12° Vegeta y Bulma la boda
Después de esto Vegeta se acercó más a Bulma, era más amable, habían empezado una especie de relación por así decirlo.
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Unos días después Yamcha volvió a rondar por la casa, estaban ellos en el laboratorio de ella.
Estaban investigando las consecuencias del aumento de energía por parte de él y como volver a lograrlo.
Yamcha - desde fuera - Bulmita amor ¿dónde estás?
Bulma - dándose con la mano en la cara - que pesado es este hombre, no entiende que no lo quiero ver.
Yamcha - acercándose a la ventana - ¿estás aquí dentro?
Bulma - enfadada - NI SE TE OCURRA ENTRAR, LLAMO A LA POLICÍA, ME OYES.
Yamcha - asustado - no, Bulmita, no los llames.
Bulma - mas enfadada - QUE NO ME LLAMES BULMITA.
Vegeta - que le dolía la cabeza por los gritos de ella - ¿quieres que le saque de aquí?
Bulma - pues mira, si me haces el favor - guiñándole un ojo - te lo agradeceré.
Vegeta saco a Yamcha lanzándole fuera, vimos como sonreía ante la reacción del príncipe, cosa que sorprendió mucho a mi acompañante y a mi me intrigo bastante ¿qué era lo que tramaba realmente?
En el laboratorio ella se lo agradeció dándole un suave beso en los labios dejando al chico totalmente rojo.
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Pasaron unos días de esto, Raditz y Tights se fueron unos días los dos solos; los padres de Bulma se llevaron a su nieto de vacaciones dejando a la pareja solos.
Esos días habría tormenta, ella no estaba muy contenta, que digamos odiaba las tormentas le traían muy malos recuerdos.
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La primera noche estaba ella en la cocina cuando uno de los rayos rompió el trasformador dejando la casa a oscuras, Bulma entro en pánico, empezó a oír ruidos donde no había.
Vegeta se acercó a la casa enfadado por no poder acabar el entrenamiento, entonces oyó gritar a la chica y entró corriendo para investigar que la pasaba, lo que vio le dejó en sok.
Bulma estaba tirada en el suelo con los ojos abiertos de par en par rojos en sangre, muerta de miedo palpando el suelo en busca de algo y gritando deseperada.
Bulma - muy asustada - NO, NO, NO ME ATRAPAREIS.
Vegeta vio en su mirada algo que hacía tiempo que no veía, la última vez que lo vio fue en los calabozos de Fraizer, a algún desgraciado que él lagarto había torturado.
Vegeta - preocupado - mujer, ¿qué te pasa?
Ella pareció no reconocerle puesto que retrocedió más asustada aún, buscando con más ansias algo en el suelo como una loca.
Vegeta - sorprendido - Bulma, soy yo Vegeta.
Entonces ella le reconoció y se lanzó a sus fuertes brazos.
Bulma - muy asustada - ¡ahí! Vegeta no me dejes sola.
Ella estaba llorando a mares y temblando de miedo, él la cargo en sus brazos y la llevó a su habitación y cuando se iba a ir, ella le cogió del brazo...
Bulma - muerta de miedo - quédate, por favor.
Él la quería cuidar como hizo ella, además cada vez se sentía más atraído por ella, así que se tumbó en la cama con ella, para vigilar su sueño; la cuido toda la noche, le gusto mucho verla dormir.
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Hubo un par de noches más como esta, en las que él la cuido muy preocupado, en una de ellas pudo distinguir unas marcas en el dorso de sus muñecas que llamaron su atención.
Vegeta - preocupado - ¿qué le habrá pasado? - susurrando - le preguntare a Raditz, por si él sabe.
Bulma parecía que por fin se había dormido, pero entonces se empezó a mover en sueños gritando y moviéndose agitada.
Bulma - sudorosa - no, no, no me toques - con la boca seca - Ve... ge... ta..., socorro.
Vegeta - sorprendido - ¿esta soñando conmigo?
Ella se despertó de pronto muy agitada, desorientada, asustada y al verle con ella se echó a sus brazos un poco aliviada y llorando.
Bulma - en un susurro - no te vayas... nunca...
Vegeta se quedó paralizado, ya había decidido quedarse con ella y hacerla suya; pero primero tenía que averiguar que le habría sucedido y si tenía algo que ver con la sabandija, esperaba que si porque hacía tiempo que quería acabar con él.
La empezó a acariciar suavemente el pelo, que tanto le gustaba, para calmarla, se impregno de su olor, le gustó ese olor a vainilla, noto un peso extra en sus brazos.
Ella por fin se había dormido, así que, con cuidado de no despertarla, se tumbó con ella en sus brazos, era tan agradable que se durmió él también con una gran sonrisa en la cara.
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Unos días después cuando volvieron Tights y Raditz; él fue a hablar con su amigo, que era el único que le comprendía.
Ambos estaban sentados en el tejado mientras miraban a las hermanas.
Raditz - mirándole - ¿qué tal las cosa en la casa?
Vegeta - bien supongo - suspirando - oye, ¿tú sabes que le paso?
Le dijo señalando a la peli azul, que sonreía a su hermana.
Raditz - levantando los hombros - se cosas.
Vegeta - mirandole sorprendido - ¿no me vas a contar?
Raditz - sonriendo de lado - no, eso es cosa de ella.
Vegeta - frustrado - pufff, ella no me contará.
Raditz - sorprendido - ¿acaso ella te interesa?
Vegeta - con una sonrisa de lado - sí, ella será mía.
Raditz - jajaja, aquí las cosas son diferentes.
Vegeta - sonrojado - ¿cómo?
