𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟶𝟸
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-Créeme que a mí me desagrada más la idea que a ti; Thorin, Escudo de Roble -hizo un ademan con su mano como si hiciera una reverencia

Aunque la idea de estar rodeada de enanos parecía desagradarle tanto como la idea de acompañarlos en su viaje, había una chispa de humor en sus ojos.

-Lo dudo -resopló mirando hacia otro lado con altivez

-Si, los vikingos son mal vistos por su fama de ser sanguinarios y crueles a la hora de saquear y también por sus bestiales formas de luchar, pero... -Gandalf intento convencer a Thorin de que era una buena idea tenerla como aliada

-Ya tenemos un saqueador -Thorin contradijo con rudeza-. El señor Bolsón se encargará de eso -señalo al hobbit que parecía no saber que hacer

Hace unos momentos lo había tratado con la misma arrogancia y prepotencia que ahora se dirigía a la pobre muchacha, aunque esta no parecía afectada por sus cambios de humor.

Es más, ¡parecía divertirle!

-El mago gris no me contrato como saqueadora, me contrato para darle caza al dragón que habita en esa montaña a la que tanto quieren llegar -varios jadearon por esta nueva información, otros la veían con escepticismo

Parecía que los únicos que no la miraban con ningún sentimiento ofensivo eran los más jóvenes, pero su mirada solo se fijó en el rubio de las trenzas.

Él la miraba con curiosidad, claro y estaba el otro joven enano de cabello oscuro a su lado, él la veía con una sonrisa divertida y algo coqueta.

Pero el rubio... ¡Oh! El de la melena rubia había llamado su atención.

Para ser un enano era bastante guapo, tenía un aura a su alrededor de grandeza y honor.

Seguramente era un noble, se notaba por la forma en la que actuaba y se movía.

Sus ojos parecían vigilantes sin perderse ningún movimiento, con la mano cerca del cuchillo afilado más cercano.

Su comportamiento y aspecto le recordaban a un león.

Atento, cauteloso y listo para atacar.

Tenía una melena larga y salvaje del mismísimo color dorado del sol, casi tanto como el suyo, con trenzas y cuentas de plata que adornaban su cabello.

Se sabía que en la cultura enana utilizaban diferentes tipos de trenzados que tenían diferentes significados, eso era algo que compartían con los vikingos.

Ella misma tenía sus propias trenzas como hija, guerrera, y doncella escudera, aunque no llevaba ningún tipo de cuenta que lo adornase.

Sus ojos eran cautivadores.

Azules como dos témpanos de hielo, pero para nada fríos, había calidez en ellos y algo desafiante.

Por su aspecto podría ser un vikingo si su altura no fuera una obviedad de a que raza pertenecía.

Tenía una mandíbula fuerte y como todos los enanos una barba gruesa con dos trenzas que colgaban de su bigote, con cuentas adornándolas.

Para alguien que no estuviera acostumbrado a las tradiciones de otras razas habría sido gracioso de ver.

Pero todo lo contrario de eso, le resultaba atractivo y la tentaba a querer saber cómo se sentiría el frio de sus cuentas de plata en su cuerpo suave y caliente.

Parece que voy a divertirme mucho.
Oculto una sonrisa mientras miraba discretamente por debajo de sus pestañas en la dirección del enano

Mientras que los enanos eran reservados con su intimidad, debido a su posesividad, codicia y sobreprotección con sus mujeres. Damas enanas, las cuales eran escazas y se consideraban las gemas más valiosas.

Los vikingos no tenían pudor en tomar lo que querían, cuando quisieran.

- ¿Y que podría hacer una mujer humana contra un dragón? -el rey enano la miro despectivo

-Parece que no sabes tanto de mi gente como dices saber -le sonrió con burla mientras tomaba un trago de su propia cerveza

- ¿Cuál es tu nombre, muchacha? -el enano de cabello blanco parecía más indulgente con respecto a ella, casi respetuoso diría

-Valkyrie, hija de Esben -inclino su cabeza solo por cortesía

Sabía que si se comportaba un poco decente eso irritaría al líder de la compañía, que solo había dicho cosas horribles sobre su gente, aunque no se había equivocado.

-Dime, esos susurros que hablan sobre grandes guerreros del norte que cazan Bestias Mitológicas que nadie se puede imaginar. ¿Son ciertas? -

-Dragones -

Kili miro maravillado hacia la joven guerrera, recibiendo un codazo en las costillas de su hermano, que lo miraba severo y señalaba a su tío que parecía cada vez más irritado.

- ¡Tonterías! Solo son cuentos, historias para los niños, Balin. Donde cuentan mentiras sobre estas... bestias -señalo hacia la mujer que parecía más interesada en beber de su jarra que escuchar al testarudo enano

-Por supuesto que son ciertas -miro con determinación a Thorin-. Muchos o ninguno, nos conocen realmente. Tenemos vidas mucho más largas que simples humanos, estoy segura de que eso no lo sabias -le sonrió con burla y le guiño un ojo divertida viéndolo apretar los puños y su cara volviéndose roja de la furia

- ¿Cuáles son estas historias? -uno de los enanos había sacado un libro en el que parecía estar escribiendo, mientras miraba tímido hacia la mujer y el enano

La rubia dejo que el viejo enano contara las viejas leyendas de su pueblo, mientras pedía otra jarra de cerveza y algo de comer.

Había viajado por un largo camino para llegar hasta esa posada, donde Gandalf dijo que la vería.

-Se dice que su piel es de acero, como las espadas, que resisten tanto el frio desgarrador del cielo, como el fuego abrazador del dragón. Viven de la caza y del culto y de las costumbres de sus antepasados. Los feroces hombres del norte -

Todos parecían estar atraídos por la historia, incluso el mismo Thorin parecía haber guardado silencio de sus comentarios.

- ¿Piensas que podrás con Smaug, el Terrible? -parecía algo burlón, pero hablaba enserio

Era su gente la que iba a entrar en esa montaña, sus propios sobrinos Fili y Kili habían venido con él.

No podía permitirse ningún paso en falso, ningún error, o estarían muertos.

Y si no morían en su viaje, su propia hermana lo mataría, por llevarse a sus hijos.

-No pienso, lo sé. -durante unos momentos que parecieron eternos se miraron fijamente a los ojos, azul contra azul, fuego contra hielo

- ¿Supongo que no harás esto desinteresadamente como un gesto amable de tu pueblo? -sacudió la cabeza sarcásticamente

-Claro que no, espero una recompensa a cambio. No todo lo que dijo de nosotros era mentira, su alteza -Valkyrie levanto la jarra en su dirección antes de dar un gran trago

-Si me has mentido... Yo mismo te tirare desde la muralla de Erebor -la miro con frialdad antes de darle un trago a su propia cerveza

Los enanos volvieron a ser bulliciosos en cuanto vieron que la muchacha se alejaba para sentarse en su propia mesa, alejada de los enanos.

Muchos se la quedaban viendo y otros hablaban en susurros sobre lo poco que sabían de su raza, los llamados vikingos.

Este iba a ser un largo viaje, y como habían prometido, lleno de aventuras.