El pacto
Tras hablar con Viator, Iris consternada se dedicó a buscar en los libros la condición exacta con la que Elisia trabajaba, pero era inútil, todos los textos hablaban que era un secreto que se pasaba entre los herederos de forma oral.
Iris se encontraba en un callejón sin salida, no podía resolver el enigma de las condiciones, sumado a que la reina había prescindido de sus funciones hasta nuevo aviso, dificultando su acercamiento con Elisia. Eso la ponía de mal humor y Alem solo podía cuestionar la forma con la que ella se estaba tomando las cosas.
—Si no encuentro esas condiciones podría equivocarme, además hay una piedra base de la cual desconozco su paradero, está en una mina —dijo caminando en círculos en la habitación mientras Alem permanecía sentado en la cama con un escudo de silencio activo.
—El estrés podría descompensarte, no quisiera que te desmayes otra vez por tres días... —replicó.
—Eso es lo de menos cuando sabes que hay un chance de detener al cabrón de mi tío, si Elisia despierta, no va a dudar en usarla para activar ese nuevo pacto mortal, no tenemos tiempo...
—Iris, ven... —suspiró Alem desactivando el escudo de silencio. Parándose de la cama, tomó la mano de la chica y se dirigió a la puerta.
—¿Qué haces? —preguntó confundida al observar que Alem se colocaba detrás de ella rodeándola con un brazo. Esta acción la alertó puesto que nunca había hecho eso.
—Has buscado en los rincones que conoces, pero faltan los desconocidos —comentó mientras salían de la habitación.
La joven observaba en silencio cómo podían pasar de forma tranquila frente a los guardias, en tanto notaba que las manos de su guía resplandecían con el color del viento. Para la vista de los guardias, ellos no existían, por lo que se permitieron cruzar todos los pasillos hasta llegar a los jardines. Cuando llegaron a la zona de los establos, ambos se detuvieron en la sección de los dragones, cosa que no sorprendió a la joven que esbozó una sonrisa, codeando a Alem.
—¡Oye! Tenía que parar a observarlos, son fascinantes —replicó divertido.
—Nunca cambias —rio.
—Vengo aquí a distraerme. Ese dragón que ves ahí, es un Dragón celeste —dijo señalando a un viejo dragón cornudo de gran tamaño con alas iridiscentes—. Estos son muy raros de ver por aquí. Se dice que al volar desaparecen en el cielo, por eso su nombre, nadie conoce el poder que portan.
—¿Cómo? —preguntó curiosa.
—Los dragones de aquí son parte de la colección del rey, no se sabe con certeza cómo consiguió a este ejemplar, pero es muy valorado. Todos los dragones se especializan en un tipo de anma, por ejemplo: los dragones mecheros son de fuego, los Fantasmas de las rocas son de viento y los dragones de Riese son de tierra; con ella endurecen su coraza. Pero los dragones celestes son los maestros del anma, nadie sabe con exactitud cuál es su especialidad porque en cada avistamiento usan elementos diferentes.
La chica le escuchaba con detenimiento, podía sentir al joven temblando de la emoción al hablar de los dragones, puesto que su cintura aún estaba aprisionada por su brazo. No obstante, aunque le relajaba y le alegraba estar a su lado, ella podía escuchar a todos los dragones: anhelaban su libertad.
—En fin, este no es el lugar al que te quería traer de principio, sigamos —continuó.
—Así que realmente tenías un plan... —sonrió.
—¡Claro! ¿Creías que sólo fanfarroneaba? —respondió efusivo.
—No, pero pensaba que sólo querías distraerme.
—En parte sí, pero creo que esto vale la pena que lo veas.
Ambos se encaminaron al fondo del establo donde había una antigua puerta de madera con una cerradura oxidada oculta detrás de unas plantas secas. Para Alem esto no representó un problema, por lo que la abrió con facilidad.
—Me costó abrirla la primera vez, pero valió el esfuerzo —dijo al mover la puerta para pasar dejando escapar un rechinido—. Es antigua, parece ser que el castillo es más antiguo que el palacio al que te llevó la princesa.
—Puedo notarlo, la arquitectura y las piedras me recuerdan a los túneles que colapsaron cuando perdí a Viator —respondió.
—Bien, pero esto te va a impresionar. Cierra los ojos antes de que entres, hay escaleras así que tendrás que confiar en mí.
