Tras bambalinas en la editorial.
Hula jsjsjs
Pues bien, este capítulo será un "what if", que en pocas palabras significa que no es oficial...pero salirme un poco de los margenes no es delito en ningún país, así que aquí va un "qué pasaría si Ms. HIna sí existiera y trabajara en la editorial Yae". Obviamente...ella de ahí no saldría sin que nuestra querida kitsune le haga un ritual...setzual jsjsjs. Vamos con la historia:
Era un día como cualquier otro, yo caminaba para llegar al trabajo, tenía un par de cosas por hacer ahí, y también claro, ayudar a la jefa editora, aparte de ponerme a redactar mis propias novelas. Me gustaría escribir algo sobre la guerra...pero no creo que eso sea del agrado del Shogunato, y menos por "ese" aspecto.
Lo último que quiero es ser acusada de sedición y que la Shogun me termine ejecutando en un acto público o algo por el estilo...sería horrible.
Noté que varios soldados me veían, lo que es relativamente normal, pues jeje, soy una mujer sumamente atractiva y los que me ven caminar babean por mí. El problema es que...parecían verme de una manera intimidante, prácticamente queriendo asustarme directamente, no lo sé.
Yo apresuré mi paso, sentía sus miradas directamente en mi espalda, lo que me ponía muy nerviosa. Siempre tomo el mismo camino para ir al trabajo...ahora pienso que hoy fue una mala idea.
-¡Oye tú! -Me gritaron, mi cola se me erizó por el susto, al igual que mis orejas. -Al voltear a ver, eran más soldados los que me tenían rodeada.
-¿S-sí?
-Dicen por ahí que tu hermanito es el líder de la guerrilla que opera en Kannazuka si eso es verdad, tendrás que acompañarnos.
-Ya fui con la comisión Tenryou a aclarar ese asunto. No soy espía ni una traidora a la Shogun, así que déjenme tranquila.
-Pues es poco creíble, así que tendrás que ir a declarar una vez más, ya sea por las buenas o por las malas.
-Y-yo soy inocente.
-Sí, vaya que tienes una carita de chica inocente, pero en esta situación no te daré el gusto de tener el beneficio de la duda, así que vayamos de una maldita vez con Sara.
Antes de que me tomaran del brazo, un rayo los electrocutó, prontamente vi a la señorita Yae llegar con un rostro de pocos amigos, se veía enojadísima.
-Deje a mi muchacha en paz, gorilas, ¿no escucharon que ella ya fue deslindada de los rebeldes hace ya semanas?
-Suma sacerdotisa Yae, en la situación actual hay que ser desconfiados.
-Cállate. ¿Tienes órdenes directas de la General para interrogar a Ms. Hina? De lo contrario le diré a la Shogun para que te dé un buen sermón a ti y a tus hombres.
-Suma Sacerdotisa, el hermano de esta mujer es el líder de esos revoltosos, ¿cómo saber que no se ha pasado del lado de los rebeldes cuando ya bajamos la guardia?
-Cuida tus palabras...¿o no se rumora que tu hijo también se unió a la guerrilla de Gorou?
-Hum... -El soldado se notó incomodo. -Él fue capturado por esos malditos. Estoy seguro que lo obligaron a cambiar de bando.
-Me da igual eso, solo deja tranquila a mi chica, así que desaparécete de aquí o tendrás problemas.
Los soldados se marcharon de notorio mal humor, Yae me tomó de la mano para llevarme hasta la editorial, donde me sentí bastante tranquila. Ella me abrazó, acariciándome la cabeza.
-¿Estás bien?
-Más o menos...estaba muy asustada...no quiero que me usen para chantajear a Gorou.
-No te preocupes por esos gorilas. Le diré a la Shogun que corte cabezas, sé que tu hermano está involucrado hasta las entrañas en esto, pero no por eso deben molestarte, confío en que eres inocente.
-Gracias...de verdad gracias. ¿Cómo puedo pagarle?
-Con un beso. -Me dijo, sonriendo.
-¿Khe?
-Bromeo. -Ella soltó una risita. -Luego me lo pagarás...pero ten por seguro que yo pido un costo muy alto, Ms. Hina.
Ahora tengo la impresión de que estoy en peligro...no creo que haya sido broma lo que Yae me dijo...con eso que es particularmente cariñosa conmigo.
Todo necesita contexto, y desde que trabajo aquí, se puede decir que soy su consentida. Si llego tarde no me dice nada, me regala sus tomos autografiados, siempre me habla con notorio cariño, e incluso algunas compañeras me dicen que siempre se me queda viendo con cara de mensa.
