30.
Larissa le había dicho con dolor en su voz, como Hermione había tocado nervios sensibles. Luna Lovegood.
Y Draco recordó el tiempo que estuvo bajo su casa. Se sintió mal por ella y por Larissa. Sabía lo difícil que era perder a alguien tan importante.
La castaña estaba aferrada al cuerpo de Draco, mientras le decía lo mucho que dolía.
Lo mucho que extrañaba a Luna.
Él no tenía idea de que ella era mejor amiga de Luna. -Creí que solo se conocían, no sabía que ella tenía mejores amigos. - le murmuró Draco.
Larissa asintió. -Siempre íbamos a un pasillo. - dijo en voz baja, para luego agregar. -Durante la batalla, ella corrió ahí para cuidar de él... pero- bueno, ella no logró vencer la batalla. - finalizó.
Draco asintió, pasando sus manos por el cabello castaño, su mano libre acariciando su espalda, deseaba poder brindar algo de amor. Algo de calor. Un poco de compasión, tal vez darle aquel consuelo que al parecer nadie se preocupaba por darle.
-Neville, Luna, Ginny y yo... - susurró con una pequeña sonrisa. -Siempre fuimos nosotros cuatro. Siempre que me sentía mal por Seamus Luna me escuchaba, Ginny me cubría y Neville me hablaba de sus plantas para hacerme olvidar.
La forma en que ella hablaba de ellos era muy bonita, melancólica, recordando los buenos momentos.
Le gustaba que los recordara con felicidad y no con tristeza, como si ella entendiera el verdadero concepto del "hubiera no existe".
-¿La extrañas mucho? - murmuró a ella.
Larissa asintió. -Demasiado. - exhaló. -A veces creo que me dice cosas por medio de los sueño. - susurró con una pequeña sonrisa.
Draco sonrió y besó la mejilla de la bonita niña que tenía en sus brazos, sus ojos se movieron al reloj en su mesita de noche y notó lo tarde que era. -¿Estás cansada? - le susurró, dejando que ella descansara su cabeza en su pecho y asintió. -¿Quieres que te preste ropa mía? - preguntó y ella volvió a asentir. -Bien, déjame levantarme.
Ella se sentó en su cama, tallando sus ojos. Habían pasado horas hablando de ella y sus sentimientos.
Mientras veía al chico rubio y alto, sacar algunas camisas en su closet, ella sonrió torpemente. Él la estaba haciendo sentir mejor, no sabía como lograba hacer que esas ganas de morir que constantemente pasaban por su cabeza se esfumaran de repente. No sabía como era posible que el simple hecho de sentir su olor la hiciera querer besarlo en todos lados, dejar marcas de labial en toda su cara y en todo su cuerpo.
Draco se acercó con una camisa verde y con una negra. -¿Cuál quiere esta noche, madame? - dijo él, haciendo un tono dramáticamente elegante.
Larissa sonrió divertida y señaló la camisa negra, Draco asintió y antes de entregársela regresó la color verde al armario. Cuando él se acercó a ella, Larissa estiró sus manos, para recibir la camisa, pero Draco la subió arriba, fuera de su alcance.
-¿Cómo se dice? - le dijo divertido.
Larissa sonrió. -¿Me das la camisa, por favor? - preguntó en un tono bajo.
Draco asintió, acercando la camisa a ella, cuando Larissa recibió la camisa en sus manos sacó el suéter de Gryffindor que tenía puesto y Draco no pudo despegar la mirada de su cuerpo.
¿Cómo es que lograba hipnotizarlo sin siquiera intentar?
Antes de que ella pudiera poner por su cabeza la camisa, Draco aclaró su garganta. -¿Y mi agradecimiento? - preguntó sonriente.
Larissa sonrió. -Gracias, Draco. - murmuró.
Draco levantó ambas cejas. -¿Solo eso? ¿Sin beso? ¿Sin manoseada? - dijo como si estuviera ofendido.
Larissa se tiñó de un color rojo. Siempre lo hacía cuando estaba nerviosa. -¡Draco! - gritó riendo y Draco solo se encogió de hombros. Entonces, ella atrajo la cara de Draco a la suya y estampó sus labios, besando de forma lenta, pero Draco no estaba conforme.
