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Capítulo 29. La decisión.


Ellie.

Cuando el reloj de la tienda marcó las 12:00 A.M. me apresuré a salir de detrás del mostrador, aprovechando que a esa hora la tienda estaba vacía, con el corazón latiendo a mil por hora. El encuentro con André no podía seguir esperando. No podía dejar de pensar en lo que había visto en la casa de Williem y en la foto de Mason que había encontrado en uno de los archivos.

Me senté en los asientos afuera de la tienda, donde algunos de los clientes se sentaban a comer o descansar un rato. El aire frío y fresco me hizo sentir más nerviosa de lo que ya estaba. Aún no estaba segura de si estaba haciendo lo correcto, pero sabía que debía hablar con André.

Cuando una patrulla llegó, vi a André salir con su usual expresión seria. Vestía su uniforme de policía, aunque en esta ocasión estaba en su hora de descanso, o eso me había mencionado. Nos saludamos con una breve sonrisa antes de que André se sentara frente a mí.

-Gracias por venir, André -dije mientras trataba de mantener mi voz tranquila -No estaba segura de cómo te lo contaría todo.

-No hay problema, cuéntame qué has encontrado.

Le expliqué todo lo que había visto en la casa de Williem: las fotos, el armario lleno de objetos personales de él, y cómo todo eso parecía estar relacionado con su obsesión por mí. A medida que hablaba, los detalles parecían más oscuros y amenazantes.

-¿Y la foto de Mason? -preguntó André, levantando una ceja.

-Sí, había una foto de Mason en los archivos de Williem, entre muchas fotos de cadáveres. No entiendo cómo pudo haberla conseguido.

André frunció el ceño y se inclinó hacia adelante, tomando un gran respiro y me miró fijamente.

-Mason probablemente está muerto, Ellie. -Su voz era grave y llena de preocupación-. No hemos encontrado su cuerpo, pero sabemos que estuvo en el mismo lugar que Williem, al menos el último día que fue visto.

-¿Cómo lo sabes? -le pregunté, sintiendo una punzada de miedo en mi estómago.

-Lo vi una vez siguiendo a Mason. Luego estaba llegando un bar y vi a Mason y a Williem salir juntos. Pero recibí una amenaza anónima y no pude hacer mucho en ese momento. Solo pude seguir el rastro de Williem hasta su Penthouse, pero allí lo perdí. Ese fue el último día que lo vi.

Mi mente estaba en un torbellino de confusión y temor. La imagen de Mason muerto, las imágenes y ahora este enredo de información me estaba ahogando.

André se inclinó hacia adelante y deslizó un pequeño sobre en la mesa, de tamaño y forma similares a los sobres de azúcar que uso en la tienda.

-¿Qué es esto? -pregunté, mirando el sobre con suspicacia.

-Es algo que necesito que uses. -André mantuvo su tono serio-. Dentro hay un veneno. Debes ponerlo en alguna bebida de Williem. Es crucial que lo hagas. La evidencia que tenemos y la situación es complicada. Si no lo haces, no solo él estará en peligro, sino que tú también podrías estar en la mira.

Mi mano tembló mientras tomaba el sobre. La idea de envenenar a Williem me aterraba. ¿Cómo podía hacerlo, especialmente después de lo que habíamos compartido? Mi cabeza estaba llena de imágenes de esa noche, de su mirada, de sus caricias.

-André, no estoy segura. -mi voz temblaba-. No quiero hacerle daño, pero... ¿Qué pasa si no lo hago?

-Escucha, Ellie -dijo André, tomando un tono más persuasivo-. Si no lo haces, la situación se pondrá aún más difícil para ti y aún peor, un asesino estaría suelto en esta ciudad.

Mis manos se aferraron al sobre mientras pensaba en sus palabras. El veneno dentro de él parecía una sentencia de muerte, una decisión que me cambiaría para siempre. Mi mente luchaba entre el miedo y la moralidad.

-¿Y si lo hago? ¿Qué pasará después? -pregunté, con una mezcla de desesperación y determinación.

-Después de que lo hagas, yo me encargaré de limpiar el resto. -André dijo, sus palabras llenas de gravedad-. Tendrás que deshacerte de cualquier evidencia que quede, y te ayudaré con eso.

Miré el sobre y luego a André, sintiendo un frío helado recorrer mi espalda. Sabía que tenía que tomar una decisión, una decisión que afectaría no solo mi vida, sino también la de Williem.

-Está bien -dije finalmente, tratando de esconder mi temblor-. Lo haré.

-Perfecto. -André se levantó y se preparó para irse-. Recuerda, solo pon el veneno en su bebida. No dejes que se te escape nada. Y asegúrate de que todo quede limpio después.

Me quedé sola en la mesa, con el sobre en la mano. Mi mente estaba llena de imágenes y dudas, pero sabía que no había marcha atrás. La situación se había vuelto demasiado complicada, y mi única opción era seguir adelante, aunque eso significara enfrentar mis propios demonios.

Volví a entrar a la tienda, tratando de mantener mi compostura mientras la conversación con André se repetía en mi mente. La idea de envenenar a Williem era un peso constante sobre mis hombros, una sombra que no podía sacudirme.

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