Estaba dormido en el bosque, habían pasado las horas y su deseo por volver se había apagado. Aquella cueva siempre lo recibía cuando la situación lo superaba y es que era muy especial aquel espacio. Su hermana, GyungJin le había enseñado llegar ahí, aquel lugar a pesar de los años aún lograba hacerlo sentir acompañado.

Entre sueños podía ver a su hermana, ella quien con sonrisas le daba la bienvenida siempre le daban las energías para seguir en pie.

"Ve por ella pequeño, es la indicada"
—No quiero...los humanos son asquerosos,solo buscan el egoísmo.
"Dale una oportunidad"

Pero a pesar que en sus sueños ella se lo pedía, no lo cumpliría,su mente no podía superar el hecho de que un humano que dijo amarla le había arrebatado la vida.

A la mañana siguiente, aún con su lobo presente llegó al pueblo, todos los presentes lo veían con curiosidad, hacia ya tanto tiempo que habían presenciado a su lobo. Y este claramente así como en su forma humana, él conservaba la belleza. Su lobo era negro pero su cabeza estaba dividida por dos colores, el negro que solo cubría su ojo izquierdo y parte de su mejilla y el blanco que abarcaba la otra parte y su hocico, agregando le también que sus ojos siendo grises tenían líneas negras en el dándole una mirada bastante llamativa e intimidante.

Lentamente iba regresando a su cuerpo quedando desnudo ante los pueblerinos quienes con sorpresa se voltearon respetando a su nuevo líder.

—¿Dónde haz estado?—su madre llegó corriendo dándole un golpee después de cubrirlo con una manta —Estuve muy preocupada.

—Lo siento mamá.

—No vuelvas a hacerlo —ella abrió la puerta de su casa y antes de entrar tomo el rostro de su hijo entre sus manos—No odies a tu padre...

—¿A qué...—dejo su pregunta al aire pues aquella presencia hizo que su lobo quisiera salir de nuevo —Tengo que irme.

Más su madre se lo impidió —Hazlo por mi...por favor.

SeokJin por mucho que quisiera negarse ,al tratarse de su madre se le volvía imposible ir en su contra. Así que con enojo camino hasta la sala viendo a un hombre a lado de su padre y la chica sentada en el sofá con una manta en sus piernas.

La miro detalladamente y por primera vez sintió el remordimiento, la chica se veía pálida y por el movimiento de sus piernas se notaba el frío que ella tenía aún si la temperatura fuera lo suficiente alta como para hacer sudar a cualquiera.

—Hijo...

SungJi alzo su mirada haciendo que ambos conectaran, pero Jin solo la desvío.

—Lamento no poder ayudarte...no me interesa estar unido a tí.

Dijo aquella sin poder verla a los ojos.

—Y yo no quiero obligarte—ante sus palabras él la miró —Espero puedas encontrar a tu verdadero amor en el futuro.

—SungJi...

—Esta bien señor Park, todo estará bien.

Pero era obvio para todos que aquellas palabras no eran ciertas. Para Jin haberla escuchado decirle que no lo iba a obligar quererle hizo que aquella culpabilidad incrementará pero estaba recio a no aceptar la.