C A P I T U L O 2.
- ¡Aguamenti! - conjuré, y de la punta de mi varita salió un chorrito de agua que terminó en la cara de mi nueva trabajadora.
El día en el refugio de criaturas mágicas empezaba a las seis de la mañana y lo más probable es que no lo supiera, por lo que decidí ir hacia la residencial a despertarla. Jamás en mi vida conocí a una chica más desordenada que ella, ni siquiera había limpiado un poco antes de echarse en la cama.
Entré despacio, tampoco quería incomodarla, pero tengo que admitir que su sola presencia conseguía fastidiarme y solamente ví la oportunidad de cobrarme lo irritante que había sido el día anterior.
Dormía como un León, desordenada, con las cobijas revueltas y podría haber pasado un camión sobre su cuerpo y ella no hubiera despertado.
El agua que le lancé fue a dar directo en su rostro y fue sumamente divertido presenciar como se incorporó de golpe dando manotazos.
- ¡Joder Charlie! ¿Qué mierda te pasa?
- Son las seis y media de la mañana, te informo que estás media hora retrasada, tu trabajo empieza a las seis. Prácticamente te estoy haciendo un favor, deberías agradecerme - respondí siendo incapaz de esconder mi gozo.
- Pues podrías despertarme sin tener que causarme una pulmonía - me rebatió sumamente molesta.
- No seas exagerada Eva - me reí - son sólo unas gotas.
- ¿Por qué estás en mi habitación? ¿Acaso no voy a tener privacidad aquí? ¿Quién es el entrometido ahora? - me increpó
- Deja de quejarte ya, vamos levántate, esperaré por tí abajo para darte el tan anhelado recorrido que ayer querías.
La ví tallarse los ojos, sin duda no esperaba tener que levantarse tan temprano y ver su cara de culo realmente me puso contento e inexplicablemente mi ánimo mejoró considerablemente.
- ¿Ya estás lista? No tengo todo el día -le grité una vez que llegué a la planta baja, la imaginé bufar y escuché que se metió a la ducha, pasaron unos 20 minutos y bajó, yo estaba tendido en un sofá pequeño que había en la estancia y me puse de pie en cuanto apareció.
- Vamos - dije cuando avancé a la puerta - Ten, para el camino - le tendí un termo con chocolate y un sandwich de queso.
Lo aceptó de mala gana y no emitió palabra, sin duda estaba enojada por mi forma de despertarla, pero en mi defensa así de invadido me sentí por su presencia. Afuera ya había salido el sol, pero aún así la temperatura estaba muy baja, por lo que caminé hacia las pesebreras para explicarle todo en un lugar tibio.
- Eva, este es oficialmente tu primer día de trabajo aquí. Te informo que este oficio no es nada fácil, es rudo y nada ligero - ella me observaba dándole un sorbo al termo que preparé para ella.
- No soy una débilucha como crees, me quedé dormida sólo porque no sabía cual era la hora de inicio de las labores - me miró con rabia - No se volverá a repetir.
Tuve que reprimir una sonrisa o de lo contrario estaba seguro que me lanzaría un crucio.
- Bueno, aquí como te das cuenta hay thearstralls bebés, duermen aquí por la temperatura - le hice una seña con la mano para que me siguiera - tu te harás cargo de ellos desde ahora, al igual que de los huevos de dragón que están allí - indiqué unos calderos sobre unas chimeneas en el segundo piso de la estructura de madera.
- ¿Cuantos son?
- 6 huevos de dragón y 5 Thearstralls bebés, en la puerta están los archivos de las horas de alimentación y todos los cuidados que asumo que sabes - la miré divertido y ella asintió.
- ¿ Qué más haré? - se apuró a preguntar tras haber devorado el pan.
- Vamos - caminé por el césped - La reserva cuenta con alrededor de veinte Dragones, nos hemos expandido porque hace muy poco se nos cedieron tierras - me fui acercando a los corrales de los dragones bebes - Aquí están los bebés, crecen muy rápido, por eso están con bozal ya que ya están lanzando fuego - vi como se acercó a mirarlos de más cerca.
- ¿Trabajaré con ellos? -preguntó entusiasmada.
- En las mañanas, sabes que primero tienen que familiarizarse contigo. Al mediodía vendremos a alimentarlos.
Para mi sorpresa asintió y no hizo ningún berrinche, por un minuto pensé que me mandaría al demonio porque no le permitiría trabajar con ellos de una vez, al menos había desarrollado el juicio durante estos años. Dimos vuelta y la llevé hacia los campos de rocas, allá estaban los Dragones adultos y más riesgosos. Abrió mucho los ojos cuando los divisó.
- Son preciosos - susurró, y recordé que esa era la misma expresión que yo tuve cuando llegué aquí.
- Sí - afirmé - ellos tiene aproximadamente entre dos y diez años, pueden vivir mucho tiempo..
- Ya lo sé Charlie, te recuerdo que estudié al igual que tú - bufó.
- Tranquila, sólo estaba dándote la inducción - contesté en el mismo tono irritante - pero veo que ya sabes todo - dije de manera infantil - así que ahí te ves.
Me fulminó con la mirada y yo me di media vuelta y caminé hacia donde guardabamos la carne, ya había perdido demasiado tiempo con ella y más encima se comportaba como una arrogante.
-Es una insoportable - dije lo bastante fuerte, el viejo Yusuf estaba racionando ya las porciones.
