Capítulo 3: Decisión
Muy lejos de la llamada por muchos "jungla de asfalto", una familia convivía en un lugar totalmente contrario.
Un campo verde lleno de vida, con una extensa flora además de una casi infinita diversidad de animales. Especies muy extrañas se ubicaban ahí, un claro ejemplo de ellos eran los dinosaurios que para sorpresa de la gran mayoría, sobrevivían escondidos entre esas extensas llanuras y valles.
Por tal motivo, la poca gente que lo sabía no se atrevía a poner un pie ahí, ni siquiera por un millón de zenis, pero en esa mayoría no entraba la familia Son. Al menos a padre e hijo, aquello hacía las cosas más divertidas, caso contrario de la esposa y madre de la familia que no le agradaba tanto, pero que tras la pérdida de su primogénito comenzó a ver las cosas de una manera distinta.
Cuando Milk tuvo a Gohan entre sus brazos su única idea era darle una educación de calidad, con la cual llegase a ser un gran investigador. Idea que le trasmitió al niño desde que este tuvo un mayor uso de su raciocinio, provocando largas horas de estudio para su primogénito desde los tres años.
Sin embargo cuando Raditz se lo llevó, ella quedo devastada. Al poco tiempo se dio cuenta de que, el escaso rato que pudo haber convivido con él, lo había desaprovechado, ella lo sentía como un castigo por el incesante trabajo que le había puesto; desde entonces se había jurado cambiar su mentalidad, no cometería el mismo error dos veces.
Tiempo después nació Goten y con la idea de no fallar, permitió cosas que la antigua Milk vería como impensables, le dejaba pasar más tiempo practicando artes marciales que en el estudio, no le exigía una vocación para cuando creciera, y para sorpresa de todos, llegó a practicar con él y darle consejos para los combates.
Con una sonrisa en su rostro al ver a los dos culpables de robar a su corazón entrenando con alegría, retomó su labor de acomodar los últimos detalles de su día de campo.
Unos cuantos metros alejada de ella, dos figuras se atacaban mutuamente, cualquiera que los viese diría que era una copia exacta el uno del otro, con una pequeñísima diferencia, el tamaño.
—Vamos Goten, tú puedes hacerlo.
El chico asintió juntando sus manos, intentando hacer por primera vez la técnica que su padre acababa de enseñarle minutos antes.
—Kame... Hame... ¡Ha! —El ataque salió directo hacia el padre que lo esquivó, impactando en una montaña.
Goku cambió su mirada hacia la montaña que fue víctima del ataque de su hijo, sonriendo al ver el gran poder que poseía.
—Muy bien Goten, eso fue un excelente Kamehameha.
—Eso fue divertido —dijo sonriendo—. Ahora quiero hacerlo como súpersaiyajin.
Goku soltó una pequeña risa al escucharlo, llegar a ese nivel eran cosas mayores, le costaría tiempo conseguirlo.
Pero antes de poder hablarle sobre las dificultades que constituía hacer eso, quedó mudo al sentir como el Ki de su hijo se incrementaba rápidamente. Pasmado, observó como las rocas alrededor del niño comenzaban a levitar y segundos después su cabello cambiaba de negro a amarillo.
—Go...Goten desde cuándo puedes transformarte —preguntó entre tartamudeos tras finalizar la trasformación.
—Ya se me olvidó.
Con una sonrisilla en el rostro de su hijo, en la mente del padre cruzó una idea muy interesante.
—Goten te gustaría ser mi oponente de pelea.
—Lo dices en serio papá —respondió con una singular alegría.
—Claro.
Sin esperar un segundo más, el segundo hijo de Goku y Milk se puso en posición de combate, siendo imitado instantes después por su padre, ambos con una sonrisa en su rostro.
«Esto será muy divertido» pensó Goku momentos antes de que Goten lanzase su ofensiva.
Mientras tanto, en la ciudad Satan, Videl empezaba a preguntarse cuantas veces había presionado el botón de rebobinar ese día. Casi podría jurar que habían sido al menos unas cien veces, pero su orgullo combinado con su curiosidad evitaban que diese marcha atrás, no por nada era la hija del campeón del mundo.
Sin embargo, por más que repetía el video, era imposible visualizar el rostro del joven vestido de superhéroe. Golpeó ligeramente la mesa de controles, mostrando una cara de molestia, esa estúpida máscara cubría a la perfección todos sus rasgos faciales, ya podía buscar otra manera, porque al menos de esa forma parecía que no descubriría nada.