El rubio se empujó lentamente a la cama, haciendo que ella quedara acostada bajo él y sonrió sobre sus labios al sentir la piel de Larissa expuesta, no dudo ni un segundo en acomodarse entre sus piernas y ella movió sus manos a sus pantalones cortos, sacando de ellos de inmediato.
Draco la miró sorprendido, pero continuó besando sus labios, Larissa movió sus manos al cinturón de Draco y comenzó a pedir que los quitara, cuando Draco hizo eso ella sintió lo duro que estaba debajo de ahora, solo sus boxers negros.
Gimió y mordió el labio del rubio, mientras lo sentía presionar sus cuerpos. -¿Qué estamos haciendo? - le preguntó Draco entre besos.
-Cállate y bésame. - le respondió ella.
Draco continuó atacando sus labios con fuerza, hasta que la vio intentar desatar su sostén. -¿Estás segura?.. podemos esperar. - le murmuró, deteniendo las manos de ella.
Larissa lo miró unos segundos. -¿No quieres hacerlo ahora? - le preguntó.
-No es eso... - le respondió. -Me dijiste que no te sentías segura y esta bien por mi, te puedo esperar una vida entera si eso deseas. - le aseguró con una pequeña sonrisa, notó como Larissa sonreía. -Pero... si quieres que hagamos más que solo besarnos, podemos esperar a mañana... cuando gané ese partido. - susurró con una pequeña sonrisa.
Larissa sonrió y negó con la cabeza. -Podemos hacerlo ahora.
Draco tarareó en respuesta. -Pero sería más divertido... si yo ganará el primer partido después de toda la mierda de Voldemort. - comenzó a tratar línea por la piel desnuda de Larissa. -Y... un Draco feliz de derrotar a los Gryffindor es igual a un buen sexo con Larissa. - comenzó susurrar.
Larissa sonrió. -No seas payaso. - le dijo entre risas. -Si quiero hacerlo contigo... es porque me generas confianza, Draco. - murmuró. -Siempre pensé en hacerlo con alguien con quien me sintiera cómoda, alguien que me diera seguridad de mi cuerpo. - sonrió al chico que la estaba mirando ya con una pequeña sonrisa.
Draco asintió. -Yo solo hago lo que me ordenas... pero insisto, si gano será más divertido. - susurró riendo.
Larissa se burló. -¿Y si no ganas?
-Igual lo haré. - sonrió con egocentrismo y Larissa le dio un golpecito en el hombro, estaba divertida.
-
Ambos se acostaron, abrazando sus cuerpos, sintiendo el calor corporal del otro y la tranquilidad que ambos se generaban.
-
Larissa estaba llorando en la habitación de Harry, acostando su cabeza en el regazo de Ginny, mientras Luna, Harry y Ron discutían sobre la marca en su mejilla.
-¡La golpeó! ¡¿Qué parte no entiendes?! - le gritó Luna a Harry, ella estaba furiosa.
Era la primera vez que Seamus golpeaba a Larissa, todos se llevaron una gran sorpresa cuando Larissa llegó llorando con Luna. Estaban pasando un día en el lago, cuando Larissa llegó corriendo y abrazó a Luna. Lloró sin decir nada, hasta que Harry tomó la cara de Larissa con cuidado, creyendo que Crabbe y Goyle la habían molestado de nuevo.
Todos quedaron en shock al ver la mano roja marcada con ferocidad en su mejilla.
-¿Quién demonios te hizo eso? - dijo Harry molesto.
Luna abrió los ojos espantada al ver como su mejilla estaba tan roja y su amiga no paraba de llorar. La metieron debajo de la capa de invisibilidad y corrieron a la habitación de Harry y Ron.
Después de treinta minutos, Larissa abrió la boca. Seamus. Había sido Seamus.
Todo ocurrió porque Theodore Nott le había soltado un piropo en medio de los pasillos, Larissa se había quedado sin decir nada cuando el chico Nott le sonrió coqueto, hasta que Seamus la tomó de la mano de una forma tosca y la llevó con él dentro de un aula vacía.
