2: Unos héroes distintos
Javi despertaba temprano como siempre para ir a la escuela, salvo que este día de verdad iría, al igual que sus amigos. Antes de ponerse de pie, Javi echo un vistazo a su cuarto; el cuarto de Javi era similar a sus gustos y actitud, estaba un poco desarreglado, un par de camisas y dibujos por los suelos, la cama desatendida y la luz del sol mañanero entrando por su ventana para reflejarse en el espejo y pósters en las paredes hacia relucir los mismos. Una vez más, Javi fue llamado por sus padres, acto que lo hizo suspirar nuevamente y significaba que era hora e empezar el día. Javi se miró al espejo, aquella fisionomía kryptoniana, y la mano extra dada por la speedforce le habían sentado bien, pues ahora parecía estar en buena forma, delgado sí, pero con marcada musculatura; Javi recordó la tarea que no había podido hacer la noche anterior, acto que lo hizo bufar y llevarse las manos a la cabeza, al menos hasta que tuvo una idea, y se relajo.
—Soy un pendejo— se dijo a si mismo, justo antes de moverse a gran velocidad entre un intenso relámpagueo amarillo en todo su cuarto, solo para parar en seco con la libreta de su tarea en mano —. Dos meses y no había intentado hacer esto a super velocidad...
—¿¡Qué no oyes que te estamos hablando!?— regaño su padre, con un marcado gesto de molestia que se atenuo un poco al verlo con el uniforme ya puesto —Se te va a hacer tarde— mas el regaño no cesó —, apúrate y bájate a hacer tu desayuno.
—Si papá— contestó algo apagado Javi, justo antes de bajar la mirada a su anillo rojo, esbozando una sonrisa y metiendo su libreta en la mochila, levantándola como si no pesará nada —. Buenos días familia— declaró Javi, tras llegar a la cocina y echar dos cucharadas de café y dos de azúcar en una botella vacía de coca cola, de 350 mililitros
—Vas a derretir esa botella si le echas el agua— advirtió su madre tras besarle la nuca y seguir avanzando con su taza de café en la mano
—No si echo primero agua fría y luego caliente— contestó Javi, justo antes de llevar a cabo lo mencionado
—¿Te bañaste?— pregunto su madre, mientras se acercaba para oler su cabello, notando el aroma frutal de su shampoo —A caray ¿A que hora te bañaste?
—Temprano ma, ya sabes como siempre para ir bien despierto— confesó Javi mientras echaba atún con mayonesa en un pan
—Pues haber si lo haces más seguido, aunque mejor que esta vez, hueles a muerto aún— añadió su padre, mientras bajaba las escaleras
—Por eso le digo que si no se baño, solo el cabello yo creo, aun hueles a muerto hijito— bromeó su madre, sacándole una sonrisa a Javi
—Si ma, lo hago tan bien como puedo y...
—¿Así que si conoces el agua?— Javi, aun riendo, asintió —¿Pero enserió, enserió?— pregunto de nuevo su madre, apagando un poco la sonrisa —Digo, por que me parece algo increíble que digas conocer el agua, aun cuando hueles a muerto— bromeó una vez más su madre, causando que está vez, Javi sólo se volteara hacia el lavabo metálico que tenían, con total seriedad —Hay, ya se enojo el delicadito...
—No estoy enojado ma, solo...
—Pues dicelo a tu cara, luego luego juntas las cejas y se ve que formas uniceja de molestia— interrumpió su padre, sin dejarlo hablar
—Quisiera decir que amaneciste mal hoy— inicio su madre —, pero solo eres el amargado que se llevó a nuestro hijo risueño.— aquello apagó el rojizo furor de su anillo, eso por alguna razón no lo había hecho enojar, lo había hecho entristecer —¿Ya se enojo el señorito y no nos habla?— pregunto su madre, a lo que Javi exhalara con molestia de nuevo, justo antes de que su madre exhalara con violencia y exageración, en clara burla —Si vas a estar así ya mejor vete a la escuela, con cuidado hijo— finalizó su madre, antes de darse la vuelta y dirigirse a la sala, justo a tiempo para no ver como Javi había abollado el borde del lavabo con su propia mano
—Residencia Costa.
