29.
Larissa nunca se había sentido más insegura en su vida.
Después de la acalorada pelea entre Larissa y Hermione, las cosas se tornaron tensas.
Regresaron con los demás y se sentaron. Hermione la estaba quemando con los ojos, mientras bebía de su cerveza de mantequilla.
Luego Larissa se atrevió a hablar. -¿Cómo van las cosas con George? - le preguntó a Ron.
El pelirrojo se encogió de hombros. -Todos han estado tristes... tiene pesadillas, perder a alguien no es fácil. No creo que lo entiendas, de todos modos. - sonrió triste mirando al piso.
Larissa apretó los labios y asintió.
No lo entendía. Se burló internamente por las palabras de Ron, siempre olvidaban que ella también perdió cosas en la guerra.
¿Por qué ahora ella solo quería ir a correr a su habitación? No a la de Hogwarts, quería ahogarse en su cuarto, en el mundo muggle, juntó a su padre, que era medimago y a su madre, quien hacia magia de cocina.
Quería verlos ya.
Acostarse en su cama y escucharlos hablar de cuanto se querían.
-Lari, ¿estas bien? - preguntó Harry, estirando su mano a Larissa, para llamar su atención. El azabache distinguió como ella asintió y él le regaló una sonrisa apretada.
Hermione suspiró. -¿Irás a ver el partido mañana? - le habló directamente a Larissa.
La chica asintió. -Por supuesto, juega Gryffindor.
-¿Es eso?.. - preguntó sarcásticamente. -Pensé que irías por Draco.
Ginny le golpeó el hombro. -¿Realmente crees que Larissa y Draco están en algo? - le dijo a Hermione.
La chica de oro de encogió de hombros y bebió de su cerveza, sin decir nada más. El ambiente ya estaba muy tenso y Larissa deseaba regresar a su cuarto a llorar.
-Opino que demos una vuelta, me gustaría ver a Hagrid. - sugirió Harry y los demás asintieron.
Larissa se puso de pie con ellos y cuando salieron de las Tres Escobas, ella se detuvo y la miraron. -Estoy algo cansada... y creo que sería mejor si regreso. - dijo mientras se obligaba a sonreír y sus ojos se nublaban por las lágrimas.
Hermione asintió. -Creo que sería lo mejor. Te vez fatal. - dijo sin tener sensibilidad.
-Ya sé, Mione. - murmuró la chica de cabello ondulado, para sonreír por ultima vez y regresar caminando a donde las carrozas.
-
Cuando llegó al castillo su extraña necesidad de ir con Draco desvaneció justo en el momento que distinguió la cabellera rubia con su uniforme de quidditch. Estaba caminando junto a su equipo, ella retrocedió, queriendo evitar que la notara y salió corriendo al camino de la torre de Gryffindor.
Le dolía el pecho. No se atrevería a verlo y preguntarle si tuvo algo con Hermione semanas antes de entrar a la escuela.
Escuchó pasos detrás de ella, pero dedujo que sería algún otro estudiante, eso hasta que escuchó su voz. -¿Lari? - preguntó preocupada Astoria.
Larissa se dio media vuelta, estaba asustada, pero se llevo la grata sorpresa de que no iba con Draco esta vez.
Astoria frunció el ceño al ver como los ojos de Larissa comenzaban a derramar lágrimas. -¿Qué te paso? - preguntó con cuidado, caminando de forma lenta a ella.
Larissa negó con la cabeza. -Estoy cansada y decidí regresar a dormir un poco. - explicó.
Astoria caminó de forma rápida a donde se encontraba Larissa y quedo parada frente a ella. -Draco ha salido del entrenamiento, son... - observó su reloj de muñeca. -Son las ocho y debe estar ahí en su habitación, ¿no quieres ir?.. yo voy para la sala común. - dijo apuntando detrás de ella.
Larissa negó con la cabeza. -Me quiero ir a mi habitación.