Le gritó. Le gritó por horas, sin que ella dijera nada más que "Yo no le respondí, ni siquiera lo conozco".
Cuando ella volvió a repetir lo mismo, Seamus estampó su mano contra su mejilla, volteando la cara de Larissa, haciendo que ella jadeara de dolor y cerrara los ojos con fuerza. Seamus se fue sin decir una palabra, simplemente cerró de golpe la puerta.
Larissa no supo que hacer, solo llorar en voz baja, hasta que corrió a buscar a Luna, quien le dijo donde pasaría la tarde. Al ver a su amiga las emociones la invadieron y comenzó a llorar con fuerza.
Harry y Ron estaban de acuerdo en no decir nada, dejar que se arreglaran y que Seamus prometiera cambiar, mientras que Luna seguía gritando que deberían acusarlo. Las manos de Ginny temblaban sin saber que hacer, estaba furiosa, pero Harry le decía que no había porque meterse, no era su problema, pero si eran sus amigos, por lo que sería mejor callar y hacer que Seamus prometiera no golpearla de nuevo.
Pero eso apenas funcionó, porque Seamus la golpeó de nuevo, cuando su falda era demasiado corta, le escupió cuando ella rió por lo bajo al ver como explotaba su caldero, pellizco sus brazos y sus piernas al ver como ella bailaba en la pista en las fiestas nocturnas que solían hacer.
Rompió sus vestidos, porque eran muy cortos. Rasgo sus faldas, porque se le veía el trasero. Trozó sus tacones, porque ella era muy chica para usarlos. Tiró el maquillaje, porque llamaba la atención.
Todo aquello lo hizo con la excusa de "Soy muy inseguro".
Mientras ella veía con tristeza como Seamus rompía el maquillaje y lo tiraba por el inodoro.
Luna aventó a Harry cuando Ron repitió la oración. -¡En este instante, me vale una mierda si es mi amigo! - gritó enojada.
La puerta se abrió de repente y todos giraron sus cabezas, era Neville Longbottom.
El chico entró a ver a Larissa y la envolvió en sus brazos, para dejar un corto beso en la mejilla que estaba bien.
Neville se puso de pie, estaba igual de furioso que Luna y cuando supo cómo Larissa obtuvo ese golpe, casi sale corriendo a golpear a Seamus.
Ahora Luna y Neville le gritaban a Harry y Ron.
-¡No lo entiendes! - gritó Harry. -¡Solo debemos hablar, sin golpes!
Luna se burló. -¡Él la golpeó, maldito estúpido!
Neville casi se abalanza sobre Ron, cuando murmuró palabras, las más estúpidas que Luna había escuchado.
-¿Qué mierda dices? - le dijo Neville en un tono bajo, hirviendo de rabia.
-Que Lari no debería decir nada... - murmuró mirando a otro lado. -Porque Seamus puede ir a Azkaban. - finalizó.
A Larissa las palabras la golpearon como un tren en la cabeza y casi se vomita.
-¡Eso debería pasar! - gritó Luna, golpeando a Ron en el pecho con fuerza.
Después de discutir, acordaron que Larissa se quedaría en la habitación con Ron y Ginny, para que los demás pudieran hablar con Seamus sobre eso.
Las manos de Larissa temblaban mientras miraba su regazo, estaba sentada ahora, en la cama de Ron. El pelirrojo estaba mirando apenado el piso, mientras Ginny hojeaba una revista vieja.
Ron le dio un golpecito en el hombro y ella lo miró. -No digas nada... - le murmuró, cuidando que Ginny no escuchara. -Si lo haces, entonces Seamus ira a Azkaban. - frunció los labios hacía abajo.
Larissa asintió. -¿Crees que lo volverá a hacer? - le preguntó y notó como Ron negaba con la cabeza.
La castaña asintió y continuó mirando sus manos, pero tenía miedo. De alguna forma, sabía que nunca iba a terminar, iba a terminar hasta que ella estuviera muerta, después de que la molieran a golpes.
De pronto Luna entró a la habitación de golpe, parecía aun más furiosa.
-¿Qué paso? - preguntó Ginny, mientras se levantaba de la cama.
