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Diente de león.

Entraba triunfante a la sede de los caballeros, pues acababa de vencer en un combate de 12 oponentes, uno de ellos un lawachurn helado, sin apenas rasguños. Tenía la máscara del más grande, yendo directamente a la oficina de Jean.

Todos los caballeros me veían, haciéndose a un lado de lo impresionados que estaban, pues un trofeo así se puede conseguir casi que exclusivamente entre un escuadrón de, mínimo, 6 caballeros, y tomando en cuenta que fue en Espinadragón, eso da mucho más mérito que a cualquier otro.

Abrí de una patada la oficina de Jean, por lo mismo es que ella se sorprendió, le lancé la máscara del lawachurn a sus pies, quedando ella completamente impresionada.

-Misión cumplida, señorita Dandelión.

-¡Eula, que susto me diste! ¿Quién fue en tu escuadra?

-Fui yo sola. Acabé con toda esa horda de bestias en unos minutos. -Jean me examinó de pies y cabeza, por lo que al darse cuenta de mis heridas, se acercó corriendo.

-¡Estás herida! ¡Ve a la enfermería, necesitas atenderte, podrían infectarse!

-No necesito esas boberías. Dame mi parte del trato.

-Primero ve a la enfermería y luego hablaremos de eso, tu salud es más importante.

-¡Ja! Si claro, la gran maestra intendente se preocupa por una Lawrence. Si no quieres darme el dinero, ahógate con él, ¡No olvides que los pecados del padre son los mismos que del hijo!

-Soy mujer, Eula. -Jean puso una cara de confusión.

-¡Entiendes mi punto, hum! ¡La venganza será mía!

Me fui como si nada, bastante enojada y haciendo sonar fuerte mis tacones, y nuevamente todos los caballeros me veía con suspicacia, pero el miedo era mayor, por lo que no me decían nada, apartándose de mi lado.

Amber llegó rápidamente junto con Lisa, las que sí me interceptaron, por lo que ambas me hicieron entrar en razón y que era importante una visita al médico.

-Lo haré porque yo quiero, no porque ustedes me lo piden, y menos por ella.

-Ay Eula, no seas así de cruel. -Rió Amber. -Ambas sabemos que sí tomas en cuenta nuestra opinión.

-Especialmente la de Amber. -Bostezó Lisa.

-Hum, me vengaré de ambas tarde que temprano. -Inflé una mejilla y me crucé de brazos.

Tras atender mis heridas, que fue un poco doloroso por el alcohol que me desinfectó, solo pude continuar mi día, teniendo las vendas necesarias. Tal vez no tendría esa recompensa de cien mil moras, pero no importa, igual con eso que aunque tenga todo el dinero de Mondstandt no puedo comprar ni una manzana porque no me la quieren vender.

Fui a abastecerme de vivires para mis aventuras, naturalmente ya esperaba una respuesta negativa de los vendedores, aunque ahora...sí que me atendieron, y no solo eso, sino que no me cobraban...¿acaso serán manzanas podridas por dentro? ¿O estarán envenenadas?

Cuando incluso no me cobraron el pan, que eso fue de lo más sorprendente, ya empecé a preguntar.

-¿Le pusiste algo al pan y por eso no me lo cobras? ¡Me vengaré de ti, maldigo a tu familia de aquí a las siguientes 7 generaciones!

-¿Eh? No, para nada. La maestra Jean vino hace rato y nos pidió que no te cobráramos nada de lo que compraras, que ella pagaría tu cuenta. Y bueno, Amber nos pidió que te vendiéramos de buena manera ya que descubriste un plan de los fatui para colarse a los caballeros, eso es digno de admirarse.

-Oh...vaya, eso sí es una sorpresa. ¡Hum, me vengaré entonces de Jean y de Amber, esto es una humillación para mí! -Me retiré notoriamente molesta.

-Vuelva pronto, para usted todavía hay producto gratis.

¿Qué tendrá entre manos Jean? De Amber, bueno de ella me espero varias cosas, si fuera hombre le diría simp. Aunque Jean...iré a preguntarle después.

