizo que abriera los ojos con lentitud, su vista tardó unos minutos en acostumbrarse, la muchacha de cabello oscuro se movió quedando sentada en el suelo, su espalda se recostó de la pared, miró la ventana frente a ella con el ceño fruncido, ¿Estaba en un vehículo?, tambaleándose se colocó de pie encontrándose en un vagón, ¿Cómo había llegado allí?, no lo sabía. Tampoco era capaz de recordar su propio nombre, ¿Quién era?, ¿Qué hacía allí?, tocó sus brazos, sus piernas, su abdomen, cada parte de su cuerpo verificando si tenía alguna herida o una señal que le indicara quien era. No tenía absolutamente nada.

Las ventanas del vagón del tren en movimiento dejaban ver árboles y arbustos nada más, ¿A dónde se dirigía?, detrás de ella estaba la puerta que permitía pasar al otro vagón, también estaba vacío, ¿Dónde estaban los demás pasajeros?, cuando pensó en cambiar de vagón escuchó un quejido, giró sobre sus talones viendo como un cuerpo masculino se incorporaba, era un chico tan joven como ella, su cabello castaño claro se encontraba un poco despeinado, parecía desorientado como ella.

-¿Te encuentras bien? -preguntó al ver su expresión de dolor una vez tocaba su hombro.

-¿Qué está pasando? -con pasos pequeños se acercó a la joven de cabello largo. Sus ondas caían por su espalda como una cascada.

-¿Tampoco recuerdas nada?

-No-acomodó su suéter gris. El vagón tenía una baja temperatura a pesar del sol brillante afuera- ¿Hace mucho que despertaste?

-Hace segundos. ¿Te duele algo?

-Tengo la sensación de tener mi hombro derecho fuera de lugar-lo movió de arriba abajo levantando y bajando el brazo-¿No hay nadie más en el tren?

-Iba a revisar. Alguien debe estar conduciendo el tren.

-¿Cómo sabes cuál es el inicio y el final? -preguntó-No sabemos en qué parte del tren estamos.

-¿Tienes alguna idea?

El chico rascó su cabeza pensando unos segundos.

-Vamos a dividirnos. Ve por esa puerta y yo iré por esta, nos encontraremos de nuevo en este vagón.

-¿Cómo sabremos que será el mismo vagón?, de todas maneras, una vez regresemos nos encontraremos de igual forma.

-Está bien.

La misión era sencilla, encontrar una pista que les dijera qué hacían allí o siquiera a dónde iban. Ambos abrieron la puerta de los dos extremos del vagón al mismo tiempo, una luz blanca los cegó. La joven de cabello oscuro ya no estaba en el tren sino en una habitación infantil, había peluches por doquier, las cortinas se mecían con suavidad permitiendo que algo de luz entrara, era una habitación de niña sin duda alguna.

-Pero...-detrás de ella ya no había puerta. Era como si el tren nunca hubiera existido-Debo estar perdiendo la cabeza.

Uno de los peluches se cayó de la cama, lo levantó mirando al conejo blanco de barriga rosada, era peludo y suave, le parecía extrañamente familiar. Lo colocó en su sitio notando las fotos en la mesa de noche, la protagonista de ellas era una niña muy sonriente y feliz, su cabello oscuro caía en rulos por sus hombros, tenía un diminuto lunar debajo de su ojo derecho que le hizo llevar su mano a su rostro, ella también tenía un lunar allí.

La puerta de la habitación se abrió dejando entrar a la niña de la foto, la joven se quedó quieta pensando que podría asustarla, aquella pequeña la miraba con ojos familiares, ella la conocía.

-¿Qué es esto? -el chico echó un vistazo a la habitación donde había aparecido. Ya no estaba en el tren y ni sabía dónde se encontraba ahora, ¿Acaso estaba soñando?, en el escritorio tenía algunos cuadernos junto a libros, también tenía crayones. Había muchos dibujos por las paredes, hechos por un niño por supuesto, aunque para ser de un niño se encontraban perfectamente pintados-¿Por qué siento que ya he estado aquí? -susurró observando las pinturas.

-¿Qué haces aquí? -la voz infantil hizo que el joven diera un respingo.

Un niño de siete u ocho años lo miraba con la cabeza inclinada a un lado, su cabello castaño caía parejo sobre sus cejas oscuras, tenía ojos grandes, mejillas redondas y labios delgados. ¿Por qué se parecía al muchacho?

