🐸Fobia❣️
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Temblaba, las miradas se centraban en su persona, miles de ojos fijos en ella, haciéndola encontrarse a punto de desmayarse, de desesperarse; los sudores fríos se apoderaban de la muchacha de cabellos cobrizos; respiraba con dificultad, provocándole ésto más nervios y malestar, sentía estar al borde del colapso, de la frustración, de la impotencia que sentía cuando recibía esos ataques, era patético.
Terminó por gritar cuando notó que una sombra se le acercaba, seguida de muchas más, la acechaban, disfrutando de su miedo, del momento en el que se lanzarían de cabeza a la joven para hacerla perder el control de sus actos y así que ésta perdiera la razón, la poca cordura que en aquellos instantes de locura le quedaba; las miró, una a una, mareandose todavía más, sintiendo su intranquilidad crecer por cada segundo que observaba temerosa a aquellas figuras desoladoras.
No podía más, se echó al suelo y comenzó a llorar, notando más ojos clavados en ella, poniéndose aún más nerviosa si cabe, haciendo gestos exagerados con las manos y sufriendo de tics varios; escuchó el murmullo; sin poder evitarlo más, gritó con la fuerza que sus pulmones le permitieron:
-¡YA BASTA, DEJADME EN PAZ, NO OS IMPORTA COMO ESTÉ, NO ME MIRÉIS MÁS, NO SIGÁIS JUZGÁNDOME, ESO NO, NO PUEDO MÁS, SOY UN VERDADERO ASCO, NO VALGO PARA NADA, ASÍ QUE SEGUID VUESTRO CAMINO E IGNORAD MI EXISTENCIA, COMO SI NUNCA HUBIESE APARECIDO!
¡¡¡¡NO QUIERO VER MÁS A ESAS SOMBRAS QUE ME DAÑAN, QUE ME QUIEREN HERIR, QUE SE QUIEREN REÍR A COSTA DE MÍ, YA NO, NO, NO, NO MÁAAAAS!!!!-
No lo soportó más y lloró a lágrima viva, dolida; recibió muchas más miradas, todas esas preocupadas, algunas personas sollozaban; Manami Aiba había sido bien recibida al decidir unirse al mundo de los héroes, animada por su pareja heroína, Tsuyu Asui; sin embargo, al haber estado durante tanto tiempo en soledad, desarrolló un miedo terrible a las personas, a que éstas se le acercasen, la mirasen o la juzgasen; solo soportaba la cercanía de ciertas personas específicas, un ejemplo de eso sería sin duda su bella ranita, Asui, la cual conocía bien su condición, por lo que le sugirió que la mejor opción sería acudir a un psicólogo, para ayudarla a sentirse mejor, Manami accedió, y, si bien esto la ayudó mucho, todavía no había sido capaz de dejar eso atrás, de no dudar tanto de la credibilidad de los demás, de que realmente no todos eran maldad.
Tsuyu apareció, habiendo sido alertada por la llamada de su mejor amiga Ochaco; Uraraka trataba de tranquilizarla, pero de nada servía, solo podría estar tranquila cuando su enamorada le cantase al oído esa nana que la calmaba y la dormía en algunas ocasiones en cuestión de nada; Tsuyu la abrazó y mimó entre sus brazos, sacándola despacio del recinto abarrotado; Manami sintió como la tranquilidad le volvía, haciéndola encontrarse más a gusto; cuando se encontraron alejadas, la pelirroja sollozó y se tiró a los brazos de su amor; como pudo, balbuceó:
-s-siempre te meto en problemas, t-te hago q-quedar m-mal, y y-yo... q-quiero que estés con alguien q-que...
alguien m-mejor...-murmuraba, entre lágrimas; Asui la besó con amor y negó con la cabeza-.
-Eso no es así, kero, tú eres de quién me he enamorado, y, si bien, lo nuestro empezó de forma peculiar, hemos podido conocernos lo suficiente como para ser conscientes de cómo es la otra; kero,voy a estar a tu lado, superarás este bache, tarde o temprano, y, hasta que eso pase, estaré yo, croac, para recordarte lo que vales- le sonrió, levemente sonrojada- aunque, cuando te recuperes, kero, seguiré diciéndote lo mucho que puedes con todo, mi brava-.
La nombrada la besó, sintiéndose reconfortada entre esos brazos que tanto le habían dado.
Iba a lograrlo, a recuperarse, seguiría adelante, y todo gracias a esa brillante estrella, más que cualquiera, que siempre la incitaba a luchar contra todo mal, sus demonios no vencerían, eso de sobra lo sabía, entre los labios de su bella novia con sabor a menta, labios los cuáles jamás se cansaría de besar, la amaba así, al natural, y Asui también, con eso le era más que suficiente, e incluso, a su visión, un ángel caído del cielo para salvarla y amarla.
Era todo lo que podía desear, ella le daba todo y más.
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