Al comienzo pensé que quería que fuéramos amigas, y desde que estalló la guerrilla, lo ha sido más todavía, y claro...cuando todo el mundo te mira feo pensando que eres una traidora, que una mano amiga te ayude, en realidad se agradece muchísimo.
Siempre me dice lo guapa que soy, me da chocolates, cosas...muy románticas. Incluso me ha invitado a comer a los lugares más exclusivos de Inazuma, y cuando veo la cuenta...doy las gracias de que no debo de pagar yo porque me quedaría sin comer el resto de la semana.
Pero con esto...au...creo que ya me doy una idea de qué intensiones tiene la señorita Yae.
Íbamos saliendo del trabajo, yo me estiraba, haciendo que mis senos se vieran un poquito más grandes, pues lo malo de mi kimono es que...a veces siento que me queda cada día más chico. Yae me tomó del brazo, sorprendiéndome, llevándome a la salida.
-Oye, ¿qué crees? Preparé una comida deliciosa y me gustaría que la probaras, la misma Shogun se vuelve loca por ese platillo, ¿no te gustaría probarlo?
-Oh...bueno, no veo por qué no. -Sonreí. -Gracias por la invitación, es usted tan amable como siempre.
Fuimos caminando a su casa, la que queda cerca de la editorial. A veces me pregunto cómo le hace para llegar hasta el santuario de Narukami...si subir ahí es un dolor de cabeza. Supongo que su forma kitsune le ayuda en eso, pero prefiero no indagar.
Al llegar, pasamos a la cocina y...no vi ninguna olla o recipiente donde estuviera la comida, lo que me extrañó particularmente.
-¿Hum? ¿Qué platillo dice que quiere que pruebe?
-A mí. -Rió ella de forma suave, susurrándome esas palabras en el oído, yo me quedé blanca como un papel. -Me debes varios favores...y me gustaría cobrármelos.
-O-oh...¿cuánto le debo? No tengo mi monedero aquí pe-pero...mañana podría ser. -Me puse roja como tomate.
-Shhh. Primero...te daré de comer. -Ella se destapó la ropa superior, dejando su torso al descubierto, yo me fui contra un sillón, cayéndome en el mismo. El rojo de mi rostro solo se vio incrementado.
-¿Te gusta lo que ves? ¿No quieres tocar un poquito?
-Y-y-yo... -Yae se me fue acercando, sentándose a mi lado, yo no me podía ni mover. Ella tomó mi mano, dándole un beso al dorso de la misma, todo para posteriormente llevar la misma hasta su seno, y apenas lo sentí, di un gemido, pues Yae es altamente atractiva sexualmente, incluso para mí, y que ahora pueda tocarla...me pone los pelos de mi colita de punta.
-Ara...¿así que lo disfrutas? No te culpo, ¿quién no quisiera estar en tu lugar? Y si...hago esto.
Ahora lo que hizo fue un golpe bajísimo tomando en cuenta que ella sabe lo que se siente. Tomó una de mis orejas, comenzando a frotarla, lo que me sacó otro buen gemido, tanto así que me llevé las manos a la boca.
Yae terminó sobre mí en ese sofá, bajándome el kimono para dejar a la vista mis pezones.
-Uy, están duritos. Premio...sí te gusta, ¿verdad, cachorrita?
-Se-señorita Yae... -Sentía mis mejillas arder, y cuando los labios de la sacerdotisa me dieron un beso en mis pezones, otro gemido se me fue.
-¿Te gusta? -Ahora comenzó a lamerlos, acariciando el otro que tenía a su disposición, ¡Por la Shogun, me va a volver loca con esto! Y no sobrada de eso, llevó su mano libre a mi entrepierna, acariciando mi νυlνα por encima de la ropa interior. -Estás bien lubricada, Ms. Hina...eso me excita a mí también.
-M-me gusta.
-¿Quieres que siga?
-S-sí.
-¿Sí qué?
-Siga lamiendo mis pezones. Siga acariciándome. -Dije, suspirando con excitación.
Ella me hizo caso en mi petición, por lo mismo es que yo temblé de pies a cabeza de sentir su lengua afilada acariciando cada parte sensible de esa zona de mi cuerpo.
Si no fuera suficiente, fue hasta mi abdomen, el cual también llenó de besos, comenzando a quitarme el kimono. Vi en su expresión que hizo una cara de quedarse bien a gusto, como cuando uno ve algo que le salió bien a la primera, supongo que le gusta mucho mi cuerpo.
Seguidamente de eso, me dio un pequeño beso en el muslo, mordiéndolo suavemente, dejándome marcado sus caninos, pues ambas los tenemos afilados.
