Mis amigos eran realmente intrépidos, les gustaba explorar ruinas y lugares abandonados y al enterarse de la aldea abandonada a 500 kilómetros de nuestra ciudad no dudaron en ir, ese lugar se decía que estaba custodiado por un dragón, una total tontería pensábamos todos, los dragones no existen y claramente solo lo decían para que nadie se acercase allí, yo seguía sin estar del todo segura de ir, no por el dragón imaginario si no porque el lugar era bastante peligroso según la mayoría de las personas a las que les preguntamos, ellos decían que la gente desaparecía dentro de esa aldea y jamás los volvían a ver, también se comentaba que aún había algunas personas por la aldea que estaban totalmente locas y secuestraban gente para ofrecerla al dragón y aunque sonaba bastante imaginativo muchos tenían miedo de acercarse a la aldea incluso cuando se decía que hubo una época donde ese lugar era hermoso y estaba lleno de vida, pero esos tiempos eran ya muy antiguos.

Luego de varios días reflexionando sobre la salida hacia esa aldea supuestamente abandonada nos encaminamos hacia ella, manejar tanto tiempo era un reto pero a mis amigos les encantaba hacerlo y yo no tenía problema en pasar mucho tiempo con ellos, me parecía divertido y también disfrutaba de las exploraciones, aun cuando odiaba ver lugares como esos, era un sentimiento nostálgico y con las fotos de la aldea era algo más fuerte, sin razón aparente me parecían muy tristes, evitaba verlas porque siempre terminaba llorando sin razón alguna, debido a eso sentía un inexplicable nerviosismo al estar acercándome a ese lugar que en mi mente sentía que ya había visitado aunque era la primera vez que iba. Fueron poco más de 7 horas de viaje en auto, tiempo que pase mirando por la ventana el cambiante paisaje que pasaba de estar lleno de casas y algunos edificios a convertirse en un bosque, era hermoso, pero no podía concentrarme en esa belleza puesto que cada vez me sentía más melancólica, no tenía idea del porqué de ese sentimiento pero mirar el bosque solo lo incrementaba y pensar en nuestro destino lo hacía aún más, un dolor punzante recorría mi pecho cada que imaginaba (o creía que imaginaba) a la aldea en su mayor esplendor, con las cascadas aun con agua cayendo y los ríos que la atravesaban llenos de agua cristalina, ahora solo existían dibujos y unas pocas fotos en blanco y negro de lo que llegó a ser ese lugar místico, llevaba impresiones de esas fotos en mi mochila para usarlas de comparación, pues estudiaba para ser historiadora, aguanté las lágrimas que pugnaban por salir y pretendí dormir lo poco que quedaba de viaje, llegamos a la aldea a primera hora de la mañana y lo primero que vimos bajando del auto fue el imponente castillo justo al fondo detrás de muchas casas de dos pisos en su mayoría medio en ruinas, el castillo estaba casi intacto, solo una de sus torres estaba destruida, los escombros estaban esparcidos encima de algunas casas y se habían llevado consigo el primer piso de estas, un rio totalmente seco separaba la aldea por la mitad y al adentrarse más se lograba ver detrás del castillo la famosa cascada totalmente seca como todo depósito de agua circundante a la aldea, era curiosa la ubicación del lugar, habían escogido edificar todo justo frente a unas grandes formaciones rocosas con una cascada que en sus tiempos debió ser preciosa y había arboles alrededor de toda la aldea, el rio venia desde la cascada y cruzaba adentrándose en el bosque que se extendía por kilómetros a la redonda, en la actualidad todo estaba seco, de alguna forma cualquier depósito de agua cercano a la aldea se había secado por completo muchísimos años atrás, leyendas de antaño rezaban que un gran dragón que mantenía esos depósitos de agua llenos de vida había caído en el hechizo de una bruja oscura y toda su luz se opacó tanto que la aldea terminó en ruinas y el agua desapareció, pues la bruja según algunos era residente de ese lugar y su obsesión con el dragón la hizo caer en la oscuridad y lanzarle un hechizo para amarrarlo a ella por siempre, pero salió mal y termino condenando a todo el lugar a ser totalmente inhabitable para los humanos, me parecían extrañas las leyendas y también creía que alguna pieza faltaba en los relatos eso también era una razón por la cual estaba ahora allí de pie frente al castillo buscando una forma de entrar, no creía en el dragón pero quizás algún desastre natural hubo en su momento, los árboles del bosque que rodeaba la aldea estaban sanos y hermosos pero en la aldea no crecía ni una sola planta y la sequía de las tierras de cultivo las hacia parecer pequeños desiertos, no me cuadraba ese paisaje tan extraño y a mis amigos tampoco, uno de ellos sabía mucho sobre fenómenos naturales y jamás había visto un lugar así.

Sin darme cuenta me aleje de mis cuatro amigos mientras buscaba como entrar al castillo y por poco caí dentro de un hoyo que en algún momento fue un pequeño lago, por poco pues alguien me tomó del brazo y por un segundo vi por el rabillo del ojo que tenía unos ojos azules parecidos a los de un lagarto muy grande, pero al voltear me encontré con un joven no mayor que yo de ojos azules como el agua y pelo rubio que por momentos reflejaba destellos blancos, mi mente no reaccionó si no hasta que me ayudó a ponerme bien firme en el suelo y me soltó rápidamente para desaparecer tras una puerta abierta del castillo, me quede helada donde estaba, sus manos se sentían frías cuando me tomó del brazo incluso cuando un sol abrazador se asomaba por el horizonte y el calor ya se sentía en todo el lugar, trate en vano de seguirlo pues la puerta por donde lo vi entrar estaba completamente cerrada a cal y canto, incluso parecía no haber sido abierta en mucho tiempo pero juraba que él había salido de allí, incluso con eso no les comenté nada a los demás ni cuando me asome a una ventana algo sucia y empañada y logre ver unos ojos azules de lagarto mirándome fijamente.