11
SungJi sin poder dormir miraba por la ventana, se sentía mejor al menos ya se podía mover mejor pero aún sentía que algo le faltaba y después de haber sentido el cuerpo de SeokJin junto al suyo lo entendía.
Aún le causaba un poco de malestar sentir esa necesidad en contra de su voluntad pues era más que obvio que ninguno quería estar en esa situación.
Después de tranquilizarse se fue apartando de la ventana pero se detuvo cuando vio como un hombre de pelo negro caminaba en dirección al bosque, sabía quién era y le causaba curiosidad su huida a altas horas de la noche, quería seguir lo pero le era imposible estar de pie durante mucho tiempo así que solo espero. Al pasar dos hora un enorme lobo apareció, ella quedó encantada ante él. Sus colores eran tan llamativos como una noche estrellada.
Cuando lentamente el cuerpo del lobo iba perdiendo tamaño se quedó quieto, a pesar de estar lejos pudo ver cómo cerraba sus ojos ,quedó así inmóvil durante unos segundos para después abrirlos y dirigir su mirada hacia ella.
El lobo no había permitido que SeokJin regresará, él aprovecharía aquel momento en dónde su amada lo veía.
Corrió por el patio y con un gruñido le dijo que se apartará de la ventana, salto un poco para poder subir hasta el segundo piso llevándose consigo una parte de la pared.
—Dios mío...¿Que demonios te pasa?
El lobo bajo las orejas cuando ella lo regaño por haber destruido la madera de la ventana.
—¿No te lastimaste?
Alzo su cara mientras observaba a la joven revisarlo para ver si no tenía ninguna herida.
—Cachorro...no hagas eso de nuevo, podrías lastimar te y no se cómo curar a un lobo.
Él realmente no entendía por qué su humano no la quería, todo en ella era puro.
"Puedes verlo...ella no busca lastimarnos"
"No estaría tan seguro de eso...sabes que ellos son buenos mintiendo "
"Entiéndelo, si no lo haces nos condenaras a ambos, yo no quiero morir"
"No morirás "
"¿Y ella?
(...)
Durante todo el resto de la noche SungJi y él lobo se quedaron juntos, como si fuera magia, SungJi se sentía bien, era como si nunca hubiera enfermado.
Al amanecer ella fue quien despertó primero, abrió los ojos encontrándose con la ventana destruída y los colores vividos de los árboles, cuando intento estirarse sintió como un brazo la jalaba.
Volteó su cabeza y se encontró con SeokJin, el dormido la abrazaba con fuerza, como si no quisiera dejarla ir nunca. SungJi cerró los ojos con fuerza y tomando valor tomo su brazo para alzarlo y darle un poco de libertad para salir pero Jin se despertó,quitó de manera brusca su mano asustando la.
—¿Que haces en mi habitación?
—....Está es mi habitación, tu llegaste anoche en tu forma lobuna....mira la ventana—y así lo hizo, se quedó en silencio analizando lo sucedido.
Se levantó de la cama revelado todo su cuerpo desnudo y con un problema íntimo que SungJi notó para después cubrirse los ojos.
—No digas ni una sola palabra de esto a nadie.
Ella solo asintió aún con su rostro cubierto.
(...)
Después de quedarse casi toda la mañana encerrada en aquel cuarto unos toques en la puerta se escucharon.
—Adelante.
La pequeña Lia se asomaba con una sonrisa.
—Hola...¿Quieres ir a jugar conmigo?
A pesar de sentirse confundida y con cansancio aceptó a su pedido, con lentitud se levantó.
Tomo su mano y ambas salieron de la casa, pero ella realmente no estaba prestando atención a lo que sucedía, y es que en su cabeza rondaban algunas preguntas.
¿Si nunca iba a estar a mi lado al menos para no sentirme así por qué eligió ésto? ¿Tan malo era que su lobo me eligiera? ¿Así se sentía el amor verdadero o solo era cuestión de lobos?
Más sin en cambio aún no encontraba la respuesta a esas preguntas.
—¿Eres feliz con tu mate?
—¿Cómo?
—¿Que si eres feliz?...mi padre dice que es la mejor bendición para un lobo encontrar a su mate, y tú lo encontraste.
—Las cosas son diferentes para los humanos. Nosotros no tenemos a un lobo que nos diga si es la persona correcta o no así que respondiendo a tu pregunta...no aún no soy feliz.
—¿Pero lo serás cierto? Si lo eres podrás quedarte y yo seré muy feliz también.
Por mucho que quisiera darle una respuesta positiva no podía así que no le quedó más que mentirle moviendo la cabeza de arriba hacia abajo mientras acariciaba su cabello.
—Por cierto ¿A dónde vamos?
—A mi escondite secreto...voy ahí cuando mis hermanos no están en casa y quiero que tú lo conozcas,nunca nadie ha ido y por favor no se lo digas a mi papá.
Cada momento que pasaba con la pequeña Kim le daba ese sentimiento cálido como cuando su madre la abrazaba sin ninguna razón en especial.
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