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Capítulo 3. Inicios (parte 3)

El ex militar se sobresaltó y se giró para verme, por lo visto, creía que yo era un rayo de luz para su tormenta. Radiante de gratitud, se levantó a darme la mano pensando que era el "psiquiatra Williem".

-Mucho gusto Sr. Nightmare, me alegra que a fin de cuentas haya podido venir a mi habitación, es reconfortante que alguien me tome en cuenta y no piense que todo lo que dije sobre ese asesino era solo parte de mi "esquizofrenia." Me parece loco que me traten así cuando yo sé todo lo que he vivido.

Siempre mantuve una cara seria y disgustado por el apretón de manos con ese hombre, sus manos todas sudorosas y su cara de esperanza me provocaba asco, pero debía mantener mi fraude un poco más para jugar con el pobre hombre condenado.

-Mi deber es ayudar a personas como tú, que se encuentran solas, en un mundo donde nadie te cree-. Saqué de mi bolsillo un micrófono y lo coloqué en la mesa. -Esto es para tener evidencias de tu testimonio como "víctima" de un asesino. Por favor, tome asiento-. Señalé la pequeña mesa en la habitación cercana a su cama-. Ahora dígame, ¿recuerda cuánto tiempo ha pasado desde que estás sin comunicarse con él?

El ex militar se me quedó viendo mientras se sentaba, creo que fue porque "su psiquiatra" llevaba un uniforme de guardia de seguridad.

-Eh... Creo que la última vez sucedió hace tres o cuatro meses, ya no recuerdo cuánto tiempo llevo acá, solo sé que mientras más tiempo pase acá será más peligroso para mí -
hizo un silencio por un corto tiempo mientras me miraba con cierta extrañeza-. Disculpe Sr. Nightmare... ¿Por qué está vestido como guardia? -. Preguntó el ex militar confundido.

-Ah, disculpe por mi apariencia...
Me quité el gorro que cubría parte de mi cara, dejando expuesta una pequeña cicatriz en mi labio superior -. Trato de no llamar la atención, pues como le dije, soy parte de una organización anónima.

Se me quedó observando por unos segundos más asombrado, tal vez tuve que cubrirme el labio superior con alguna mascarilla, pero no le debería importar como me lo hice.

-Disculpe, ¿Cómo se hizo esa cicatriz en su labio?

-Solo es una pequeña cicatriz, no importa su historia- acaricié mi labio, haciendo un pequeño puchero-. Bueno, dejemos eso de lado. ¿Por qué mejor no hablamos de otra cosa? ¿Sabes de casualidad algo más sobre ese asesino?

-Sé que él se mete en la mente de las personas, las manipula. Juega con tu mente como si un juego complejo de cartas fuese para niños -. Exclamó el ex militar, hiperventilando.

-¿Un juego complejo de cartas? ¿A qué te refieres con eso? -. Pregunté fingiendo interés.

-Que él usa drogas o los mismos traumas de las personas para crear o provocar ilusiones, aprovechándose de episodios de psicosis. Te hace ver cosas que no existen, o que existieron en el pasado, o que existirán en el futuro ¿Quién sabe? Te hace ver tus miedos, tus deseos, tus secretos. Te hace ver lo que él desea que veas, en resumen, altera tu realidad en una más monstruosa con una temible facilidad -. Me explicó el ex militar con angustia, cosa que me hizo dar cuenta que sus antipsicóticos y calmantes estaban perdiendo efecto en su cuerpo.

-¿Y cómo lo hace? ¿Cómo entra en tu mente?

-No lo sé. No lo sé. Solo sé que lo hace. Sé que me lo ha hecho a mí muchas veces. Que me ha hecho sufrir mucho. Que me ha hecho perder la razón -. Confesó el ex militar, con los ojos vidriosos.

-Vaya, vaya. Qué historia tan triste e interesante. Pero dime, ¿Cómo sabes que todo eso es real? ¿Cómo sabes que no es solo producto de tu imaginación o... tu condición?

- Sinceramente, no tengo respuesta para esas preguntas, veo cosas que aparecen y desaparecen, veo personas y luego desaparecen. Veo todo y a la vez no veo nada.

