- ¡Señor! ¿Me permitiría ir con ellos?

Suplicó la joven a su jovial maestro, con el debido respeto.

- No lo sé - Dudó mirando al de cabellos alborotados riendo y al de semblante serio expectante. - No me gustaría que convivieras con... Ellos...

Susurró volviendo a mirarlos, viendo como Vegeta le tiraba un golpe a Goku de la nada y éste se lo regresaba.

- Pero Señor, será divertido.

Hizo un puchero.

- No.

Respondió firme.

- ¡Qué injusticia! Usted si puede ir y venir.

- Querida - Ella se sonrojó. - Yo soy un ángel. Estoy más seguro con esas bestias que una pequeña como tú.

Presumió, reluciendo su estatura.

- Qué escándalo. Ya deja a la niña, de vez en cuando es bueno salir.

- ¡P-Pero señor!

Cuestionó Wiss al somnoliento gato que acababa de aparecer, tallando sus ojos.

- Ya vete ___. Pero si no me traes algo delicioso no te molestes en volver.

- ¡Claro que sí Señor Bills! ¡Muchísimas gracias!

Hizo una reverencia y corrió feliz hacia sus amigos, después de ver a Wiss y encojer sus hombros.
Órdenes de un Dios; le dijo suavemente a lo que el Ángel frunció el ceño.

Se fueron.

- No era necesario eso, Señor Bills.

- Ajá, sí- Se rascó la oreja restándole importancia- Dímelo cuando seas capaz de admitir la razón de tus celos irracionales a ese par de bestias. ___ crece y no será tan tolerante a la próxima de tus limitaciones  caprichos...

Le regañó su superior. Wiss bajó la mirada y apretó sus puños.

- Ah, y Wiss...
Ya dile que la quieres.

Terminó, dejando al ángel sin palabras y con un vuelco en el estómago.