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27.

Larissa estaba mirando a Draco, quien estaba durmiendo. 

Ella le acarició el rostro, para luego dejar un pequeño beso en su mejilla. 

Se podría decir, que ella estaba teniendo el privilegio de verlo dormir, con los labios rosados entre abiertos, exhalando tranquilamente, sus ojos cerrados en pura paz, su corazón latiendo con calma, como si no tuvieran ninguna preocupación. 

Entonces Larissa lo pensó: Draco no recibía muchas cartas de su madre, ¿por qué?

Draco se removió y ella pegó un brinquito, creyendo que lo había despertado. El rubio entre abrió sus ojos y sonrió, al darse cuenta de que ella estaba ahí otra vez, que no sabía sido un sueño.

La estaba escaneando, sus mejillas sonrojadas, su labios rosados, el cabello cayendo por su cuello y su espalda; la dejó de escanear cuando la sintió moverse un poco desde abajo, entonces notó que ella otra vez estaba usando una de sus camisas, esta vez era una color rojo como el color de la sangre. Sus piernas estaban desnudas, una sobre las de él, provocando que ella se presionara contra el costado de su pierna y él presionara su longitud, que solo estaba vestida con su ropa interior, con una de sus piernas. 

Estaba dispuesto a besarla, para poder tocarla como había estado planeando la noche anterior, lo habría hecho, de no ser porque se quedaron dormidos en algún momento de su acalorada sesión de besos, pero ella se movió de nuevo y sonrió.

-Tengo una pregunta, Draco. - susurró. 

El rubio movió su mano, para poder deslizar el cabello ondulado que caía por las mejillas de ella. -¿Cuál sería esa pregunta? - dijo con la voz adormilada, teniendo idea de que las piernas de Larissa se intentaban cerrar. 

¿Cómo alguien podía ponerse caliente con la voz? 

Pudo sentir como la pierna que ella mantenía sobre las de él, se presionaba contra su bulto y si seguía haciendo eso, posiblemente no tardaría mucho en estar tan duro como una roca.

Larissa sonrió tiernamente. -¿No te vas a molestar si pregunto por tu mamá? 

Eso lo tomó desprevenido, entonces frunció un poco los labios. -Depende, ¿qué es?

Ella se encogió de hombros. -¿Por qué no te manda cartas?.. he notado que tu papá tampoco lo hace. - admitió.

Draco se tensó un poco y deslizó su mano libre por la pierna suave que lo estaba presionando, provocando que la piel de la chica se erizara y sonriera por la forma en que la tocaba. 

-¿Te gusta? - tarareó con una sonrisa coqueta el rubio. 

Larissa asintió y llevó tímidamente sus manos al pecho desnudo del rubio, acariciando la suave piel.

Draco le había puesto un hechizo en las marcas, uno que dijo que usaba cuando se golpeaba en la cara con las bludgers. Entonces, el dolor y el color eran invisibles para Larissa, así ella no tendría que recordar las violentas escenas y dolorosos sentimientos de esa noche. 

Ella llevó la yema de sus dedos al cuello de Draco, dando pequeñas caricias. -No me has contestado la pregunta. - volvió a repetir con una sonrisa.

Draco se rió y la miró a los ojos. -Si te hubieran hecho seducirme para sacar un poco información sobre mi, hace unos años... hubiera abierto la boca en el momento que me sonreíste. - Draco le aseguró.

Larissa puso los ojos en blanco divertida. -No me dejaban ser un miembro de la Orden... ni ser activa en el ejercito de Dumbledore.

-Me lo contó Granger. - susurró divertido.

Las cejas de Larissa se fruncieron. -¿Qué tiene que ver Hermione?.. ¿Por qué no contestas mi pregunta? - dijo un poco más brusca. 

Draco le acarició la mejilla, pero ella pudo sentir la forma tensa en que se había puesto. 

-Mi madre no tiene permitido enviar cartas... están en juicio desde que entramos a este año. - le respondió.

Larissa besó la mejilla de Draco y sonrió. -¿Y Hermione?.. ¿Qué tiene que ver ella?

Draco cerró los ojos. -¿Qué quieres saber de ella, Lari?.. creí que eran amigas. - dijo en voz baja.

