Diente de león, parte 2.
Eula me enseñaba los pasos elementales para el baile que llevaríamos a cabo. Al final de cuentas, eso podría ser muy positivo, pues sería un símbolo de que las dos familias que se odian a morir en Mondstandt finalmente se están llevando bien.
Era ya de noche, pues daba la casualidad de que era la única hora en que a ambas se nos acomodaba, y la verdad es que las vistas que nos dábamos en los grandes ventanales de la pista de baile de la sede de los caballeros eran de lo mejor.
La piel de Eula es tan blanca como la luz de la luna, y su cabello, a pesar de ser azul, tiene ciertos toques que lo hacen parecer obscuro, lo que le da un buen toque y estilo, de ahí que me parezca tan linda de veces. Lo único malo, y no lo diría del todo así, es que ella suele estar de mal humor y malinterpreta muchas cosas.
Por ejemplo, lo del día pasado, que pensó que no le quería pagar. O qué quería tenderle una trampa económica...sí, por cosas como esa no nos llevamos del todo bien. Su egoísmo y su soledad son estrellas en la noche de la mediocridad. ¿Qué tratará de esconder detrás de esa forma de ser? Yo creo que quizá solo debe soltarse más y dejar de tratar de aparentar algo que no es, y eso es justamente un espíritu vengativo y que solo desea ver la destrucción de todo.
Ambas seguimos bailando, a mí ya me salían un poco mejor las cosas, Eula cayó rendida apenas terminamos de ensayar. Le extendí la mano, a lo que ella me dio su tira del cabello, levantándose por sí sola.
-Vaya, gran maestra, a este paso sin duda alguna se le dará bailar...de forma no muy mediocre.
-Vamos, no seas tan dura. No lo puedo hacer tan mal...¿o sí?
-Siendo una novata...no lo haces mal, pero incluso Amber se esfuerza más.
-Esa chica tiene más energía que yo. -Miramos a los ventanales. -A veces tus ojos me recuerdan a la luna. Son de un color muy hermoso.
-¿Eh? ¿A qué viene eso? -Noté que se sonrojó. Esa apariencia ruda que tiene muchas veces es para ocultar a una mujer herida por dentro.
-Nada más. Fue una analogía muy linda, ¿no? ¿Qué te recuerda a mí?
-El excremento de los caballos. -Me solté a reír por su comentario.
-Oye, hablo en serio. -Le di un pequeño golpe en el hombro.
-Hum, me vengaré porque me haces decir cosas que me avergüenzan. A veces me recuerdas a los dientes de león. Siempre que usas tus habilidades curativas los traes contigo. Y da la torpe casualidad de que los dientes de león son mis favoritos.
-Vaya, no somos tan distintas. Los dientes de león son mis favoritos también, socia. -Sonreí, poniendo el puño para que ella lo chocara, solo me hizo una cara de desagrado. Tosí incómodamente. -En fin, seguramente los miembros de la vieja aristocracia te llenan de esas flores.
-Mis familiares son alérgicos a los dientes de león. Y los que no, los odian ya que les recuerda a Vennesa. Hum, soy prácticamente la oveja negra de la familia.
-O quizá ellos son los que están mal. Cuando alguien dice que es "la oveja negra" es porque esa persona está mal o tiene defectos. Pero yo no lo veo contigo. Solo...debes ser más sociable.
-Si lo dices para que socialice contigo...necesitarás más razones. -Eula se cruzó de brazos, inflando una mejilla. Yo me solté a reír una vez más.
-Qué divertida eres. -Le dije, riendo todavía.
Para el día siguiente, yo salí a hacer los favores que acostumbro, de ahí que tuviera que ir al mercado para solucionar algunos problemas con el espacio, los precios excesivos y, naturalmente, con los pillos que robaban algo.
Y justamente así, lo primero que encontré fue que alguien arrojaba una piedra contra unas tablas de madera, diciendo que había un gato en el negocio, distrayendo a todos para robarse una pieza de pan. El tipo tropezó conmigo.
-¡¿Ma-Maestra intendente Jean?!