Raditz - rascándose el mentón mientras recordaba - le tienes que pedir permiso al padre, luego a ella le tienes que dar una joya y luego un sacerdote os bendice.
Vegeta - sorprendido - ¿eso hiciste tú?
Raditz - sonriendo de lado - sí, hay que tener contenta a la hembra.
Vegeta - jajaja.
Raditz - lebantando ambos hombros - luego... pues, hacéis nuestra ceremonia.
Vegeta - nervioso - me ayudaras con lo de la joya.
Raditz - sonriendo de lado - claro.
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Unos días después se lo dijo a toda la familia que al principio se sorprendió por la petición del príncipe, pero luego recibieron la noticia con bastante agrado.
Tights y Buny había preparado todo para la petición de mano de Bulma.
En la cena...
Tights - mirandola de reojo - Bulma, ¿porque no vas a buscar a Vegeta?
Bulma - levantándose - ¡eh! sí, claro.
Se dirigió a la máquina y vio unos pétalos en la entrada se sorprendió un poco, de repente se abrió la puerta.
Dentro había más pétalos exparcidos por el suelo y él príncipe estaba en la puerta con una sonrisa de lado esperándole, le ofreció su mano para hacerla entrar.
Vegeta - sonriendo - ven, pasa.
Ella pasó, no se creía que él estuviera haciendo esto, a veces parecía tan distante...
Le hizo sentarse en una mesa que habian colocado las mujeres dentro y cenaron juntos mirándose de reojo, ella seguía sorprendida, entonces él se levantó y encendió la música.
Sonaba mi corazón encantado; la hizo bailar y en una de las estrofas él puso una de sus rodillas en el suelo con una cajita abierta en la mano.
Vegeta - mirándola - ¿te casas conmigo?
Bulma - mirándole sorprendida - Vegeta... - con una gran sonrisa - pues claro.
Se lanzó a los brazos de él dándole un beso y apretando el abrazo.
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Después de unas semanas hicieron la ceremonia terrícola, donde se juntaron los guerreros z y sus familias, hubo un gran banquete, un baile y muchas risas a consta de la nueva pareja que se puso totalmente roja ante eso y después de la celebración él la llevo a una playa.
Ahí realizaron la ceremonia sayain ya había una cabaña construida, el príncipe cazo un par de conejos para cocinarlos y así poderlos compartir con su ahora mujer y a la luz de la luna ambos recitaron los votos sayains sin dejar de mirarse a los ojos, al acabar los votos él lanzo una bola al montón de leñas acumulados a modo de hoguera.
Entonces él la cogió entre sus fuertes brazos y la metió en la cabaña llevándola hasta la cama y soltándola en ella.
Ambos se sentaron en la gran cama, él estaba bastante nervioso porque no sabía qué hacer y ella porque él la ponía muy nerviosa, sabía qué hacer, pero le daba apuro, con él todo era diferente de una forma que no se podía explicar, se sentía tan segura a su lado, como nunca en su vida, dio un pequeño suspiro.
Ella se acercó poco a poco a él para acariciar su rostro tímidamente, él se tensó levemente ante eso, no estaba acostumbrado al cariño solo a los golpes, los gritos, los insultos, aun así, le gustó el pequeño gesto echo por ella.
Bulma - nerviosa - oye Vegeta...
Vegeta - nervioso y rojo - ¿qué?
Bulma - sin mirarle - ¿lo has hecho con alguien?
Vegeta - mirándola - ¿hacer qué?
Bulma - mirándole - el amor...
Vegeta - algo enfadado - mujer, soy un príncipe guerrero y solo hago la guerra
y pelear.
Bulma - idiota - dándole un golpe en el hombro - no me refiero a eso... me refiero a que... - pensando - ¿nunca has tenido sexo con alguien a quien quieres?
Vegeta - rojo - no, nunca encontré a la adecuada.
Bulma - sorprendida - y ¿ya la has encontrado?
Vegeta - más rojo - sí - sonriendo y mirándola de arriba abajo - y... mejor de lo que me esperaba.
Bulma se sonrojo enormemente ante lo que él le dijo, cosa que no pasó desapercibido para el príncipe que no pudo evitar sonreír ante la reacción de la chica.
Para que no le mirase así ella le rodeo el cuello con sus brazos y se acercó a sus labios besándolos mas intensamente que normalmente.
Él al principio se puso más nervioso ante este nuevo contacto, aunque intentaba responder, pero torpemente ya que nunca en su vida había permitido que nadie se le acercaba tanto, pero con ella era diferente.
Ella se separó de él, se fijó que eso a él no le agrado ya que frunció el entrecejo; ella que había leído innumerables novelas y sabía más o menos que hacer; pero hasta ahora lo quiso probar con nadie, pero con él lo quería.
Bulma - dudosa - ¿me dejarías enseñarte un placer más grande que el de las peleas?
Vegeta - ¿aún más grande? - sorprendido - ¿a qué te refieres?
Bulma - un placer que muchas razas tienen y apuesto que tú también... y... - acercándose a él - quisiera enseñarte...
Vegeta - mujer... - mirándola fijamente - enséñame.
Ella le volvió a besar, sabía cómo hacerlo porque Yamcha le enseño, también a complacer a un hombre sin llegar al sexo, porque ella no lo quería hacer con él; pero ahora... Vegeta seguía respondiendo torpe y tenso.
Bulma - relaja tú cuerpo y responde natural... - triste - ¿o es que no te gusta?
Vegeta - maldita sea Bulma... - algo enfadado por lo que había echo ella - claro que me gusta, pero jamás lo había hecho antes.
Bulma - mirándole muy sonriente - un guerrero de élite debe aprender rápido.
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