Capítulo 7.
Ink miraba sin expresión alguna al chico frente a él, sabía que no era muy amable de su parte ignorar sus preguntas y no agradecer por los pequeños gestos que realizaba su acompañante intentando animarlo, pero sentía que era mucho mejor fingir que no estaba interesado en lo que decía en vez de enojarse con él. Su actitud y mentalidad era tan infantil, y claro que no estaba en contra de eso, eran niños, después de todo, pero a su juicio había que tener un grado de madurez mínimo para entender lo que estaba pasando, este niño parecía no comprender nada.
—Qué ricas galletas hace tu mami, mi mami también hace galletas, pero no son tan buenas. ¿De qué sabor te gustan más? —Se esforzaba en hacerlo hablar, pero ya se estaba quedando sin ideas. Ahora mismo estaba probando suerte con las galletas que Myebi había preparado.
—¿A qué hora se van a ir?
—Ah... uh, a mí me gustan las de chocolate, son mis favoritas. Pero las de frutilla que hizo tu mami también me gustan mucho, ¿te gusta mucho la frutilla? —No entendía por qué lo ignoraba, él había cubierto sus ojos esta vez. ¿Será que él recordaba cómo lucía y prefería no involucrarse con él? Eso sería muy grosero de su parte, pero no le sorprendería que algo así ocurra, ya había vivido situaciones similares antes, pero a esos niños no los admiraba como hacía con Ink.
"—¿Por qué sigue tan feliz después de lo que le dije? Me molesta que esté feliz." —Pensó el menor, mirándolo con cierto desagrado, aunque conseguía suavizar sus expresiones. Tampoco quería lastimarlo tanto y tenía el presentimiento de que ese niño tan ingenuo era muy sensible.
Si lo pensaba detenidamente, lo que hacía era bastante cruel. Ese chico se estaba esforzando muchísimo para ser su amigo, ¿quizá no tenía muchos amigos? Eso explicaría su actitud tan contradictoria; un niño tímido que no paraba de hablar.
Ink suspiró, recostándose en el colchón en el cual estaba. Era egoísta desear que el mayor de ambos dejara de sonreír, dejara de estar feliz. Quería que llore, quería sentirse mejor viendo llorar al resto. Él no estaba feliz, él quería desaparecer, nadie debía estar feliz si él no lo estaba, hacía que se sintiera inferior, le hacía pensar que era una carga. Lo mejor era que todos se sintieran igual de miserables que él, que pudieran entenderlo y compartir su pena. Era un deseo tan egoísta, lo sabía, pero querer sentirse mejor consigo mismo era superior a la empatía que sentía por el resto. Él quería sentirse mejor sin importar qué.
Se sobresaltó al escuchar un poco de música en la televisión. Error, aunque él no recordaba su nombre, acababa de poner un vídeo de baile para hacerlo sonreír. Sin embargo, opuesto a lo que esperaba, obtuvo una horrible mirada que le creó un nudo en su garganta.
—Te traje esto... como te gusta bailar, pensé que podrías mirar y memorizar hasta que...
—¿Hasta que qué? ¿No lo entiendes? ¿Eres un idiota o qué sucede contigo? —El insulto tomó desprevenido al mayor, quien inmediatamente comenzó a mirar sus pies. —¡No voy a bailar nunca más! ¡¿Hay que explicarte con manzanas?!
—P-Pero Geno dijo que en unos meses podrías usar piernas de mentira y allí podrás bailar otra vez...
—No voy a usar esas cosas. ¡¿Acaso Geno sabe algo de mí?! ¡Si tanto me conoce, dónde estaba cuando me atropellaron! ¡¿Dónde diablos estaba si tan genial es?! —El volumen de su voz se elevaba con cada palabra que salía de su boca.
Error titubeó, pero no respondió, en cambio, señaló la televisión. Las personas allí bailaban música pop, para el moreno no era importante el estilo musical, especialmente porque jamás escuchó lo que había del otro lado de la ventana de la escuela que Ink siempre veía, así que sólo eligió el ritmo que más le llamó la atención.
—Mira qué lindo bailan, tú también lo harás cuando te pongan las piernas...
—¡Te dije que no voy a usar esas cosas! ¡¿No escuchas bien?!
—Es que tu mami dijo que en el futuro ibas a hacerlo, así que quizá tengas que usarlos porque ella lo dice... No te preocupes, quizá te gustan mucho cuando los pruebes.
Ink se le quedó mirando, sin poder creer lo que estaba escuchando. Qué mente tan infantil debía tener el chico para creer que todo estaría bien, que todo se resolvería con tanta facilidad.
—...Ink, perdón por asustarte en el hospital... no quería que me odies, quiero ser tu amigo, quiero bailar contigo porque lo haces muy lindo, —Murmuró unas palabras más, aunque fueron para sí mismo, totalmente ajeno al enojo que había ocasionado en el menor, quien comenzó a llorar de la impotencia y la rabia que sentía por todo lo que decía. — tú serías mi primer amigo y eso sería genial...
Sin aviso previo, un golpe en su rostro provocó su caída al suelo. Rápidamente se cubrió la cabeza, como si quisiera evitar otro ataque, pero al ver que nada le tocó, miró al responsable; Ink, el chico al que le estaba hablando cinco segundos antes, le miraba furioso, con lágrimas en sus ojos y sus manos temblando en forma de puño.