Astoria notó el dolor en la cara de Larissa. -¿Draco te ha dicho algo? ¿Alguien te hizo daño? - preguntó Astoria, tomando las manos de Larissa entre las suyas. Larissa volvió a negar con la cabeza. -¿Qué te paso? ¿Quieres hablar? - preguntó ella, recibiendo otra negación. -¿Quieres que vaya contigo a la sala de Gryffidor? - preguntó de nuevo, teniendo esperanza de que hablara, entonces Larissa asintió.
Astoria estaba segura de que iba a asesinar a Draco por eso.
Ambas caminaron a la sala común. No pasó mucho tiempo cuando Larissa le dio la contraseña a la dama gorda y entraron juntas.
Larissa estaba segura de que todos estaban en Hogsmeade, así que entraron directamente a su habitación.
Al cerrar la puerta, Larissa se dejó caer en su cama sin decir una palabra. Observó la tela que cubría su cama por arriba y pudo percibir como a su lado se hundía la cama. Astoria.
Estuvieron en silencio un rato, sin decir nada, mientras las lágrimas se derramaban a los costados de Larissa, sin que ella hiciera algún ruido.
Astoria pasó su mano a la de Larissa y le regaló un pequeño apretón. -¿Qué tienes, Lari? - le preguntó con voz suave.
La Gryffindor no respondió, se ahogó con sus sollozos, pero luego lo hizo. -¿Alguna vez has sentido que no puedes más? - murmuró cerrando los ojos.
Astoria asintió, sin importar si la estaba viendo o no. -Se siente así, pero a veces... luego te sientes mejor. - le respondió.
-Yo no. - susurró, dejando que los sollozos se llevaran sus palabras llenas de dolor. -Siempre me he sentido así... y ahora me siento insegura, Astoria. - el dolor en su voz, estaba provocando que Astoria apretara sus labios, con ganas de llorar.
La Slytherin se movió un poco, mirando el perfil de Larissa, ella tomó su cara entre sus manos y la hizo mirarla, entonces se enfrento a los ojos llenos de dolor de Larissa Smirnov. -¿Draco te ha lastimado? - susurró con tristeza.
Larissa negó con la cabeza. -Hermione me dijo muchas cosas hoy... - murmuró entre sollozos.
Astoria asintió y la envolvió en un abrazo. -Deberías hablar con Draco. - fue lo único que dijo, para después dejar que Larissa la abrazara y llorara un poco.
Sin embargo, Astoria sabía que no era el mejor consuelo estar en su cama llorando. Estaba llorando por cosas que ni la misma Astoria sabía. Así que tomó una decisión. -Vamos... ponte de pie. Buscaremos a Draco. - susurró, mientras ayudaba a que Larissa se sentara.
Astoria se colocó de cuclillas frente a ella y sonrió, para luego despegar el cabello de sus mejillas y limpiar sus lágrimas. La slytherin se puso de pie y le tendió una mano que Larissa aceptó con una sonrisa apretada.
-
Mientras iban caminando, Astoria entrelazó sus dedos, queriendo brindar el consuelo suficiente a Larissa.
Monty la había hecho sentir muy mal muchas veces, la hizo sentir insegura con muchas chicas que él miraba mientras ellas pasaban frente a él, así que entendía como se podría sentir Larissa.
Para nadie era un secreto que Seamus era toxico, pero jamás imaginó que llegara a golpear a quien él llamaba el amor de su vida.
Sin duda la palabra amor era usada de manera incorrecta.
Cuando Larissa le dijo que temía de Draco, la hizo cuestionarse, ¿si tanto miedo tiene por qué va siempre a su habitación? ¿por qué le habla durante clase?.. ilógico.
Entonces Astoria vio llorar a Larissa por tantas cosas revueltas en esa mente. Se sentía confundida, no sabía que palabras darle, tampoco que verdad soltarle, ese solo era trabajo de Draco.
Si Malfoy realmente la quería en su vida y no para solo un polvo, hablaría con ella, le daría explicaciones. Aunque Astoria sabía más. Draco no era el tipo de chico que dejaría pasar a cualquier persona a su habitación, no besaría a la misma chica por mucho tiempo, ni tampoco la tendría tendida en su cama sin hacerle algo.