Vaya... Al parecer ya está lo suficientemente frustrado... ahora sí es el momento perfecto para jugar con su mente... me reí para mis adentros.

-Dime...-hice una pequeña pausa y tomé el micrófono pequeño que había dejado en la mesa, sonando un pequeño pitido cuando lo tomé-. ¿Sabes quién soy? - le pregunté, con una voz algo distorsionada por el micrófono, mirándolo fijamente a los ojos.

- ¿Qué? ¿De qué habla Sr. Nightmare? - Me contestó el ex militar, confundido.

-¿No te resulta conocida esta voz?

El ex militar se quedó en el lugar; inmóvil.

-¿Qué harías si te digo que soy el hombre que te hace tener pesadillas?-. Dije con actitud fría.

-¿T-tú eres el asesino? -. Tartamudeó aterrado.

-¿O tal vez...no? - saqué una pequeña sonrisa juguetona, apagando el distorsionador del micrófono.

-¿E-esto es una clase de broma para usted Sr. Nightmare?

-No lo sé... ¿Un asesino es una broma para ti?

-N-no...

Me levanté poco a poco, sigiloso de la silla donde estaba, pasé por detrás del ex-militar tomando de sus hombros, manteniendo una sonrisa para perturbarlo y le susurré al oído unas palabras que lo dejaron temblando.

Debido a los grandes y fuertes episodios psicóticos según un libro que leí, una persona pasa por diferentes etapas en diferentes órdenes al lidiar con su trauma, pero siempre es el mismo resultado: confusión, vulnerabilidad; vergüenza; desespero; ira y culpa. Así es como pretendía que se sintiera el ex militar en ese instante.

-Disculpa soldado, no soy ese psiquiatra que pretendías que te ayudara y escuchara, solo estoy acá porque en realidad quería divertirme un rato más contigo, antes de acabar con tu vida-. Le dije con tono de burla.

-¡No! ¡No! ¡Aléjate de mí! ¡Aléjate de mí! -. Suplicó el ex militar, se levantó de la silla e intentó separarse de mí.

-No te preocupes. No te haré daño. Yo soy tu amigo... ¿O no me recuerdas?

De pronto el ex militar cambió su expresión, como si viera un fantasma en vida.

- ¿C-charles? ¿Amigo? Es imposible... tú... tú estás muerto... te vi morir...

El ex militar cayó como mosca en mi trampa y se fue aproximando lentamente a lo que pensaba que era su amigo Charles, que en realidad era yo, esperando pacientemente a ese iluso hombre.

-Ven aquí amigo...

Abrí mis brazos sabiendo que tendría que darle un abrazo al ex militar, el cual apenas quedó en frente a mí, posó su cabeza sobre mi hombro a llorar.

-Tranquilo amigo... Solo te haré soñar... Un sueño profundo y eterno, del que nunca despertarás. -. Dije cerca a su oreja, sacando la navaja.

El ex-militar escuchó el filo alertado.

-¿Charles?...

Los brazos de ese hombre temblaban y su vista estaba nublada por estar llorando, pero en un instante, se lanzó hacia un lado, desviando mi ataque. El acero chocó con el suelo, resonando en la habitación. su instinto de supervivencia se apoderó de él, tal como una presa y yo su cazador. Pero antes de que yo reaccionara, el hombre me dio un puñetazo en el rostro. Caí hacia atrás, aturdido.

-¡N-no eres Charles! ¡¿Cómo haces para jugar con mi mente?!

Todavía aturdido, me levanté algo mareado, moviéndome rápidamente para tomar la navaja, pero ya no estaba en el suelo, ahora estaba en la mano derecha del Ex militar. Desesperado, ideé un plan rápido para quitarle la navaja de sus manos.

-Ey ey, ¿no crees que no estás en condiciones de tomar una navaja? mira, hasta tus manos están temblando-. Le dije para distraerlo mientras acortaba la distancia lentamente entre él y yo.

-¡Que te alejes! ¡¿por qué me haces esto?!

