Drarryverso
Yo estaba escribiendo mis cosas "normales" cuando pregunté qué querían a mis flancitos para que celebráramos el mes de Harrybebé, y pues…querían muchos Harry's y muchos Draco's, así que aquí estamos.
Los ganadores de la encuesta en orden de aparición:
Luz de luna
Canon
Para ganarse el afecto
Wizdad
Un día a la vez
Bonito
Vamos a empezar esta locura, jAJAJA.
Drarryverso
Harry estaba seguro de que algo iba a salir mal allí, pero no podía decir con exactitud el qué.
—Hopear reportando a los agentes Huffie y Sierro, Hopear reportando- —Hizo una pausa—. ¿Me oyen?
—Sí, por aquí seguimos, Hopear, tú sigue caminando…
Harry empezó a arrugar el entrecejo.
Draco no estaría feliz si no iba a comer con él como le prometió. Y aún menos si desaparecía por toda la eternidad. Era capaz de ir a buscarlo al mundo de los muertos y jalarlo de vuelta.
—¿Qué es lo que ves, Hopear? —indagó Hellen, a través del comunicador.
Él se detuvo en el borde del lugar, a unos pasos de una pendiente de cristal de colores que descendía. Era una cueva enorme, inexplorada, y nadie sabía por qué apareció en el radar mágico de repente; precisamente por eso los enviaron a ellos allí.
—Sólo cristales…
Cuando intentó dar un paso más cerca, de pronto los cristales del suelo se iluminaron con una luz roja y verde. Harry retrocedió.
—Cristales mágicos —aclaró.
—Deberíamos llevar algunos implementos para examinar y tomar muestras si es posible que…
La voz de sus compañeros lo distrajo y no pensó demasiado en lo que podía significar tal reacción. Aunque le encantaba su trabajo, ya era tarde y sabía que Draco lo esperaba. La paciencia de su novio no era infinita. Ni de cerca.
—D—
Harry no se consideraba una pareja celosa. Draco hacía lo que le daba la gana y era la persona más testaruda que conocía, pero no haría nada de forma intencional que pudiese hacerle creer que no lo amaba. E incluso si se enteraba de que Harry estaba inseguro de algún modo, intentaba trasmitirle esa certeza tan grande que tenía sobre que lo quería. El asunto con Charlie Weasley no contaba; fueron muy jóvenes. Lo de Luna tampoco. Ni contaba lo de Sorin.
Pero a pesar de que Harry tenía una completa confianza en Draco, no creía que a alguien le gustase encontrarse a su pareja hablando con una versión de sí mismo. No, esa imagen de un Harry que intentaba tomar el brazo de Draco no le gustaba en lo más mínimo.
Lo primero que pensó fue en alguna ilusión que Draco no pudiese notar al instante o en poción multijugos. En cualquier caso, no creía que tuviesen las mejores intenciones, así que atravesó la sala corriendo, dejando un rastro de hollín desde la chimenea por la que acababa de salir, y se abalanzó hacia el patio de la Mansión Malfoy.
Draco se encontraba en un asiento de una de esas mesas en que su madre adoraba tomar el té, en medio del césped y a la distancia perfecta entre la casa y las flores. Pareció aturdido cuando Harry apartó al intruso y lo apuntó con la varita.
—¿Estás bien? —le preguntó a su novio.
Él asintió, todavía un poco sorprendido.
—Harry, es-
—¿Qué quieres de Draco? —Harry ya se había girado hacia él, ceñudo—. No sé cómo entraste, pero no te quiero ver aquí a menos que tomes tu verdadera forma y nos digas quién eres y qué quieres. Y si intentas dañarlo-
Sus músculos tensos reaccionaron al sentir los brazos que lo envolvían por detrás. La mitad de él se relajó al recargarse en el pecho de Draco, la otra mitad seguía alerta por el intruso.
Nadie iba a dañar a Draco si Harry podía evitarlo, ni siquiera él mismo.
El Harry frente a ellos tenía tal expresión de horror que podría haber pensado que vomitaría el té que bebió antes.
Cuando escuchó un sonido ahogado, los tres giraron el rostro (Harry sólo a medias para no perder de vista al intruso) y se toparon con un Draco Malfoy que salía por la misma puerta de cristal que él utilizó antes. Llevaba un cofre que se le cayó por la sorpresa y apenas pudo ser salvado de un fuerte golpe con el suelo gracias a un hechizo susurrado a último momento.
—Así que era en serio… —El Draco recién llegado exhaló. Miró al Harry canon—. Y pensamos que estaba loco cuando dijo que Potter vendría porque era su novio y tenían una cita.
Harry los observó a ambos, más atento a los pequeños detalles sobre ellos. Ese otro Harry era idéntico a él, excepto por su fea expresión al observar a Draco. Él jamás lo vería así, ni siquiera cuando discutían.
El otro Draco, que se acercó a ellos tras confirmar que no tiraría la caja, también tenía un enorme parecido con su Draco, pero no eran copias exactas. Sí, era guapo, sí, su cabello brillaba, sí, sus gestos eran delicados. Sólo que no era igual a su Draco. Tenía una especie de frialdad, de rigidez, algo en torno a él que lo hacía lucir como una persona que se reiría si intentabas ser su amigo. Su Draco no se había visto así en muchos años.
—¿Son…?
—Sí —Su novio habló junto a su oído, ambos brazos todavía a su alrededor—, son nosotros, ya lo confirmé mágicamente.
—Y ellos —El Draco canon puso el cofre sobre la mesita entre ellos— son nosotros.
—Llegaron hace rato a través de las flores, por allá —Su Draco apuntó una dirección determinada entre los rosales—, casi nos batimos a duelo. No me creían, estaban discutiendo…le dije a ese "Draco" que tenía la colección de snitches que mi padre me dio de niño, y la reconoció. Fue a buscarla.
—La ponemos en el mismo lugar —aclaró ese otro Draco, observando la caja con una expresión pensativa.
—¿Son como…como versiones nuestras de otra parte, quizás? —Harry lo consideró con más cuidado ahora que no creía que Draco estuviese en un peligro inmediato.
—Eso parece —admitió su novio, estrechándolo un poco más, lo que provocó que el otro Harry adoptase una expresión que no le gustó nada.
—¿Y —Harry tragó en seco al pensarlo— no son pareja?
A Harry esto le resultaba una tragedia.
El Harry canon lució todavía más horrorizado.
—Claro que no, ¿quién querría salir con ese imbécil de Malfoy? Es la persona más egocéntrica, desagradable, prejuiciosa-
Harry lo apuntó de nuevo con la varita, su mano apretándola tan fuerte como pocas veces lo había hecho. El destello rojo en la punta era una maldición bastante dolorosa que no usaría fuera de un caso de emergencia.
Esto debía contar como "emergencia".
—No me importa si se supone que eres yo, ¿me oíste? No vas a hablar así de Draco, no tienes ningún derecho. Vas a callarte, o te saco a punta de maldiciones de aquí.
Notó que el agarre de Draco en torno a él se volvía un poco más fuerte. Ahora también estaba tenso y Harry odió a ese mago que tenía al frente, sin importar cómo se veía o quién fuese, porque pudo hacer que su novio se sintiese mal.
El Harry canon lo observaba de una manera que le hacía pensar que creía que estaban locos y se debatía entre si aceptar los términos o sacar su propia varita.
De pronto, el Draco canon soltó una risita.
—Qué versión de Potter más agradable —murmuró, viendo a ambos Harry Potter con una obvia diversión.
El Harry canon bufó y masculló una frase incomprensible que llevaba la palabra "mierda".
—Voy por Ron y Hermione, al menos ellos sí deben estar cuerdos —gruñó.
Cuando comenzó a moverse hacia el interior de la Mansión, ninguno lo detuvo.
—La red flu no sirve desde la guerra —alegó el Draco canon, en tono distraído.
—Claro que sirve —Draco arrugó el entrecejo—, Harry acaba de llegar por ahí. ¿De qué guerra estás hablando?
El Draco canon vio de uno al otro, como si buscase una señal de que la pregunta no iba en serio.
—¿Aquí…no hubo una guerra?
Para el momento en que un frustrado Harry Potter del canon regresó desde la casa, dando zancadas, el Draco canon ya los había puesto al corriente de lo que era más necesario que supiesen, las principales diferencias entre sus "mundos", como decidieron llamarles por ahora.
Harry canon era un Gryffindor. Draco canon un Slytherin. Se odiaban. No tenían amigos en común, pelearon en diferentes bandos de una guerra provocada por un demente supremacista sin nariz.
