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Los amantes prohibidos










—Seungmin por favor, —suplicaba Hwang Hyunjin al mayor de los Han.

Seungmin negó, no podía arriesgarse a que la tripulación notara lo cercanos que son los mayores de las familias próximas a unirse.

—Hyunjin en este momento solo necesito encontrar a mi hermano, y tenerte cerca-

—¿Qué? ¿Qué pasa si me tienes cerca? —interrumpió Hwang con la voz altiva.

El mejor navío de Ethar, una buena tripulación comandada por Han Seungmin, Hwang Hyunjin como segundo al mando y la hermosa Yeji como la única esperanza de encontrar al príncipe Han con vida, iniciaron su viaje en las profunda y peligrosas mareas hace dos días.

Seungmin miró a todos lados antes de tomar la mano de Hyunjin y empujarlo dentro de su camarote, el mayor de los Hwang se vio sorprendido, pero satisfecho.

Seungmin lo miraba con anhelo, cerró los ojos permitiendo que su cuerpo recibiera el calor del hombre al frente, Hyunjin lo abrazó con delicadeza, sabía que Seungmin necesitaba fuerza y él podría ser eso, su fuerza.

—Lo vamos a encontrar, no te preocupes, —susurró acariciando el cabello del joven.

—Hay una condición para encontrar la isla del dragón, —comenzó a explicar, —mi abuelo lo dejo bien en claro cuando nos contaba la misma historia desde pequeños, debe haber una conexión entre la persona en la isla y la que está afuera, cuando la muerte del antiguo dragón, el guerrero y la joven se amaban, se amaban tanto que no soportaban la idea de estar separados, Yeji y Jisung no se aman.

—Pero tú amas a tu hermano con el alma, cariño tú vas a encontrar la isla. Yeji solo es el pretexto de este viaje, nosotros sabemos que ellos no sienten nada, pero no lo pienses como el fin, concentrarte en dirigir a la tripulación, tu hermano solo cuenta contigo para regresar a casa.

Seungmin abrió los ojos, manteniendo aún su cabeza sobre el pecho de Hyunjin, tomó una respiración profunda, aspirando el aroma de su amante.

Si, su amante, la razón por la que aceptó el rechazo de su familia por no resignarse a casarse, la persona por la que ahora no se deja vencer ante el miedo de no encontrar nada más que cenizas de su hermano menor.

Hyunjin desliza sus manos desde el inicio de su espalda hasta llegar a su cadera, donde sus largos dedos se acomodan a los costados de esta y lo atraen un poco más hacia su cuerpo, Seungmin calla un leve sonido de satisfacción que deseaba dejar ir, lleva sus labios al cuello del más alto acercándose lento y deja allí una tentadora mordida que hace reír a Hyunjin. Pero pronto su nube de tranquilidad se ve arruinada cuando Seungmin toma consciencia de que no deberían estar en esa situación en ese momento, por ello con la mirada baja deja un beso en la comisura de los labios de su amante y se apresura a salir del camarote sin dar tiempo a Hyunjin de cuestionar.

Seungmin sigue su camino hasta llegar a cubierta donde ordenó rehacer amarras y limpiar el navío, se mantuvo mirando a estribor la mayor parte de la mañana, alejando de su mente pensamientos que lo distraigan de su meta, trata de recordar todas y cada una de las indicaciones que su abuelo recitaba cuando con una expresión triste contaba como asesinó al antiguo Dragón, como pasó semanas repletas de angustia hasta dar con la isla.

Hyunjin lo mira de lejos sabiendo que lo que sea que hay entre ellos, es más prohibido que romper la tradición de prometerse a alguien desde el nacimiento.






...






Minho jadea sintiendo algo de dolor en su espalda baja y pierna izquierda que aún no termina de sanar desde su caída de lo alto de la isla. Apenas va el tercer día desde que el príncipe Han le ofreció enseñarle a vivir como humano y no como Dragón en la solitaria isla.

En las orillas del lado oeste de la isla se encuentra lo que Minho llamaba pila de basura que arrastra el mar.

—¿Qué tipo de nombre es ese? —había respondido Jisung cuando Minho le dijo como llamaba la gran cantidad de cosas que el mar arrastra hasta la isla de barcos que no soportan las altas mareas y terminan hundiéndose junto a su tripulación, esparciendo sus pedazos y de más pertenencias del barco, las olas terminaban llevando parte de esas cosas hasta la isla, pero solo del lado oeste de esta, como si una clase de magia no permitiera que estas cosas se esparciesen por toda la isla.

