Narra ______.

El tiempo pasó tan rápido, las noches y los días pasaron como rayos frente a mi. Había estado enferma durante toda una semana entera, mis ojos no habían sido abiertos durante todo este tiempo.

Me sentía en coma, cuando realmente no lo estaba.

Aún así, sabía que Yuuri no me dejaba un solo segundo sola.

Retenerlo a cuidarme era tan frustrante.

Había perjudicado su viaje más de lo esperado.

Viktor se la pasaba todo el día con Yakov y probablemente con Plisetsky.

Era una alivio el hecho de que mi "cuñado" haya permanecido tan tranquilo con la ansiedad de llevarme frente a él.

Tal vez ya superó su obsesión de vernos a ambos como pareja.

Decir tal vez quizá sería demasiado, claro, estoy refiriéndome a Viktor Nikiforov, cualquier cosa puede suceder durante el tiempo que nos resta en esta ciudad.

En verdad quería volver a casa.

Y era un hecho que tendría que esperar más tiempo de lo planeado para ello.

—¿_____? ¿puedes escucharme?— sentí como mi cuerpo era tambaleado de un lugar a otro.

Abrí mis ojos con lentitud, la luz del sol chocando directamente con mi rostro no tardó en causarme un dolor de cabeza agudo.

Solté un quejido de molestia y observé a mi alrededor lentamente.

—Yuuri, dejame dormir— musité.

Cubrí mi rostro con las sabanas de nuevo.

La pereza era abundante en mí, y no planeaba ponerme de pié a pesar de estar más que aliviada ahora.

No tenía ánimos para hacerlo.

Mi celular vibró repetidas veces en el mesabanco junto a mi.

Me resigné a tomarlo en mis manos, mientras leía el mensaje que había recinido de un numero desconocido.

Necesito que vengas abajo, por favor, no vengas junto a Yuuri, necesito que hablemos, a solas.

—Viktor N.