Se estaba dando su tiempo con la Gryffidor que caminaba junto a ella, y Astoria Greengras sabía porqué, a pesar de que Draco no dijo ni una sola palabra.
Eran mejores amigos. Bastante obvio era la forma en que Draco se comportaba cuando estaba Larissa en la misma habitación, la forma en que se sonrojaba cuando ella le estaba hablando, lo nervioso que se ponía cada vez que Astoria mencionaba el nombre.
Pero no podía asegurar nada. Al menos no hasta que Draco lo dijera, frente a Larissa, a Larissa.
Astoria quería consolar a Larissa y decirle que todo estaba bien, no debía sentirse insegura. Era una niña bonita, con mejillas rosadas, labios ligeramente carnosos, ojos preciosos a pesar de ser tan comunes y unas bonitas ondas que siempre la acompañaban.
Larissa no era perfecta, pero era ella.
Eso es lo que más le gustaba a Astoria de Larissa. El hecho de que no fuera una persona falsa, no era alguien fingiendo perfección, simplemente era ella. Un ser humano como todos.
Y era un ser humano bastante agradable.
Entonces se detuvieron frente a la puerta de la sala común, Larissa giró su cabeza a Astoria y jugó con sus dedos. -¿Estas segura de qué debería hacerlo? - le preguntó.
Astoria susurró la contraseña y asintió. -Las relaciones funcionan a base de la comunicación... y del amor, pero para que surja debe haber comunicación. - le explicó la Slytherin.
Larissa la miró confundida mientras se adentraban en la sala común. -Draco y yo no tenemos una relación. - le aseguró.
Astoria sonrió. -Eso es porque no te ha pedido ser novios... pero estoy segura de que hay algo entre ustedes, algo más que una amistad, ¿tan ciegos son ustedes? - dijo divertida.
Ambas caminaron hasta la habitación de Draco, llegando al final del pasillo como de costumbre y antes de que Astoria golpeara la puerta le dio una sonrisa cálida a Larissa. -Suerte. - susurró y con eso golpeó la puerta y se fue.
Larissa la vio irse con una pequeña sonrisa, no entendía si debería hablar con Draco, ¿qué le iba a decir?.. Hola, Draco, Hermione me ha dicho que tienen algo especial y vine a decirte esto, a pesar de que no somos novios, no somos algo oficial y apenas puedo admitir que me gustas en voz alta.
Se golpeó a ella misma y tapó su cara con sus manos.
Entonces, la puerta se abrió y Draco pudo ver a Larissa tapando su rostro y una ola de preocupación lo hizo ahogarse. -¿Estas bien? - le preguntó, colocando una mano en su hombro.
Larissa destapó su cara y asintió. -Si. - mintió.
Draco sonrió al verla de nuevo y la hizo entrar. No entendía como ella siempre conseguía ponerlo nervioso.
Ella entró y se quedo estática, mientras veía a Draco caminar a su cama. -¿Por qué tienes tu uniforme todavía? - preguntó ella nerviosa, ni siquiera sabía como comenzar a preguntar.
Draco se dio media vuelta, sonrió mientras se sentaba en su cama y tomaba el libro que parecía estar leyendo. -Porque dijiste que me querías ver con mi uniforme.
Larissa asintió y pudo ver que Draco la miraba, estaba esperando que ella se sentara junto a él.
-¿Quieres que vaya por ti? - le preguntó el rubio divertido, mientras la veía jugar con sus dedos. Ella no dijo nada, entonces él se puso de pie y sonrió. -No me importaría ir por ti, ¿sabes? - sonrió coqueto.
Larissa negó con la cabeza sin saber que hacer, cuando Draco llegó hasta donde ella estaba parada en la puerta, lo sintió rodear con una mano su cintura y atraerla a él, para rozar sus labios, ella no pudo evitar que sus manos se movieran a su pecho y lo comenzaran a acariciar.
¿Estaba en algo con Hermione? ¿La quería?
Entonces Draco la tomó con cuidado por el cuello y estampó sus labios, ella los movió lentamente sobre los de él, para notar como él los hacia retroceder a la pared, enjaulando su cuerpo ahí, para besar sus labios más fuerte, deslizando su boca por su mandíbula, hasta llegar a su cuello.
Ella suspiró cuando Draco mordió la piel suave y creyó, por un segundo, que si hablaba sin mirarle a los ojos... esto sería más fácil. -Draco... - él tarareó en respuesta, besando su mandíbula de regreso. -¿Estas con Hermione? - susurró cerrando los ojos, entonces percibió como sus labios se separaban de su cuello, pero su cuerpo seguía cerca.
Estaba colocando sus manos a los costados de su cabeza, mientras se inclinaba un poco. -Abre los ojos. - le dijo en voz baja. Ella los abrió y se encontró con la cara preocupada de Draco. -¿Quién te dijo eso? - preguntó esperando su respuesta.
Ella negó con la cabeza. -Eso no importa, lo que importa es... ¿tienes algo con Hermione? - respondió con otra pregunta.
Draco frunció el ceño. -Por supuesto que importa, a mi me importa. - dijo elevando un poco el tono.
Larissa frunció los labios hacía abajo y observó sus piernas. -Draco, si no me quieres decir esta bien... no somos nada. - le dolió.
-¿No? - preguntó Draco, tomando su mentón con uno de sus largos dedos. -Mírame a la cara y dime que no somos nada, entonces. Por favor, que sea directamente a los ojos. - pidió con un tono algo retador.
Ella hizo un mohín y desvió sus ojos, para volverlos a él. A sus ojos grises, fríos, hipnotizantes, esos ojos que logarían calmarla en un segundo, los ojos que la harían temblar de emoción, sudar de los nervios y sonreír en cualquier segundo.
Apretó sus labios en una firme línea. -No quiero... - comenzó a murmurar, para luego añadir. -No quiero que me lastimes, por favor.
Draco negó con la cabeza. -No lo voy a hacer, ¿Quién te dijo que lo haría? ¿Weasley?¿Potter?¿Finigan? - le dijo, preguntando los nombres como si le diera asco recordar cada uno de ellos.
Larissa negó con la cabeza. -Ninguno de ellos. - susurró.
Draco asintió. -¿Entonces quién?.. déjame hacerte ver que te quiero. - le susurró con cuidado.
Y las palabras la tomaron desprevenida.
Le dijo que la quería. ¿La quería?¿De verdad?
Sonrió tontamente. -¿Me quieres? - suspiró como si fuera una pequeña niña enamorada.
Draco puso los ojos en blanco y sonrió avergonzado. -Si. - admitió. -Ahora, dime ¿quién te dijo esas cosas de Granger? - le pidió de forma amable.
Larissa seguía sonriendo de forma tonta, mientras su mejillas se tornaban de un color casi rojo, estaba nerviosa. -¿En serio me quieres? - volvió a preguntar.
Draco sonrió al notar lo nerviosa que ella estaba. -Si. Si, te quiero y mucho. - le dijo en voz alta. Draco Malfoy nunca creyó que llegaría a decir esas dos palabras, mucho menos en voz alta. Sentía como si hubiera sacado uno más de sus secretos.
Larissa estaba sonriendo frente a él, estaba sonriendo y él lo estaba disfrutando. Siempre creyó que le gustaría hacerla llorar, hasta hacerla sentir mal consigo misma, pero sin duda disfrutaba más de su sonrisa.
Le dejó un pequeño beso en sus labios, notando como ella sonreía después de separar sus labios. -Cuéntame por qué te vez tan triste, ¿es eso?¿crees que hay algo con Hermione? - le preguntó Draco con dulzura.
Larissa negó con la cabeza. -No estoy triste. - mintió.