Jisung se vio maravillado por la gran cantidad de cosas que el mar arrastra hasta la isla, cosas como baúles repletos de ropa, mantas, incluso encontró una vajilla de porcelana casi intacta, había cosas como sillas medio servibles, trozos de madera y libros mojados, también encontraron alfombras y una mesa con las patas rotas.

Minho no tenía idea de para que servía la mitad de todas las cosas que encontraron, pero debe admitir que fue fácilmente contagiado con la emoción de Jisung por la variedad encontrada, también admite que estuvo a muy poco de rendirse y gritarle al joven príncipe que no le interesa aprender de los humanos debido a la cantidad de cosas que tuvo que cargar hasta lo alto de la isla.

—Ya sé que nombre le daremos, —dijo Jisung al ver a Minho llegar con un nuevo baúl.

—¿Eh? —apenas y pudo pronunciar algo debido al cansancio, Jisung se apresuró a servirle un vaso de agua, que arduamente purificó hirviéndola en un caldero de acero, también le dio una amplia explicación al Dragón Minho de porque debe purificar el agua antes de tomarla, cosa que Minho contradijo diciendo que él ha vivido todos sus años tomando agua de la laguna que se formó dentro de la isla desde hace miles de años, y que jamás enfermó.

Minho tomó el vaso del mismo acero que el caldero y bebió por completo el contenido.

—Te decía que ya sé cómo llamaremos a la pila de basura que arrastra el mar, —comentó Jisung sirviendo un poco más de agua, —el nombre que tú le diste es demasiado largo, así que desde ahora se llamará cosas perdidas.

—Cosas perdidas, —repetía Minho moldeando el significado de esas palabras en su cabeza, no es que sea tonto, es solo que su vocabulario no es muy extenso debido a que nunca conversa con nadie, lo hacía con su padre hace años. Cuando por fin entendió a qué se refería Jisung asintió de acuerdo, "cosas perdidas" es más fácil de pronunciar.

—Bien, ahora ya que estás descansado, quiero que me ayudes a mover todas estas cosas de forma que todo luzca en orden, —decía mientras miraba todas las cosas que le parecieron útiles para darle a Minho un hogar más humano, camina de lado a lado, pensando en los lugares adecuados para acomodar cada cosa, —también debemos construir una tienda por aquí, es donde cae menos agua cuando llueve, —giró a mirar el rostro confundido de Minho. Sonrió ligero para después acercarse, —una tienda Minho, una casita donde podrás protegerte de la lluvia, será como tu habitación, una habitación es un lugar personal donde puedes dormir y guardar tus cosas, como tu ropa o zapatos, aunque... —miró los pies descalzos del joven Dragón, —tú no usas zapatos.

Minho bajó la mirada algo apenado por tener que hacer que Jisung explique cosas que parecen ser fáciles de entender, —está bien, haremos todo lo que pidas y así me dices para que sirven todas esas cosas, —dijo señalando con la mirada la pila de cosas amontonadas.

Jisung asintió divertido.

Lo que siguió el día Minho y Jisung la pasaron caminado de un lado al otro buscando los lugares más adecuados para dejar todas las cosas.

Para el siguiente día Jisung estableció que iniciarían la construcción de sus habitaciones.

Bajaron al lado oeste de la isla buscando madera fuerte y cualquier herramienta que les ayudara a construir habitaciones con las mantas y alfombras que encontraron días anteriores, Jisung le pidió a Minho cotar gajos de palmeras y de más hojas grandes para después entrelazarlas haciendo un techo decente para sus habitaciones y otro día más se fue.

Lo siguiente fue limpiar una zona con buena iluminación y en un espacio seco para acomodar lo que se convertirá en la sala de estar. Jisung la ha pasado explicando a Minho cada parte de una casa, además de las funciones de muchos de los objetos encontrados.

Pronto, para su casi décimo día, el hogar del dragón de fuego ya lucía como una verdadera casa.

—¡Minho! —grita Jisung cuando Minho pisó la alfombra recién sacudida del polvo con sus pies descalzos, descalzos y sucios. —Acabo de sacudir.

Un Minho entre divertido y apenado retrocedió algunos pasos alejándose de la alfombra permitiendo que Jisung sacudiera de nuevo para tan solo segundos después colocar frente a Minho un tapete para que este sacudiera sus pies.

