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¿Cita doble?


Daniel


No sé si reír o llorar.

Llevamos unos diez minutos viajando en la elegante limosina sin tener un destino fijo. Si antes era solo yo el que estaba estresado porque no sabía que ponerse en una cita, ahora me siento mejor, de los cuatro individuos presentes, ninguno ha tenido una cita antes y estamos más perdidos que Dora la exploradora en sus misiones.

—¿Entonces... Lo googleo? —Tivye alza su móvil aunque es obvio que sin importar la respuesta va a hacerlo. 

—¿De verdad nadie sabe que hacer ahora? —Los miro a todos, los tres niegan con la cabeza como si fueran trillizos conectados. —¿Seguimos los pasos de las películas de amor?

—Nah. —Tivye termina buscando en internet. 

—Ahora que lo pienso... ¡Si he tenido una cita antes! 

Tivye mira a su novio con ojos de "¿tú? ¿de verdad?" pero Kian no parece ni ofendido ni molesto, solo radiante. Quizá se crea Dios llegando justo en el momento requerido.

—Una vez, con una chica... Fuimos al cine. 

—¡Yo igual tuve una cita! —Tivye chasquea los dedos y vuelve a centrarse en su móvil. —Con el doctor, y con un psiquiatra, y un psicólogo. ¡Ah! Y con la policía. 

Me froto la cien. Estos amigos, si es que puedo llamarles así, son unas balas perdidas, dos casos distintos y complicados, el segundo peor que el primero sin duda. Aunque esto es algo que solo pienso, en mi vida me atrevería a decirlo en voz alta y fuerte.

Giro en dirección a Ryu para encararlo. 

—¿Y tú? ¿También vas a salir conque ya tuviste una cita? 

El chico vuelve a negar y se recuesta en el asiento como si estuviera intentando recordar algo, más no tiene suerte y al final solo suspira. 

—¡Lo tengo! —Tivye se deja caer sobre el regazo de Kian y este pega un brinquito al sentir el peso extra en sus piernas. —¡Vamos a un cementerio!

—¡¿Para qué quieres ir a un cementerio?! —Le pregunto algo aterrorizado. 

—No lo sé pero será divertido, aunque es mejor ir cuando esté oscuro. —Tivye pasa sus dedos sobre la pantalla y luego sonríe como señal de victoria. —¡Ya sé! —Se gira para quedar en una posición que le permita vernos sin estar de cabeza, alza su mano derecha y comienza a enumerar sus planes para esta noche. —Primero al parque de Angel Evil, habrá que ir a la casa del terror, luego hagamos algo de exploración urbana en el teatro abandonado al sur de la ciudad, después de eso podemos ir al centro comercial a pasear y comprar, y de paso al cine de arte... ¡Al final hay que caminar bajo la luna en un cementerio!

—No tengo resistencia al terror. —Admito mientras sudo frío. 

El plan es bueno, pero... ¡Si todo se basa en cosas de miedo voy a terminar necesitando pañales, y eso con suerte, lo peor sería que la morgue recibiera un nuevo cuerpo por culpa de un paro cardiaco!

—Tienes a Ryu para eso. Si algo te da miedo grita sin pena, Kian hará lo mismo ya lo verás, grita y aférrate fuerte de tu compañero. Con eso el terror disminuye. 

Quiero oponerme pero la palabra es tomada con alegría por los otros dos. Al final solo me queda comprar un rosario y agua bendita en la entrada del parque de terror, rezarle a lucifer y rogar porque le tenga piedad a mi pobre alma.


Daniel


No abras los ojos Daniel, no los abras, no los abras... ¡Ah!

¡Algo me tocó! ¡Estoy seguro de que algo me tocó! 

¡Mami! ¡Quiero a mi mamá! ¡No... Esa vieja me daría más miedo! ¡Quiero a mi maestra de artes! ¡Ayudaaaa! ¡Ah! ¡Policía! ¡Alguien! ¡Sáquenme de aquí!

—Daniel, si no abres los ojos vas a tropezar. —Tivye me habla con un tono ansioso y lleno de ganas de proceder.

Niego desesperadamente. ¡Esto no puede estar pasando! ¡Ni siquiera hemos entrado y ya me estoy derritiendo por el miedo! Quiero llorar... Voy a llorar. 

¡¿Cómo es posible que la gente pueda soportar esto?! Para un pobre mortal como yo, es demasiado.

Un nuevo peso se coloca sobre mis hombros, estoy tan sensible que con solo ese nuevo contacto me estremezco. De verdad, con lo miedoso que soy no entiendo como es que aún no salgo corriendo de mi propia sombra.

—Tranquilo... No va a pasarte nada, pero si no quieres entrar, podemos esperar afuera. 

