Cane no me dirigía la palabra, pero sentía su mirada atravesándome todo el tiempo, desde la pequeña pelea cuando regrese de ver a Drako las cosas habían estado muy tensas entre nosotros, Trev seguía intentando hacer que Cane entrara en razón pero eso solo hacía que él se molestara mucho más hasta el punto en que dejó de hablarle a todos.
Pasó otro día y llegó la noche en que teníamos que irnos al castillo, inesperadamente Cane no se quedó atrás, aún sin hablarnos parecía continuar decidido a no dejarme sola al igual que los demás pero el problema con Cane era que él iba para vigilarme porque sus celos eran más grandes que su cariño hacía mi, esa siempre había sido la historia con él, era posesivo y celoso, lo dejé porque llegó un punto en el que no pude soportarlo pero se quedó allí conmigo como un buen amigo, yo sabía perfectamente que sus sentimientos por mí no se habían ido por completo pero quería creer que eso estaba en el pasado.
Mi corazón se aceleró desbocado en mi pecho mientras nos acercábamos a la puerta principal del castillo, una enorme puerta en forma de arco con imágenes talladas en la madera que en algún tiempo habría sido increíblemente preciosa comenzaba a abrirse frente a nosotros para dejarnos entrar, la luna llena estaba ya en su punto más alto mientras nos adentrábamos en el patio del castillo que sorprendentemente mantenía aún algunas pequeñas flores silvestres que crecían en las jardineras desperdigadas al rededor, una fuente con la estatua de un dragón descansaba en medio de todo totalmente seca como el lago de afuera, pero conservando una belleza considerable, nos recibió un chico ataviado con un traje oscuro y un delantal, nos llevó a nuestras habitaciones preparadas especialmente para cada uno y luego nos anunció que la cena estaría en una hora pero que a mi me esperaban en "el lugar de siempre" en cuanto terminase de instalarme en la habitación, dejé mi maleta sobre el pequeño sillón que estaba allí y me dirigí hacia donde creía que estaba la puerta por donde había visto salir y entrar a Drako.
Encontrar la puerta que se dirigía al antiguo lago detrás del castillo fue todo un reto, el lugar era más grande de lo que habría podido imaginar y no fue hasta que me encontré con el chico que nos recibió que pude encontrar la puerta correcta, al salir vi a Drako de pie frente al lago dándome la espalda, su cabello brillaba con la luna haciéndolo ver como un ser sobrenatural, me acerque lo más silenciosamente posible para poder seguir admirándolo por un momento.

- ¿No te parece preciosa la luna esta noche? – me preguntó haciendo que me sobresaltara y pegara un brinco.

- ¿Desde cuando supiste que estaba aquí? – pregunté llegando a su lado.

- Desde que abriste la puerta, no eres muy silenciosa ¿sabias? – cuando me miró noté lo diferentes que se veían sus ojos por la noche, parecía que diversos tonos de azul se revolvían como el agua del mar.

- ¡Wow! Y yo que creía estar siendo tan silenciosa como un gato montes – hice un gesto como de gato que lo hizo reír al instante.

- Realmente eres graciosa, Bueno te llame aquí para llevarte a un lugar pero solo si tú deseas acompañarme, es un viajecito complicado, sobre todo si vas sobre un dragón – su sonrisa se tensó mientras sus ojos comenzaban a variar entre humano y dragón.

- Claro que iré contigo, nunca he viajado en un dragón así que será divertido – le sonreí lo más genuinamente posible mientras me tragaba los nervios y el temor de que verlo convirtiéndose en dragón frente a mis ojos me asustara lo suficiente para hacerme salir corriendo.

Me sonrió una última vez antes de alejarse lo suficiente de mi como para tener espacio suficiente para transformarse y de repente estaba presenciando como el chico de cabello rubio y ojos azules que tanto me intrigaba se convertía en un dragón frente a mis ojos, sentía que mi corazón iba a salirse de mi pecho y mi respiración se agitaba pero no era por miedo era por angustia, Drako gritaba de una forma tan terrible que era lo único que podía escuchar  y cuando creía que no tendría fin todo quedó en silencio mientras la enorme cara de un dragón se agachaba frente a mi.