La daga cayó sobre los pies de Edmug, cuya altura era bestial, sus ojos eran rojos y brillantes bajo la oscuridad. La lluvia era tan fuerte que quemaba la piel de aquellos que se atrevían a pasar por debajo de ella, la niebla hacia lo suyo, cubriendo las tumbas del cementerio que dividía los dos mundos.

—¡He cumplido, ahora, dejen que me marche!—gritó Roland desesperado

Un nuevo estruendo iluminó la daga, a pesar de que el cielo parecía rugir con odio y desespero, el monstruo frente al humano, no se inmutó, más parecía Roland quien acompañaba el dolor de aquella tormenta. La daga estaba manchada de sangre.

—Veo que tomaste 《esa》 decisión.—espetó Edmug—No obstante, creo que se te olvidó algo.

—¿Eh?

El llanto de un bebé le estrujó el estómago a Roland, los hombres de Asferld venían encapuchados y sus ojos destellaban cuál siervo detrás de Edmug.

—Ella, ¿es tu hija, no es cierto?

—¡No la toques, cumplí con mi parte del trato!—bramo Roland

—Nunca especifique que sacrificio quería.—señaló Edmug

Roland palidecio y creyó no haber escuchado bien.

-Aunque... Esa no es la "verdadera", ¿o si?-añadio una voz aguda y burlona 

La piel de Yukai era verde y raposa, sus ojos rojos y similares a los de un reptil, la tensión iba en aumento, ya que este formaba parte de la corte de guerra más poderosa y Edmug era el líder

-Burlarte de mi confianza, quizá. Pero, quitarme el honor, fue distinto y ahora vengo a cobrarte de la misma manera.-Dijo Edmug 

De las sombras emergieron dos figuras femeninas, la de una mujer con los ojos brillantes y con la nariz pegada al labio superior y la de una niña pequeña con las orejas en punta, los ojos atigrados, Edmug solto una carcajada ante el rostro de Roland.

-No... ¡NO LA TOQUES!-grito el hombre

La bestia miró hacia el cielo, de no ser por esa pequeña línea mortal, ya habría acabado con ese humano, entonces pasó la vista hacia el bebé y luego a la niña.

-Quisiste que se adaptara a un lugar que no es para ella... Confié en tí y tu...-dijo entre dientes Edmug, dirigiendose a la mujer pero sin despegar la vista de la niña- Y tu responsabilidad conlleva la mía, Ellehia.

La mujer rugió y se safó una de sus manos de los hombres de Edmug, le lanzo un razguño con las enormes garras que poseía por naturaleza, haciendo que este volteara la cara.

-¡ERES UN MONSTRUO!-exclamó Ellehia

Edmug sonrío con ironía, la sangre oscura le recorrió por el rostro entonces se acercó tanto a la mujer que había escapado con un humano y le susurró.

-Como tu.

Ella estaba a punto de atacar, pero los hombres la agarraron de los brazos y el bebé lloró de nuevo, Edmug giró la cabeza rapidamente hacia el pequeño humano.

-Así que es la única humana...-menciono Edmug mientras caminaba en dirección del infante

-¡TE DIJE QUE NO LA TOQUES!-bramo Roland y con el cuchillo que había lanzado ateriormente intento matar por la espalda a Edmug 

Pero el ni si quiera se inmuto, solo los humanos podían cruzar sin ningún problema, pero, tenían 10 días para regresar a la tierra de los humanos, de no hacerlo, jamás volverían a salir, y cuando lo hacían como castigo, se restaba la mitad de su vida y se borraban sus memorias. Edmug sostuvo a la pequeña en sus brazos y el bebé se quedo callado, era cien por ciento humana... Una blasfemia para los que pertenecían a Asfreld y a todo Utreskan, el reino de la fantasía, Roland siguio con las puñaladas hasta que Edmug volteó hacia el.

-Humanos...-masculló, con la daga que tanto golpeaba Roland, este se la arrebató, Ellehia grito y la niña lloro cuando mato al padre y después a la madre

Camino hacia su primogenita.

-Vendrás conmigo.-indicó

-¡Deja a mi hermana!-chillo la pequeña

Edmug miró al bebé manchado de sangre, como si su inocencia lo estuviera juzgando.

-Ahora ustedes son mi responsabilidad