Aburrida prefirió cambiar de método, imprimió varias fotos del chico y decidida abandonó la habitación rumbo a las calles, si no lo había conseguido a la manera sencilla, lo haría de la forma tradicional, lo buscaría hasta encontrarlo, no le importaba cuanto tardaría ni cuanta distancia recorrería, pero ella lo atraparía.
Más cerca de lo que Videl pudiese pensar, Gohan se regañaba a sí mismo, recordando las palabras del joven supremo Kaiosama.
"Intenta acoplarte a los humanos para pasar desapercibido"
—Como Shin se entere de esto, me mata —murmuró para sí mismo, sentándose junto a un árbol, apoyando su espalda en el tronco mientras levantaba la mirada al cielo, y cerraba los ojos.
Las horas pasaban y la joven justiciera no conseguía ningún avance, había llegado a cuestionarse el porqué de su búsqueda, pero antes de que cualquier argumento tuviese la fuerza para hacerla desistir, lograba olvidarlos. Pero para colmo varias nubes habían ocupado el cielo de la capital, acompañadas de un viento gélido.
—Genial —susurró molesta al ver la posibilidad de una tormenta.
Continuó un poco más por las calles, estando en infinidad de ocasiones a punto de rendirse, pero su terquedad evitaba que lo hiciese. Cuando de pronto el sonido de su reloj la alertó.
Presionó el pequeño botón del aparato que los policías de ciudad Satan le habían regalado para poder avisarle cuando hubiese un nuevo peligro en la metrópoli, escuchando la voz ronca de una persona.
—Señorita Videl, uno de nuestros oficiales acaba de encontrar al sospechoso.
Sin poder evitarlo sonrió feliz.
—¿Dónde se encuentra?
—En el parque de la ciudad.
—Entendido.
Y antes de darle tiempo de contestar al oficial, cortó la comunicación, sacando de su bolsillo una pequeña caja llena de capsulas. Tomó una de ellas, presionándola, para posteriormente arrojarla al suelo. Una nube de polvo cubrió al objeto, apareciendo frente a ella una pequeña aeronave de color amarillo.
Sin esperar Videl se subió en ella, poniéndose rumbo al parque, en tanto que las primeras gotas de lluvia caían en el vidrio de su artilugio.
Por otra parte, Gohan seguía pensado en lo ocurrido, mientras el mismo fenómeno meteorológico hacía que sus extravagantes ropas se mojaran y el visor de su casco se empañara, preguntándose constantemente porqué intervino, ya que aun intentando convencerse a sí mismo que lo había hecho por ser lo correcto, había otra parte en él, que le decía que hubo otro motivo para actuar de esa manera.
La tranquila calma que el semisaiyajin tenía gracias a la lluvia, pronto se vio interrumpida, cuando un aparato descendió muy cerca de él.
Gohan se reincorporó, centrando su atención en la aeronave amarilla que aterrizaba sobre el césped del parque.
Desde el aparato, Videl sonreía orgullosamente al haberlo encontrado. Dándose cuenta de que faltaba poco para que la tormenta azotara la ciudad, bajó rápidamente de su aeronave, sin molestarse en volver a encapsularla, poniéndose rumbo al chico.
Él abrió los ojos como platos cuando vio salir a la joven de esa mañana de aquel aparato, pero la cosa empeoró, cuando la vio caminar hacia él con aquella sonrisilla que lograba asustarlo por alguna razón que no entendía. Rezó a Kami-sama para que siguiera derecho, sin embargo se quedó helado al verla parar frente a él.
—Buenas tardes —saludó Videl con una voz confiada, poniendo más nervioso a Gohan.
—Muy buenas tardes tenga usted señorita —respondió nervioso, al sentir la mirada de la chica pasar de arriba abajo por todo su cuerpo.
—Llamas mucho la atención con esa manera de vestir.
Él no respondió, sólo tragó saliva asustado mientras pensaba en cómo mataría a Shin por darle aquellas ropas, ya suponía él que esos trapos no eran tan comunes como el supremo kaiosma había dicho.
»Oye tengo curiosidad, ¿Quién diablos eres tú?