Sonaba aún más extraño que cualquiera de los cuentos que su Draco podía narrarle. A medida que se los explicaba, el Draco canon no podía evitar fijarse en lo cerca que se sentaron frente a él, en los instantes en que Harry sostenía la mano de su novio y le daba un apretón, o cuando su Draco lo rodeó con un brazo al oír que ese otro Harry no tenía padres.
El Draco canon ni siquiera miró al Harry canon cuando este se detuvo junto a la mesa de nuevo, emitiendo energía iracunda que podría convertirse en magia. En cambio, rodó los ojos al escucharlo hablar.
—¿Cómo es que Hermione y Ron no están cerca para ayudarte? ¿Cómo pueden no ser tus mejores amigos? ¿Qué les hiciste? —Aunque las primeras dos preguntas iban destinadas a Harry, la última fue hacia su Draco, quien se encogió un poco.
Podía defenderse de cualquier persona que lo odiase, excepto Harry. Era claro que no sabía qué hacer al darse cuenta de que esos ojos verdes lo veían con tanto odio.
Harry se puso de pie y sujetó el cuello de la camiseta de ese idiota que parecía ser él mismo. Él en su peor versión.
—¡Te dije qué te pasaría si lo tratabas así!
—¿Es que estás loco? —El Harry canon se retorció y golpeó los brazos del otro, en vano, porque Harry aún vestía el uniforme de Inefable y este le evitaba un daño tan corriente como ese—. Fui a La Madriguera buscando a mis mejores amigos para enterarme de que mis "mejores amigos" no son sólo Hermione y Ron, tengo "amigos" Slytherin, y a este- este-¯—Miró a Draco con el ceño fruncido.
Harry lo golpeó. Justo en la cara. El otro Harry cayó sentado en el suelo y él jadeaba, la adrenalina corriendo a toda velocidad por su cuerpo.
—Deja de hablarle con ese tono a la persona que amo, o te prometo que pensarás que eso fue suave.
Cuando el mismo temperamento se encontraba en dos personas que tenían ideas diferentes, solía acabar en desastre. Eso era lo que iba a suceder allí. Al menos, hasta que su Draco se puso frente a él y colocó las manos en los hombros de Harry.
—Harry, Harry- hey, amor —Draco depositó un par de besos ligeros en sus labios—. Está bien, está bien, mira- yo sé que ese no eres tú. Su situación es diferente…
A pesar de lo que le decía, sus manos temblaban un poco. Harry no sabía si tenía más ganas de alejarlo de ese imbécil con su cara, o de volver a golpearlo por cualquier idea desagradable que pudo meterle en la cabeza a su Draco.
El Draco canon resopló y le tendió una mano al Harry canon, que lo ignoró y se levantó solo, limpiándose la sangre de la cara.
Harry rodeó a su novio con ambos brazos y siguió frunciéndole el ceño al intruso.
No parecía que aquello fuese a terminar bien para ninguno.
—D—
Para la noche ya tenían en claro que esa situación era aún más extraña de lo que aparentaba. Sus patronus regresaban sin dar los mensajes, y aunque ellos podían salir de uno a la vez, nadie podía entrar al terreno de la Mansión. Ya que Narcissa estaba pasando unas semanas con su hermana Andrómeda, eran dos Harry y dos Draco, algunos elfos, un Lep al que no le agradaban las otras versiones de sus dueños, y una casa enorme para evitar verse más de lo necesario.
Cuando confirmaron que no podían llamar a Hermione o a Luna desde ahí, decidieron resignarse por ese día, quizás con la esperanza secreta de que fuese un muy raro sueño. El Harry canon fue llevado por un elfo a un cuarto de invitados, el Draco canon a uno similar a varios pasillos de distancia, y ellos se encontraban en la habitación de Draco, como dueño actual de la Mansión, de acuerdo al Legado Malfoy.
Harry le había pedido a Lía una pizarra y tiza para escribir contra la pared y realizar el método del "¿por qué?" sólo que todavía no sabía con exactitud qué sucedió, cuándo o cómo, además de que tenían otras versiones de sí mismos en la casa.
Su otra preocupación tampoco ayudaba. De hecho, por momentos, veía hacia un lado y tenía que admitir para sí mismo que le preocupaba más su novio que una situación mágica que no era lo más raro que había visto desde que era Inefable. O incluso antes. Sus tiempos en el colegio no fueron exactamente comunes.
Draco llevaba largo rato en silencio, sentado frente a su peinadora. Tenía a su conejo mágico en el regazo y no paraba de cepillar el cabello de Lep, aun cuando este se había quedado dormido bajo las atenciones y era obvio que no le hacía falta.
Apenas Harry detuvo su intento de averiguar lo que pasaba y se acercó, Draco puso al conejito en la peinadora, se giró y lo envolvió con los brazos, sin ponerse de pie, por lo que su rostro quedó enterrado en el torso de Harry.
Lo abrazó bastante fuerte y a Harry le dolió el pecho.
—Draco…
—Lo siento —Draco lo apretó un poco más—, lo siento por- por todas las veces que fui un idiota y que fui horrible, y porque no sé disculparme como se debe, debiste estar tan cansado de mí muchas veces y-
Harry tuvo que soltarse con cuidado de él para agacharse junto a su asiento. Sostuvo su rostro entre las manos y lo besó.
Su tonto chico egocéntrico tenía los ojos llenos de lágrimas por inseguridades. Era uno de esos instantes en que Draco era tan transparente con él que Harry se daba cuenta de cómo era por dentro, de lo que era bueno y malo en él, de por qué actuaba como lo hacía.
No necesitaba legeremancia para entenderlo tanto como se puede comprender a otra persona. Se había ganado la confianza de su dragón.
—Draco —Harry le dio otro beso ahora que tenía su completa atención e intentó sonreír—, para mí, tú eres increíble. Con lo bueno y lo malo, eso incluye lo que has hecho, lo que dejaste de hacer y que tú hayas…
Draco apretó los párpados y se deslizó hasta el suelo para abrazarlo de nuevo. Muy fuerte. Harry besó su hombro y acarició su espalda.
—No importa que no seas perfecto, amor, importa que seas Draco…
Le traía una sensación de déjà vu el tener a Draco murmurando contra su hombro, los brazos a su alrededor, algunas lágrimas humedeciendo su ropa. Harry estuvo un largo rato allí, contestándole en voz baja e intentando sacar de su mente la imagen de un Harry que lo odiaba.
Incluso después de que pareció calmarse, sabía que no estaba en condiciones de pensar en el "misterio" que los rodeaba. Por la madrugada, Draco dormía en una de las orillas de la cama, con el brazo extendido fuera del colchón y su mano aferrada a una esquina de la ropa de Harry, como hacía cuando fue un mal día o tuvo un mal sueño. Harry revisaba su información del Departamento de Inefables sobre "mundos" diferentes, problemas en la comunicación mágica, y de vez en cuando, sostenía su mano para darle un apretón, le besaba el dorso o susurraba algo que esperaba que pudiese tranquilizar a su inconsciente.
Tuvo algunas teorías, pero nada demasiado claro hasta la mañana siguiente.
Alrededor de las nueve de la mañana, otro par de Harry y Draco salieron de entre las flores del patio.
—D—
Cuando el Harry Hufflepuff se sintió desorientado, vagó durante unos segundos en un espacio aparentemente vacío, hasta dar con una mano con anillos que conocía bastante bien.
—¿Harry?
—¿Dónde estás, amor? —El Harry Hufflepuff dio un par de pasos más en la dirección de la que provenían la voz y el agarre cada vez más firme en su mano, hasta que sintió la presencia de Draco a su lado.
Tras parpadear un par de veces, se percató de que se encontraban en los rosales de la Mansión. El Harry Hufflepuff los conocía bien.
Recordaba que tenían una "cita" en esos mismos rosales. Un día de picnic mientras la Mansión estaba sola, a excepción de ellos. Draco le leía un libro y Harry había estado con la cabeza apoyada en su regazo, hasta que se durmió.
—Esto no es un sueño, ¿verdad? —murmuró, tras unos segundos. Frente a ellos, en la puerta que conectaba el patio con la casa, podía ver a otra versión de Harry y Draco, observándolos a su vez.
Su novio meneó la cabeza.
—Tú eres más lindo —añadió el Harry Hufflepuff, después de mirar de ese Draco al que venía con él.
Aquello le sacó una media sonrisa que intentó ocultar pronto. Draco tiró de su mano para que fuesen con esos dos magos que lucían tan similares a ellos, aunque algunos años mayores.