-¿Qué haces tú aquí?

-Es nuestra habitación-respondió como si fuera obvio.

-¿Qué?

-¿Ya lo olvidaste?, fue una época bonita-para ser tan pequeño hablaba como un adulto-Mamá y papá hacían que todo fuera más sencillo-el chico no sabía de qué estaba hablando-Teníamos muchos amigos, no pensábamos tanto en conocer a alguien.

-¿Cómo te llamas, niño? -se acercó hasta colocarse a su altura.

-¿Tampoco recuerdas tu nombre?

-¿Se supone que tú eres yo?

-No se supone, yo soy tú más joven-sonrió un poco-Soy tú a los siete años.

Su cabeza no sabía que pensar, nada estaba teniendo sentido. ¿Se estaba volviendo loco acaso?

-¿Cómo es eso posible?, no-se levantó retrocediendo. El espejo junto a la cama dejaba ver su reflejo, en vez de mostrar su propio reflejo dejaba ver el de un niño de siete años. Exactamente el niño frente a él-Estoy soñando.

-La verdad no, tu alma está muy despierta en este momento.

-¿Qué está pasando aquí?

-Lo que sucede cada día en el mundo.

-¿Dónde está el tren?, había una chica que...

-Sigues en el tren y esa chica es tan real como tú-el chico volvió a mirarlo. El tema le estaba asustando-No debes preocuparte, nadie te hará daño aquí, lo que verás es sencillamente parte de tu memoria, todos deben pasar por el primer recuerdo de sus vidas, la infancia.

-Si esta es mi infancia, ¿Cómo es posible que no lo recuerda?

-Las almas quedan algo aturdidas por unos minutos, estos recuerdos los verás por última vez antes de ser reiniciado.

-¿Reiniciado?

-La chica que dices también pasará por el mismo proceso, si logran reunirse en el tren de nuevo tendrán su recompensa al final.

No estaba entendiendo nada.

-Así que tú eres yo-repitió la muchacha de cabello oscuro. La niña con vestido rosa asintió teniendo sus manos unidas- ¿Por qué no puedo recordarme a mí misma?

-Lo harás cuando los recuerdos sigan avanzando.

-¿Dices que el otro chico también pasará por lo mismo?

-Así es-asintió de nuevo-Nadie los lastimará, esto es sólo parte del proceso de la vida.

Todavía no entendía del todo.

-Si esto será por etapas... ¿La siguiente es la adolescencia?

La niña sonrió asintiendo una vez más.

-Anda-señaló la puerta-Y no tengas miedo.

Dicho esto, obedeció un poco más segura. Su mano tomó el pomo girándolo, al pasar la puerta la habitación cambió a una menos infantil, conservaba ciertos peluches, pero en las paredes distinguía más fotos donde una joven se encontraba siempre rodeada de personas, su sonrisa era igual que la de esa niña, la chica notó a la muchacha sentada en el escritorio con su uniforme escolar, su cabello no era tan largo, lo tenía recogido en una coleta.

Era ella misma sólo que en sus años de adolescencia.

-¿Hola?

-Hola para ti también-ni siquiera la miró. Estaba muy enfocada en el cuaderno frente a ella, parecía escribir algo-Bienvenida a nuestra adolescencia.

-No la recuerdo todavía.

-No te preocupes, todo viene por sí solo.

-¿Puedo saber mi nombre al menos?

-Si no puedes recordarlo yo tampoco podré hacerlo-levantó la cabeza posando sus ojos en ella. Sonrió un poco estudiándola de pies a cabeza-Eres muy bonita.

-Gracias. Tú eres...muy...tú-tomó asiento en la cama mirando las fotos de la pared-Eres muy popular, ¿No?

-Eras muy popular en la escuela-asintió-Siempre tenías un grupo específico de amigas, pero te llevabas bien con todos y todos te querían-la chica frunció el ceño.

-¿Significa que eso cambió?, lo dices con nostalgia.

-Eso es porque sientes nostalgia cada vez que recordabas esos momentos.

En medio de aquellas fotos reconoció un rostro. Se levantó acercándose a la pared, estiró su brazo alcanzándola.

-¡Oh!, es el chico que vi en el tren.

Próximamente la segunda parte.

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