Fui y dejé mis provisiones a la mansión de los míos, descansé un rato, escribiendo en una libreta los nombres de las personas que me vengaría y la forma en que lo haría. Una vez acabé eso, fui a la sede de los caballeros para confrontarme con Jean.

Para mi muy mala suerte, no la encontré, lo que me dejó fastidiada, pero no soy torpe, aprovecharé que estoy de una vez aquí para practicar mis pasos de baile. En realidad, la sede tiene un salón de baile para los eventos, como el día de la victoria de la revolución de esclavos que derrocaron a mi familia, el cumpleaños de Varka, el de Jean, o para celebrar banquetes después de una victoria en equipo.

Calenté lo necesario y, como no era raro cuando me encuentro con una pista de baile, la probé para asegurarme que no haya desperfectos. Y tras un rato de bailar, sí, me aseguré de que esta pista cumple con los requisitos que la nobleza impone cuando de eventos de baile se trata.

Perdí la noción del tiempo mientras bailaba y practicaba, pues creo que es imposible negar que cuando bailo, me siento libre, como un pájaro que vuela a donde quiere, porque quiere y puede.

Cuando paré, lo único que escuchaba era mi propia respiración, así como el de mi sangre correr por mi cuerpo. Después pasó algo que incluso me asustó un poco. Unos aplausos sonaron en la puerta, lo que me sorprendió, era Jean, quien sonreía mientras se acercaba a mí.

-Bailas precioso, Eula. Lo había escuchado de la boca de Amber, pero ya verlo es algo de lo más esplendido.

-¡T-t-tú! ¡¿Cómo osas espiarme?!

-No lo hacía. Escuché algo extrañó en el salón y decidí revisar. Me sorprendí tanto que preferí no interferir. Me das envidia, quisiera bailar como tú.

-¡Ja! Eso es imposible, una plebeya no podrá igualar nunca a una mujer de la nobleza. El solo pensarlo me revuelve el estómago.

-Quizá tengas razón, no soy buena bailando como tú, y ese estilo que tienes en tu lucha la verdad es que dejaría encantado a cualquiera.

-¡N-no hablemos de mí, ¿de acuerdo?!

-Creo que no estoy de acuerdo con esa parte. Me dijeron que querías hablar conmigo, ya no tengo ocupaciones así que...¿de qué querías hablar?

A veces me sorprende lo calmada y certera que es Jean, ella es la única persona que lograría ponerme nerviosa o, en su defecto, intimidarme, pero eso es más difícil, por lo mismo es que puedo controlarme lo más posible.

-¿Por qué le pediste a los plebeyos que no me cobraran las cosas?

-Son ciudadanos, Eula. A mí llámame como quieras, pero a la gente dile por lo que es.

-Hum, estos igualados. En fin, eso da lo mismo, responde mi pregunta.

-Es que pensaste que no quería pagarte lo acordado por el encargo que te pedí...te fuiste y el dinero lo tenía listo. Supuse que, como eres orgullosa y obstinada, no aceptarías ni un mora mío. Por eso le pedí a los vendedores que no te cobraran, pues yo pagaría por ti.

Eso explicaba la buena conducta de las personas que suelen tenerme recelo. Pensé que sería porque ahora tenían una perspectiva diferente de mí...como era de esperarse, era porque Jean se los pedía.

-No necesito tu ayuda, Jean. ¡Jamás la necesitaré! -Me marché sin más, aunque ella trataba de detenerme, formé una pared de cryo que le impidió el paso, lo que la detuvo.

Llegué a mi casa más bien enojada, ese pequeño progreso que había tenido, o que creí tener, mejor dicho, se había ido al demonio. ¿No puedo forjar mi propio camino sin que Amber o Jean tengan que intervenir? No tengo problema con la chica conejo, pero Jean...

Cuando éramos niñas fuimos amigas...pero eso quedó atrás. Recuerdo bien cuando la conocí, fue en plena ciudad, Bárbara ni siquiera había nacido todavía.

Había ido a la Iglesia con mi familia, encontrándome con ella fuera de la misma, yo me escabullí para distraerme, no quería tener que estar un segundo más en esa situación donde tenía que ser "una chica pulcra y digna de la nobleza que una vez gobernó Mondstandt y que lo volverá a hacer".