Por alguna razón, ese Harry se veía aliviado cuando se acercaron tomados de la mano y el Draco recién llegado le habló en tono suave.
El Harry Hufflepuff notó que dentro de la casa también había otro par de ellos. Los saludó con su mano libre y recibió un bufido de un Harry bastante malhumorado.
—Creo que hay algunas diferencias —señaló el Draco con que llegó allí—. Harry es un Hufflepuff. No, no hubo ninguna guerra. Su familia está completa…demasiado completa —soltó un bufido de risa—, Sirius todavía finge que le quite a su niño.
—¿Eres un Hufflepuff? —El Draco que parecía ser el dueño de la casa arqueó las cejas. Miró a su Harry—. Hay un Harry Hufflepuff. Tiene mucho sentido.
—También podría haber un Draco Hufflepuff —indicó ese Harry, divertido.
Ambos Draco emitieron sonidos indignados.
—Eso nunca. A mi padre le daría un ataque.
—Jamás. Severus colapsaría.
Cuando se dieron cuenta de que pensaban de formas similares, se observaron de nuevo, con una expresión que le advirtió a ambos Harry que se estaban examinando.
Después de que entendieron la situación y pasó el shock inicial, los dos fueron hacia la sala en que estaban las versiones canon. Apenas tenían diecisiete años, aún no se graduaban; la magia que involucraba viajes entre mundos era demasiado compleja para ellos, y al parecer, el Harry de ese mundo era un Inefable, por lo que ayudarían más dejándolo trabajar en ese misterio.
Harry Hufflepuff se sentó junto a su novio y contempló al Harry canon frente a ellos, cruzado de brazos. Intentó sonreírle.
—Mamá siempre dice que no ponga esa ca-
—Yo no tengo padres —gruñó ese Harry, silenciándolo al instante.
Le dolió imaginar una vida sin sus padres. El Harry Hufflepuff lo consideró un momento y se cambió de asiento, colocándose en el espacio entre ese Harry malhumorado y el reposabrazos.
—Puedes confiar en que Draco nos ayudará y aquí hay dos Dracos más —El Harry Hufflepuff sonrió al decirlo—, y puedes confiar en que ese Harry también nos va a ayudar. Se nota que es muy inteligente —Asintió varias veces, orgulloso de su versión mayor e Inefable. Esperaba ser así de genial un día.
—No sé qué tanto se pueda confiar en un Harry Potter que sale con Draco Malfoy…
—¿De nuevo con eso? —El Draco canon, en otro sillón, le frunció el ceño—. ¿Sabes qué? Si tanto te molesta enterarte de que, por alguna razón incomprensible, hay versiones mías lo bastante desesperadas como para querer algo contigo, no hace falta que las aguantes. Simplemente vete por ahí, en un mundo donde no eres el niño-que-vivió y veamos cuánto duran los amigos de este Harry en considerarte algún tipo de suplente y en atraparte o maldecirte.
El Harry Hufflepuff vio de uno al otro, arrugado el entrecejo. No sonaba a que se llevasen muy bien. Observó a su novio, que también los miraba a ambos, pensativo.
El Harry canon se levantó y avisó que daría una vuelta. Apenas desapareció por el patio, el Harry Inefable de ese mundo lo siguió. Regresó tras unos segundos, sacudiendo la cabeza, y siguió revisando unos libros junto a su Draco.
El Harry Hufflepuff quería entablar una conversación con ese otro Draco que parecía llevarse tan mal con el Harry de su mundo, preguntar qué sucedió, si existía un malentendido, cuando su Draco se adelantó.
—¿Le hiciste algo?
El Draco canon empezó a boquear, indignado.
—¡Negué que fuese él a mitad de una maldita guerra, cuando pudo costarnos la vida a mi familia y a mí!
—¿Y antes de eso? —El Draco recién llegado arqueó ambas cejas, perfectamente consciente de cómo era su propia personalidad.
El Draco canon se frustró, se levantó y le dijo al dueño de la casa que iba a caminar por ahí, dentro de la Mansión. Lo siguió un conejito que no parecía muy feliz con su presencia.
En cuanto desapareció por el pasillo, el Harry Hufflepuff miró a su novio y formó un puchero.
—No creo que lo odie por ser un encanto —excusó su Draco.
El Harry Hufflepuff meneó la cabeza, se levantó y caminó hacia él. Le dio un beso y le aseguró que volvería en un momento.
Después corrió hacia el pasillo por el que se fue el Draco canon.
Tal vez estuviese equivocado. No quería pensar que hubiese muchas personas que sólo tuviesen cosas malas, y su novio también estuvo rodeado de comentarios desagradables y odio durante un tiempo.
Quizás…
Se encontró con que el Draco canon estaba en la sala de dibujo, que quedaba en el mismo lugar allí que en la Mansión que él conocía. Había algunas fotografías allí, tal vez usadas como referencias para bocetos ya acabados o futuras obras. Las revisaba una a una con interés.
El Harry Hufflepuff dio un paso dentro de la sala, y como no hubo una reacción explosiva a pesar del sonido de la puerta al moverse, caminó hacia él.
Se sentó en un banquillo junto al Draco canon y se dedicó a jugar con sus propios dedos durante unos segundos. De reojo, se percató de que las fotografías que observaba eran del par de ese mundo; Harry besaba la mejilla de Draco y sonreía a la cámara, un Draco que apoyaba su cabeza en el hombro de Harry, ambos abrazados por una feliz Pansy Parkinson o jugando con ese conejito que montaba guardia en la puerta de la sala, con una actitud de alerta.
Pero la que el Draco canon sostenía en una mano, incluso mientras pasaba las otras, la que parecía llamarlo más, era una en que un Draco en uniforme de Quidditch decía algo con una expresión burlona, su Harry se lanzaba sobre él, lo rodeaba con los brazos, lo alzaba unos centímetros y lo besaba. Los dos se reían al separarse y al Harry Hufflepuff le resultó una toma adorable. Debía preguntarle a su novio si podían tomarse una fotografía así; le encantaría enmarcarla para su cuarto.
El Draco canon notó que veía la imagen con una sonrisa y se la tendió, de mala gana. El Harry Hufflepuff la sostuvo con tanto cuidado como esta lo requería, sonrió más al verla de cerca y la giró.
Según la fecha, esa versión de ellos debía estar en sexto año cuando fue tomada.
Su ensoñación cursi sobre lo lindos que eran y cuánto quería una escena así con su novio se interrumpió por un resoplido del Draco canon. Volvió a fijarse en él y se percató de que tenía una expresión que podía reconocer de su propio Draco.
La llamaba "esa expresión de que algo duele tanto que quisiera llorar, pero no pienso permitírmelo, porque soy un Malfoy y lo considero estúpido".
Si ese Draco se parecía al suyo más allá de los gestos, esa frustración podría acabar en arrogancia absoluta o una reacción explosiva cuando llegase a su límite. Era incluso peor que la expresión que puso su Draco cuando intentaba explicarle por qué no debía salir con él, por qué era "malo".
—No le voy a decir a nadie —El Harry Hufflepuff se llevó el índice a los labios. Ya que el Draco canon lo observó con cierta sorpresa, se explicó mejor:—. Lo que tú quieras decir. No se lo contaré a nadie.
—No-
—Esa es la cara que pone Draco cuando quiere decir algo, pero no sabe cómo o a quién…y también la ponía cuando pensaba que no podía decírselo a nadie. Era muy desconfiado.
El Draco canon bajó la vista a la fotografía y Harry se la devolvió.
Estuvieron en silencio por unos segundos, hasta que la voz del Draco canon murmuró una frase.
—A esa edad, comenzaba la guerra.
El Harry Hufflepuff no tenía idea de cómo era vivir una guerra y esperaba jamás saberlo. Le parecía uno de los actos más horribles que podían suceder.
—¿Peleaste a los dieciséis años?
El Draco canon negó y apretó los labios. Batallaba con la desconfianza para decirlo y el querer contarle a alguien. Querer hablar con alguien.
—Tenían a mis padres amenazados —siguió, más bajo—, iban a matarlos si no hacía lo que querían…y si lo hacía…
Calló. Devolvió la fotografía a la mesa, apretó los párpados y le llevó unos instantes continuar.
—Metí Mortífagos a un colegio con niños que jamás sostuvieron una varita antes de ese año.
El Harry Hufflepuff quiso poner una mano en su hombro, pero la reacción fue inmediata. El Draco canon se apartó y todo rastro de emoción se drenó de su cara, excepto la rabia.
—No me toques, Potter.