La voz de Ryu es tranquila, tan calmada que arranca suspiros inconscientes, tan profunda que llega hasta lo más remoto de mi ser y logra estabilizarlo. Por fin abro un ojo, el otro lo imita. Mi respiración es irregular, me falta el aire y no sabía que lo había contenido por un largo rato, siento como su cabello hace cosquillas en mi mejilla, y el color me sube al rostro de tan solo percatarme de la cercanía de nuestros cuerpos. 

¡Rayos! ¡Está muy cerca! 

Como que... Hace calor. ¿No?

—Esta bien. —Ni siquiera tengo el valor para mirarlo. ¡A esta cercanía me es difícil hasta pensar con normalidad!

—No es necesario que...

—No, de verdad. —Le doy unos toquecitos a sus manos para que me libere y él obedece. —Pero quédate detrás por si me desmayo, la última vez Kian me dejó caer y terminé con un brazo roto.


Daniel


¡Estoy vivo! ¡Estoy vivo! 

No sé ni que rayos ha pasado pero estoy seguro de que sigo en el plano terrenal.

Mi cuerpo suda tanto que parece que he caído al agua solo para salir chorreando, mojado y tembloroso. La vida de este Jelavick ya no se encuentra en riesgo pero aún así mi cuerpo sigue pegado al brazo izquierdo de Ryu, y si no fuera tan amable seguro que me habría apartado en el mismo momento que comenzó a entumírsele, porque luego de soportarme por una hora, de seguro ya tiene su extremidad dormida.

Kian se encuentra en una situación similar. Aferrado a la espalda de su pequeña novia, ocultando su rostro en el cuello ajeno, mientras la abraza como un koala bebé abrazaría a su madre. Tivye se ve satisfecha, ríe al verme tan vulnerable y comienza una amena charla con Ryu sin dejar de acariciar la cabeza de Kian, el pobre se va calmando paulatinamente, y luego de un rato ya está igual de enérgico que siempre.

Ah, si tan solo yo fuera así...

Cuando volvemos al auto quiero saltar de alegría, ah, lugar feliz, lugar seguro.  Tivye rompe mis sueños con unas cuantas palabras.

—Recojan lo necesario, de aquí iremos a pie al teatro... 

Después de tomar un par de bocadillos los sigo remilgando. Tivye toma el mando del grupo, caminando entre las calles hasta la entrada del lugar. A simple vista se ve aterrador, tan espeluznante, me recuerda un poco a los escenarios de las películas donde alguien siempre muere. 

Amén.

Es un teatro viejo, la entrada no debería de estar abierta al público pero por alguna razón las puertas se encuentran abiertas de par en par, como si invitaran a los transeúntes a ingresar con confianza. Hace años, unos setenta mas o menos, este teatro fue anfitrión de muchas excelencias de la época, en los camerinos, las estrellas se preparaban para el show, y en el escenario todo era divino... O al menos así te lo pintan en los documentales que encuentras en línea.

La caída en picada del lugar comenzó con el mal manejo de recursos, y terminó por ser clausurado. 

Trago saliva. Kian ayuda a su novia a empujar la puerta interior de seguridad y esta cede sin problema. El interior es silencioso y lleno de polvo, cosas viejas y un profundo olor a encierro. 

Mi cuerpo vuelve a tener escalofríos, pero para mi buena suerte no soy el primero en dar comienzo con los gritos. 

Una rata sale corriendo, Kian exclama asustado antes de desmayarse. 

Entre todos compartimos miradas, al final terminamos por dejar el lugar y avanzar al siguiente punto en el plan, con un Kian desmayado ya no hace falta tener más peso extra que cargar, él ya es más que suficiente.

Durante el trayecto hasta el centro comercial no hay muchas interrupciones o charlas, Kian a penas se está recuperando de la tremenda impresión causada por un pariente de Mickey Mouse, Tivye se concentra en ayudarlo, y a veces parece que solo se burla de su estado en silencio. Por su lado, Ryu se encarga de teclear cosas en su móvil y desde hace rato viene hablando con una mujer, y yo... Yo estoy bien, tengo chocolates, salud y la boca llena.

¿Qué más puedo pedir?

Ahora solo ruego que la nueva parada sea más tranquila que todas las anteriores, mis ganas de volver a correr o estar al borde de sufrir un colapso mental por el miedo, ya se han agotado por completo.

Más, al llegar y ver la cartelera del cine, Tivye exclama feliz que desea ver una animación basada en hechos reales acerca de un asesinato en masa durante los años 80.

¡Ja!

Ni loco. 

Daniel Jelavick ha sufrido bastante ya. 

¿Es mucho solicitar algo de compasión?

Pues parece que sí, ya que los demás no tardan en dar su visto bueno, y, una vez más, me veo arrastrado a una sala oscura, llevando una charola de palomitas, jugo de uva, chocolates y lo que queda de mi dignidad como ser humano.

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