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Capítulo 13. Conflictos y Advertencias.

Ellie


Era otra mañana larga en la tienda de conveniencia, con el constante sonido de la campana de la puerta y el murmullo bajo de la refrigeradora como mis únicos compañeros. Habían pasado semanas desde que todo se desmoronó, y aun así, cada vez que pasaba cerca de la caja registradora, no podía evitar recordar aquel maldito video. Mason y ese tipo, Connor, en un callejón oscuro. No era lo que había esperado encontrar en la relación que habíamos construido. Nunca pensé que tendría que enfrentarme a algo así. Al menos, ese Williem había sido muy amable conmigo, cada vez que estaba con él olvidaba el desastre que me había hecho sentir Mason.

Dinng~

Aquí estaba, contando los minutos para que terminara mi turno, cuando la puerta de la tienda se abrió y entró la última persona que quería ver: el chico que besó a Mason, Connor.

Sus pasos vacilantes y el ligero olor a alcohol en el aire me dijeron que no estaba en su mejor estado. Apreté los dientes y traté de mantener la calma mientras él se acercaba a la caja. Mi corazón latía con fuerza, una mezcla de rabia y angustia burbujeando dentro de mí.

-Holaa... Ellie, ¿cómo estás? -dijo, con una sonrisa ladeada que solo avivó mi ira.

-¿Qué demonios haces acá Connor? -Las palabras salieron de mi boca con más veneno de lo que había planeado.

Él levantó las manos en señal de rendición, pero la sonrisa burlona seguía en su rostro.

-Solo quería verte y hablar un poco. ¿Cómo está tu novio fiel? Oh, espera, ¿ahora es tu exnovio? -se burló, disfrutando de la situación.

Mis manos se cerraron en puños. No podía creer que tuviera la audacia de venir aquí y burlarse de mí después de todo lo que había pasado. Sentía la ira creciendo, como una ola que no podía detener.

- No hay nada que hablar. Tú lo acorralaste y lo besaste. Yo vi el video.

Connor se rió, un sonido amargo y burlón.

-¿En serio? ¿Crees que fue así?, Mason no era ningún santo.

Él se encogió de hombros, su sonrisa nunca desapareció.

-Lo que vi fue una verdad. Se fueron a esconder en unos callejones a besarse y quién sabe qué cosas hicieron luego. No quiero saber más sobre ti o Mason.

-Ay Ellie... no fue para tanto. Además, solo fueron unos besitos por aquí y acá... - manteniendo su risilla, señaló sus labios, el cuello y de manera vulgar, fue bajando con su dedo todo el pecho por sobre su ropa-. Además, por lo que me dices... Mason no te contó la verdad... yo fui quien lo puso en sus límites para que se diera cuenta de que yo valgo más que tú...

Esa fue la gota que colmó el vaso. Sentí mi cuerpo moverse antes de que mi mente pudiera detenerlo. Salí de detrás del mostrador, el suelo frío bajo mis pies mientras avanzaba hacia él. No me importaba nada en ese momento, solo quería que se callara, que dejara de hablar, que dejara de existir en mi vida. Justo cuando estaba a punto de desatar toda mi ira acumulada sobre él, la puerta de la tienda se abrió de golpe. El oficial André entró apresurado y se colocó frente a mí, evitando que cometiera una locura. Su presencia imponente y su mirada preocupada saltaron de inmediato hacia nosotros.

-¿Todo está bien aquí? -preguntó, aunque su tono dejaba claro que ya había notado la tensión en el aire.

Me quedé en silencio, mi respiración agitada. Connor, por otro lado, se encogió de hombros, tratando de parecer casual.

-¿Qué pasa Ellie? ¿Necesitas un policía que te defienda?

Antes de que pudiera responder, André puso una de sus manos en mi hombro para calmarme mientras miraba a Connor con una advertencia silenciosa en sus ojos.

-Es hora de que te vayas, amigo. No tienes nada que hacer aquí.

Connor frunció el ceño, pero la presencia del oficial lo hizo retroceder. -Lo que sea. No vale la pena explicarle a esta cualquiera cómo obligué que su ex me besara -masculló antes de dar media vuelta y salir tambaleándose por la puerta.

Cuando se fue, sentí como si me hubiera quitado un peso de encima, pero el alivio fue efímero. André seguía allí, mirándome con una preocupación que me hizo sentir incómoda.

-¿Estás bien? -preguntó, su tono ahora más suave, casi protector.

Asentí, aunque sabía que no era del todo cierto.

-Sí, solo... -mi voz se quebró, y cerré los ojos, tratando de recuperar la compostura-. Gracias.