—Lo siento, yo-
No lo dejó terminar de hablar. Draco cayó en cuenta de todo lo que le dijo, se puso de pie y abandonó la habitación deprisa, como si esa situación fuese una verdadera crisis.
Tras un rato, el Harry Hufflepuff regresó a la sala arrastrando los pies. El Draco de ese mundo y el Draco que vino con él discutían sobre el contenido de un libro que debía provenir de la biblioteca de la casa, mientras que el Harry Inefable le fruncía el ceño a un pergamino con líneas y espacios en blanco. Los del canon no estaban a la vista.
Se sentó junto a su novio, se pegó a su costado y lo rodeó con un brazo. Él lo envolvió también y siguió discutiendo con el Draco de ese mundo, para el que parecía ser normal la idea de un Harry Potter siendo cariñoso con Draco Malfoy.
El Harry Hufflepuff sentía lástima por sus otras dos versiones.
—D—
A media tarde, escuchó al Harry Inefable hablar con el Draco de ese mundo sobre una especie de magia antigua que servía para "llamar". En su caso, llamar a otras versiones de ellos a un espacio cercano, es decir, los rosales. Necesitaba saber cuál evento extraño pudo causar esto, lo que no era tan fácil de deducir cuando veías inferis parlanchines, tortugas voladoras, aparición repentina de magia en un muggle adulto, tres estatuas mágicas antiguas malditas, un templo maldito de una religión de magos de hace milenios, y más, en la misma semana.
Ya debía haber determinado que existía un límite de llamados o que sólo sucederían una vez al día, porque también maldijo cuando el Draco de ese mundo indicó que había un nuevo par llegando por el jardín.
Los cuatro los esperaron en la salita. Esa versión de Harry y Draco eran los mayores hasta ahora. Pasaban de los treinta y cinco años.
El Harry Hufflepuff vio a ese Draco adulto, luego a su novio, y de nuevo de uno al otro.
Lo único que pensó fue que su novio sería increíblemente atractivo con más de treinta años.
Por alguna razón, el conejito de ese mundo se acercó a ellos, olisqueó a ese Draco, y decidió que le agradaba. Al menos, podían asumir eso de que se hubiese echado sobre su zapato, obligándolo a levantarlo con una mano.
Antes de que pudiesen explicarles lo que creían que sucedía, el Harry adulto sonrió e hizo un resumen mucho mejor.
—Hay una magia llamándonos aquí apenas bajamos la guardia y son nuestras versiones más jóvenes…
—Jóvenes y diferentes —añadió el Draco adulto, entregándole el conejo a su dueño, a pesar de que Lep no parecía tener intenciones de soltarlo tan pronto—, pero seríamos iguales genéticamente, supongo.
—¿Viste algo así cuando estabas con los especialistas?
—Leí algunos casos interesantes, sí…
—¿Podría haber sido provocado por otro mago para buscar unas versiones específicas de nosotros?
Los pares más jóvenes veían de uno al otro, a medida que se desarrollaba su conversación. Era fascinante.
—Si quisieran a un niño-que-vivió malvado podríamos estar en muchos problemas, pero no creo que sea el caso —El Draco adulto meneó la cabeza—. ¿Notaste el tipo de magia que nos rodeaba al salir? Era demasiado irregular para pertenecer a un mago. Un ritual la habría hecho más estable.
—Sí, me pareció que debía ser un accidente más que una teletransportación premeditada, pero con la gente loca que a veces se encuentra por ahí…
El Harry Inefable de ese mundo carraspeó para llamarles la atención, con una clara expresión de sorpresa, y su Draco agitó los pergaminos que tenía en las manos.
—Ya que saben tanto, no sería mala idea que ayuden un poco.
Ambos adultos intercambiaron miradas.
—Espero que el tiempo no pase allá —murmuró ese Harry—, estoy seguro de que James tenía ganas de "enseñar" trucos en escoba a Scorpius y Lily.
—Enseñar a estrellarse como todo un Potter, más bien —El Draco adulto soltó un bufido de risa, tomó los papeles que le ofrecía la versión de ese mundo y empezó a arrugar el entrecejo al leer las notas—. ¿Quién descartó que fuese magia ancestral salvaje?
El Harry Inefable y su Draco se observaron.
—No fue un descarte, sólo que hay muchas opciones que podrían…
—Con esa inestabilidad mágica —El Harry adulto apoyó la cabeza en el hombro del Draco que llegó con él y leyó también—, es más probable que sea algún tipo de magia ancestral con un propósito. El problema es qué tan temperamental puede ser esa magia y qué busca exactamente; eso debería decirnos cuántas veces puede pasar esto, por cuánto tiempo, cómo frenarlo, cómo regresar…
—D—
El Harry adulto se dio esta tarea a sí mismo, después de enterarse de la presencia del "otro par". Tras ver cómo interactuaban entre ellos las dos versiones más jóvenes de sí mismos mientras se planteaban teorías y posibles soluciones, le quedaba claro que allí los "raros" eran esos dos que se llevaban mal, así que decidió dejar que Draco se ocupase de guiar la investigación de magia ancestral en la biblioteca de la Mansión por un rato y encargarse de esto.
Él entendía un poco sobre eso de odiar a Malfoy. A su versión adolescente, al menos.
Se encontró con el Harry canon vagando por el patio, varita en mano. Mascullaba y lanzaba hechizos que debía pensar que funcionarían, pero que para él era obvio que no le darían el resultado que debía estar buscando. Eso sólo lo frustraba más y comenzaba a lucir como un león enjaulado, a pesar de estar al aire libre.
Se sobresaltó cuando Harry lo saludó y se giró para verlo, ceñudo y a la defensiva.
El Harry adulto tenía una ligera sospecha sobre lo que podía ser la razón de que siguiesen llegando versiones de ellos después de estos dos y la había compartido con su novio. Draco le dijo que no perdían nada con probar.
—Sería más práctico que te unas al resto y ayudes un poco. El Harry Huffie y su Draco pueden ser muy listos, pero esto parece ser magia demasiado avanzada…
El Harry canon arrojó un destello rojo a una piedra sin notarlo, lo que la redujo a añicos.
—Supongo que tú acabas de llegar..
Él asintió.
—¿También estás loco?
El Harry adulto sonrió.
—Mi psicomago dice que no, por suerte.
Aquello pareció hacerlo vacilar.
—Nunca he ido con un psicomago.
—Deberías.
—¿Para qué?
—También estuviste en la guerra, ¿no? —El Harry adulto aguardó un asentimiento de su parte para continuar—. ¿Y con tus tíos?
—Sí, ¿y qué?
—Que prácticamente toda tu vida se basó en abusos, negligencia infantil y violencia. Yo no pondría a mis hijos a combatir con un demente y mandaría a la mierda a cualquiera que quisiera que mis niños lo hicieran en su lugar, sin importar las razones.
El Harry canon relajó un poco la mano que tenía alrededor de la varita.
—¿Tienes hijos?
—Sí —El Harry mayor le sonrió. Cinco, pensó, pero dos tenían el apellido Malfoy y supuso que no estaba listo para esa noticia—. James, Albus y Lily.
Su versión más joven lo sopesó por unos segundos. Por primera vez desde que llegó allí, lucía como si hubiese oído algo bueno.
De pronto, arrugó el entrecejo.
—¿Con quién?
El Harry mayor se carcajeó. Sí, claro que le habría interesado la parte de con quién a su edad.
—Ginny.
Su versión más joven pareció confundido.
—No creo que Ginny quisiera hijos. O no tan joven. ¿No la sacaron del equipo en que jugaba cuando iba a tener al primero?
El Harry adulto se encogió de hombros.
—En ese momento, ella estuvo feliz. Los ama mucho —Hizo otra pausa en la que observó la reacción del Harry canon—. Supongo…que tú no sales con ella ya, y si acierto con tu edad…estás en la Academia de Aurores, ¿no?
—Sí —El Harry canon asintió—. ¿Tú eres Auror?
—Lo fui.
El Harry canon parecía haber decidido que aquella versión era la única que tenía algo en común con él, por lo que se guardó la varita y se acercó.
—Seguro entiendes más que nosotros de lo que pasa aquí, ¿verdad?
—Entiendo algunas cosas —aceptó el Harry mayor. Decirle su sospecha lo espantaría.
—¿Cómo vuelvo a mi mundo?
—Antes de volver, necesitas cooperar con el Draco que vino contigo. Lo que sea que te haya traído, no dejará que regreses solo.
Vio al Harry canon resoplar.
—Podría dejarlo aquí, no veo por qué no.
—Draco tiene una familia que lo extrañaría mucho —recordó el Harry mayor, más serio— y amigos. Imagina que nunca volvieses con los Weasley. Así de desesperados se pondrán sus padres.
—No puedes comparar a los Weasley con-
—No, claro. Fue Narcissa Malfoy la que le mintió en la cara a Voldemort para ir a buscar a su hijo, no Molly —El Harry mayor arqueó las cejas—. Tú también estuviste ahí, ¿no? Sin importar qué pienses de ellos, no puedes negar que se preocupa por él.
—No quiero estar aquí con él.
—Probablemente él tampoco quiera estar aquí contigo, ¿lo has pensado? Así como tú llegaste a un sitio extraño y estás confundido, él también lo está.
Como no le contestó, el Harry mayor colocó las manos en sus hombros.
—Oye, te voy a decir algo que me costó entender y que me habría ahorrado unos años de ser un imbécil —aclaró, un poco divertido al pensarlo—. El mundo no gira en torno a lo que tú pienses de otra persona, Harry.
El Harry canon frunció el ceño.
—¿Qué se supone que significa eso?
—Que tú no decides qué es otra persona, ni que será. La mayoría de las personas consigue cambiar con el tiempo, y eso puede ser para mejor o para peor —Él lo soltó y volvió a encogerse de hombros—. Y significa también que podrías haberte peleado con un chico cuando tenían quince porque era un completo imbécil, y descubrir que cuando tiene treinta, se había dado cuenta de que lo era y decidió hacer muchos cambios buenos. Nadie sabe cómo cambiará una persona, y tú no tienes derecho a decir que no cambió sin saberlo.
—Las personas como Malfoy no cambian —insistió el Harry canon.
—Es difícil y muchos no lo hacen, pero hay que darle una oportunidad a los que sí lo hicieron. No todos tienen la suerte de haber sido buenas personas desde siempre, y suelen aprender de formas muy…dolorosas.
El Harry canon arrugó el entrecejo y lo meditó durante unos segundos.
—¿Cómo es el Malfoy que tú conoces? ¿Cambió?
Aquello le sacó una sonrisa al Harry mayor.
—Es una de las personas más increíbles que conozco. Es…no sé, es maravilloso. Ojalá pudieses oír una conversación que tuvo con Albus, fue- se notaba todo lo que cambió más que nunca.
—¿Albus? ¿Tu Albus? ¿Dejas que esté cerca de tus hijos?
—Albus le dice "papá Draco" —El Harry mayor se echó a reír por la expresión estupefacta de su versión más joven.
—¡Me dijiste que estabas con Ginny!
—Dije que mis chicos eran hijos de Ginny, hubiese sido un poco difícil que fuesen de Draco —se burló el mayor, disfrutando de los cambios en la expresión del Harry canon, que no podía asimilar la idea.
—Tú también estás loco entonces —decidió el Harry canon, aunque sonaba menos malhumorado que en las ocasiones anteriores en que dijo algo similar.
—Tal vez sí, pero sé que mi Draco y yo hacemos cosas increíbles juntos y que podremos salir de aquí. La pregunta es si tu Draco y tú podrán hacerlo.
El Harry canon lo pensó por un momento, en silencio.
—Supongo que una tregua temporal suena…lógico. Aunque sea un cretino, egocéntrico-
—¿Que tú no le lanzaste una maldición oscura que casi lo mata?
—¡Teníamos un duelo!
—¿Cuenta como duelo cuando acosas a alguien a mitad de una crisis de ansiedad y esa persona es incapaz de pensar con claridad mientras que tú sí puedes hacerlo? —El Harry adulto arqueó ambas cejas.
—¡Él también atacó, no fui solo yo!
—¿Qué habrías hecho de estar encerrado en un baño en que se supone que estabas seguro para tener una crisis, si aparecía él de pronto? Estando tan vulnerable, ¿en serio no habrías pensado que estaba ahí para dañarte porque te "odiaba"?
El Harry canon boqueó. Era sencillo. No le podía responder, porque ambos sabían perfectamente que lo habrían atacado con cuántos hechizos pudiese pensar con su mente agitada por la ansiedad y el pánico.
—Tú ni siquiera te preocupaste por qué consecuencias pudo traer eso. Ninguno actuó perfectamente —Dio un golpecito en la frente del Harry canon—. Piénsalo. No puedes responder por su comportamiento, pero sí por el tuyo.
Dejó al Harry canon solo allí para que cavilase acerca de sus palabras y regresó a la Mansión, más convencido de saber por qué estaba sucediendo aquello.
Pasó por la biblioteca para preguntarle algo a su novio, que causó que Draco adoptase una expresión pensativa y realizase algunos hechizos para atraer ciertos libros, y siguió moviéndose por la casa en busca de una cabeza rubia platinada.
Le hizo gracia encontrarlo metido en la sala de artes. Draco la había mantenido como tal en la nueva Mansión Malfoy y Harry casi extrañó los cambios que hicieron juntos en ella.
El Draco canon tenía los brazos flexionados sobre una mesa de madera y la barbilla apoyada sobre estos. La varita colgaba de sus dedos de una mano y tenía varias anotaciones en pergaminos a un lado, tachadas; más intentos fallidos de descubrir cómo volver con su magia.
Harry estuvo un rato ahí parado, bajo el umbral. De espaldas, casi podría jurar que era a Scorpius a quien veía, que los demás chicos entrarían de pronto a animarlo, y que su Draco le diría que Scorpius tenía la vena dramática de los Malfoy.
Suspiró y se acercó, levitando una silla detrás de él para sentarse a un lado.
—Hufflepuff, no te voy a- ah —El Draco canon había girado el rostro, dispuesto a echar a un Harry más joven, y se topó con uno que era mayor que él y que lo intimidaba un poco más de lo que quería admitir.
—¿Sabes algo curioso? Le tengo mucho cariño al Draco que vino conmigo —murmuró el Harry adulto, como si el tema no fuese con él—, a pesar de que fue un idiota de joven.
El Draco canon volvió a apoyar la cabeza en sus brazos, aunque girada, de manera que seguía viéndolo.
—¿Qué quieres, Potter?
—No es que quiera algo, estaba pensando que quizás entendiste qué estaba mal contigo y si alguien te habrá dado una oportunidad para mostrarlo —El Harry mayor lo vio de reojo—. Incluso ahora, hay personas que no creen que mi Draco sea bueno. Debe ser horrible que te recuerden todo el tiempo una mala época en que hiciste cosas que no te enorgullecen, y nadie te preste atención por lo que puedes hacer ahora.
Él no le respondió. Ya se lo esperaba.
Harry levantó el brazo y acercó su mano con cuidado. Ya que el Draco canon continuó inmóvil y tenso, tocó su cabello lentamente. Sí, era sencillo imaginar que fuese un enfurruñado Scorpius.
—Lo siento, Draco —susurró, peinando su cabello hacia atrás—. Siento mucho no haberte ofrecido ningún tipo de ayuda antes, durante o después de esa época, ni siquiera haberme preocupado por ti cuando casi te maté y debiste tener mucho miedo, ni porque estuvieras con los Mortífagos en tu casa. Los niños no se merecen quedar atrapados en una guerra, ni siquiera los niños malos.
Cuando se percató de que el Draco canon luchaba por no ponerse a llorar, Harry sonrió, se apartó de él y se giró en el asiento para darle la espalda.
—No estoy viendo nada, eh. Tranquilo. Es obvio que Draco Malfoy no llora.
Oyó un sonido débil similar a un sollozo mal contenido.
—No, no veo ni oigo nada —aseguró Harry, con los ojos puestos en el techo.
El sonido se repitió, más fuerte, y a Harry se le rompió un poco el corazón, pero no se giró para verlo porque sabía que no le gustaría.
—¿Quieres un chocolate? —indagó, tras un rato, cuando el ruido disminuyó. Sacó un envoltorio de su bolsillo y alzó el brazo para que pudiese verlo—. Siempre tengo chocolates para mis estudiantes, por si acaso…
El chocolate le fue arrebatado de las manos y no hubo más sonido de sollozos, aunque cuando dejaron la sala, el Draco canon aún tenía el rostro rojo y los ojos y nariz hinchados. Decidió no mencionarlo y evitó que cualquier otro dijese algo.
—D—
El Harry canon sentía que esto era una estupidez incluso antes de intentarlo, pero acababa de ver a Dobby llevarle comida y saludarlo con su tono animado de siempre, y se dijo que si allí era posible todo lo que no lo fue en su mundo, quizás debería probar esto. Puede que tuviesen una oportunidad.