La cara de Luna estaba realmente roja. -¡Seamus culpó a Larissa una y otra vez! ¡Luego dijo que se sentía mal! - gritó molesta. -¡Por Dios! ¡No es culpa de Larissa!
Corrió a sentarse en la orilla de la cama.
Pronto, cuando Larissa intentó sentarse, apareció en aquel jardín. Estaba tirada en el suelo junto a Luna Lovegood. De nuvo.
Luna juntó sus dedos y sonrió. -Lari... - le murmuró tranquilamente, entonces la castaña la volteó a ver. -¿A quién pertenece tu corazón?
-A ti, Luna. - exhaló.
La rubia sonrió. -Eso ya lo sé... pero yo no estoy más. - murmuró.
Larissa la miró confundida. -¿Qué dices?... si te estoy viendo. - respondió.
Luna sonrió y la miró directamente a los ojos. -Sabes lo que me refiero... ¿A quién le has entregado tu devoción? ¿A quién te pertenece tu bonito corazón?
Larissa suspiró y la miró directamente a los ojos, antes de poder formular alguna palabra.
¡Puf!
Todo desapareció.
-
De pronto Larissa abrió los ojos.
Su respiración era agitada mientras Draco la miraba con preocupación, la había estado moviendo por un rato, se despertó cuando la escuchó sollozar en voz baja.
Larissa tenía algunas lágrimas y miró a Draco sin entender.
-¿Qué estabas soñando? - le susurró Draco con preocupación.
Larissa negó con la cabeza y trató de quitar lo adormilada que estaba, hasta que tragó saliva y lo miró a los ojos, los cuales eran iluminados por la tenue luz de la luna, que daba un color verdoso por el lago. -Una pesadilla. - murmuró.
Draco estiró su mano y acarició su mejilla. -¿De qué era?
Larissa pasó sus manos alrededor del torso desnudo de Draco y se apegó a él un poco más. -Es... es de cuando- una vez Seamus. - comenzó a tartamudear en voz baja. -No sé como explicarte, Draco. - suspiró derrotada.
El rubio dejó un beso en su mejilla. -Solo dime, ¿qué estaba pasando en tu sueño?.. - murmuró con cuidado.
Larissa asintió. -Estaba en la habitación de Harry... yo tenía 15 y ellos 16. - susurró mirando a Draco, quien la escuchaba con atención. -Fue un recuerdo, Draco. De esa vez en que Seamus me pegó... cuando Ron dijo que no debía decir nada, porque bueno... Seamus iría a Azkaban. - ella dijo lentamente, mientras observaba como Draco comenzaba a fruncir el ceño.
-¿Y por eso dejas que te lastime? - le preguntó.
La castaña negó con la cabeza. -Es que... me da miedo, Draco. - admitió con desespero en sus ojos.
Draco asintió y la acercó más a su cuerpo. -Sabes que si decides hacer algo al respecto con eso... yo te voy a apoyar, ¿verdad? - le susurró en el oído, sintiendo como ella asentía. -Tomate tu tiempo, solo tú decides que hacer... y hagas lo que hagas, voy a respetar tu elección. - susurró, para finalizar.
Larissa levantó su cabeza del pecho de Draco y lo miró con una pequeña sonrisa. -Eres muy bueno conmigo. - murmuró.
El rubio le sonrió de vuelta. -Y tú también eres muy buena conmigo.
Larissa sonrió más y dejó un pequeño beso en su mejilla. -Eso es porque eres bonito. - se burló.
Draco sonrió coqueto. -Usted también es una bella dama, muy bonita. - murmuró, dejando un beso en sus labios, sus bocas apenas se tocaron, pero eso hizo que ella sintiera mariposas en su estomago.
¿Acaso algún día dejaría de sentirlas? Esperaba que no. Los sentimientos que él le provocaba eran casi mágicos.
Con un simple toque, ella deseaba hundirse de puro placer junto a él, acostarse juntos en silencio, mientras enredaban sus manos o se regalaban pequeñas sonrisas.
Porque sentía que lo más bello de su vida en ese momento, era Draco Malfoy.
-
-
Muy soft el capítulo, ¿verdad?
Adoro escribir esas escenas como no tienen una idea.
Att: —F💖.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro