Ella se sobresaltó cuando sintió las manos de Ginny sacudir. -Te quedaste dormida aquí. - susurró al pelirroja. 

Larissa no sabía cuánto tiempo estuvo ahí, pero fue suficiente para dejarle un dolor en la espalda y en el cuello, adormeciendo sus piernas al mismo tiempo. 

Larissa pronto recobró un poco la consciencia de que estaba haciendo sentada en el piso, Ginny la ayudó a ponerse de pie. -Ya se fue. Hice que se fuera... ¿esta pasando algo que no me estés contando? - dijo Ginny en voz baja.

El corazón de Larissa comenzó a latir fuertemente contra su pecho y tragó en seco, ella solo negó con la cabeza. -No es nada, solo discutimos... ya sabes, no le gusta la idea de que trabaje con Malfoy. - murmuró con una sonrisa forzada. 

Ginny asintió. -Aunque solo fuera eso... creo que es un poco excesivo de su parte ponerse celoso de Draco Malfoy, tú y él son personas muy diferentes, además es un chico... ya sabes... prohibido. - murmuró Ginny mientras colocaba su mano en el hombro de Larissa. -No sé si recuerdas los besos y las noches compartidas entre Draco y Herms. - susurró en voz baja, con un poco de desagrado.

Larissa pudo sentir una punzada en su pecho y asintió. -Malfoy y yo... él y yo solo trabajamos, sé que alguna vez fue el.. romance prohibido de Hermione. Aunque no veo el lado oscuro de salir con él, si es que eso fuera a pasar, pero es evidente que no. Estoy con Seamus y Malfoy es... Malfoy. - suspiró con una sonrisa apretada. 

Ginny asintió. -Además, no creo que sean muy parecidos. Hermione y él lo hacían por alguna especie de fetiche de probar lo prohibido, pero tú... no es como si hicieras algo prohibido, claro que los Gryffindor te repudiarían, pero a Hermione la dejarían sus amigos, ella estaba acostándose con un mortifago... en momentos oscuros. - dijo con un toque de diversión. 

¿A quién quería engañar esa pelirroja?

Ambas sabían lo mal que la paso Hermione luego de ser atrapada por Lavender. La chica Brown atrapó a Hermione mientras se besaba con Draco Malfoy en la Torre de Astronomía; la gran mayoría de Gryffindor repudiaron a Hermione, mientras los Slytherin aplaudían a Draco por follarse a la sangre sucia y la Gryffindor más caliente. 

¿Por qué los títulos? Porque los alumnos de todo Hogwarts se encargaron de hacer una lista, escribiendo a las chicas más atractivas de todo el colegio, excluyendo a las de primer, segundo y tercer año. Para la mala suerte de Larissa, ella estaba en el cuarto año y fue seleccionada para entrar en esa asquerosa lista, donde fue nominada la chica menos atractiva y la más virgen.

Cuando Larissa leyó eso su estomago se había revuelto, observando como la gran mayoría discutía por querer estar en el primer lugar, mientras que Hermione solo se quejaba de lo asqueroso que era. 

Larissa no sabía si deseaba estar en el comienzo de la lista de Gryffindor. 

Ella no sentía bien que la vieran como una chica fea y virgen, a pesar de que en aquel momento las chicas de sexto año le recordaron que no haber tenido relaciones era completamente normal, era algo que la misma Larissa descubriría con el tiempo, así como se exploraría a ella misma. Pero ella no sentía bien que la llamaran fea. 

Esa noche Seamus intentó sobre pasarse con ella, mientras se encontraba en un estado vulnerable; sollozaba en su hombro mientras le decía lo patética que era la lista y lo denigrante que se veía, además de detestar estar en el último lugar, Seamus le propuso ayudarla a sentir mejor, mientras ella asentía. El chico se lanzó a ella, atacando sus labios de forma brusca, mientras la empujaba de forma lenta en el sillón de la sala común, cuando ella pudo sentir sus manos buscar el cierre de su pantalón, lo detuvo. Seamus se había puesto notablemente molesto, diciendo que merecía estar en ese lugar por lo patética que era, sin embargo, ella lo perdono al siguiente día, cuando él se encargó de enviar flores a su habitación y ella sonrió tontamente. 

Y ahí estaba una vez más.

Ella pensaba en Seamus, sentía que le pertenecía de formas asquerosas; era como si Seamus la tuviera encadenada a él, de alguna forma enfermiza.

Poco sabía que las cosas no serían así por mucho tiempo.

Ella deseaba ser libre, ser feliz y correr por el mundo sin miedo de tropezar, sin miedo de dejar algo atrás, porque lo más importante ya lo había perdido.

O quizás no.

Quizás había conocido lo más importante de aquella guerra que marco un antes y un después, quizás solo conocía a la persona que sería importante en su antes y estaba a punto de conocer a su después.

Sus pequeños pies la harían tropezar a donde quiera que fuera con un novio como Seamus, pero poco sabía ella.

Sus manos temblarían por aquellos miedo que le inculcó Seamus, pero poco sabía ella.

Sus ojos se moverían con ansiedad por todos lados, temiendo de todo y de todos, buscando que nadie la mirara o Seamus la lastimaría, pero poco sabía ella.

Su corazón jamás aprendería a amar si Seamus colocaba por siempre sus manos en sus ojos, pero poco sabía ella.

Poco sabía ella, que Seamus la dejaba ciega.

Poco sabía ella, que Seamus la lastimaba de alguna forma.

Poco sabía ella, que se aferraba a una idea inexistente.

Poco sabía ella, que las cosas no siempre se sentirían así.

Pero poco sabía ella.