Se paró frente a la puerta que Dobby le había indicado, con una bandeja de comida que una elfina diferente le dio, y estuvo unos segundos reuniendo valor.
Casi retrocedió y se rindió.
Luego se repitió que era el maldito niño-que-vivió, y si no lo mató Voldemort, no se iba a morir por actuar como una persona civilizada con su rival.
Tocó con los nudillos y aguardó. Hubo un sonido de arrastre, seguido de la puerta abriéndose.
Draco parpadeó y lo examinó con cuidado, buscando algo en él que le dijese que no era el Harry que llegó desde su mismo mundo, porque era ridículo pensar que estuviese ahí, sosteniendo una bandeja de comida frente a su puerta.
—Quiero que hablemos —masculló, un poco irritado por lo idiota que debía verse ahí parado—. Podemos comer y hablar. Será difícil salir de aquí si no trabajamos juntos y- agh —Se interrumpió con un quejido—. Tú quieres volver, yo quiero volver, seguro podemos resolver lo demás lo suficiente para concentrarnos en esto y- ¿voy a estar parado aquí toda la noche?
Al fin, el Draco canon se hizo a un lado y lo dejó pasar a su habitación de invitados. Harry no había considerado hasta entonces lo raro que debía sentirse ser un "visitante" en su propia casa.
O cómo se sentía estar ahí después de que fue el cuartel de Voldemort por tanto tiempo y de estar atrapado con los Mortífagos.
Draco ocupó una silla junto al escritorio, muy tenso, y Harry se sentó sobre la tapa de un baúl vacío, porque no, gracias, sentarse en la cama que usaba Draco Malfoy estaba fuera de su tregua. Comenzó a comer en medio de un silencio más incómodo que cualquiera que hubiese experimentado antes y estuvo a punto de ahogarse con las primeras palabras de Malfoy que acabaron con este.
—Sé que no debí haber dicho muchas cosas que dije. Y…tampoco debí haberte roto la nariz aquella vez —Draco carraspeó, sin verlo—. Fue una estupidez, no es como que hubiese mejorado algo sobre la situación en que estaba. Qué poco Slytherin de mi parte. Y estuvo mal, claro. Una estupidez que estuvo mal. Fue como ser un Gryffindor.
Harry masticó más despacio e intentó que no fuese obvio que pensaba que esa casa tenía algún hechizo que había afectado a Malfoy para hacerlo decir algo así.
—Tomaré eso como una especie de disculpa extraña sin la parte de disculpa…
Ya que Malfoy asintió y lo vio de reojo por unos instantes, recordó lo que ese Harry mayor le dijo y se removió incómodo. Odió ser regañado por una versión de sí mismo y odió todavía más que lo que le dijo sonase tan lógico.
—¿Tienes cicatrices por el sectumsempra?
Habló sin pensar y casi se reprendió en voz alta al instante.
Pues claro que tiene cicatrices, estúpido, pensó al recordar la manera en que sangraba al caer al suelo.
—Sí —Sin embargo, la respuesta de Draco fue suave y no pareció sorprendido porque no lo supiese. Porque le hubiese preocupado tan poco que jamás se lo cuestionase.
Ya que había comenzado con eso, y como estaba claro que Harry no sabía dónde parar, tragó en seco y siguió hablando.
—¿Muchas?
El Draco canon arqueó un poco las cejas.
—Casi me parto por la mitad, ¿tú qué crees?
—¿Las puedo ver?
Sí, Harry estaba a punto de enterrar su cara en el plato de comida que tenía en el regazo.
A Draco no le gustó la idea. Empezó a fruncir el ceño de inmediato, así que Harry intentó explicarse con algo que, según él, tenía sentido.
—Quiero saber por qué me disculparé- qué tanto daño te hice.
Fue lo primero que se le ocurrió y no esperaba que en verdad funcionase, pero él lo observó un momento con atención, y como no debió notar un rastro de burla o malicia, resopló y se levantó.
La piel de Draco Malfoy era increíblemente pálida, brillante, bajo la media luz del cuarto, y sus movimientos al desbotonar su camisa eran lentos, metódicos. La combinación entre ambos detalles hizo que Harry no despegase los ojos de él y se olvidase de la comida en su regazo.
De alguna manera, había cubierto cualquier emoción similar a la culpa e ignorado el asunto desde entonces para no sentir que hizo algo malo. Y funcionaba, hasta que vio las cicatrices.
Cuando se las mostró, Draco se aseguró de retirar cualquier encantamiento para cubrirlas, y Harry se horrorizó al notar que estaban incluso en su cara. Una línea diagonal atravesaba su rostro. Las otras bajaban desde su hombro al costado, desde un lado a la cadera, marcas que no se borrarían y cambiaban por completo la manera en que lucía su piel que debió haber sido de un blanco puro. Ni siquiera tenía lunares, sólo esas líneas de la maldición.
Realmente pudo haberlo partido a la mitad.
Harry casi no recordaba nada de ese evento. Malfoy cayendo, la sangre, estar tan cerca. Luego Snape. Habría sido una terrible idea permanecer ahí.
¿Pero cómo es que nunca se preocupó después por su estado?
—Lo siento —Harry observó las cicatrices y se fijó en su rostro de nuevo, sus manos apretadas en puños a los lados de su cuerpo—. De verdad lo siento.
El Harry que era mayor que él tenía razón. Los niños no se merecen quedar atrapados en una guerra, ni siquiera los niños malos.
—No te merecías eso —añadió Harry, más bajito.
—Probablemente sí —La respuesta de Draco lo sorprendió. Lo dijo sin verlo y en un falso tono desinteresado.
Y fue horrible imaginar que él en verdad creyese que se lo merecía.
Harry sacudió la cabeza y se tomó un momento para bajar el nudo que se formó en su garganta.
—No, no te lo merecías. Y lo siento. En serio.
Draco lo observó en silencio por un instante. Luego asintió y se reacomodó la ropa y los hechizos para disimular las cicatrices.
—Éramos muy tontos-
—Éramos los peores —Harry intentó reírse, pero no podía parar de pensar en las cicatrices y el dolor que debió sentir en ese instante. Le ofreció el otro plato de comida—. ¿Podemos…tener una tregua ahora?
—Supongo que sí —Fue aún más sorprendente que Draco Malfoy se sentase junto a él y comenzase a comer ahí mismo. Ambos sobre la tapa de un viejo baúl que llevaba décadas sin ser abierto, comiendo en un extraño silencio provocado por esa idea de no odiarse por lo que fueron o hicieron.
—¿Qué crees que hagan las personas después de formar una tregua? —murmuró Harry, tras un rato callado.
—No tengo idea —admitió Draco.
Se observaron de reojo y Harry dejó escapar una risita. Draco apretó los labios y negó.
—Seguimos siendo idiotas, ¿no?
—Habla por ti —Draco bufó y giró el rostro.
Harry entrechocó su hombro a manera de protesta. Él se lo regresó y siguieron comiendo de esa forma, "peleándose" en medio de su "tregua".
—D—
Por la mañana, llegaron dos pares, no sólo uno. Ocurrió con varios minutos entre ambas apariciones.
Los primeros dos estaban discutiendo. El Harry canon tuvo la esperanza de hallar al fin a una versión de sí mismo que no estuviese aparentemente enamorado del Malfoy de su mundo, hasta que se percató de que ese Harry sostenía la mano de su Draco y le decía algo en tono más suave, que lo calmaba.
No, era otro demente, se lamentó. Tendrían unos quince años y vestían el uniforme de Hogwarts; ese Draco era Slytherin y Harry un Gryffindor, el orden que a él le resultaba lógico.
—Más jóvenes —El mayor de los Draco arrugó el entrecejo al notar que se acercaban y susurró algo que sólo su Harry pudo escuchar.
El Harry canon apenas oyó un atisbo de la respuesta que este le dio.
—Sí, eso pensaba, pero si tú lo dices, estoy seguro de que es así…
Ese Draco de quince años se cruzó de brazos frente a ellos. Después vio de reojo a su Harry.
—¿En qué sitio nos metimos ahora?
—No sé —Su Harry sacudió la cabeza y miró alrededor—, hay un Draco adulto, pero no un Scorpius como en la otra visión…
El Draco que era dueño de esa casa empezó a explicarles lo que pasaba, junto a sus versiones mayores. Ellos ni siquiera parecieron sorprendidos.
Cuando terminaron de hablar, Harry y Draco de quince años se vieron entre sí.
—¿Esto es más raro que lo del Dementor amable?
—No, el Dementor sigue en primer lugar —Harry se rio y negó.