Johan se levantaba con calma de su cama, se había dejado puesto el uniforme para ahorrar tiempo y solo tomar su mochila y anillo azul, el cual había dejado sobre su mesa de noche; tras estornudar con fuerza, su visión calorífica se disparo por accidente, quemando un espacio vacío en su muro, lleno de posters, que carecía de pintura y aplanado, viéndose los ladrillos desnudos.
—Me lleva la verga...— se dijo a si mismo tras ver la larga quemadura en su muro, que a juzgar por las puntas quemadas bajo múltiples posters en la pared, había pasado ya varias veces —, uno más no hace daño— confesó Johan, tomando un enrollado y largo póster de Hinata en una imagen un tanto sugerente, con la cual pudo cubrir la quemadura de su visión calorífica
—¡Hijo!— llamó su madre, tras tocar la puerta con delicadeza —¿Puedo pasar?
—Pasa ma— declaró Johan, dejando entrar a su madre con una bolsa de plástico que contenía comedia para su dia
—Se te hizo tarde, así que te dejo aquí tu lonche— confesó si madre tras acercarse y darle un beso en la frente —, ahora baja, quizás aún haya tiempo para que te tomes un café y un pan.
—Gracias ma, de verdad me hace falta un café— contestó Johan, saliendo de su habitación y mirando con nervios los muchos posters que ya había puesto para cubrir sus accidentes con la visión calorífica —¿Y ya viste lo de la excursión, ma?— pregunto Johan, ya en la cocina y sentado frente a su hermana bebé
—Si hijo y pues la verdad hasta se me hace barato, ir al bosque de los árboles de navidad es una bonita idea— confesó su madre con una sonrisa —, te daré los doscientos para que pagues a la escuela hijo.
—Gracias jefa— contesto finalmente Johan, con una gran sonrisa
—Residencia Diaz.
—¿¡Estás mamando!?— exclamó entre una sonora carcajada el padre de David; ambos desayunaba sentados en la mesa de su cocina —¿Doscientos varos para eso? ¿Y te van a dar de comer o que?
—No papá, hay que llevar nuestra comida y...
—Pero con esos doscientos varos podría comprar el gas o unas chelas— contestó su padre tras interrumpirlo
—Serán puntos extra para la calificación en todas las materias— confesó tajante David, mientras seguía girando la cuchara en su sopa
—Pues los vas a pagar de tu bolsillo, por que eso debería ser de parte de la escuela, no te voy a pagar para que vayas a jugar con arbolitos navideños— contestó mientras se llevaba una cucharada de sopa a la boca —, árboles de navidad que no chinguen, estamos en mayo...
—Gracias papá— finalizó David, desganado.
—Preparatoria Moctezuma.
Naty y Javi caminaban por los pasillos de su escuela en dirección hacia su salón de clases, viendo pasar a múltiples alumnos que poco le importaba empujarlos, aunque viéndose molestos y hasta extrañados al ver que ya no lograban empujar por inercia a Javi, quien seguía su camino como si nada.
—¿Y entonces no les has dicho?— pregunto Naty, mientras era sorprendida por Bruno, quien llegaba para rodear su cadera con su brazo y tomar su mochila —. Hola amor.
—Hola Nat— saludo Bruno, justo antes de chocar la mano con Javi —¿Qué no le ha dicho a quien? ¿Ya le hablara de "nosotros" a Dalia?
—No les he dicho, pero lo haré en su momento— confesó Javi, mientras sonreía y miraba a Bruno, chocando con un joven bajito que prácticamente cayó al suelo por su complexión —¡Verga, Elias perdón!— exclamó Javi, tras agacharse para levantar a Elias
Pálido, al igual que Javi, Elias tenía una cara con facciones bastantes más femeninas que los demás chicos de su edad o escuela; su cabello castaño claro, casi rosando el rubio, era corto, pero lo suficientemente largo como para cubrir sus orejas, con unas largas patillas y baja estatura, eso era lo que distinguía a Elias del montón, eso y su tímido actuar.