-Hum...déjame preguntarte algo, ¿tienes dinero para pagar eso que robaste?
-N-no...
-¿Tienes trabajo?
-En realidad no he encontrado...nadie me ha querido contratar.
-¿Qué querías ser de niño?
-Carpintero...
-Regresa ese pan, y mis muchachos te llevarán a que aprendas carpintería. Así no tendrás que volver a robar.
Siempre lo he pensado, la pobreza es la madre de todo crimen. Si nos deshacemos de la pobreza, el crimen dejará de ser un problema tan grande. Claro, no todos tienen las mismas oportunidades, y para los olvidados, un oficio para que puedan trabajar y ganarse la vida de forma decente es lo mejor.
Aunque esa parte acabó pronto, pues noté cierto alboroto en una parte del mercado, pensé que sería dos torpes discutiendo por cualquier bobería, solo que me llevé la sorpresa de que, de hecho, era Eula enfrentándose a palabras con 3 vendedores.
Ella estaba roja de la ira, mientras que los vendedores, que por cierto no conocía del todo, estaban reacios a venderle producto, lo que claramente era algo que no iba a pasar por alto. Se supone que Amber ya debió de haber erradicado este problema, pero parece que estos novatos no saben quién manda aquí.
Incluso había otros vendedores que trataban de tranquilizar a Eula, y tratando de convencer a sus colegas de que no había motivo para negar la venta a una ciudadana.
Cuando yo hice acto de presencia, naturalmente que los 3 se calmaron, yo me encontraba de espaldas a Eula.
-¿Ya se callaron? Jum, seguramente ya supieron que unos simples plebeyos no tienen por qué renegarle a alguien de la nobleza.
-Y yo ya te he dicho a la gente no la llames plebeyo. -Le jalé de la oreja, sorprendiéndola.
-¡Au, au, au, espera!
-Y ustedes, si así de fácil puedo someter a una caballera de Favonius con una visión y cuyo nivel es alto, ¿qué podré hacerles a ustedes?
-Maestra Jean, esto es un atropello por parte de esta traidora, ¡su familia ha tratado de monopolizar el mercado y de prohibirnos los espacios públicos para nuestras ventas!
-Bien dicho, ¡su familia! Pero ella no. Así que tienen hasta tres para venderle lo que ella les pidió...que espero haya sido de manera amable. -Miré feo a Eula.
-¡Oye, sí lo fue, así que suéltame de una maldita vez o me vengaré de la peor de las formas!
-Tienen una...tienen dos...hice una cara de que no les tendría piedad.
-¡Está bien, gran maestra Jean! -Los vendedores rápidamente empacaron todo lo pedido por Eula, quien les dio el dinero de mala gana.
-¿Ya les diste las gracias, Eula?
-Gracias. ¡Pero eso no quita que me veng...!
-Sí, acompáñame.
-¡No interrumpas mi frase, otra razón más por la que me voy a vengar de ti, Jean!
La acompañé a dejar sus compras en su casa, manteniendo mi distancia, claro...algo me dice que no soy bienvenida en la misma ni de lejos. La llevé al parque donde todo comenzó. Pues la verdad ahora mismo tengo algunas preguntas por hacerle.
-¿Qué pasó ahí Eula?
-Nada...yo solo quería comprar y...pasó lo de siempre.
-¿Qué es lo de siempre?
-Me pediste que fuera más sociable. Lo intenté, llegué, me presenté con una sonrisa, fui más amable de lo normal, incluso hasta pedí las cosas por favor...¿y qué obtuve a cambio? -Para mi total sorpresa, Eula se soltó a llorar, pero no solo de tristeza, sino de coraje absoluto. -¡¿Qué pecados cometí yo para mecer este trato!? ¡Solo quería comprar un poco de maldita fruta, y me dijeron "es una de las ratas de los Lawrence, aquí no aceptamos su dinero mal habido"! Traté de dialogar, pero cuando me amenazaron con lanzarme manzanas para que me fuera...exploté. Tomé la empuñadura de mi mandoble para defenderme, asusté a una niña por eso...traté de disculparme, y entonces otros vendedores me empezaron a insultar. Si me hubiera soltado a llorar en ese momento...no sabes cuántas veces me he tenido que contener... ¡y es por culpa de tu familia, y de los Ragnvindr! ¡Si ellos no hubieran hecho que mi familia cayera en desgracia, yo sería ahora la princesa de Mondstandt y no tendría que mendigar que la gente me trate con dignidad!