Al quitarme la ropa interior, vaya que se me subió la temperatura a la cabeza, pues lo hacía lentamente, casi como queriendo desesperarme, aparte de que, claro, se encargaba de que yo lo disfrutara, acariciándome, y cuando finalmente cayó, llegó lo bueno.
-Ms. Hina, me da la impresión de que eres una chica pulcra e inocente...de esas que nunca ha indagado qué le pasa a su cuerpo su hace...esto. -Ella metió suavemente uno de sus dedos a mi ναgiηα haciendo suyo un gemido que salió de la garganta, comenzando a hacer un "gancho" con sus dedos índice y medio, moviéndolos dentro de mí.
-¡Se-señorita Yae! ¡Y pensar que usted es una religiosa!
-Oh...pero si yo soy el demonio de la lujuria... (momento...creo que Yae sí que podría representar la pasión/lujuria pues...ya sabemos cómo es, aparte de que muchos dibujantes le han dado un rol parecido...sospechoso.)
Pues si ella es una súcubo, no dudo que me haya hecho algún hechizo para que me pase esto, se siente tan bien, tan maravilloso. Al sacar sus dedos, ahora siguió dándome de besos en el vientre, bajando poco a poco.
-Es muy linda...tal y como me la imagine. -Se rió con cierta malicia, o con sexualidad, depende de cómo se vea. Siento que Yae a fantaseado más de una vez conmigo.
-¿Cómo se la imaginó?
-Ms. Hina, usted es demasiado inocente. -Abrió mi νυlνα para dejar expuesto mi clítoris y posteriormente le dio un lengüetazo que me hizo soltar un suspiro. -No te puedes hacer una idea de cuanto me prendes...me calientas como cacerola en la hoguera, y ya no me puedo controlar, deseo hacerte tantas cosas.
-Señorita Yae, ¿por qué?
-Odio decirlo de esta manera...pero me obsesionas, tu belleza me saca de quicio, y tu cuerpo... -Yae finalmente comenzó a mover su lengua como ella parecía saber, sacándome una de gimoteos pues nunca me habían lamido ahí, lo que me hacía experimentar picos de placer sexual que no me imagine posibles.
Como pudo, ella llevó una mano hasta mi seno derecho, comenzando a manosearlo a la vez que movía su lengua. Ambas somos mujeres, así que ella debe de saber cómo se debe de hacer para llevarme a lo mejor.
El sonido era como si un perrito estuviera agua, yo tenía los ojos en blanco, agarrándole con un poco de fuerza la cabeza a Yae, así como acariciarle sus orejas, que supongo que tendrá el mismo efecto que conmigo, pues si le doliera o le disgustara, me diría que parara, aparte de que la veo más intensa con lo que hace, así como que tiene algunos espasmos.
Lo sentí desde el fondo de mi ser, algo me decía que estaba emocionándome, gemí más fuerte, más y más conforme pasaron los segundos, sentía un cosquilleo, un calor que me subía desde el abdomen, causando que mi cuerpo dejara de responderme, apreté mis ojos, viniéndome.
Yae me daba besitos en el vientre, acercándose hasta mí para ahora besarme el cuello, agarrándome de las muñecas, me encanta que sea dominante, al tener esa personalidad tan fuerte, podría regañarme por cosas del trabajo en este momento y yo le darías las gracias.
-Que linda te viste, mi cachorrita. -Me acarició la oreja, manteniéndome en ese estado de excitación y de que quería más. -Que linda perrita eres, Mis. Hina.
-Ay, sí Yae, soy tu cachorrita.
-Ya lo sabía, yo siempre obtengo lo que quiero...y esta ocasión, fue esta nochecita que todavía es joven.
Ella me dio un beso en los labios apenas llegó a esa altura de mi cuerpo, siguiendo con sus caricias dominantes en mi cuerpo, más precisamente en mis senos, y aunque nunca me agradó la idea del todo porque me parecía algo asqueroso (hasta ese momento, claro), nos comenzamos a dar un beso de lengua, en el que ella era más participe y se notaba que tenía más ímpetu, lo que me dio risa, pues sí que no mentía cuando dijo que la caliento más que el fuego a una cacerola.
Ya que estábamos, de igual manera para aprovecharme una oportunidad que quizá no tendría, pues decidí manosear de regreso a Yae, tampoco teniendo empacho con eso. Es decir, me agaché un poco ser yo ahora quien le lamía sus pezones, poniéndoselos duros cuando se los soplé. Eran rosados, muy lindos, incluso más que los míos, ella me arañó la espalda, pues me sujetaba de la misma.