—¿¡Hay algun pedo!?— pregunto otro chico más, llegando con rapidez a interponerse entre Javi y Elias; su nombre era Kevin. Al igual que Bruno, su piel era de un tono más acaramelado y y su cabello yacía cortado a los lados, teniendo prácticamente una cresta de poca cabellera, lo cual dejaba verse una serpiente tatuada en su cuello, resaltando también una fornida figura bajo el uniforme —¿¡El!?
—N-No Kevin, solo no mire y tropecé con Javi— confesó con timidez Elias, mientras volvía a colgarse su mochila verde limón, con ojos de pupilas a un verde más oscuro en la parte trasera, nuevamente en su hombro —. Lo siento Javi...
—No hay por donde El— contestó Javi, mientras se agachaba para recoger un verde, y brillante, collar que se le había caído a Elias —, ten, se te, se t-te cayo— decia Javi, tras sentir algo de dolor al sujetar en su mano la piedra del collar
Parecía haber mareado de golpe apenas ese collar empezó a emanar un brillo verde aún más intenso; Javi forzaba la mirada para mantener los ojos bien abiertos, teniendo que mirar a otro lado al darle la mano. Entre un lento estirar de su mano, Elias tomó de la mano de Javi aquel collar, entre un marcado rubor e igual mirada hacia un costado, justo antes de seguir su camino, de igual modo siendo este seguido por Kevin, quien le daba una mirada amenazante a Javi
—Bueno, quizás deba cambiar lo de Dalia, por Elias— bromeó Bruno, justo antes de notar, al igual que Naty, que algo andaba mal con Javi —¿Wey?
—¿Javi?— pregunto Naty, poco antes de ver a Javi acercarse rápidamente a un muro para no caer, acto que lleno de preocupación a Naty y Bruno, uniéndose pronto David, quien llegó corriendo al ver la escena —¿¡Wey que tienes!?
—¿¡Javi!?— exclamó con temor David, viendo que la mano con la que había sostenido el collar había palidecido y unas marcadas venas verdes se habían creado en su palma —¿¡Q-Qué mierda...!?
—Yo... yo...— intentaba decir Javi, mientras que poco a poco iba mejorando, e incluso su mano iba volviendo a la normalidad —¿Qué carajo pasó?
—¡Tu dime!— exclamó con preocupación David, mientras veía extrañado a su amigo, notando que todo estaba como si nada —Eso pareció...
—¿¡Pareció que!?— pregunto Naty, justo antes de ver que también Bruno estaba atento a ello —¿Crees que fuera un moretón raro?— pregunto Naty, tratando de distraer la situación para Bruno; siendo todos salvados por el sonar de la campana para las clases
—¿Qué sentiste?— preguntaba Johan entre susurros, pues ya estando en clases intentaba acercarse a la banca de Javi, quien estaba al frente de David, detrás de Naty y tenía del otro lado a Diego, hermano de Naty —Con esa cosa ¿Qué crees que sea?— pregunto de nuevo Johan, aunque notando la preocupación en Javi
—No lo se— decía mientras trataba de ver el pizarrón y copiar, justo antes de que Diego le dejara un papel doblado que, a juzgar por el saludo que le dio Dalia desde lejos entre las bancas, se lo había mandado ella; Dalia era de piel acaramelada y larga cabellera levemente pelirroja, sus ojos eran enormes, y sus uñas resaltaban por una pintura morada; de igual modo, un collar con la runa nórdica Eihwaz, la runa de la defensa —"Te van a regañar si siguen hablando, niño"— leer aquel papel, que venía en compañía de un corazón dibujado con tinta morada, le hizo sonreír, desviando su mente de la situación actual, pero volviendo a ella tan pronto, en el camino de vuelta de su mirada tras ver a Dalia, se topo con el anillo blanco en la mano Naty —. Voy a hablar con él, veré que le puedo sacar...
—Bosque de Santo Grial - Hace algún tiempo.
Javi se tomaba de la cabeza tras despertar de aquel caótico suceso, viendo como el borroso puente sobre de ellos iba tomando nitidez, notando tras sentarse, el como extrañamente David se mostraba de pie, mientras miraba atento a algo que resplandecía frente a él, pero no podía ver, pues David lo cubría, pero si pudo escucharlo apenas una espectral voz emano de aquel objeto.