Iris enarcó una ceja, pero cerró los ojos y dio varios pasos a ciegas, escuchando el eco de sus pisadas y sintiendo la diferencia de altura de cada una; estaban bajando escaleras justo como le había dicho. Por alguna razón se sentía en paz al percibir el agarre de Alem que, pese a que ya no estaban utilizando su anma para pasar desapercibidos, él continuaba guiándola de la misma forma.
—Bien, llegamos.
Iris percibía el olor de la humedad mezclado con el olor de la madera y la tierra mojada, cuando abrió los ojos, se encontró con un recinto envuelto en colores producto de la incidencia de la luz a través de grandes vitrales. Podía ver imágenes de varios personajes desconocidos, pero que su belleza hacía que tuviera curiosidad sobre su identidad.
—Te presento una capilla Damer —dijo Alem.
—¿Capilla? Parece que a mi tío le importan muy poco las cuestiones espirituales, ve el estado de este lugar —replicó consternada.
—Sí, supongo que sí —respondió aclarándose la garganta—. Verás, los Damer y los Vleyquanger creemos en la guía de nuestros antepasados y les tenemos respeto. Por ello las familias más pudientes se costean capillas de este estilo, aunque basta hacer un pequeño altar para honrar su memoria, lo importante es no olvidarlos.
—Qué bonito gesto, entonces debo suponer que esta es la capilla familiar.
—Sí, es de tu familia, aunque dudo que ellos signifiquen algo para ti... bueno, excepto quizá una...
Iris observaba a las figuras de cada vitral que estaba sobre sus cabezas, podía ver que varias tenían una corona, simbolizando algo como el poder, sin embargo, se detuvo en seco cuando vio a alguien que le parecía muy, muy familiar.
—Ella es... —la chica miraba el vitral con lágrimas en los ojos. Debajo del cristal había una placa que decía:
«Lisanna Cassatore: La princesa que nunca pudo ser reina, su corazón vuela tan alto como un dragón celeste».
—Te pareces a tu madre, excepto por el cabello, el tuyo es más quebrado y más largo.
—Mi padre jamás tuvo algo que me pudiera dar de ella, como retratos, fotos, bueno, fotos era obvio que no... —rio—. Ahora sé el porqué.
Alem le sonrió, estaba acostumbrado a que le hablara de cosas que al parecer no existen en su mundo. En ocasiones lo que decía le hacía cuestionarse si en aquel lugar no había anma, ya que muchas cosas sonaban muy similares a sus ilusiones.
Iris miraba con detenimiento el vitral, detrás de la figura de su madre se encontraba un dragón. Al ver las características del mismo, la chica recordó a la criatura del establo.
—Ese dragón es parecido al que está subiendo las escaleras...
—¿El dragón Celeste de arriba? Sí, me llama la atención que tu madre haya estado en contacto cercano con uno, pero si recuerdas el apodo con la que la conocen entre los Vleyquanger, deja de ser tan extraño.
—Creo que si estuviera viva te habrías llevado muy bien con ella —respondió pensativa.
—Quizá... yo hablo solo de lo que leo. Como el libro de tu madre, si quieres saber sobre el dragón detrás de ella, puedes leerlo. Es de los capítulos más extensos, se notaba que era su favorito.
—Saliendo de aquí, ahora tenemos que buscar entre las cosas de este lugar. ¿Tienes algo con qué cubrirte la nariz? —preguntó Iris sacando un pañuelo de los bolsillos de su vestido.
El tiempo transcurrió como agua cuando comenzaron la búsqueda. El nivel de decadencia del lugar era tal que las cosas se estaban reduciendo a polvo a un nivel que Iris nunca hubiera imaginado, había demasiada humedad.
—No puede ser que esté de este modo, nadie ha tocado este lugar en veinte años —dijo Alem.
—Bueno, no vale la pena frustrarse, hay que sacarle todo lo que podamos a este lugar —comentó Iris mientras sacudía las placas para leer el nombre del Cassatore al que le pertenecía el vitral que tenía enfrente. La chica buscaba alguna inscripción que diera pistas sobre las condiciones—. Tiene que haber algo que por lo menos de una pista, todos guardamos recuerdos y mi familia no es la excepción. Algo así es una victoria sobre los Vleyquanger, no es cualquier cosa.
—En otras palabras, son fanfarrones...
—¿Los has visto? Has asistido a las últimas reuniones antes de que Elisia cayera en cama, quieren eliminar a su clan hermano. Si Elisia estuviera en mejor condición, seguro ya seríamos historia. Me preocupa, Draconia está en peligro porque la gente sigue llegando, no podrán ocultarla por siempre. Por más pactos y anma que usen, hay tropas cerca de sus dominios.