Sí, pensó el Harry canon. Dementes.
El Draco del mundo "anfitrión" los estaba reuniendo en la biblioteca cuando aparecieron los últimos dos. Varios los vieron a través de las ventanas que daban al patio.
El Harry canon boqueó durante unos segundos.
¿Por qué había un Draco Malfoy usando falda que salía de entre los rosales?
El Harry que lo acompañaba sujetó su mano y tiró de él, aunque luego se detuvo y pareció confundido. Eran los más pequeños; debían tener unos catorce años.
—Esto ya se está poniendo raro —murmuró el Draco que venía con el Harry Hufflepuff—, más raro, quiero decir.
El Draco "anfitrión" los convocó a la reunión también, donde tuvieron que hacer una pausa para que los mayores les diesen la información sobre lo que ocurría a ambos.
—Me gusta su falda —Escuchó que le decía el Harry Hufflepuff a su pareja.
El Harry canon fingió no escuchar lo que le siguió a ese comentario.
En cuanto estuvieron informados y en un aparente orden, el Draco mayor extendió unos pergaminos sobre una mesa y comenzó a hablarles de la raíz de su "problema".
—El Draco de este mundo —señaló al Draco anfitrión de la Mansión— nos contó de algunos…sucesos interesantes que han vivido por culpa de la magia. Pero como su Harry es Inefable, fue difícil dar con el origen de este desastre, hasta que recordé esto, se lo mencioné y resultó que existía en este mundo, y que su Harry lo había visitado con otros Inefables —Les mostró el dibujo de una cueva.
—Se supone que es una cueva que tiene una entrada aquí, en este mundo —explicó el Harry Inefable, balbuceando y gesticulando mucho—, pero también se conecta con otros mundos. No encontramos esa conexión, sólo una sala muy grande a la que intenté entrar…hasta que hubo unos destellos de colores —admitió lo último con cierta vergüenza, porque era claro qué dio comienzo a todo eso.
—Pues está resuelto, ¿no? —dijo el Draco que venía del mundo del Harry Hufflepuff—. Podemos ir allí y cada quien se va por su cueva.
—Sólo que no podemos salir todos, no sabemos qué cueva es de quién o si en verdad funcionará —aclaró el mayor de los Harry—, y que sigan llegando aquí es una señal importante.
—¿Una señal de qué? —preguntó el Harry canon.
—No lo sabemos todavía —explicó su versión mayor.
Pero era mentira. Lo sabían bastante bien.
—D—
Un rato más tarde, el último Draco en llegar le fruncía el ceño a una versión de sí mismo que no paraba de observar su falda.
—¿Qué? ¿Tienes un problema conmigo?
Ese Draco negó. Por lo que había entendido, era el anfitrión de ese mundo, y se giró hacia el Harry Inefable que era su novio.
—Realmente me quedan bien esas cosas, ¿no? ¿Cómo es que nunca me lo dijiste?
—Yo te digo que todo te queda bien —se quejó el Harry Inefable.
—Pero no suena muy sincero si dices que todo me queda bien, por eso no te…
El Draco del mundo del Harry Hufflepuff carraspeó y arqueó ambas cejas al recuperar su atención.
Todos, excepto por el par del canon, se reunían en torno a una mesa de la cocina.
Iban a hablar de la verdadera razón por la que estaban ahí.
—Esta cueva está muy relacionada a la magia ancestral de las uniones. Parejas —aclaró, ante un par de expresiones confundidas—. No es casualidad que hayan aparecido un Harry y Draco que se "odian" cuando quien entró a la cueva es un Harry que sale con Draco desde hace como mil años. Ni que siguieran llegando justo aquí.
—¿Entonces todos vinimos aquí por esos dos? —indagó el Draco de quince años.
—Lo más probable es que la magia de la cueva haya intentado unirlos mostrándoles cómo son ellos —El Draco mayor apuntó a sus anfitriones, que seguían uno junto al otro y compartían un sillón—, y cuando eso no funcionó, sino que los puso hostiles, envió otro par pensando que podrían suavizar la situación —Después señaló al Harry Hufflepuff y su Draco.
—Cuando eso tampoco sirvió, envió a dos versiones que pudiesen hablarles desde la experiencia para arreglar sus diferencias —El Harry mayor abarcó con un gesto a su pareja y a él—. Y cuando pareció que había un avance, nos trajo a dos más que pudiesen mostrarles…no sé, ¿que deben dejar de perder el tiempo?
—¿Tenemos que esperar que esos dos estén juntos para irnos? —masculló el Draco que usaba falda, ceñudo—. ¡Harry yo vamos a cumplir la mayoría de edad aquí si se "odian"!
—Que haya enviado dos de pronto debe ser un indicativo de que está cerca de lograr lo que quiere —aclaró el Draco mayor— y que espera conseguirlo pronto.
—No creo que estén juntos en menos de un día después de odiarse por años —murmuró el Harry Inefable de ese mundo.
—Yo no creo que se odien —contestó el Harry Hufflepuff. Se puso un poco nervioso cuando toda la atención recayó sobre él y se pegó a su Draco de forma inconsciente—, bueno, es que…no creo que ese Draco odie a ese Harry, al menos.
—Yo dejé de odiarte durante la guerra —El Draco mayor miró a su Harry—, si es que me quedaba algo de energía para "odiarte". Ellos ya pasaron por eso.
—Cuando nuestros amigos esperaban que estuviésemos juntos —mencionó el Draco anfitrión de ese mundo—, uno consideró encerrarnos en un baño para que lo resolviéramos.
—Nosotros pasamos mucho tiempo a solas —agregó el Draco de quince años, apuntando a su Harry y a sí mismo.
—Yo sólo tuve que usar vestido y bailar con él —El Draco más joven alisó su falda y se encogió de hombros.
Los demás se fijaron en el par del mundo de Harry Hufflepuff, quienes se miraron entre sí.
—Él quería salir conmigo por alguna razón incomprensible —Ese Draco se encogió de hombros.
—Lo del baño podría funcionar —alegó el Draco mayor, ganándose una reprimenda de su novio.
—¡Draco!
—No exactamente en un baño, pero sí dejarlos a solas…aquí —El Draco mayor rodó los ojos—. Solos podrían sentir más confianza y relajarse más que con nosotros.
Así, en poco tiempo, varios Harry y Draco formaron un plan para darle un empujoncito a esos dos y regresar a sus vidas normales.
—D—
El Harry Hufflepuff iba a ser el encargado de contarles la "noticia" porque lucía como el más confiable, pero no supo mentirle a un rostro parecido al de su novio, así que su Draco tuvo que hacerlo por él.
—Esa cueva debe haber enviado unas piedras con nosotros durante el viaje, que dejamos caer en alguna parte por error. Las suyas podrían estar en los rosales, en alguna parte del patio, no sabemos. El Harry mayor dice que no iremos a ninguna parte si no encontramos las que trajimos con nosotros.
Fue rápido, directo y los envió en una misión. Luego sujetó la mano de su Harry y lo sacó de ahí a través de uno de los pasadizos instalados cuando el Draco de ese mundo hizo reformas en la Mansión.
Se reunieron con sus demás versiones en una salita de té que serviría como punto de control. Tenían unas imágenes proyectadas sobre unos espejos gracias a los hechizos de los dos mayores, bocadillos que llevaban los elfos, y muchas sillas acolchadas.
El Harry Hufflepuff de inmediato se sentó junto al Draco que usaba falda. Parecía ser la segunda noticia más interesante después de lo que les sucedía.
—Repíteme eso —decía el Draco anfitrión de ese mundo—. ¿Gender…flow?
—Genderfluid —corrigió su versión de catorce años, mirándolo como si fuese un imbécil.
—¿Eso significa que usas falda? —murmuró el Harry Hufflepuff, confundido por el término desconocido.
—No, uso falda porque son bonitas, me gustan y me siento bonito —El Draco más joven sacudió la cabeza—. El género y la ropa no tienen relación.
—Todavía no puedo creer que no me dijeras que me veo así con una falda —mascullaba con indignación el Draco anfitrión de ese mundo, mirando a su Harry. De pronto, le enseñó una sonrisita—. ¿No quisieras verme con una y…?
El Harry mayor carraspeó de forma ruidosa.
—Hay niños —Apuntó a sus versiones de catorce y quince años.
—Iba a decirle que usaría una falda y unas medias —El Draco anfitrión arqueó las cejas, burlón, y su versión mayor comenzó a reírse cuando ambos Harry se sonrojaron por haber pensado que se refería a algo más.