—David Diaz de la tierra— habló quien resultó ser el mismísimo anillo Black Lantern, que salía de entre las cenizas de aquella caja que cargaban hace minutos —. Por el poder de los Black Lantern. Levántate.
—¿Qué mierda?— susurro David, justo antes de que el anillo se colocará por sí sólo en su dedo, rodeándolo de un aura de energía negra y le generaba un traje de los mismísimos Black Lanterns —Esto, esto... se siente bien...— continuó David, justo antes de llevarse las manos entre un grito de dolor, pues pareció escuchar entre las ramas lo que parecía ser el sonido acelerado de un tren frenando, aunque este sonido irónicamente se aleja a del lugar, justo antes de dos anillos verdes, uno más opaco que el otro, salieran disparados desde las cenizas y se internaron a máxima velocidad entre el bosque —¡Mis putos oídos...!
—David... David esper...— pero al intentar llegar con David, de Javi emanaron relámpagos amarillos y este termino chocando con David, ambos rodando por los suelos
—¿¡Qué mierda, Javier!?— exclamó incrédulo Johan, tras ver a Javi correr super rápido —¿Qué fue eso?— entonces, pero de manera más calmada, un brillante anillo azul salió de entre los restos quemados de la caja, resplandeciendo en una intensa aura azul —¿Qué...?
—Johan Costa de la tierra, tu esperanza es interminable...
—bienvenido al Blue Lantern Corps...
—No... ¡Chingues!— grito con emoción Johan, colocándose con rapidez aquel anillo, terminando así por crearsele un traje de los Blue Lantern Corps, y rodeado por un aura azul —¿¡Soy un maldito Lantern!?— pregunto incrédulo mientras se miraba las manos y veía como empezaban a temblarle, al mismo tiempo que sentía sus nudillos empezar a pesarle, descendiendo entonces hasta el suelo, cayendo de rodillas y entre un dolor de sus nudillos, expulsar tres garras de "metal" —¿¡Qué está pasando!?— se preguntó Johan entre un adolorido grito tras sacar sus garras y al mismo tiempo, despertar una habilidad más; sus ojos, ante tal dolor, dispararon un potente rayo de calor que quemo todo delante de ellos, haciendo que tanto Javi, como David se quitaran del camino —¡Mis ojos!— grito Johan, llevándose las manos a los ojos y cubriéndose hasta parar de lanzar aquel rayo de calor con sus manos, y acto seguido, devolver las garras a sus nudillos de nuevo —¿Q-Qué está pasandonos...?— pregunto al aire Johan, mientras su traje desaparecía lentamente y dejaba de nuevo a la vista su ropa
—¿Con que nos golpearon?— se pregunto Javi, mientras que el dolor que sentía en todo su cuerpo empezaba a disiparse, sintiéndose mejor poco a poco
Entonces, y para sorpresa de los tres, de entre los restos quemados de la caja, múltiples anillos comenzaron a salir disparados hacia el cielo con una intenda aura de su respectivo color; rosa, índigo, naranja, amarillo, un casi blanco cían, blanco y otro anillo más de color verde, todos salieron disparados hacia el cielo con un grito al unísono, entre distintas voces respectivas a cada anillo.
—Buscando usuario.
—¿Qué está pasando?— pregunto Javi, mientras se ponía de pie y trataba de mirar hacia donde habían ido los anillos, perdiendoles el rastro entre las nubes, aunque una sorpresa más se tenía el destino para Javi
—Javier De Armas de la tierra— exclamó una agitada y rasposa voz, justo antes de que un anillo rojo saliera con violencia de entre las cenizas y la tierra —. Tienes gran rabia en tu corazón, tu perteneces a los Red Lantern Corps...
—Preparatoria Moctezuma - Actualidad.
Javi entró al baño público de la escuela; había estado siguiendo a Elias en cuanto lo vio en el patio a la hora del receso. Javi pasó cerca de cada cubículo del baño, cuya luz estaba fundida y la otra servía a medias, parpadeando y dando un aura tenebrosa al los sanitarios; Javi se acercó lentamente a cada cubículo, tratando de ver cuál de estos le hacía sentir algo de molestia, logrando encontrar el tercer cubículo como el ganador.