-Eula, por favor, tranquilízate. No sabía que habías tenido que sufrir tanto...nunca quisiste hablar de tus sentimientos ni de cómo pasabas esos malos momentos. Siempre que me insultabas o me decías "me vengaré de ti" pensé que era porque me odiabas a mí, a la gente. ¿Solo lo hacías para no mostrar debilidad?
-Sí, ¿tienes algún problema con eso? -Ella se comenzó a secar las lágrimas, me partía el corazón verla así.
-Eula, ven para acá. -La abracé, dejando que ella llorara en mi hombro, pues eso no le haría mal, sino todo lo contrario. -Desahógate...llora todo lo que tengas que llorar.
-Te odio...no quiero que me consueles porque los tuyos son los culpables de que mi vida sea una mierda. Pero lo necesito...
-Eso se puede remediar. Yo, una Gunnhildr, haré que tu vida sea de lo más feliz. Ahora vamos, bailemos un poco, pues bailando se olvidan las penas, ¿Qué no?
-Yo supongo que sí... -Le ayudé a Eula a limpiarse las lágrimas. Jamás había visto esta faceta de Eula...de por sí ya lo pensaba, pero ahora no me queda duda alguna. Ella tiene un corazón de oro.
Para alegrarla, fui al beso de ángel y compré una botella de vino, posteriormente pasamos a mi oficina, en donde le di la sorpresa. Sus ojitos estaban hinchados y enrojecidos, lo que hacían que no se viera su belleza, pero no importaba, yo regresaría la sonrisa a ese rostro.
Serví el vino en las copas, ella sonrió ya que, claro, ¿a quién no le alegra un poco de vino después de un día pesado? Platicamos un poco, pues ella no parece estar del todo convencida de que podré hacer que se alegre su vida, y no la culpo. Haré lo que pueda...solo que no prometo nada.
Entrada la noche, yo salía de la ducha, por lo mismo es que llegué a mi cama, teniendo el cabello todavía mojado, miraba al techo, haciendo una mueca de inquietud. Como muchas veces, llegaba la hora del día donde me acordaba de Eula, así que sonreí para mí misma, acostándome boca abajo, de ahí que me cubriera los labios con la almohada, me acordaba de Eula y de lo lindo que era su baile.
Me acuerdo cuando de niña pasaba por su casa, y podía ver desde los ventanales cómo ensayaba, aunque claro, ahora lo hace de forma impoluta, recuerdo los errores que solía cometer. Aunque eso era lo de menos para mí, así fueran unos pocos segundos, veía su danza, lo que me encendía el corazón.
Cuando fuimos adolecentes, una vez nos topamos cuando fui al beso de ángel, estaba con Kaeya y Diluc, y su padre atendía en esa ocasión, así que Kaeya no podía hacer de las suyas, de ahí que todos bebiéramos jugo de bayas o de gancho de lobo. Cuando estábamos por irnos, yo tenía mi copa en mano, aun llena, pues la pediría para llevar debido a que no tenía muchas ganas de beber.
Mis amigos me dieron el paso, de ahí que fuera la primera en salir, el detalle estuvo en que Eula abrió la puerta de golpe, notoriamente malhumorada, ahí su carácter no era tan agresivo, por lo que del susto se me cayó parte del líquido, de ahí que ella resbalara con el mismo al pasar, pues miraba hacia atrás, tropezándose conmigo.
La copa definitivamente la tiré, y ella me abrazó para no caerse, así como ya la agarré de los brazos para tampoco irme con Eula. Fue ahí cuando estallaron los vidrios de mi corazón. Cuando nos recuperamos, yo estaba sonrojada, pues la verdad es que se veía preciosa, sorprendida, todavía con una expresión de enojo, como si esto hubiera sido el remate.