La vi y me sorprendí, acercándome a ella, pues era la única niña de mi edad en las cercanías, y yo en realidad no era muy buena hablando.

-Hola...¿cómo te llamas?

-Jean...¿y tú?

-Eula...quería decirte que tu cabello es muy lindo.

-Oh, gracias. -Sonrió amablemente. -También pienso lo mismo del tuyo. ¿Dónde están tus padres?

-¿M-mis padres? E-eh...no lo sé. ¿Qué hay de los tuyos?

-Mi padre es miembro de la Iglesia, así que lo espero aquí.

-Un segundo...¿eres Jean Gunnhildr? (Momento...me acabo de dar cuenta que Jean es Juana...rayos, ahora le llamaré Juanita diente de león a Jean :v).

-Sí, ¿de verdad me conoces? Juraría que nunca te había visto antes. Eula...ese nombre me suena, ¿Eula Lawre...?

-¡No, no, te confundes de Eula! Yo soy Eula...Gallaga Mandarte y Villaseñor. -Di una sonrisita incomoda al finalizar los apellidos que se me cruzaron por la cabeza.

-Oh...Nunca había escuchado un apellido tan peculiar. Segura que podemos ser buenas amigas.

-Je, segura que sí.

Ambas jugamos por un rato, y cuando escuché las campanadas de la iglesia, supe que mis padres saldrían pronto, y si me veían hablando con Jean...no me quiero ni imaginar qué me dirían. Por lo mismo es que me despedí de ella, diciéndole que nos volviéramos a ver pronto, quizá en la siguiente misa de la próxima semana, o ir a jugar a algún parque cercano.

Ella me pareció una chica amable, de hecho fue agradable su compañía aunque resultó corta. Lo único malo es que...mi familia se enteró de que conviví con ella, por lo que me dieron una reprimenda que de solo acordarme me duele todavía después de tantos años que han pasado.

Me dijeron lo terrible que era su familia, la infamia que habían sufrido los nuestros por culpa de los Gunnhildr, y lo peor es que supieron que negué mi apellido, por lo que me advirtieron que jamás debía avergonzarme de ser una Lawrence, pues si ponía de mi parte, sería la nueva reina de Mondstandt, diciéndome que yo era la legitima heredera del trono que fue abolido hace mil años.

Jamás olvidaré esa frase "los pecados del padre pasan al hijo". Aunque eso puede aplicarse perfectamente a mí también. Salí de mis pensamientos cuando escuché que tocaban a mi puerta, era una de las criadas de mi familia, había recibido correo, lo que es raro, como no sea de Yanfei, con quien me carteo de vez en cuando.

No había remitente, pero por lo menos leeré la carta, pues si alguien escribe, hay que tomarse la molestia de leer. En fin, cuando leí de quién era, hice un gesto de desagrado, aparte de torcer los ojos. Era Jean, naturalmente.

"Eula: no me dejaste explicarme adecuadamente, pero quiero decirte algo importante, si es en papel creo que perderá significado, pues es mejor decir las cosas de frente que leerlas en un papel. Jamás he querido ofenderte, no sé qué pudo salir de mi boca para que te enfadaras conmigo. ¿Recuerdas cuando éramos niñas y me pediste que nos viéramos la próxima semana en el parque cercano a mi casa? He esperado tantos años todos los sábados en ese parque a las 4 de la tarde para ver si algún día vas...espero verte ahora sí y que esa promesa que hicimos de niñas finalmente se cumpla".

No tenía ni idea de que Jean me había esperado cada semana desde ese día... ¡ah, me vengaré por habérselo guardado!

Nunca creí que ella sería una persona que cumpliera su palabra de esa manera, pues el esperar tantos años...ni yo me lo imagino. ¿Lo considerará tiempo perdido? No sé cuánto tiempo esperara cada sábado, curiosamente hoy es viernes...¿será plan con maña? Sea lo que sea...esta vez me lo pide directamente, y ya no dependo de mi familia para verme con ella o no, incluso con quien sea puedo salir sin tener problemas, o sin que me importe tenerlos.