—Elías tiene un plan de contingencia, ese lugar es una fortaleza.
—Los cabrones son capaces de quemar el bosque si es necesario para hacerlos salir —respondió lanzando con enojo tablas y basura para despejar el lugar.
—Tienen a los dragones...
—¿Por cuánto les pueden ayudar? ¿Eh? —respondió pateando una figura de madera que se encontraba en una esquina—. Tienen limitadores, si no los libero todos moriremos.
—... «Moriremos»?
Ambos se quedaron callados, Iris con la mirada baja continuó sacando cosas de la esquina cuando descubrió que en el piso había algo escrito en damerio. De inmediato, la chica observó el vitral que le correspondía, el cual tenía la imagen de un rey sosteniendo una roca que contenía un par de manos entrelazadas.
«Ciro Cassatore: Primer rey, primer pacto. El que fue astuto y justo». Decía la polvosa placa empotrada en la pared.
—Otrocon delirios de grandeza. ¿Qué les dan de comer a estos estúpidos? —expresó lachica con molestia. Alem contuvo la risa, estaba totalmente de acuerdo con laexpresión, sin embargo, le resultaba chusca su forma de expresarlo. Para noreír, prefirió limpiar la inscripción del piso
—El damerio de esta inscripción es muy burdo, tiene palabras en drego entremezcladas. Es extraño...
—Viator me dijo que los Damer adoptaron una lengua que no era la suya, supongo que el damerio escrito aquí es una forma primitiva, aún tenía palabras en drego.
La inscripción traducida se leía de la siguiente forma:
«Por la grandeza de los que tienen el poder sobre los señores del bosque, que los hermanos de los señores del bosque pierdan poder al no renunciar a su ser y que los hijos del clan original perezcan sin la chispa de la vida que sus madres les den. Salve Ciro, hermano de Limnion, sangre por sangre».
—¡¿Hermano de Limnion?! ¡¿Qué?! —Iris se llevó las manos al entrecejo.
—¿Qué pasa?
—Limnion... Demonios... —suspiró de manera pesada—. No tengo tiempo para esto, Limnion metió las narices en la guerra, eso puedo concluir.
—No lo sabemos con certeza.
—He leído y escuchado suficiente al loco de mi tío sobre la supuesta historia como para concluirlo. Cuando los clanes se dividieron, perdieron cada uno una parte de los poderes originales del clan perdido. Castigo divino, no lo sé, pero en el tiempo que estuvieron separados los Cassatore se mudaron a los límites de la antigua Draconia.
—¿«La antigua... Draconia»? —Alem le miraba confundido y dudoso —Eso no viene en los libros de historia...
—Mi padre y Viator dedicaron muchos años a recuperar la identidad del clan perdido. ¿Nunca te han dicho que «la historia la escriben los vencedores»? Los Damer, o más bien sus antiguos líderes contaron su propia versión, pero no pueden censurarlo todo. Limnion es uno de los países con los que comulgan, hacen negocios turbios que no pueden concretarse en este momento debido a la inestabilidad social que, irónicamente, ellos gestaron al hacer a un lado a los Vleyquanger. No puedo evitar pensarlo...
—¿Quieres decir que Limnion es responsable de todo esto?
—Pregúntale a Viator, sabe de los reinos vecinos, cuando lo conocí hablaba como si se hubiera acercado a las fronteras alguna vez...
—Saliendo de aquí lo preguntaré, por lo visto ya obtuviste las condiciones.
—Aún no lo confirmo, tengo que estar segura, debo entrar a la habitación de Elisia. Ella tiene todo lo relacionado con el anma puro y sus especialidades. Lo sé porque me deja estudiarlas y me ha enseñado en secreto lo que sabe.
—¿Confías en ella? —preguntó el chico mientras sacaba el libro de Lisanna y transcribía la frase del piso.
Aquella pregunta hizo dudar a Iris, puesto que Elisia obedecía a su padre. ¿Cómo podría confiar?, era una cuestión de vida o muerte. Ante el silencio de la joven, Alem se levantó y guardó el libro sin seguir con el tema, para él la respuesta era clara: no.
¿Qué pasará ahora? ¿Conseguirá Iris concretar su investigación?
Recuerden que sus comentarios son bien recibidos, me ayudan mucho. Si les gustó dejen un voto n.n les deseo un buen fin de semana.
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