- Veo que la nueva muchacha ya está trabajando ¿La conoces Charlie?
- Por desgracia Yusuf, es una engreída que envió el ministerio porque le encanta meter sus narices donde no le llaman, igual que la peste de Eva.
Yusuf se rió ante mi comentario y sus ojos se empequeñecieron, él era el más antiguo de los trabajadores, su esposa y sus hijos habían muerto en la primera guerra mágica y desde entonces dedicó su vida a los Dragones, era una persona muy buena, solamente algo huraño.
- Paciencia Charlie, paciencia - dijo al salir del lugar.
Me puse un overol de trabajo azul y salí con una manguera gruesa, todos los días cambiabamos el agua de los Dragones y era imposible hacerlo de otra forma si no queríamos morir quemados.
Ví a Evanna curiosear cerca del Colacuerno que habíamos trasladado hace unas semanas.
- Desmaius - la apunté y salió disparada por los aires.
- ¿Qué demonios? - me gritó.
- Te dije que nada de acercarte aquí por ahora ¿tienes una nuez por cerebro?
Rodó los ojos y se encaminó hacia las pesebreras donde habíamos partido el recorrido, podría jurar que me maldijo por lo bajo pero la ignoré. Me dediqué a hacer mi trabajo hasta que llegó la hora del almuerzo.
- Chicos ella es Eva - dije a los demás antes de sentarnos en el quincho todos juntos - empezó hoy con nosotros y espero que no los irrite cuando estén con ella - reí y la miré con burla - fuimos compañeros por desgracia así que sé de lo que hablo, trabaja para el ministerio así que no hagan nada indebido.
- ¿Cómo están? -saludó tímidamente, algo muy poco usual en Eva todo lo sé Steinner, rápidamente los chicos empezaron a conversar con ella y se mantuvo charlando animadamente. Si algo tenía que reconocer era que Eva era simpática y podía llevar una conversación rápidamente hacia los temas agradables, hasta que tomaba confianza en menos de una hora y ya quería saber toda tu vida.
Para mi sorpresa, Evanna al parecer a todos les cayó en gracia y eso hacía magnificar mi fastidio, ya que mi idea era expulsarla del sitio si a uno sólo de ellos les desagradaba, pero ahí estaba ella otra vez con su encanto y personalidad chispeante.
- ¿Qué hiciste hoy? - preguntó a mis espaldas cuando estaba anotado el nombre de las pociones que le había dado a un dragón bebe que estaba enfermo desde hace días.
- Pues trabajar - contesté.
- Eso ya lo sé - dijo mirándome como si lo que respondí fuera la mayor estupidez del mundo - me refiero a que hiciste en especifico.
¿Era enserio? Ahí iba de nuevo con su curiosidad insaciable.
- Pues alimenté a los Dragones adultos, a los bebés, cuide de los que están enfermos, almorcé, después arreglé los árboles frutales, fui al baño dos veces, me lavé cinco veces la cara y también me quite los guantes unas 10 veces - respondí con ironía.
- Si que eres amargado- dijo frunciendo el ceño.
- ¿Me ves afectado? - comenté sin dejar de anotar en la bitácora.
Decidió cambiar de tema
- ¿Qué le pasa? - preguntó apuntando al dragón enfermo.
- No es de tu incumbencia - dije seco.
- Claro que lo es, trabajo aquí.
- No trabajas con Dragones aún.
- Pero lo haré- debatió.
-¿Cómo van los huevos del pesebre número uno? - cambié de tema rápidamente.
- El huevo de Gales verde está a punto de romperse, asumo que lo hará entre el amanecer y el medio día de mañana - dijo apresuradamente, fue como si estuviera esperando que se lo preguntara - el de bola de fuego chino esta empezando a entrar en la fase preparatoria y el de..
- Eva, ¿Puedes ir más lento? . Me mareas.
- ¿Qué?
- Eso, que hables más lento.
Suspiró y empezó de nuevo.
- Perfecto - dije en cuanto terminó de contarme cada detalle de su día con los thearstralls.
- ¿Y?
- ¿Y qué? ¿Quieres que te haga un tablero y que ponga una estrella a modo de triunfo? - pregunté con sarcasmo.
- Mierda Charles ¡Pudrete!
Estaba enojadisima, si algo había aprendido de vivir en una familia de 7 hermanos, era que el pajarito nuevo siempre era fastidiado por al menos dos semanas. Así que ella tenía que demostrarme de qué estaba hecha, por lo que la molestaría hasta ver que era capaz de hacerlo bien aquí, yo amaba a estas criaturas y tenía que asegurarme que estaban en buenas manos.
- Está bien.
Rápidamente intentó quitarme la bitácora donde estaba escribiendo.
- Eva, quítate, dame eso - corrió por el sitio con la libreta en sus manos.
- Tienes una letra horrenda - me molestó, no era mentira, mi caligrafía era sumamente atropellada -¿ Alguien entiende lo que anotas aquí? - creyó que saldría victoriosa pero sucedió algo que no pensé que pasaría, fue a dar al suelo.
- ¿Qué es esto? - preguntó cuando miró que estaba manchada de una sustancia morada.
Estallé en carcajadas, era mejor de lo que esperaba.
- ¡Ay Eva! Tu nunca decepcionas - solté entre risas - eso donde estas descansando es excremento de dragón - los ojos llegaban a llorarme.
Claramente ella no sentía lo mismo y me odiaba con todas sus fuerzas en ese momento.
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