-¡Jean! ¡Perdón, no te vi, lo siento mucho!
-Casi diría que fue a propósito, pero estabas mirando para atrás, deberías estar más atenta, Eula. -Le dijo Kaeya de forma tranquila.
-¡Ash, ni me lo recuerdes! ¡Un imbécil borracho me chifló mientras venía para acá, así que solamente le hice una buena seña que no era la de la paz, por eso me distraje!
El padre de Diluc llegó con una escoba para limpiar el desastre de la copa, Eula me revisó de pies a cabeza si no tenía herida alguna, y yo podía dejar de mirarle la cara. Ahí supe que sus ojos eran como la luna, y que ella ya era una mujer, no esa niña que había conocido en la iglesia.
-¿El gato te comió la lengua o no aceptarás mis disculpas? ¡Hum! Y dicen que el malvado es uno.
-¿A-ah? ¡No, nada de eso! No te preocupes, los accidentes pasan, más bien, ¿tú te sientes bien? Lo que nos dijiste...
-Sí, estoy bien. Tch, no puedo estar tranquila ni un maldito segundo, si no es porque me gritan traidora, es una de esas estupideces.
Noté que Diluc veía de forma no muy agradable a Eula, yo le di un codazo en las costillas, enchinándole los ojos.
-Vamos, déjame invitarte algo como compensación de que te tiré lo que bebías. Sirve que así me atienden o los demás borrachos de mierda no me dicen ninguna estupidez.
-En realidad ella iba a pedir para... -Le pisé el pie a Kaeya. -¡Auch!
-Sí, acepto.
Fue un intercambio de palabras más bien corto, le pregunté por su día, si de verdad se sentía bien, y nunca dejé de verla en ese rato...se me hacía la más hermosa de las chicas, y todo por ese bobo accidente que tuvimos. Fue ahí cuando mi amor por ella comenzó...y a la vez terminó.
Unos caballeros llegaron y agredieron a Eula, diciéndome que era una mala influencia para mí, y que no me dejara corromper siendo yo tan buena aspirante a caballera. Noté que sus ojos se pusieron lloros, golpeó la mesa y se fue sin pagar, yo quise levantarme para ir a decirle que no les hiciera caso, pero me lo impidieron...
Regresé a la realidad, preguntándome seriamente qué hubiera pasado si aquello no ocurría, pues desde aquella noche, Eula se mantuvo mucho más fría y distante conmigo, de ahí que mi amor por ella terminara la misma noche en que nació...era un amor imposible. Jamás podríamos ser pareja, ni su familia, ni la mía y mucho menos los caballeros me lo permitirían. Y ella parecía odiarme, así que todo me jugaba en contra.
Para la mañana siguiente, me encontré con la sorpresa de ver a primera hora de la mañana un ramo de dientes de león y una carta en mi oficina, y al ver el remitente, vi que eran de Eula. Lo que me hizo sonreír enormemente.
Su carta decía así:
Jean, realmente eres la segunda persona que me ha alegrado la vida, solo después de ya sabes quién. (Hizo un dibujo de un Barón Bunny). Pero no importa si eres la segunda, tercera, quinta, última, importa que las palabras que me has dicho de verdad me han hecho considerar muchas cosas de lo más importantes. La historia que tenemos no se remonta solamente a cuando me uní a los caballeros, sino desde que somos niñas. Y cuando me pregunto qué pasaría si no me hubieran castigado ese día por hablar contigo, o hubiera desobedecido a mis padres, ¿qué seríamos ahora? Seguramente las mejores amigas. Es pronto para decirlo...pero te aprecio mucho más de lo que te puedes imaginar.
Sin pensármelo un segundo, fui corriendo a buscarla, no importa nada, pero quería confesarle mi amor. Ella debe saberlo, no me lo puedo guardar más, no con estas palabras.
Al verla en los pasillos, no me contuve y fui a toda prisa, ella estaba de espaldas.