—Bueno...yo soy... —meditó si decir la verdad, pero al notar que no había malas intenciones en ella, decidió contestar con honestidad, eso sí, meditando cada palabra que diría para no revelar más de la cuenta—. Me llamo Gohan.
—Tú no eres de aquí, ¿verdad?
Gohan negó con la cabeza.
—Vengo de un lugar muy lejano.
Videl le miró curiosa, esperaba más detalles en esa contestación, sin embargo con esa respuesta sólo despertó un poco más su interés.
—¿Por qué has vendió a la capital?
—Un asunto familiar.
—¿Sabes quién soy?
—No.
—Veo que practicas artes marciales —mencionó Videl, empezando a desesperarse al ver que no obtenía los resultados deseados.
—Un poco.
Aquellas respuestas sólo lograban terminar con la poca paciencia que podía tener la joven justiciera, provocando que tras esa última contestación reaccionara como ella sabía hacerlo.
Le lanzó un puñetazo directo al rostro, que fue detenido con facilidad por el chico.
Videl furiosa, continuó con sus arremetidas, siendo desviadas o bloqueadas por el chico.
Quizás si el golpe hubiese dado en el blanco aquel ataque de ira no hubiera existido, pero como fuese, eso no había sucedido. Ahora la justiciera estaba desquitando todas las amarguras de aquel día. Su derrota de esa mañana, sus horas de frustración buscándolo, el tiempo que pasó en la enfermería, todo eso estaba siendo liberado en cada puñetazo y patada que lanzaba.
Continuó atacándolo, logrando únicamente liberar su enojo. Cuando Gohan finalmente vio la oportunidad, detuvo sus dos puñetazos, tomando sus muñecas. Videl intentó zafarse pero él no se lo permitió.
—La violencia innecesaria no resuelve nada —dijo con una voz suave, pero firme.
Fue entonces que ella logró reaccionar sobre lo que estaba haciendo. Gohan al ver que se relajaba la soltó.
Ella se alejó unos cuantos pasos bastante avergonzada, mientras las gotas de lluvia se intensificaban.
—Perdona —musitó agachando la cabeza hacia los pequeños charcos que se habían formado a su alrededor.
Pasaron unos segundos de mutismo, teniendo solamente la lluvia como el único sonido que se atrevía a romper tan perfecto silencio.
—No se preocupe —Videl levantó la cabeza, contagiándose de la sonrisa que mostraba el superhéroe.
Ella más tranquila, aunque bastante abochornada, decidió que lo mejor era irse, pero antes de hacerlo una idea cruzó su mente. «¿Qué diablos hacia él ahí con esa tormenta?».
Varias respuestas surcaron su mente, pero una de ellas cobró más relevancia al recordar sus palabras.
"Vengo de un lugar muy lejano".
Para ella era más que obvio que no tenía un lugar donde hospedarse.
—Quisiera preguntarte una última cosa —pidió nerviosa.
El joven asintió.
—¿Por qué estás en el parque con esta tormenta?
—Pues... —Gohan empezó a tartamudear, al no tener ninguna buena respuesta.
De inmediato la joven dedujo que su teoría debía ser verdad. Dando paso a otra idea muy alocada, casi impensable para otra persona, pero no para la heroína de ciudad Satán.
Videl meditó su idea por unos segundos, pero rápidamente se decidió a hacer caso de sus instintos e impulsos. Se acercó nuevamente hacia el superhéroe, dispuesta a cumplir su nueva idea.
—Mi padre está de gira por el mundo, puedes quedarte conmigo —comentó.
—¡Qué! —exclamó Gohan muy nervioso—. No es necesario que lo haga señorita...
—Videl —le interrumpió.
—No es necesario, Videl —dijo con una risilla nerviosa.
Ella lo observó con su mirada orgullosa, y con rapidez tomó la capa del superhéroe arrastrándolo hacia la aeronave.
—No era una pregunta —le comunicó mientras él intentaba sostenerse de cualquier cosa por la que pasaba.
CapituloBeteado por: NatsumiNiikura
Notas del autor:
Bueno con esto termina otro capítulo, como siempre intentare actualizar a la brevedad, siempre que la universidad me da un respiro para hacerlo. Por cierto pasando a otra cosa que no tiene que ver con la historia, odio la conversión de bases, en serio son aburridas y tediosas, bueno, bueno ya me calmo, solo quería comentarlo XD.
Luego de un comentario random, Gracias por leer y saludos a todos :D
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