No respondí y aproveché la cercanía para sujetarle fuertemente la muñeca, inmovilizándolo. El ex militar no pudo mover ni un solo músculo . Le quité la navaja de la mano y le rocé la punta helada de la navaja por su mandíbula.
El ex militar ya estaba lo suficientemente asustado, estaba sudando frío.

-¡Ya basta! -Jadeó, pero solamente me importaba observar la navaja pasar por su cuello.

Con la navaja bajé desde la mandíbula hasta el cuello del ex militar, deteniendo mi mano casi justo debajo de su oreja, en donde ejercí poco a poco presión en esa zona con el filo, hasta perforar superficialmente una vena del cuello; luego, lo empujé para que se quedara tirado en el suelo. Después de un segundo, lo vi temeroso, tirado en el suelo como un cachorro, jugué con la navaja entre mis dedos, pasándola de un lado a otro, apreciando el hermoso líquido escarlata brotando de su cuello.

- tal vez soy ese asesino... quien te hizo perder la razón y aquel que te arruinó la vida.

-¿¿¿Por qué??? ¡¿Por qué me haces esto?!- ya le empezaba a faltar el aire y a salir sangre por la boca.

- Porque es divertido ver como sufres, un blanco fácil y porque podía.

El Ex militar se levantó con sus últimas fuerzas cubriéndose con la mano derecha su herida en el cuello, se me acercó y asestó otro golpe, esta vez en mi nariz, me dejó algo aturdido, haciendo que cayera de espaldas al suelo, y vi como salió corriendo torpemente, hacia su "rifle", tratando de tomarlo para defenderse. No aguanté más la pequeña escena y solté una carcajada que retumbó en la habitación.

- ¡¿De qué te ríes, hijo de puta?! ¡¿Acaso no ves quién tiene un arma aquí?!

- De eso mismo me río-. Traté de respirar y me limpié la pequeña gota de sangre que salía de mi nariz, me levanté del suelo y con la navaja en mano señalé lo que tenía entre manos. - ¿No ves que tu "rifle" es una réplica de madera de un rifle?

- ¿De qué mierda estás hablando psicópata? -. Miró que la superficie de su rifle era de una madera pulida. De nuevo había caído en sus trampas.

Me aproximé nuevamente al ex militar, con sus ojos desorbitados de miedo.
- Al parecer eres un aficionado de las esculturas... es muy realista, ¿verdad? Al parecer creíste que podías defenderte de mí con una ramita con forma de rifle. Ja, Eres un pobre esquizofrénico que no sabe distinguir lo real de tu realidad, y para ser honestos... no me arrepiento de hacer lo que hice.

El ex militar me miró con odio y dolor. Trató de decir algo, pero solo pudo toser sangre y se desplomó en el suelo. Me incliné sobre él y le susurré al oído:

-Sabes, yo no soy el asesino que buscabas, pero soy un artista. Un artista de la muerte. Tú eras el perfecto candidato para mi obra maestra. Un ex militar traumatizado por un asesino, que buscaba ayuda. Que lastimosamente fui yo quien llegó antes que la ayuda.

El ex militar, en un intento de supervivencia, levantó la mano y trató de alcanzar mi pierna, pero se lo impedí inmovilizando su brazo por última vez; me miró a los ojos, sedientos de sangre y le corté las venas por completo de su brazo izquierdo con un movimiento corto pero preciso.

-Lo siento, amigo. No hay escapatoria para ti. Este es el final de tu historia.

El ex militar luchó por su vida hasta el final, pero su mente ya no era lo suficientemente fuerte como para resistir, sus músculos se pusieron tensos y pesados. Ya su condición física no era la óptima, es como si todos esos 3 años de servicio militar no le hubieran servido de nada, pues su alma ya se encontraba muy perturbada y frágil.

Me di la vuelta y admiré mi obra. El cuerpo del ex militar tirado en el suelo divagando entre la vida y la muerte, mientras se desangraba por su cuello y su brazo.

Ha sido un placer jugar contigo ...

Sonreí, y antes de irme saqué mi teléfono, tomándole una foto al cadáver, luego agarré el micrófono con el filtro de voz de la mesa y salí de esa habitación tarareando una canción que no salía de mi mente.

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