Draco pasó su dedo con cuidado por el contorno de sus ojos. -Es evidente cuando lloras y... tu cara es más feliz que esto. - murmuró, para picotear sus labios. -Ahora, cuéntame y asesinare a quien sea necesario. - dijo el rubio, para luego tomarla de la mano y hacerla caminar hasta su cama.
Draco la dejó acostarse, para luego subir él y acomodarse junto a ella, envolviendo su pequeño cuerpo en sus brazos.
Ella enterró su cara en el pecho de Draco, inhalando su colonia, aquella que la volvía loca. -Hermione fue quien me dijo eso. - murmuró, para luego mirarlo a los ojos.
Draco se tensó y apretó su mandíbula. Ella lo notó y se separó un poco de él. -¿Qué dijo exactamente? - le preguntó Draco.
Larissa apretó sus labios. Le dolía recordar, ella era su amiga y la hizo sentir mal.
-Ella... dice que tuvieron, ya sabes. - desvió sus ojos de él y sus mejillas se tornaron rosas, como si estuviera avergonzada.
-¿Sexo?
Larissa asintió. -Dijo que lo hicieron antes de entrar a Hogwarts... pero esta bien, porque no somos nada, Draco. - murmuró con una pequeña sonrisa, como si no le doliera decir eso.
Draco miró las cobijas debajo de ellos y asintió. -Tienes razón, pero no voy a permitir que vengan a decirte ahora ese tipo de- ese tipo de estupideces, para hacerte sentir mal, solo porque hacemos algo... solo porque te quiero, nadie puede decirte nada. - le aseguró el rubio.
Larissa sonrió de lado, poco convencida. -¿Que pensarías si te digo que me siento un poco insegura?.. que me siento mal por eso. - ella le preguntó, mirando directamente a los ojos grises que la lograban atrapar.
Draco se encogió de hombros levemente. -Yo creo... creo que diría que no tendrías porque sentir eso, es normal, después de saber que paso... pero, te aseguraría que te quiero a ti y... también que lo que ha pasado en ese pasado, se ha quedado ahí. - comenzó a decirle a la chica frente a él. Como odiaba verla así. -Con Granger solo fue algo como un polvo, en ese momento estaba bastante estúpido, no podía pensar con claridad y era obvio que no sabía lo que hacía cuando me acerque a ella. - la tomó por la barbilla y la hizo acercarse a él un poco más. -Te diría... que si es posible regresar en el tiempo, yo mismo hubiera hecho que mi yo de catorce, te invitara al baile, que nuestra historia hubiera comenzado antes...
Larissa sonrió le dieron ganas de llorar, en ese momento que su corazón se aceleró y comenzó a saltar de pura alegría.
-Draco, yo también te quiero. - susurró, para luego pasar sus brazos alrededor del cuello del rubio. -Te quiero. Te quiero. Te quiero. - le susurró en el oído, cuando lo tuvo lo suficiente cerca.
Draco se separó un poco del abrazo y la miró de arriba a abajo. -Pero, sé que eso no es lo único que hizo que mi lindo bebé llorara, ¿me dirás que es? - le insistió y ella asintió, entonces Draco la atrajo a su cuerpo y la hizo recostar con cuidado su cabeza en su pecho. -¿Tienes más preguntas sobre Granger? - le murmuró, acariciando su cabello.
Larissa negó con la cabeza, escuchando como el corazón de Draco latía con tranquilidad. -No... confío en ti. - murmuró.
Draco asintió, a pesar de que ella no lo podía ver. -¿Qué ha ocurrido hoy? ¿Te divertiste con tus amigos? - preguntó con dulzura.
Larissa negó con la cabeza. -Hermione fue muy mala conmigo hoy y yo le grite... - admitió.
Draco deslizó su mano para entrelazar sus dedos con Larissa. -¿Qué te ha llevado a gritarle?
Y así comenzaron una noche, listos para contar algunos secretos...
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YO GRITÉ CUANDO DRACO LE DIJO QUE LA QUERÍA Y LUEGO ELLA LE DIJO QUE TAMBIÉN AAAAAAAAAAAAAAAA
Att: —F💖
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