Esperé hasta mañana, particularmente me fui un poco antes, trataría de llegar 5 minutos antes, pues después de tanto tiempo, no quería hacerla esperar más. Curiosamente...ella ya estaba cuando llegué.

-¿Jean? Todavía no son las 4.

-Lo mismo te digo. Siempre solía llegar un poco antes de las 4 para no hacerte esperar si llegabas temprano. Creo que ahora acerté.

-¿Por qué? ¿Por qué nunca me dijiste nada?

-Creí que lo recordabas...si alguna vez lo recordabas, tenía esperanza de que el próximo sábado fueras a llegar, eso es lo que pensé todos estos años.

-Ahora me siento mal... ¡me vengaré por esto!

-Suena a algo que dirías tú, sin duda. Lo último que quiero es hacerte sentir mal, y si lo hice hace rato...una disculpa por eso, nunca fue mi intención. He notado que estás de muy mal humo últimamente, ¿por qué es? Y sé sincera conmigo, quiero pensar que me daré cuenta si mientes.

-Es por esa tonta petición que le hiciste a los mercaderes. Pensé que finalmente me había abierto un espacio, uno pequeño aunque fuera para por fin ganarme el aprecio del pueblo...y me encuentro con que tú se los pediste, eso claramente no fue muy de mi agrado.

-Ya veo. Lo hice porque pensé que no podría convencerte a aceptar la recompensa. Fue una causa muy trivial, Eula. La viajera me contó que una vez fuiste al bar y te pusiste muy mal, diciéndole que nadie te quería en la ciudad.

-¡Esa desgraciada! ¡Me vengaré de ella!

-Sin embargo...yo tengo una percepción distinta. Desde que ayudaste a destapar el golpe de los fatui con tu tío, ahora los caballeros te tienen más confianza, y yo siempre he confiado en ti.

-No deberías, algún día me vengaré de ti, y será la más deliciosa venganza que puedes imaginar.

-Repítelo hasta que te lo creas. -Sonrió ella. -Para mí eres un alma buena y bondadosa. -Jean me tomó del hombro.

-¿Por qué?

-Si de verdad quisieras vengarte, habrías sido parte de la conjura de tu tío. Si fueras malvada, me habrías dejado morir en alguna misión. Creo que lo único que te falta es esto. -Volvió a sonreír, pero no solo eso. Jean me dio un abrazo.

Fue algo que me agarró completamente por sorpresa, ya que ella es mi enemiga jurada en más de un sentido, lo que se me hace más que raro, yo no regresé el abrazo por ser malagradecida, sino porque llanamente no supe ni cómo reaccionar, fue algo inaudito.

Sentí como el viento golpeó las partes de mi cuerpo que no estaban en contacto con el de Jean, la briza olía de forma peculiar, así que creo que hasta su visión estuvo involucrada en este acto, escuché los cipreses mecerse, y también el del pasto.

Al separase Jean, sus labios me sonrieron nuevamente, y en su mirada había un algo que me decía que había sido un abrazo honesto y sincero, sin nada que lo impidiera. Parece que está a la expectativa de mi respuesta.

-¿El gato te comió la lengua? ¿O por qué tan callada?

-Es que...eso fue muy raro. No debiste haberme abrazado, no creo que...

-Shh. Sé que piensas que fue para hacerte daño, aunque...

-Oh no, escúchame tú. -Dije, sin ser agresiva. -No, no lo pensé para nada. De verdad sentí que fue un abrazo sincero...lo que me sorprende más todavía. Nunca nadie fuera de mi familia me había abrazado así.

-Me alegra ser la primera tonta que lo hace. Hay otra cosa que quería decirte...necesito que me enseñes a bailar. -Jean miró al suelo, un poco sonrojada, eso me movió el piso.

-Wow...así que la gran maestra intendente necesita de mi ayuda. Oh, vaya, eso sí que es una genuina sorpresa para mí. -Reí.

-Vamos, no te burles. Eres la que mejor sabe bailar, y aparte de eso, las amigas están para ayudarse, ¿no?

-Hum, solo me llamas amiga porque te conviene.