-¡Eula! -Exclamé, asustándola, y su rostro de consternación al verme apurada para ir directamente hacía ella fue gracioso pero bello, así que al tenerla de frente, le di un abrazo, el que ella tardó en responderme. -¡Gracias, gracias por los dientes de león, están preciosos!
-D-de nada, Jean. Los recolecté yo misma en las afueras de la ciudad.
-Oye... -Me acerqué para susurrarle. -Yo te quiero...
-Co-comadre... -La vi sonrojarse. -Primero me dices que tengo ojos bonitos y después esto, eso suena sospechoso.
-Lo sé. Y tal vez sea algo más que sospechoso.
-ª. Jean, por Barbatos...me haces sonrojar.
-¿Y qué tanto me aprecias? -Ella se atragantó al escuchar esa pregunta, por lo que comenzó a toser, sonrojada.
-¡M-me vengaré de ti si es que sigues avergonzándome, y lo haré mañana mismo!...qu-quizá con otros dientes de león.
-Oh, por Barbatos, qué horrenda venganza. -Me reí.
-No te burles de mí. Ah-ahora suéltame, que tengo que ir a hacer mis deberes.
-Ve. Solo que no te olvides de que en la noche tenemos algo por hacer.
Kaeya iba pasando, por lo que hizo una cara de sorpresa, sonrojándose, teniendo su ojo bien abierto, yo me reí a la vez que Eula se quedó congelada.
-¡N-no es lo que piensas, e-es un ensayo, no te imagines cosas raras!
-Y-yo voy a cuidar de Klee...n-no escuché nada de que ustedes dos son...
-¡No lo digas! ¡Me vengaré de ti, Kaeya!
Sonreía con la boca abierta, de ahí que regresara a mi oficina, sentándome para leer una vez más la carta, llevándomela al pecho. Si de por sí ya me encantaba Eula, ahora me vuelve loco su forma de ser.
Para la noche, yo ya había llegado a la sala de ensayos, y como de costumbre, ella llegaba 5 minutos antes. Yo sonreí al verla.
Me reprochó que, como de costumbre, llegaba temprano, haciéndola quedar mal. Lo curioso es que ella también llegaba temprano, con la intención de reclamarle a las personas que la tuvieron esperando.
En fin, sin decirle más ni menos, comenzamos el ensayo, yo cerré los ojos, sintiendo las manos de Eula recorrer mi cuerpo, así como tocando las mías propias, y también la propia emoción del baile, de ahí mismo que mi amor por ella rebasara mi propio cuerpo.
Al terminar, nos vimos a los ojos, todavía unidas de las manos, la quería besar, pero no sé si sea lo correcto. Sin embargo, Eula se me adelantó, tomándome de las mejillas para darme un beso, el que me sorprendió, pero reaccioné de inmediato para no quedarme atrás, de ahí mismo que nos fuéramos contra una de las paredes, en donde nos resbalamos hasta quedar sentadas en el suelo, presas de un beso lento y relajado, aparte de lleno de verdadero amor.
Si nuestras familias lo supieran...nos quitarían el apellido y nos quisieran ver muertas porque una Lawrence y una Gunnhildr jamás se podrán llevar bien. Y ahora véannos...bailamos juntas, nos besamos...y nos amamos.
-Jean... -Me dijo, uniendo su frente con la mía, las dos teníamos los ojos cerrados. -Te amo...mi corazón te pertenece desde que lo arreglaste y lo hiciste a volver a sentir algo más que no fuera odio y desesperación.
-Y yo te amo desde hace ya tantos años que perdí la cuenta de los mismos...
-Pero creo que ambas somos realistas...y sabemos que es un amor imposible.
-Lo sé. Pero...¿no podemos hallar una forma de solucionarlo? De poder ir paseando de la mano sin importar que nos digan algo, si es posible, haré lo necesario para lograrlo.
-Tal vez no, aunque vale la pena lograr hasta lo imposible, aunque no podamos vencer.