-Oh, ¿ahora te quieres desquitar?
-Probar por curiosidad. -Sonreí, yo seguí en lo mío, y pues como tengo una lengua larga al tener sangre canina (no sé por qué razón existen los furros en Genshin...pero supongo que Gorou tendría la lengua más larga, como si fuera un perro...toca imaginar xd).
Aprovechando ese aspecto, yo cubría bien los pezones de Yae, y pues su sensibilidad era más que la mía, ya que sus gemidos se hacían más fuertes. Finalmente, ella tomó nuevamente la batuta de la situación, supongo que en el sentido de que quiere ser ella la dominante. Al final de cuentas es mi jefa, es normal que sea ella quien me mande.
Su lengua regresó a mis senos, así como dirigió sus dedos a mi ... metiéndolos con suavidad pero como ya teníamos un rato haciendo esto, pues le era más sencillo, de ahí que comenzara a hacer círculos sobre mi clítoris, lo que me resultaba agradable, por supuesto.
Aparte de eso, nos tomábamos de una mano, con el sentido de que eso aumentaba nuestro contacto, y más que eso, sentir su piel me excitaba más. Prontamente cambiamos de posición, en la que yo puse mis rodillas y manos en la cama, a la vez que ella introducía sus dedos en mi υαgiηα mientras me daba un beso en el trasero, lo que me sonrojó.
Por si poco fuera, pues eso pareció ser solamente el comienzo, me dio un pequeño azote que me erizó las orejas y la cola, pues no me lo esperaba.
-Tu colita está inquieta. ¿Te gusta que la acaricie? Lo malo de no tener una es que no sé si es agradable que te la toquen en la intimidad.
-No le veo mal alguno. -Lo que delataba mi gusto por esto es porque no podía dejar de moverla cuando me excitaba más, pues es como algo aparte de mí, que no puedo controlar así como mis orejas. Eso le causaba risa a Yae...y me da un poquito de pena.
Traté de ser yo ahora quien tuviera un poco más de iniciativa, pero malamente no pude, ya que al tratar de moverme, ella me tomó de la espalda, dejándome en la posición que estaba, dándome un beso en el hombro.
-Shh, quieta cachorrita. Así te ves mejor. -Rió.
Sus dedos seguían excitándome, claramente lo hacía de una manera en la que yo apretaba los ojos y con mis manos hacía lo mismo con la sabana, recibiendo ahora sus besos en toda mi espalda, más precisamente donde me había arañado, lo que me causaba un pequeño ardor, por lo mismo es que daba pequeños quejidos, así como mis gimoteos, los que no podía parar aunque yo tratara.
Más pronto que tarde, sentí que me estaba viniendo, lo que me sacaba de quicio en el sentido de que volvía a perder el control de mi cuerpo. Temblé desde mis piernas, y mis brazos se rindieron, tanto así que caía en la cama, conforme iba perdiendo la voz.
-¡Se-señorita Ya-Yae! -Exclamé, torciendo mis ojos, a la vez que se me erizaba la cola y las orejas.
-Oh, me doy cuenta, cachorrita. -Siguió con sus dedos, y ahora con más intensidad, no importándole nada, puesto que casi sentía que me derretía por el calor que sentía, y cuando comencé a terminar, tajantemente me fui contra el colchón, cubriendo mis gemidos con la sabana, retorciéndome con varios espasmos que tenía, y lo mejor o lo peor, es que ella no se detenía seguía mimandome de esa manera.
Siguió con ese ritmo, no lo aumentó, sino que hacía que todo fuera lento, disfrutable, y solo cuando sus dedos se cansaron, fue que sacó sus dedos de mi υαgiηα lo que me hizo suspirar y casi agarrar aire como si me estuviera a nada de ahogar.
-Que linda eres cuando te orgasmeas. Me dan ganas de meterte entre dos panes y comerte. -Se acostó a mi lado, besándome la mejilla, todo para voltearme y para quedar sobre mí. -Si creíste que esto acabó ya...te equivocas, cachorrita.
Nuevamente se fue contra mis senos, recibiendo los mismos sus besos, lamidas e incluso ya poniéndose ruda, sus mordidas.
Yae me hizo sentarme en la cama, colocándose sobre mí, sujetándose de mi espalda, haciendo mi cabello a un lado. Por la Shogun, incluso hasta estoy bañada en sudor, y por lo mismo es que hasta a ella le cuesta trabajo agarrarme. No dudo que cuando me suelte sus manos quedarán marcadas en mi piel por lo fuerte que lo hace.