-Si tú me consideras una amiga...aquí estaré. Sé que no quieres mi ayuda, y que quieres abrirte tu propio camino, y lo respeto, admiro mucho eso de ti. Solo que nunca está de más recibir una mano.

-Está bien, lo haré. -Me crucé de brazos. -Pero es porque me llena de alegría que vengas arrastrándote pidiendo mi ayuda.

-Ay, Eula. -Se rió. -Si así lo quieres ver, no tengo problemas. Si quieres el dinero de la recompensa, podemos ir a mi oficina.

-Oh, ahora no bastará. Pues mis servicios de maestra de baile son caros ya que, bueno, no hay mejor bailarina que yo.

-Pensé que sería parte de tu venganza.

-Oh...mi venganza todavía no está lista.

Antes de que ella se fuera, pues justamente me dio la espalda para retirarse, corrí rápidamente, abrazando a Jean por la espalda, cerrando mis ojos, no pude ver su rostro, aunque no dudo en lo más mínimo que sea equivalente al que yo tuve cuando yo sentí sus brazos en mi cuerpo.

Sentía mi corazón latir fuertemente, emocionado. Sentir un abrazo de este tipo...es algo que jamás había experimentado.

Sus manos tomaron las mías, lo que vi como una señal de que no quería estar cerca de mí, por lo que me separé un poco triste. Lo curioso es que me regresó el gesto, y ahora sí que lo respondí. Su corazón y el mío estaban prácticamente unidos.

-Solo necesitabas un abrazo, ¿no es así?

-Un poco... -Retuve unas pequeñas lágrimas que me querían salir.

-Un poco no...yo creo que mucho. Has sufrido mucho, solo no te desquites pisándome cuando me enseñes a bailar.

-Diablos, me leíste la mente. -Sonreí, Jean usó su pulgar para limpiarme una lágrima que salió por sí sola. -Vamos, Eula, tienes un corazón de oro, aunque no lo quieras aceptar. Si los demás no fueran tan prejuiciosos, serías tan amada como admirada. Llegará su momento, de eso no lo dudes.

-Nunca pensé que te diría esto pero...gracias, Jean. De verdad, gracias. Bailemos de una vez, me siento de humor.

-¿Eh? Pero yo no sé...

-Una primera práctica. Solo el que se la pasa martillando puede convertirse en herrero.

Tomé a Jean de sus manos, comenzando así con nuestra primera práctica de baile, ella estaba que no sabía ni cómo reaccionar, yo solo sonreía, feliz, alegre. Algunas personas veían por sus ventanas, lo que ponía de color hormiga las mejillas de Jean, yo seguía a mi ritmo, dándome igual todo.

-¿Hubiéramos bailado ese sábado si no me impedían ir a verte? Han pasado tantos años, ¿de verdad no te cansaste de esperarme?

-Ay, Eula, la vida me he pasado esperándote a mi lado, ya fuera para jugar, hablar, o bailar. -Su sonrisa me iluminó la vida. -Creo que ya da lo mismo.

-Tal vez. A recuperar los años perdidos, amiga. Y...hasta eso que no bailas tan mal. -Me reí de forma sincera, ella solo miró al suelo, feliz. Sus mejillas me decían todo.

Me preguntaré toda la vida...¿cómo no me odia si es que toda la vida me la he pasando hablando mal de ella y queriéndome vengar por cosas de las que Jean no es ni siquiera responsable? Ese será un misterio eterno.

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Ahhh, este ship me gustó mucho para escribir, me da mucho materia, la verdad.

Lo dejé cortito y lo acabé de golpe porque...bueno, por huevón en pocas palabras, me ganaron los días, así como también tuve varios compromisos que me consumieron tiempo, pero este capítulo daba para mucho más. La segunda parte quizá la deje para la próxima publicación, pues ya debo el de YunjinxShenhe y el de DunyanzarxDehya y Nilou, para no dejar todo atrasado :u

Igual todavía no le daré mucho fuego para el próximo capítulo, prefiero que sea algo tranquilo, principalmente para desarrollar bien su relación, aparte de hacerla algo más emocionante.

Nos vemos entonces :3

Siempre tuyo:

-Arturo.

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