Nos miramos a los ojos y nos dimos otro beso, yo lloraba ya que de su propia boca escuchaba que el nuestro es un amor imposible. Y sí, lo es, solo que si podemos hacer algo, lo haremos. (Amor prohibido murmuran por las calles, porque somos de distintas sociedades :v)
El día del baile, el que sería una sorpresa para los caballeros, pues sorpresivamente incluso se encontraban nuestros padres, los de Eula para verla bailar, y pues...los míos era un poco obvio, aunque eso es lo de menos.
Yo llevaba puestos pantalones y frac, mientras que Eula usaba un vestido de lo más hermoso, le regalé varias cecilias en un ramo, el que ella usaría durante el baile, y en mi cabello también una me adornaba el cabello.
En fin, cuando nuestros padres nos vieron entrando juntas, claramente se sorprendieron por nuestros atuendos, alabándonos...pero ellos no se miraban ni por equivocación, es más, ni la palabra se dirigían.
-Mamá...Eula y yo les tenemos una sorpresa.
-¿Cómo es eso, Gunnhildr? -La madre de Eula me alzó una ceja.
-Ma, tranquila. Solo es una cosita de nada, ya lo verán, lo mismo es para usted, señora Frederica.
-Jean no me suele dar sorpresas...pero no negaré que eso me llama mucho la atención.
Kaeya y Bárbara sabían del plan, naturalmente nos ayudarían con la orquesta, por lo que levantaron los pulgares. Me da la impresión de que están más emocionados que nosotras mismas.
Seríamos las únicas en la pista por el momento, en el cronograma solo se decía "baile sorpresa" así que nadie tenía en mente que las bailarinas seríamos yo y Eula. Así que cuando nos paramos en mitad de la pista, claramente todos se sorprendieron, los músicos se prepararon. Realmente a mi santa madre y al padre de Eula pareció que les iba a dar un infarto fulminante cuando vieron que nos tomamos de las manos.
Aquí solo importa nuestro amor, por lo que sonreímos. Yo, como gran maestra intendente, haría lo propio presentando el porqué de este baile.
-Camaradas, caballeros, en el cronograma se puede apreciar que habrá un baile sorpresa, y ese mismo será protagonizado por Eula y por mí. Muchos de ustedes saben que ella ha sufrido de discriminación por su linaje, y algunos de ustedes lo han hecho. El pasado ya quedó atrás...por lo mismo es que ella y yo decidimos hacer este baile para que vean que, a pesar de que el odio que se profesan mutuamente nuestras familias, ese odio morirá con nosotras, y nuestros descendientes serán tan unidos como una familia. Por cierto, Eula, ¿tienes primos? Quizá a Bárbara le caiga bien conocerlo...si tuvieran un hijo, sus apellidos serían Lawrence Gunnhildr...suena bien.
-¡Hermana! -Gritó Bárbara, sonrojada.
Después de decir eso, mi madre comenzó a respirar muy rápido, aparte de echarse aire con su abanico mientras mi padre trataba de tranquilizarla. Lo único malo que Eula y yo no podemos tener hijas, pues sino seríamos las primeras que iniciarían ese nuevo linaje. A no seeeeeeer.
La orquesta comenzó a tocar, y nosotras hicimos el respectivo saludo. Yo tomaría el papel del hombre en el baile, aunque eso da lo mismo. (Joder, sí me cuesta trabajo pensar quién sería la dominante entre ellas, pues las dos tienen un carácter, especialmente Eula).
Nos tomamos de las manos, dando vueltas sobre nosotras al ritmo de la música, yo alzaba su mano de vez en cuando, según lo requería el baile. Le daba vueltas mientras ella tiraba su cabeza para atrás.
Era vals sencillo y sin complicaciones, solo que el mismo es como una especie de curación entre nosotras mismas y entre nuestras familias, las que ahora no tenían importancia para nosotras, solo estar juntas. Qué más quisiera yo que comérmela a besos acabando la danza para decirles a todos que la amo, que la adoro. Eso tendrá que esperar, quizá.