André no parecía del todo convencido, pero no insistió. En su lugar, cambió de tema, su expresión volviéndose más seria.

-No es nada. Pero Ellie, necesito hablar contigo de algo más importante -André miró alrededor, asegurándose de que estábamos solos. Su voz era grave, y eso hizo que me pusiera en alerta.

-¿Qué pasa? -pregunté, cruzando los brazos en un intento de protegerme de lo que fuera que venía.

El oficial se tomó un momento, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras. Se acercó un paso más y bajó la voz.

-Se trata de Williem Nightmare.

El nombre hizo que mi corazón diera un vuelco. Williem, quien había sido un apoyo tan inesperado en estas semanas, ¿qué tenía que ver él con esto?

-¿Qué... qué pasa con él? -murmuré, una mezcla de miedo y confusión invadiendo mi mente.

André dio un paso más cerca, bajando la voz. -He estado investigándolo -hizo una pausa, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras-. Y he encontrado algunas cosas que me preocupan. En la inspección que hice hace unos días encontré...

Diing~

Antes de que André pudiera continuar, la puerta de la tienda se abrió nuevamente. El familiar tintineo de la campanilla me hizo girar la cabeza, y allí estaba él: Williem. Su presencia, tan segura y calmada como siempre, pareció llenar el espacio de inmediato.

-Ellie, ¿todo bien? -preguntó, ignorando al oficial y enfocándose en mí, como si fuera la única persona que importara.

André se enderezó, mirándolo con desconfianza, pero Williem no parecía afectado. Si había escuchado algo, no lo dejó notar.

-Oficial, ¿hay algún problema? -preguntó Williem, girándose finalmente hacia André, su expresión indescifrable.

André se tensó ligeramente. Pude ver el cambio en su postura, la forma en que su mirada se endureció.

-Nada que no podamos resolver. Solo estaba revisando algunas cosas con Ellie. -Su tono era profesional, pero había una frialdad en sus palabras que no había estado allí antes.

Williem no pareció inmutarse, aunque algo en su mirada me hizo sentir que no le gustaba la presencia del oficial.

-Bueno, espero que no sea nada grave-dijo Williem con una sonrisa cortés, pero sus ojos se quedaron fijos en André, como si estuviera evaluando cada movimiento.

El oficial André sostuvo su mirada por un momento antes de asentir ligeramente. Pero no lo dejó pasar tan fácilmente-. Williem, me preguntaba si podrías hablar conmigo un momento. Solo algunas preguntas.

Williem frunció el ceño, pero lo relajó en un instante, como si tratara de ocultar sus verdaderos ánimos. su mirada ahora estaba fija en André. -¿Preguntas? Claro, pero ¿sobre qué?

-Nada grave, solo algunas preguntas de rutina, por si acaso -André intentó sonar casual, pero pude ver que Williem lo estaba analizando cuidadosamente.

-Por supuesto, oficial. Aunque, creo que no hemos tenido el placer antes. ¿Nos conocemos de algo? -Williem ladeó la cabeza ligeramente, su tono era educado, pero había una sutil amenaza bajo la superficie.

André no retrocedió. - Lo siento, no. Soy el oficial André Schwarz - pasó su mano por uno de los bolsillos interiores de su chaleco y le enseñó la placa a Williem.

La tensión era palpable, y yo apenas podía respirar. El diálogo entre ellos era como un duelo imperceptible, pero sabía que André estaba caminando sobre hielo delgado. Finalmente, André decidió cortar el enfrentamiento al darse cuenta de que con las respuestas de Williem solo lo llevaban al mismo lugar.

-Bueno, será todo por hoy. Ten cuidado, Ellie. - me dijo, con una seriedad que me hizo sentir un nudo en el estómago.

Williem observó en silencio cómo André se retiraba, su mirada volviendo a mí una vez que la puerta se cerró tras el oficial.

Asentí, sintiendo una mezcla de alivio y nerviosismo. No entendía del todo lo que estaba pasando, pero algo en la forma en que André y Williem se miraban me hizo sentir que había más de lo que me estaban diciendo.

-Gracias, oficial -dije, tratando de sonar más segura de lo que realmente me sentía.

André asintió, una vez más, su mirada pasando de Williem a mí antes de girarse y salir de la tienda. El sonido de la puerta cerrándose detrás de él dejó un silencio incómodo entre nosotros.
-¿Todo bien? -preguntó Williem, su tono ahora más suave mientras daba un paso hacia mí.

-Sí, solo... ese chico del vídeo vino y... -mi voz se apagó. Una caricia suave rozó mi mejilla.

-No te preocupes por él. Lo importante es que tú estés bien.