Larissa comenzó a arrastrar sus dedos por el pecho de Draco, hasta su duró abdomen, ella mordió su labio ligeramente cuando llegó al dobladillo de la ropa interior de Draco. -¿Hablaste con ella antes?.. escuche muchas cosas sobre ustedes. 

El rubio negó con la cabeza, mordiendo sus propios labios y frunciendo el ceño, justo cuando ella comenzó a mover su mano de arriba a abajo sobre su abdomen, jugando en la entrada de sus boxers. -Follamos. Pero fue solo una vez, te lo prometo. Después nos atraparon, cuando le di la opción de terminar todo, ella se enganchó. Yo solo quería algo rápido, estaba estresado. - dijo con una extraña voz, era una mezcla de autoritarismo, pero al mismo tiempo como si estuviera rogando.

Larissa se empezó a reír a carcajadas y sacó su mano de las cobijas, tapando su boca con su mano. -¡Draco, eres un asco! ¡No sabes guardar secretos! - dijo ella entre risas.

Draco la observó con el ceño fruncido. -Tú me tocaste para que hablara. - se quejó.

Larissa lo volteó a ver, calmando su risa y con esa pequeña sonrisa ella negó con la cabeza. -Ni siquiera te toque tanto como tú has hecho conmigo. - se burló, queriendo ahogar su risa en el fondo de su garganta, pero es que le parecía muy gracioso todo.

Draco no la iba a detener de reír, le gustaba escucharla. Podría pasar el día entero haciendo que ella se riera de sus tonterías.

Draco metió una de sus manos abajo de las cobijas y maldijo por lo bajo, atrapando los ojos y la atención de la castaña que estaba sonriendo divertida. 

-¿Qué te paso? - dijo ella, con un tono de preocupación.

Draco la miró y negó con la cabeza, queriendo hacerle saber que todo estaba bien. -Necesito ir al baño. - murmuró.

Ella asintió. -¿Por qué actúas tan avergonzado? ¿Vas a tapar el baño? - se burló, mientras lo veía sentarse en la cama.

Draco estaba de color rojo, sus mejillas y su nariz estaban rosadas, igual que cuando se molestaba mucho o se avergonzaba frente a los demás. -Es que... ya vuelvo. - balbuceó, mientras se levantaba.

Cuando se puso de pie, Larissa pudo notar como Draco tapaba su intimidad y ella casi se echa a reír en voz alta, tocó con la mano el lado de la cama de Draco. -¡¿Draco, te orinaste?! - gritó entre risas.

-¿Cómo me voy a orinar, Lari?.. no seas tonta. - comenzó a reírse sin mirarla a la cara. 

Larissa se levantó y corrió a donde estaba Draco, justo frente a la puerta del baño. -¿Por qué te orinas?.. Ya estas grande. - comenzó a reír, mientras lo tomaba por el hombro para darla la vuelta. -No tengas vergüenza, Draco. Yo una vez me orine en segundo año, cuando Harry me dijo que había un hombre lobo que lo quería matar-

El relato que seguro Draco querría escuchar en otro momento, quedo en el aire, pues Larissa le dio la vuelta al cuerpo de Draco y quedaron frente a frente. La longitud de Draco golpeó el estomago de Larissa. Ella abrió los ojos sin decir nada, sus mejillas comenzaron a tomar el mismo color que las de Draco y no pudo apartar los ojos del gran tamaño que sobresalía de los boxers de Draco. 

-¿Qué te paso? - fue lo único que ella pudo murmurar, mientras lo veía nerviosa.

Draco tapó su cara con vergüenza. -Es que tú- tú me tocaste mucho y... - comenzó a balbucear mientras se trataba con sus palabras. -¡Es que soy hombre! 

Larissa tapó su boca, queriendo echarse a reír de nuevo por lo nervioso que estaba Draco. -¿Qué tiene que ver que seas hombre? - se burló. 

Draco la tomó por los hombros y la hizo regresar a la cama. -Nada. Solo- me tengo que encargar de eso. - susurró.