Error no lo entendía. ¿Por qué lo había golpeado?
—Tú... ¡Tú eres un idiota! ¡Tienes que madurar, la vida no es feliz! ¿No ves lo triste que estoy? ¡¿Por qué sigues diciendo esas cosas?! —Tiró de su cabello, hundiéndose en un terrible sentimiento que no podía expresar en ese momento, ni él sabía lo que sentía, ¿tristeza, enojo?
El mayor acarició su nariz. El golpe había sido bastante fuerte y le dolía muchísimo. Geno le llamó desde el segundo piso, habían escuchado un ruido y quería saber si su hermano no había roto nada, pero no le respondió, apenas le escuchó. El pecho del moreno se estrujo un poco, su garganta comenzó a arder y soltó una palabra simple que molestó al menor.
—Perdón.
Ink suspiró, intentando calmarse a sí mismo. —Mira, no te disculpes, no debí pegarte, lo siento... pero deja de molestar, lo que dices me molesta.
—N-No, perdóname... estás sufriendo y yo no, y yo debería estar sufriendo. —Sus ojos comenzaron a humedecerse al punto que su vista se volvió borrosa. Quitó los lentes que traía para presionarlos y evitar que salgan lágrimas.
—Oye, deja de culparte, ya estás siendo molesto otra vez.
—E-Es que si no me hubiese esquivado...
Los ojos de Ink se abrieron con sorpresa. Sintió sus manos temblar. Abrió su boca, pero no salieron palabras. ¿Qué estaba insinuando ese niño? ¡Qué estaba diciendo!
—P-Perdón...
—Tú... ¿eh? —Sujetó la camiseta del mayor, evitando que se aleje. —¿El accidente? Tú...—Ese era el día que estaba esperando. —¡¿T-Tú...?!
Error comenzó a llorar, aprovechando los temblores en las manos del contrario para apartarse. Cubrió su rostro y se agachó un poco, murmurando repetidas veces. —P-Perdóname, perdóname.
Finalmente, Ink había encontrado a alguien a quien culpar.
—Esto... ¿es tu culpa? —Preguntó, su voz temblaba. Tenía tanto que decirle al responsable de su miseria. —¡Esto...! ¡Tú! ¡Te odio, te odio, te odio! ¡Por tu culpa yo...! ¡Debiste ser tú! ¡Tú debiste ser atropellado, no yo! ¡No yo! —El contrario sólo lloraba, elevando el volumen de su voz, repitiendo constantemente "perdóname".
Ante la conmoción, ambos adultos bajaron, encontrándose con la horrible imagen de Ink sujetando a Error y zarandeándolo mientras este lloraba, ni siquiera intentaba defenderse. En un momento, el menor le proporcionó un fuerte golpe directo en el rostro al moreno, ocasionando que ambos cayeran al suelo. Allí fue cuando Geno y Myebi reaccionaron y fueron a separarlos, sin entender lo que sucedía, sólo sabían que ambos gritaban y lloraban, pero no respondían.
—¡Te odio! —Gritó Ink, queriendo lanzarse a atacar, pero su madre lo mantenía firmemente presionado contra el sofá, impidiendo que se mueva más y se lastime. —¡Te debieron atropellar a ti! ¡Tú debiste morir!
—¡Ink! —Su madre estaba horrorizada por lo que acababa de decir su hijo. —¡Ink, no es su culpa!
—¡Lo fue! ¡Es su culpa! ¡Si él no hubiese cruzado la calle! ¡Él debió ser atropellado, no yo! ¡Te odio, estúpido raro! ¡Esto es tu culpa! ¡Tú me intentaste matar, muérete!
Geno no podía creerlo. La señora Comyet hacía lo posible para calmar a su hijo, quien no dejaba de removerse en sus brazos, llegando a rasguñarse a sí mismo y a su madre. Por otro lado, el albino sostenía a su hermano entre sus brazos, el cual escondía su rostro en su pecho, llorando fuertemente y gritando que le perdone.
—¡Ojalá hubieses muerto!
Sus palabras eran como dagas para el mayor. No podía dejar de rogar por perdón, pero sólo recibía amenazas e insultos de regreso. Geno y Myebi no pudieron despedirse adecuadamente, pues los hermanos Crayon debieron salir inmediatamente de la casa, mucho tiempo antes de lo estimado, Reaper ni siquiera había terminado sus clases para que les lleve a casa, por lo que tendrían que caminar.
Geno no soltó a su hermano en todo el trayecto, no preguntó nada, sólo intentaba calmarlo, sin poder evitar llorar cuando el menor nuevamente pedía perdón o se disculpaba por no haber muerto.
Ese fue el día en el que Ink cambió, el día en el que comenzó su miseria... arrastrando a Error consigo.
✿❀✿❀✿
Como regalito de cumpleaños de Error: su sufrimiento. ¿
Este es el último capítulo de los personajes como niños, a partir del próximo comienza su desarrollo real.
En el siguiente intentaré ser lo más detallista posible, porque seguramente habrá confusión respecto a algunas cosas que ocurrieron a lo largo de los años y que, obviamente, no relataré en capítulos por separado.
Ahora sí voy a describir a los personajes. ;³
Creo que tampoco tengo aclaraciones para este capítulo, jaja.
✐Capítulo sin modificar✐
『✿-Cxnni-❀』
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