—¿¡Elias!?— pregunto Javi, mientras que se quitaba el sudor de la frente
—¿J-Javi?— pregunto Elias al otro lado, entre el rápido sonar de su cinturón siendo abrochado, justo para salir rápidamente del cubículo y dirigirse al lavabo —¿Qué pasa? ¿Es sobre lo de la mañana? Mira Kevin a veces es muy protector y...
—Es más sobre tu collar, el que brillaba en la mañana amigo— confesó Javi, haciendo gran esfuerzo para pararse junto a Elias, pues este tenía puesto ya el collar sobre el cuello —, esta c-cool ¿Donde lo conseguiste?— pregunto Javi, mientras tomaba la roca verde del collar con sus dedos, haciendo que Elias mirara hacia otro lado apenado
—Y-Yo em...— sentenció, antes de aclarar la garganta —, lo hice yo mismo con una roca que encontré en el bosque— tras aquello, Javi dejó con delicadeza la piedra de nuevo sobre la piel de Elias, sintiendo como este pasaba saliva y alejando lentamente la mano
—¿En el bosque?— pregunto Javi, mientras se daba la vuelta momentáneamente para sujetar con su otra mano los dedos que había usado para tomar el collar, intentando esconder el dolor —, no sabía que Smallville estuviera cerca de Santo Grial— aquello hizo a Elias soltar una leve carcajada, con intermedios roncos que lograron hacer a Javi sonreir inconscientemente, además de ver con calidez a Elias, quien también noto esto y entonces aclaro la garganta para disimular y seguir la charla
—Ejem...— sentenció antes de proseguir, mientras hacía círculos con su dedo en sobre el lavabo —, es curioso, han aparecido muchas piedras de varios colores como esta en todo Santo Grial— confesó tras señalar su collar —, la más común es la verde, pero he visto azules y un par de rojas...
—¿Enserió?— pregunto confuso Javi, viendo entrar a David, quien trató de ignorarlos y seguir su camino hasta entrar a un cubículo —¿De la nada empezaron a aparecer por Santo Grial?
—Me di cuenta hace como un mes, mes y medio— explicó Elias —, son raras, las llame terranita, por la kryp...
—Kryptonita— termino por él Javi, teniendo ambos una mutua sonrisa —Usted es un caballero androgino con buen gusto en las referencias...
—G-Gracias, Javi...— sentenció apenado Elias —¿Quieres que te consiga algunas? Puedo encontrarlas cerca de mi casa, por el río parece haber más de lo normal y...
—O no, no, no descuida no hace falta El, es que tenía curiosidad, ya sabes, la curiosidad gato al mato ¿O como era?— pregunto Javi, logrando hacer que Elias volviera a reir con esos intervalos roncos
La campana nuevamente los interrumpió, haciendo que todos volvieran a lo suyo, surcando de nuevo desde los sanitarios, hasta sus salones de clases; Javi y David volvían serios ante lo que habían escuchado, pues ahora quizás ya no podrían ser tan invencibles como pensaban, pero, al menos para Javi, ver a Dalia esperándolo a la entrada del salón, fue una forma de escapar por unos momentos del nuevo aire de mortalidad que había obtenido, uno que no había tenido desde hace ya un tiempo.
—En algún lugar de Santo Grial.
La noche había llegado, y las calles de Santo Grial nuevamente eran resguardadas por sus "héroes". La puerta de una casa fue tocada con violencia, asustando a sus propietarios, un hombre mayor y sus tres hijas, la mayor no teniendo ni veinte años; el hombre pidió a sus hijas esperar dentro y se arriesgó a ir a revisar, entre un notable nerviosismo en el rogar de sus hijas para no ir, y el escándalo de los toquidos. Una voz asustada y nerviosa pidió ayuda desde fuera de la puerta apenas esté preguntó sobre el asunto de su "visitante"; el hombre no pudo hacer nada más que abrir, su corazón y mente le pedían ayudar a esa persona como le gustaría, no que lo ayudarán a él, sino que como le gustaría ayudarán a cualquiera de sus hijas.