El baile terminó cuando le di la última vuelta, sujetándola de una manera en que ella terminó con una pierna levantada y yo sujetándola de la espalda. Todos aplaudieron con emoción, especialmente Bárbara, que no se podía creer que yo hubiera bailado tan bien.
Cuando fuimos a nuestros padres, mi madre seguía en shock, mi padre me miraba con cierta preocupación y, lo que eran los de Eula, simplemente le aplaudieron, le dijeron un par de cosas y se fueron. Ella regresó conmigo alzándose de hombros.
-Creo que nos le cayó muy bien.
-A los míos tampoco...pero qué le vamos a hacer.
El resto de los caballeros e invitados sí nos felicitaron, diciendo que el mensaje de paz que habíamos dado era de lo mejor.
-Hum, un beso hubiera sido mejor todavía. Bueno, no dudo que los padres de ambas se hubieran infartado en el acto. A mí me hubiera divertido. -Mencionó Kaeya.
-Sí, suena a algo que tú dirías.
-Aunque...no sean tan obvias. Lo de hoy solo me confirma lo que vi ayer, pero no diré ni pío de eso. -Ambas nos sonrojamos, mirando a otro lado.
Entrada ya la noche, las dos regresamos a la pista de baile, en donde nos sentamos para ver los grandes ventanales, tomándonos de una mano.
-¿Qué te dijeron tus padres cuando llegaron a casa?
-Me dijeron que lo mejor era emborucarte a ti y que mi primo Oliver sedujera a Bárbara para así llegar a los puestos de poder y dar un golpe de estado para regresar la nobleza al poder...creo que era muy obvio. Aunque bueno, a Oliver sí que se le hace guapa Bárbara, pero él no es tan renegado como yo.
-Hum...curiosamente los míos le dijeron a Bárbara que se alejara lo más posible de él, pues ella es una monja y debe seguir casta y pura hasta que sea mayor. Mientras, ni un solo novio. Lo mismo me dijeron a mí.
-Y saliste lesbiana. -Yo solté una carcajada por ese comentario.
-Un poco...pero si te soy honesta, eres la única mujer que me ha despertado estos sentimientos.
-Me siento halagada. Amber me preguntó si éramos pareja y le dije que no. Creo que pasaran algunos años para que nuestras familias se puedan reconciliar ahora que saben que estamos arreglando nuestras diferencias.
-Quizá. O quizá debamos enterrarlos para hacer público lo nuestro.
-Jean, soy la oveja negra de la familia. Cuando sea totalmente independiente de ellos, haré lo que me salga de los ovarios. Si tú piensas igual...hay una oportunidad.
-Primero independízate...pregúntame entonces.
-Hum...me vengaré por esto.
Después de aquellas palabras, ambas cerramos los ojos para darnos un beso. Por ahora nuestro amor suena imposible. No niego que algún día podremos empezar de nuevo...y sin importar cuántos años hayan pasado, el amor seguirá brotando, sin pensarlo dos veces.
__________________
Ah, zu madre. El capítulo me quedó bastante más largo de lo que pensé, pero no importa, me quedó bien, y la verdad es que este ship, con las dimensiones que le acabo de dar, me está gustando. Lo malo que en mi otro fic quizá escriba sobre Eula y Diluc y siento que será un poco repetitivo, ya que, si mal no recuerdo, Diluc es descendiente directo de Vennesa, que pues fue la que se chingó a los Lawrence, lo que le da mucho más peso a un amor prohibido tipo Romeo y Julieta pero del Genshin.
Ah, y tal vez entre en alguna pausa porque estas vacaciones me pondré a hacer mi tesis, o adelantar la misma, claro. Tengo casi un mes para ponerme a trabajar en eso, aparte de que ya se vienen los ensayos finales y todo eso de cierre de semestre, así que andaré medio inactivo.
Sin más, aquí concluye el capítulo del EulaJean, ¿qué ship quieren que continue? ¿El de YunJin y Shenhe? ¿O el de Dunyazar, Dehya y Nilou? Las leo :3
P.D: hoy gana Japón, cabrones >:v
Siempre tuyo:
-Arturo.
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