—Encontré esto hoy, parece que el mar lo trajo hace unos días, —comento dejando el nuevo baúl frente a Jisung.

El joven Han se apresuró a abrirlo, sus ojos brillaron ante la sorpresa.

—¿Qué es eso? —preguntó Minho.

Jisung sonrió tomando la cajita de cartón en sus manos, —es jabón, sirve para lavar, tiene un aroma que se impregna en lo que lo uses, podemos usarlo para el cuerpo, o la ropa.

Jisung sacó algunas cajitas más para comprobar que también eran jabones, mientras que Minho miraba que más había dentro, ahora fue turno de sus ojos el brillas pues encontró figuras de papel.

Un vago recuerdo de su padre detrás de una cortina de manta elevando las figuras de papel a contra fuego para crear sombras en las que le contaba historias de sus ancestros, buscó más en el baúl y encontró varias figuras de papel.

—Oh mi madre usaba de estas cuando era pequeño, —dijo Jisung al mirar lo que Minho encontró, —podía una o dos velas detrás de una cortina y nos contaba historias sobre- ... —se vio en la necesidad de callar sus palabras, su familia completa, desde su madre hasta su abuelo, todos ellos le contaban historias de como asesinar dragones.

—¿Historias de qué Jisung? —preguntó Minho con curiosidad.

—Ahh... de bodas- si de cómo eran las bodas con tu prometida de nacimiento. —excusó con una mentira que para Minho fue totalmente creíble.

—¿Qué se necesita para una boda? —preguntó con interés.

Jisung sonrió grande recordando lo bonito que estaba todo, bien adornado al rededor del lago del sacrificio un par de semanas atrás para su boda.

—Necesitas al líder del pueblo, solo él puede dar la bendición para casarte, también necesitas un sacerdote o una bruja del bosque, —sonrió de nuevo al notar la confusión de Minho, —un sacerdote es un hombre que ha estudiado toda su vida la religión, todo sobre los dioses y una bruja del bosque ha estudiado toda su vida sobre la naturaleza, si eres religiosos en tu boda necesitas a un sacerdote y si amas la naturaleza necesitas una bruja del bosque.

Minho asintió entendiendo mejor. Jisung prosiguió, —también necesitas invitados, amigos y conocidos del pueblo que asistan a tu boda para celebrar contigo. Necesitas una novia, sortijas, como esta, —dijo mostrando el anillo de plata en su dedo índice, anillo que le obsequió su hermano mayor. —También debes estar enamorado.

—¿Enamorado?

—Si, sentir amor por tu novia, ¿Sabes que es el amor Minho?

Minho asintió sabiendo que el amor es como lo que sentía cuando su padre cuidaba de él, aunque puede deducir que el amor que debe sentir para casarse debe ser diferente al que se siente por tu padre.

—Y tú, Jisung ¿Estás enamorado? —preguntó el pelinegro mirando fijamente los hermosos ojos marrón oscuro de Jisung, este no había notado la gran cercanía entre el dragón y él, tenía la intensión de acercase aún más, sentir la piel de Minho contra la suya, pero no puede.

Minho es... intocable para él, porque tan solo el ligero roce de su piel con la del pelinegro despertará al dragón y este no tendrá compasión, tan solo con un soplido de su aliento de fuego podría quemar todo lo que han logrado en estos días, quitarle todo a Minho.

Si tan solo el dragón y Minho no fueran la misma persona.

—Por supuesto que estoy enamorado, amo a mi prometida, Hwang Yeji, —respondió alejándose conscientemente de Minho, este parecía no notar lo que el príncipe moría por hacer, porque no tuvo reacción alguna.

—¿Cómo es ella?

Jisung esbozó una sonrisa falsa, —bueno ella es... bonita. —su mirada se deleitó con el torso descubierto del dragón, blanco y con algunas marcas, seguramente de las veces que intenta contener a la bestia en su interior, pensó en Yeji, después miró el rostro de Minho y sin darse cuenta pensó que Minho es demasiado hermoso, mucho más que Yeji, o tal vez es que Minho le gusta más.

Desvió la mirada al darse cuenta de que pasó mucho tiempo en silenció.

—Oye, ¿Qué te parece si bajamos juntos a ver si encontramos algo nuevo en las cosas perdidas? —dijo esquivando la incómoda conversación.

Minho asintió no entendiendo la tormenta dentro del joven príncipe.

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