En Asferld no hay coches, hay caballos.
En Asferld no hay mansiones, hay castillos.
En Asferld no hay peces diminutos, hay sirenas.
En Asferld no hay ciencia, hay magia.
En Asferld no hay sol que crezca sin la luna y luna que no vea al sol sin usar su luz.

Porque en Asferld no hay humanos, hay seres que sólo podían existir en los cuentos de hadas.
Seres que te hipnotizan y te hechizan, con solo un par de palabras y otros que simplemente al mirarte, te paralizan hasta el alma.

Los trols caminan llevando costales de oro, las hadas embelleciendo la naturaleza y endulzando aquellos frutos que no pararias de comer nunca, pero, algunos están hechizados.

Las aguas profundas de Asfreld contienen seres que te inducen a ir hasta lo más profundo de cualquier cuerpo de agua y si ofreces un buen trato, puedes vivir o ser uno de ellos.

... Yo no tuve elección.

-A partir de hoy, serán nombrados regentes de Asfreld-anunció lo que allá se le conoce como un sacerdote-¡Larga vida...!

Unidos por una espada y una copa con el agua de la vida eterna, nos miramos fijamente, el odio resplandecio en sus pupilas y el miedo revoloteo en mi vientre, pero había algo más, algo que los dos sabíamos muy bien.

Yeongsan tomo mi mano que sujetaba la copa y sin despegar la vista de mis ojos anunció en voz fuerte y clara:

-Acepto.