Mientras esta conversación era llevada a cabo en la salita que servía de "puesto de control", la proyección en el espejo mostraba que sus versiones canon estaban en los rosales. Draco se quejaba de haberse llenado la ropa de tierra por buscar algún tipo de roca allí, después de descubrir que nada volaba hacia ellos con un accio y que seguramente ninguna piedra mágica sería tan fácil de encontrar. El Harry canon abría la boca para hacerle una broma, pero se quedaba en silencio un momento, mirándolo formar pucheros y sacudir la mano, en medio de los rosales.
—¿Yo hago esa cara cuando veo a Draco? —murmuró el Harry más joven, aturdido por la manera tan clara en que su versión canon estaba embelesado cuando lo "odiaba".
—Sí —contestó el Draco que venía con el Harry Hufflepuff.
—Merlín —musitó el Harry Inefable—, ¡soy tan obvio cuando estoy viendo cómo brilla su cabello!
—Brilla bastante, ¿verdad? —El Harry Hufflepuff se emocionó al escuchar esto y abrazó uno de los brazos de su Draco—. Siempre he pensado que tiene el cabello más lindo de todos, pero él no cree que "brille".
—Claro que brilla —Se les unió el Harry de quince años, jugando con unos mechones del cabello de su Draco, hasta que este fingió gruñir y morderle la mano, lo que causó que comenzasen una "pelea".
El Harry de catorce años contempló a su Draco por unos segundos. Luego sonrió y soltó un:
—Eres bonito.
Y el Harry adulto fue detenido por un gesto de su Draco apenas abrió la boca.
—Ni se te ocurra, Potter.
En su lugar, ese Harry sonrió y susurró algo en su oído, que causó que el Draco mayor abriese mucho los ojos. Los demás se rieron de su expresión.
En la proyección mágica, sus versiones canon se cansaron de deambular por los rosales sin éxito alguno, así que decidieron desplazarse para buscar la piedra en otras partes. Tardaron en darse cuenta de que no podían ver a los otros "visitantes", aunque ya no parecían tan incómodos el uno con el otro. En cierto punto del recorrido, el Harry canon se echó a reír por algo y su Draco sólo lo miró en silencio, con los labios entreabiertos.
El Draco anfitrión de ese mundo soltó una maldición.
—Estoy estúpidamente enamorado en todos los mundos, ¿no? —Chasqueó la lengua y recargó su cabeza en el hombro del Harry Inefable, que lo abrazó, sonriendo.
—Son tiernos —El Harry Hufflepuff suspiró y se acurrucó contra su novio—. Ojalá pasen tiempo juntos cuando regresen y se den una oportunidad con el tiempo…
—Cursi —murmuró su Draco, aunque luego besó su cabeza y ocultó una sonrisa cuando el Harry Hufflepuff se acurrucó de nuevo.
La proyección de sus versiones canon mostraba que decidieron ir hacia la laguna. Harry entró primero, con el pantalón arremangado hasta las rodillas, y cuando escuchó quejarse a Draco, se burló sin malicia y le ofreció su mano.
—¡Prometo que no voy a dejar que te ahogues!
—¿Se está burlando o le está coqueteando? —indagó el Draco que venía con el Harry Hufflepuff.
—Es casi lo mismo al comienzo —alegó el Draco mayor, encogiéndose de hombros.
—¿Pusieron algún hechizo para cuidarlos del kelpie? —recordó el Draco anfitrión de ese mundo, de repente.
—La laguna no tiene kelpies, yo lo sabría, los busqué durante años y sólo encontré selkies —El Draco mayor negó.
—Estoy seguro de que esta laguna…
En la proyección, de pronto, el Draco canon fue succionado por algo bajo el agua.
—Ups —soltó el Harry mayor.
—¿Deberíamos entrar en pánico? —preguntó el Draco de catorce años.
—No, no, dales un momento —El Draco mayor gesticuló hacia él y continuó viendo la proyección—. Está con San Potter. No dejará que le-
Luego el Harry canon también fue tragado por el agua.
—Ahora entramos en pánico —aceptó el Harry mayor.
Sin embargo, antes de que hubiesen abandonado la salita, el Harry Hufflepuff señaló la proyección y vieron a ambos salir arrastrándose. El Draco canon sostenía un brazo de su Harry y este utilizaba el otro para rodearlo cuando cayeron en la tierra junto a la alguna, escurriendo. Hubo una leve agitación en la superficie del líquido y luego nada. La criatura se marchó.
—Te digo que sí está ahí —murmuró el Draco anfitrión de ese mundo al Harry Inefable—, ¿ves? Es sólo que le da miedo salir conmigo.
En la proyección, sus versiones canon comenzaron a carcajearse al tener en claro que el inminente peligro fue superado. Les tomó un momento darse cuenta de que estaban demasiado cerca y apartarse el uno del otro, poniéndose de pie y fingiendo que aquello jamás sucedió.
—No tardaremos mucho en resolver esto —mencionó el Draco que venía con el Harry Hufflepuff—, se nota que se "odian".
—Ese odio escondía muchas cosas en medio de tanta ira —El Draco mayor agitó una mano, restándole importancia—, sólo éramos demasiado idiotas para entenderlo y actuar acorde a eso.
Sí, parecía que aquello acabaría pronto.
—D—
La "piedra" falsa estaba en el techo. Sus versiones canon entraron a la casa a la hora de la cena, charlando y riéndose, con la piedrita en el bolsillo de Harry. Pero se olvidaron de mencionárselos.
El Draco de ese mundo miró a su Harry, intentó no reírse, y siguió comiendo.
Ya que la tensión del encuentro inicial se disolvió y casi todos tenían una idea de lo que sucedía allí, pudieron relajarse más durante esa comida. El Harry canon hizo una imitación de un Draco mimado y cretino de doce años, y el Draco mayor una de un Harry quejándose de que le "dolía" la cicatriz y desmayándose.
El Draco de ese mundo y el Harry Hufflepuff estaban interesados en la colección de accesorios con flores del Draco de catorce años. Y apenas este dijo que su Harry le hizo un pequeño jardín, el Draco de ese mundo empezó a presumir que su Harry y él llevaban collares con flores complementarias desde que eran niños.
Cerca del final de la cena, el Harry canon hablaba en voz baja con la versión mayor de sí mismo, y tanto el Draco canon como el Draco de ese mundo tenían una conversación con el de quince años, en que probablemente le dijesen algo sobre Harry. Los demás charlaban de las diferencias entre sus mundos.
Se fueron a dormir con la sensación de que tuvieron una cena divertida y de que el día siguiente podría ser más interesante.
Y en la mañana, cuando el Draco de ese mundo realizó su recorrido de rutina, no encontró a nadie más que a su Harry en la casa.
En serio a nadie. Draco entró en pánico, corrió de regreso al cuarto y se metió al baño, en que Harry se estaba cepillando los dientes.
—¡Todos desaparecieron y no encuentro a Leporis! ¡Se lo robaron!
Mientras tanto, en otro mundo, Harry regresaba a su habitación feliz después de comprobar que había vuelto a su hogar y que sus cinco chicos estaban allí, armando un escándalo en la sala, como de costumbre. Se recostó a un lado de Draco y lo abrazó.
—¿Crees que los demás también despertaran en sus mundos hoy?
—Probablemente sí —Draco asintió y lo abrazó también.
—Espero que esos dos que se "odiaban" puedan terminar de arreglar sus diferencias y no vuelvan a cómo estaban cuando se encuentren en sus mundos.
—No creo que eso pase, se notaba que sólo necesitaban darse una oportunidad para ver que-
Hubo un toque en la puerta.
—Padre-
—¡Papá! ¡Papá Draco!
—¡Encontramos a un conejo cerca de su cuarto!
—¡Intentaba subirse a la cabeza de Albus!
Harry y Draco intercambiaron miradas.
—De casualidad, ¿sabes cómo regresar a un conejo mágico a su mundo? —musitó Harry.
—No, pero ojalá lo descubramos pronto, o ese Draco va a venir a maldecirnos —Draco suspiró, lo soltó y fue por el conejito.
Nadie podría entender la discusión interdimensional que tuvieron acerca del conejo "robado", en la que sus demás versiones los escucharon estupefactos.
El resumen de su discusión:
Draco de Luz de luna: ¡me robaste a mi conejo!
Draco de Wizdad: ¡no lo hice, vino solo! ¿Por qué te robaría tu conejo?
Draco de Luz de luna: ¡me lo robaste porque no tienes tu propio conejo!
Todos los demás: …
No tengo idea de qué escribí aquí, pero fue divertido, jAJAJA.
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