Larissa apretó sus labios. -Si quieres te ayudo... - murmuró, pero inmediatamente se arrepintió de sus palabras cuando notó como los ojos de Draco tomaron un color más oscuro.

Se acercó a ella lentamente y la empujó por los hombros, haciendo que ella cayera de espaldas en el colchón, ella soltó una risita divertida, entonces Draco subió sobre ella y presionó su miembro erecto y duro, que estaba bajo la fina capa de tela.

-Enséñame entonces, ¿cómo podrías ayudarme? - le dijo en voz baja. 

Larissa abrió la boca sorprendida cuando lo sintió rozar su estomago. -Draco, yo nunca- es que nunca he hecho eso... - le murmuró.

Draco la besó con ternura. -Ya sabía...

Antes de que Draco pudiera levantar, ella lo tomó de su hombro. -Enséñame a hacerlo...

Draco la miró vacilante. -¿Estas segura? - preguntó, entonces notó como Larissa asentía. -¿Y si te arrepientes?.. no te quiero apresurar.

Larissa sonrió. -Eso es lindo, Draco, pero no viviré por siempre con una vida sexual inactiva. - murmuró. -Es parte de crecer... 

El rubio sonrió, estaba intentando ocultar sus ganas de reír. -Pudiste haber dicho... oh, papi, tengo ganas de hacerte una paja. - dijo imitando la voz de Larissa.

Ella le dio un golpecito en el hombro. -No es- bueno, si... pero no es eso. - dijo con una sonrisa divertida.

Draco pasó su nariz por el cuello de ella, rozando la piel suave, no quería perder la sensación de excitación, así que comenzó a frotarse contra ella, escuchando como jadeaba. -¿Entonces qué es? - jadeó en su oído, continuando con sus movimientos.

Ella jadeó, apretando la piel de sus brazos. -No sé, solo dime qué tengo que hacer. 

Draco tomó una de las manos de Larissa que estaba en su hombro, con delicadeza la hizo bajar, hasta que estuvo entre ellos. La miró a los ojos, esperando que ella cambiara de opinión, pero solo lo miró a los ojos. 

Llevó su mano hasta su bulto y la hizo tocar. -Tócalo como quieras. - murmuró.

Larissa lo miró insegura y comenzó a apretar un poco, dejando que Draco empujara su cadera contra su mano, rodando sobre ella, de forma involuntaria, ella mordió su labio y Draco jadeó cuando ella ejerció más presión.

Estaba tan duró, entonces Draco la tomó de la mano de nuevo y la llevó a su boca, besó su torso con cuidado y la hizo deslizarse sobre su piel, desde su torso desnudo, pasando por su abdomen duro y tonificado, hasta el dobladillo de su ropa interior. 

Ella se le quedó mirando, hasta que él le volvió a indicar que hacer. -Baja eso, bebé. - murmuró. Larissa asintió y uso su otra mano para tomar de dos extremos el elástico de la ropa de Draco, bajando lentamente su boxer, revelando su erección. 

Ella abrió un poco la boca, sorprendida por eso. 

Draco sonrió con egocentrismo y llevó la mano de Larissa hasta su base. -Entonces, mi bebé va a frotar, ¿entendido? - le dijo con suavidad, pero una mezcla de autoritarismo se podía distinguir.

Larissa sonrió. -¿Por qué no me enseñas como hacerlo? - le dijo.

Draco sonrió y tomó una de las manos de Larissa entre las suyas, para llevarla a la base de su polla, Larissa mordió su labio, estaba nerviosa por lo que hacía. 

Con su propia mano, Draco comenzó a mover la de ella, haciendo que subiera y bajara de forma lenta, pero apretando un poco. -¿Así esta bien? - murmuró nerviosa Larissa.

Draco no dudó en atacar sus labios, dejando que ella moviera su mano, arriba y abajo. -Todo lo que haces esta bien, para mi. - gimió entre besos.

No pasó mucho tiempo cuando Larissa comenzó a sentir sus bragas mojadas, moviendo su mano. -Más- más rápido. - gimió el rubio.

Larissa aumento sus movimientos, apretando un poco más, observando como Draco colocaba los ojos en blanco, lleno de placer. 