—¡Ya valió verga pinche ruco!— fue lo primero que una voz distinta a quien pedía ayuda grito apenas la puerta se abrió, había sido una trampa
Cinco personas, entre estas quien tocaba, entraron con violencia a la casa, todas portando navajas a excepción de dos, quienes portaban un revolver corto y una nueve milímetros. La mujer del grupo, quien portaba el arma más amenazante, la nueve milímetros, dio un golpe con su mango a la cabeza del hombre, derribandolo sólo para que su compañero lo levantara y amedrentar a hasta una esquina; rápidamente el hombre más joven, y a su vez también el más viejo de quizás cuarenta años, se fijaron en las hijas del hombre, que gritaban y lloraban, aunque una de estas tenía un cuchillo en mano y lo apuntaba hacia ellos, logrando hacer reír a la mujer del grupo que, entre groserías e insultos, disparo a su pierna y la dejó a merced del hombre mayor del grupo, quien asquerosamente se relamio los labios. Un relampagueante sonido se escucho fuera del portón pero, entre los llantos de las jovencitas y el gritoneo y burlas de los asaltantes, nadie le dio la más mínima importancia, al menos hasta que la puerta se abrió de golpe, asustando a todos los presentes.
—La perra es mía— ordenó Naty, ya con su traje de White Lantern y su alter ego: Blanco.
—¿Es una broma, verdad?— pregunto al borde de la carcajada el hombre con el revolver, justo antes de ver aparecer en un parpadeo a Javi, quien llegaba como Rojo —Pinches escuincles— ni un aviso o amenaza hicieron falta, y este hombre gasto dos de sus balas en Rojo y Blanco, sin tener efecto —¿Q-Qué putas son?— pregunto tras ver qué las balas, aplastadas de la punta, cayeron al suelo
—Buenas personas, puto— dijo con amabilidad Rojo antes de que, atravesando el portón, la visión calorífica de Johan diera directo en el arma del hombre, bastando un segundo para que este la dejara caer al estar aldente —El puerco es mío— pidió Rojo, mientras creaba con su anillo un alambre de púas rojo alrededor de su mano
—Bien— susurro Blanco, mientras creaba dos bastones en blancos en sus manos —, soy más clásica yo— confesó la chica, haciendo acrobacias dignas de entrenamiento en artes marciales, esquivando las balas hasta llegar con la mujer, a la cual, sin ningúna traba, le rompió la mano tras golpear mano en la que sostenía el arma
—¿Sabes que no hacía falta las acrobacias, cierto?— inicio Azul, Johan, entrando por el portón y levantando a uno de los hombres con navajas que ahora trataba de escapar
—Me vale madres— contestó Blanco, dejando que uno de ellos escapará —¿Ese es de Negro, no?— confesó Blanco, teniendo de respuesta el asentir de Azul
—Cabron, tienes como cuarenta años y estás con puro chamaco robando— decía con molestia Rojo, mientras su aura se tornaba más intensa y elevaba en el aire, para el terror del hombre
—¿¡E-Eres un demonio!?— pregunto aterrado este hombre, mientras su mano le temblaba
—Déjame adivinar ¿Super religioso, verdad?— se burlo Rojo, justo antes de escupir una especie de plasma rojo de la boca, que le quemo la mano hasta el antebrazo, casi que fundiendo el plástico derretido de su cuchillo, con su piel y carne quemada, entre un agónico grito —¿Plástico? ¿Es enserió, no pudiste ni tomar uno de verdad?— pregunto incrédulo Javi, poco antes de ver que las hijas parecían ya no estar tan aterradas, pero si un tanto asqueadas —E-Eso te pasa por andar de pinche rata— grito Rojo, tratando de que su voz se escuchara entre los gritos del hombre, noqueandolo tras golpearlo con la punta de su dedo
—¡Aléjate de mi!— gritaba la mujer del grupo, justo antes de que Blanco creará una alargada mano blanca con su anillo y estrellara su cabeza contra la pared, dejandola inconsciente
—Bueno, faltan dos— confesó Azul, justo antes de azotar al que cargaba contra el suelo, dejándolo desmayado —¿Qué vamos a hacer contigo, pendejo?— pregunto Azul, mientras veía al último aterrado
—¿Quieres que le de un ray a la comisaría?— pregunto justo antes de moverse a super velocidad y sostener las manos del hombre, asustandose este tras ver los relámpagos —Nah, te creo que te irá peor aquí. ¿Señor?— llamo Rojo, mientras que Blanco ayudaba al padre a ponerse de pie
—¿Si?— pregunto este hombre, mientras se limpiaba la sangre de la frente
—Todo suyo, dele en su madre— añadió Rojo, rompiendole ambas manos y lanzandolo a los pies del hombre, quien solo sonrió ante esto, aunque está sonrisa de desvaneció apenas vio a su hija herida —Llevaré a su hija al hospital y vendré por usted— anunció Javi mientras cargaba a la hija herida y le creaba un rojo torniquete en el muslo —, aguanta la respiración— pidió Rojo, justo antes de salir corriendo a máxima velocidad con una estela de relámpagos detrás
—M-Muchas gracias— decía el hombre tras correr a abrazar a sus hijas —. No se que habría pasado sino...