Su toque, tan delicado, tan suave... parecía calmar el torbellino de emociones dentro de mí, aunque no podía evitar sentir una pequeña punzada de confusión. ¿Por qué el oficial André parecía tan interesado en hablarme de Williem?

Sacudí esos pensamientos de mi mente y forcé una sonrisa.

-Sí, estoy bien. -repetí, aunque una parte de mí no estaba tan segura.

-Bueno -dijo Williem, bajando su mano y posándose en mi hombro-. Si has terminado aquí, podría acompañarte a casa.

Miré el reloj en la pared y noté que mi turno estaba a punto de finalizar. Una extraña fatiga se apoderó de mí, como si el enfrentamiento con Connor y la aparición de André hubieran drenado toda mi energía.

-Sí, solo déjame marcar mi salida -dije, dirigiéndome hacia la caja registradora.

Williem esperó pacientemente mientras finalizaba mi turno, su presencia sólida y tranquilizadora a mi lado. Mientras hacía clic en los botones para cerrar la caja, no pude evitar sentir un peso en el pecho, una sensación de que algo no estaba bien. Pero antes de que pudiera indagar más en ese sentimiento, ya estaba lista para irme.

-Vamos. -dije, tratando de mantener mi voz firme mientras recogía mis cosas.

Caminamos juntos hacia la puerta, el fresco aire nocturno golpeando mi rostro cuando salimos. Williem estaba a mi lado, su presencia era una alerta para mis emociones, mi mente estaba plagada de contradicciones, me sentía segura a su lado pero, no podía sacudirme la sensación de inquietud que se había asentado en mi estómago.

-Williem -dije finalmente, rompiendo el silencio que se había formado entre nosotros-. ¿Conocías al oficial André de antes?

Williem se tomó unos segundos y me miró con una expresión que no pude descifrar, antes de sonreír y sacudir la cabeza.

-No, solo me preocupaba que te estuviera incomodando. ¿Por qué lo preguntas?

-No lo sé, solo... me pareció que había algo extraño-dije, no completamente convencida por su respuesta.

Williem me miró por un momento antes de sonreírme con dulzura.

-No te preocupes, Ellie. Estoy aquí para asegurarme de que estés bien.

Su voz era suave, casi tranquilizadora, pero una parte de mí no podía dejar de preguntarse si había algo más que no me estaba contando. Mientras seguíamos caminando, la sensación de que algo oscuro se cernía sobre mí no hacía más que crecer.

Cuando finalmente llegamos a la puerta de mi edificio, Williem se volvió hacia mí , sus ojos azules robaron mi mirada, como si un vasto océano hubiese sido capturado en sus ojos.

-No confíes en todo lo que te dicen, Ellie. -Su voz era suave, casi seductora-. La gente tiene sus propios motivos.

Asentí, pero en mi mente, las palabras de André resonaban una y otra vez. Algo estaba mal, lo sabía. Y ahora, atrapada entre la preocupación de André y la presencia envolvente de Williem, me sentía más confundida que nunca.

Williem se inclinó ligeramente para despedirse. Noté su pequeña cicatriz en el labio, una marca que había visto antes, pero siempre olvidaba preguntar por ese detalle.

-¿Cómo te hiciste eso? -pregunté, señalando la cicatriz-. Parece muy antigua.

Williem evitó mi mirada, su expresión se volvió tensa por un momento antes de responder-. Solo un accidente. No es nada importante.

No pude evitar sentir que estaba ocultando algo, pero decidí no presionar. La conversación me había dejado inquieta, y necesitaba tiempo para procesar todo lo que había sucedido. Me dejó un beso en la mejilla de despedida y luego se alejó.

Lo observé mientras se iba, sintiendo que cada paso que daba lo acercaba más al misterio que lo envolvía. Cuando finalmente desapareció en la distancia, solté el aliento que no sabía que estaba conteniendo.

Entré en mi casa, cerrando la puerta detrás de mí. Mi mente estaba llena de preguntas sin respuesta, y el silencio de la noche solo hacía que mis pensamientos fueran más ruidosos. Me dejé caer en el sofá, abrazándome a mí misma mientras intentaba comprender todo lo que había sucedido.

Sabía que André había intentado advertirme, pero ¿sobre qué exactamente? Y Williem... había algo en él que no terminaba de encajar, algo que ahora, más que nunca, necesitaba descubrir.

Esa noche, mientras intentaba dormir, las palabras de André seguían repitiéndose en mi mente: "Ten cuidado, Ellie". Pero ahora, la pregunta que no me dejaba descansar era: ¿Cuidado de qué... o de quién?

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