-Mierda- perdón. - comenzó a gemir. -No quería decir eso, es una grosería.

Larissa negó con la cabeza. -Todo lo que dices es muy caliente para mi. - dijo ella en voz baja, tomando de la nuca al chico frente a ella, para chocar sus labios.

Draco profundizo el beso, cuando ella mordió su labio, fue el ingrediente faltante, que hizo todo demasiado eufórico, para que él se corriera en el estomago de la chica debajo de él. 

Ella lo vio poner los ojos en blanco, para luego cerrarlos y fruncir el ceño, dejando escapar en el camino un gemido grave.

El rubio se dejo caer sobre ella, sin importar que se mancharan más de su semen, ella sintió como Draco respiraba con dificultad.

-¿Te lo hice bien, Draco? - preguntó ella, con voz baja.

El rubio asintió y dejó un pequeño beso en su hombro. -Nunca me había corrido tan fuerte. - admitió.

Ella sonrió. -No seas mentiroso, estoy segura que tener relaciones... debe ser más placentero que esto. - murmuró.

Draco negó con la cabeza. -Que se jodan todos, me haré adicto a tu toque, maldita Lari. - sonrió.

Larissa sonrió un poco más. -¿Por qué me dijiste bebé? - preguntó divertida.

-Es parte del momento... además, eres menor que yo, eres un bebé para mi. - dijo Draco divertido. -Pero si te molesta no te lo digo más.

¿Acaso Draco no podía ser más adorable?

Tenía tanto miedo de hacerla sentir incomoda, que le preguntaba todas y cada una de las cosas sobre ella, sentía que la conocía, pero era tiempo de comenzar a estudiarla.

Larissa negó con la cabeza. -Me gusta que me des apodos cariñosos. - murmuró.

Draco asintió y picoteó sus labios. -Bien por mi, entonces. - susurró. -Ahora vamos a ducharte, no querrás oler a mi semen todo el día. - murmuró, recordando que la había manchado.

Ella se levantó de la cama. -Pero lo haré sola, ¿esta bien? 

Draco asintió y la atrajo a él, besando sus labios una vez más. -Sabes que te espero... y si no quieres intentar nada más conmigo, te voy a respetar. Es algo básico. - le susurró.

Larissa no estaba tan acostumbrada a los buenos tratos, pero podía acostumbrarse a ellos. 

-Te prometo... que voy a intentar hacerlo, quiero hacerte sentir como tú me haces sentir a mi. - dijo con una pequeña sonrisa.

Draco la besó en los labios de nuevo. -No es necesario, tus simples besos me hacen sentir como en las nubes. 

Larissa sonrió y se acercó a besarlo, pero Draco movió su cara, ella lo miró con el ceño fruncido. -Si te quedas aquí te voy a besar por horas y nunca te vas a duchar. Ve y hazlo, le pediré a Tori que te traiga ropa... 

Larissa asintió y se adentró en el baño.

-

Ella había dejado que el agua corriera por su cuerpo, sentía una extraña sensación de humedad entre sus piernas, siempre aparecía cada vez que estaba con Draco, ya sea si lo besaba o si lo sentía demasiado cerca, cuando tocaba su cintura o cuando sus manos "accidentalmente se resbalaban" por su trasero.

Sonrió al recordar a Draco la primera vez que deslizó sus manos.

Ambos estaban en la habitación de Draco, como de costumbre estaban en una sesión acalorada de besos, pero por alguna razón Draco la estaba manteniendo presionada contra la pared y su cuerpo, entonces en algún momento, Draco deslizó sus manos a su trasero y lo apretó, ella jadeó sobre sus labios y fingió que nada había pasado, pero todo cambio en su propia habitación, cuando no podía dejar de recordar como se sentía eso. Se había ido de la habitación de Draco con las bragas mojadas y en su habitación se mojaron más al repetir las escenas.

Le gustaba como Draco la hacía sentir en todos los sentidos.

Pero su felicidad desvaneció cuando vio a Draco y a Astoria en la cama.

Ambos tenían en su cara una mueca de preocupación mientras estaban sentados, mirando en su dirección.

-¿Qué paso? - preguntó ella, manteniendo la toalla presionada contra su pecho.

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