—No tendrá que preocuparse más, Señor— susurro Blanco con una cálida sonrisa, justo antes de ver a una de las hijas del hombre, la menor de quizás diez años, correr hacia ella para abrazarla, sintiendo Naty en su interior la calidez de dicho acto
—Para servirle— añadió Azul entre una reverencia, justo antes de salir por el portón e irse volando
—Todo va a estar bien ahora— declaró Naty, apartando un mechón de cabello de la niña, pero escuchando las sirenas próximas de policía acercándose —Adiós— susurro Blanco, rodeandose de un aura blanca y saliendo volando apenas el lugar se vio bañado por luces de rojo y azul
Un ladrón había escapado si, pero esto no era sólo suerte o coincidencia, pues aterrado corría por las calles nocturnas de Santo Grial, solo para escuchar una especie de explosión en seco, la cual se repetía y hacia cada vez más y más cercana, hasta que la escucho con terror al frente, escuchando así una explosión más y viendo como, de entre una nube negra que apareció con el sonido de un chasquido, aparecía un joven pálido y delgado con traje negro y un largo saco; este era David, alias Negro. Negro se dejó apuñalar por el hombre solo para ver el terror de este al mismo tiempo que la cuchilla se rompía en su vientre, logrando hacer que el hombre retrocediera.
—¿Pedir ayuda con desesperación para asaltar la casa del viejo y sus hijas? ¿Es enserió?— pregunto con repudio David, mientras alzaba su puño y miraba su anillo —Perra madre, no sabes como me gustaría tener el anillo amarillo y hacerte ver maravillas, pero, bueno, que más da...— Negro dejó que el hombre de pusiera de pie y corriera, justo antes de que a máxima velocidad apareciera Javi, extrañado del suceso
—¿Lo dejaras ir y que corra la voz?— pregunto extrañado Rojo —N-No, ese puto debe pagar, David, no podemos dejar que se...
—Solo quería distancia, puedo controlar la intensidad del plasma relámpago, será como si le dieran la putiza de su vida— confesó con una sonrisa David, justo antes de alzar el puño y gritar —¡Plasma relámpago!— tras aquella entonación, Negro disparo esa lluvia de plasma, la cual golpeó el concreto y los autos a su paso hasta llegar al hombre, a quien golpeó de todas direcciones sin piedad, dejándolo tirado, ensangrentado y mal herido, pero vivo
—¿Entonces ahora somos Batman?— pregunto Naty, mientras descendía en un brillante furor blanco —. No me malentiendan, se lo merece el maldito, pero es chistoso ser los batilinternas...
—Lo llevaremos al modulo de policía más cerca— susurro Rojo, corriendo hasta él y levantandolo como si nada, aún inconsciente —, algo de justicia no le caerá mal.
—Así como estamos lo soltaran mañana— confesó con molestia Azul —, solo espero que haya entendido...
—Si se puede levantar, claro— añadió David, con una sonrisa de orgullo
Tras correr a máxima velocidad y dejar al ladrón como si no fuera más que basura, con una nota claro, Javi solo siguió su camino hasta el puente para acompañar a sus amigos; es curioso el como, a pesar de que podía volar, Javi corría para sentirse liberado de toda tensión, aunque esta volvería pronto, pues ya que se verían sobre el puente en el que estaba su guarida, era momento de decirles lo que había logrado sacarle a Elias, era momento de hablar, de la "Terranita".
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