-Ahora ambas nos vamos a divertir juntas, Ms. Hina. -Me dio un beso en los labios, moviendo su cadera para que nuestras νυlναs se frotaran, haciéndolo con rapidez y agresividad, lo que me vuelve loca.
Yo tiré mi cabeza para atrás, gimiendo, pues me volvía loca, y Yae, sin estar satisfecha de mi cuerpo, se me abalanzó al cuello, besándolo y dejándole marcas de sus suaves mordidas que me daba, las que me prendían más.
-M-me voy a venir otra vez. -Expresé, teniendo los ojos perdidos.
-Hum, eres muy sensible...eso me gusta.
-Te-tengo la impresión de que se te marcaron más los caninos, ¿por qué es?
-Para comerte mejor, cariño. -Se rió con malicia, siguiendo con mi cuello y sin dejar de mover su cadera.
Cuando me vine, más precisamente a los pocos segundos de escuchar su respuesta, encajé mis uñas en la cama, mordiéndome el labio hasta casi hacerlo sangrar, y mientras Yae seguía meneándose libremente en mi νυlνα gimiendo conmigo, viéndome directamente a los ojos, seguramente le excita igual el verme hacer este tipo de caras tan obscenas.
Yo me caí en la cama, pues otra vez no podía controlarme ni poner fuerza en mis músculos, lo curioso de todo no era eso, sino que más bien es que Yae incluso se acomodó para seguir haciéndome el amor, por lo que no se detenía, y seguramente no lo haría hasta quedar satisfecha.
Yo gemía tapándome la boca, teniendo los ojos un poco llorosos de la manera en que me movía, Yae pasaba sus manos por todo mi cuerpo, sin detener su cadera, por lo que no puedo negar que hasta me sentía cansada, y sus movimientos eran enérgicos y casi desesperados, por lo que estaba segura de que ya no podría aguantar más.
-Da-dame un descanso, n-no puedo más.
-Lo haré si haces algo por mí.
-Está bien, ¿qué deseas?
-Di que eres mi cachorrita. -Ok...eso me agarró por sorpresa. -Dime cosas sucias, Ms. Hina, sino no me podré venir.
Simplemente me tapé la cara, sonrojándome como tomate, pues sabía que tarde que temprano me obligaría a decir algo así. Está bien...solo será esta vez.
-So-soy tu cachorrita...castígame, señorita Yae, he sido una mala cachorrita.
-¡Sí, justo así! -Comenzó a gemir más.
-Tu cachorrita está feliz de que la haga suya, de que la mime, de que le haga cosas pervertidas. Quiero más de ti, señorita Yae, tu cachorrita todavía tiene hambre.
-Maravilloso, Ms. Hina, nunca me había sentido tan excitada.
Me comenzó a tomar un seno, manoseándolo como se le dio antojo. Se notaba estaba al borde de su límite, pues se movía ahora torpemente, como si también le fallaran los músculos.
-Tu cachorrita quiere que la acaricies como quieras, que seas ruda, castiga a tu cachorrita que se ha portado mal.
-M-Ms. Hina. -Yae finalmente cayó rendida sobre mí, dándome de besos en donde podía, continuando con sus manoseos en mis partes sexuales. -Eres una traviesa, ¡me enloqueces! ¿Me hiciste un embrujo? No dejo de pensar en ti, siempre estás en mi cabeza. -Me besó la mejilla. -Te adoro casi como a la misma Shogun, y no digo que lo hago más sino ella me mataría, te lo juro.
-Usted es también muy atractiva, señorita Yae. Fue un honor haber compartido cama con usted.
-No lo digas como si fuera la última vez, y ni siquiera del día. -Ella se rió, acariciando mis labios. -Todavía tengo mucha energía para darte como a cajón que no cierra.
Yo solamente me reí nerviosamente.
-Je, je. Estoy en peligro...
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Esa Yae es un pilla :v
Pues este ship, más que nada por Yae lo concibo casi que exclusivamente lemmon, pues ya ven que ella está prácticamente obsesionada conque Gorou se vista de Ms. Hina, nambre', imaginen si la pobre sí existiera, no se quitaría de encima ni a Itto y mucho menos a Yae
Espero les haya gustado ese lemmon que, según yo, me quedó un poco subido de tono jsjsjs, creo que siempre que de incluya a Yae o a Yelan las cosas se harán así xd
Ya la próxima semana será situación romántica uwu ¿Alguna sugerencia? Por ahora tengo seco el cerebro :'v quizá algo se me ocurra luego, pero también quiero escuchar su opinión
:0
Nos vemos en dos semanas uwu
Hasta la próximaaaaaaa -se va volando en una patineta-
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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