Viento
(JAJAJAJA Xiao y Chongyun son los husbandos más chaparros :v)
(Ok, hablando del tema que nos trae aquí, que es el LuminexXiao, este desgraciado capítulo me ha dado mil dolores de cabeza, pues la verdad creo que no estaba quedando tan bien, pero como ya no lo quería aplazar más, tuve la buena/mala idea de traer un adelanto de la otra historia que estoy escribiendo pero que todavía no tengo publicada de Genshin. Este es una mezcla entre el capítulo 5 y 6, o bueno, un fragmento de ambos para formar lo que es esta parte de la historia, así que si no entienden mucho, seguramente será por eso. Les aclaro algunas cosas: Lumine y Xiao no se llevan conociendo unas semanas atrás, él ha sufrido durante toda su existencia, ahora actúan para una obra de teatro que Xiao escribió ya que los dos son parte del club de teatro, Lumine siente alguna pequeña atracción por Xiao al estar bien 🐶 guapo, pero no está enamorada de él...o no todavía xd, quizá este sea el único capítulo en tercera persona de esta historia)
Ya era hora del ensayo, Xiao no sabía muy bien qué papel interpretar, la única que ya tenía una idea muy en concreto era Lumine con su papel de la villana, la que, de cualquier manera no estaba del todo segura.
En esa ocasión, y poniendo como pretexto que lo mejor se dejaba hasta el final, Tartaglia sería el director de la misma, por lo que él no actuaría en esa ocasión.
-Bien, el guion no está tan mal ahora que le doy una leída, pero tiene algunos clichés que lo mejor sería quitar si le damos una revisada.
-Tch. Todavía no es la versión definitiva, si algo no les agrada, pueden decírmelo y no me enojaré al respecto.
-Al menos lo entiendes, pequeño salvaje. –Sonrió Tartaglia.
-¡¿Qué dijiste, idiota?! –Se exaltó Xiao, se le veía muy enojado en ese pequeño instante.
-¡Chicos, tranquilos! –Lumine se puso frente a Xiao, él buscaba con la mirada a Nobile, que estaba sonriente como siempre.
-Escuché que trataste con bastante salvajismo a Lumine, que fuiste un grosero, un tosco y que hasta la humillaste al no tratarla con tacto.
-¡Lumine! –Fischl se llevó una mano a la boca a la vez que se sonrojaba. –N-no pensé que tú y Xiao...hicieran esas cositas.
La mencionada se quedó un segundo analizando lo dicho por Tartaglia...y cuando le encontró el doble sentido también se sonrojó, alejándose un poco de su condiscípulo.
-¡E-esas son mentiras! ¡É-él y yo no hicimos "eso" que hacen las parejas, no digas mentiras, Tartaglia!
-Yo no miento...que lo hayas malpensado es otra cosa. Ganyu regañó a Xiao por la forma en que te trató mientras hacían el trabajo de historia. Fischl, también eres una pervertida. –El joven se soltó a reir, Lumine infló una mejilla y empezó a ahorcar a Tartaglia.
-¡¿De qué te ríes?!
Xiao se tranquilizó únicamente para ponerse un libro en la cara, el cual fue retirado por Fischl mientras ella seguía leyendo el libreto.
La verdad es que todavía había mucho que hacer...
Honestamente, la actuación de Lumine en el papel de la villana dejó más bien qué desear. Fischl lo tuvo un poco mejor, por lo que un repentino ataque de celos le dio a la primera de las chicas.
Ahora estando relegada al papel de "la chica buena" Lumine se centró, se levantaba en sus puntillas una y otra vez de forma rápida mientras respiraba hondo.
Xiao estaba quedándose dormido en su asiento a la espera de la actuación de Lumine, y ella estaba tan concentrada en lo suyo que no le prestaba atención a ese detalle.
Sin embargo, cuando comenzó su actuación, cuando ella dijo la primera línea, Xiao se despertó de golpe.
Cada movimiento era suave, natural, la voz sonaba bien hecha, y los gestos en el rostro de Lumine eran completamente mágicos.
A Xiao le comenzó a latir rápidamente el corazón. Por primera vez se había puesto a pensar seriamente en lo bella que era Lumine, en lo hermoso de su rostro, su cabello, su voz.
Conforme ella seguía actuando, el ritmo cardiaco del muchacho iba en aumento al igual que su respiración. Él se llevó una mano al pecho, sintiéndose sorprendido a más no poder.
La muchacha se paró frente a él, estaban separados por algunos metros, la cara de sorpresa de Xiao era completamente evidente, y Lumine adaptaba el gesto que pedía una escena de emoción.
-¡Por fin estarás bien! ¡La tirana ha muerto ya, somos libres, libres! ¡Tenemos que celebrar, hay mucho por lo que bailar, cantar y festejar! Nos hemos ganado nuestra libertad. Si morimos, moriremos libres, ya no como esclavos...
La cereza del pastel es que Lumine dio esa sonrisa tan radiante que la caracterizaba, aquella que tenía en su rostro todos los días, pero ahora tenía algo de diferente: era más bella, más hermosa, irradiaba mucho más que anteriores días.
-Wow...actuaste de forma maravillosa, Lumine. –Exclamó Fischl, sorprendida, la mencionada la volteó a ver.
-Fue mejor que la interpretación que hiciste de la villana. Creo que mejor te quedas con este papel.
-Ay...yo quería ser la mala. –Ella hizo un puchero, mirando de nuevo a Xiao, quien seguía estupefacto, tenía la boca abierta, no parpadeaba y parecía que tampoco respiraba. La muchacha soltó una pequeña risita. –No me digas tu opinión, tu rostro lo dice todo.
Ahora el joven muchacho pestañeó dos veces, sonrojándose al ver de nuevo esa sonrisa que, de parecerle molesta e incomprensible, ahora la quería domingo, lunes y martes; al despertar, al sentir el sol golpearle la piel, durante la madrugada antes de dormir...
En una palabra, quería verla todos los días que le restaran de vida.
-Ya regreso, tengo que hacer algo. –Xiao se escapó del club dejando confundido a todos los presentes.
Corrió por algunos pasillos, recargándose en una pared, miraba a la ventana, por lo que miraba directamente al cielo.
Se sujetaba fuertemente el corazón, pensaba que se le iba a salir, no podía dejar de pensar en Lumine ni en su sonrisa, ¿Qué era lo que le pasaba? ¿Por qué se sentía así?
Había una especie de calor en su pecho cada que pensaba en Lumine, su respiración se entrecortaba, el estómago le revoloteaba, y era una sensación completamente desconocida para él.
Los lectores intuirán que el muchacho se había enamorado de Lumine sin saber que lo estaba.
Se enamoró de su forma de actuar, de mirar, de hablar, se había enamorado hasta de su esencia, ya que sabía que eso no era Lumine, era un personaje que él mismo había escrito, pero ya fuera de ese personaje o cualquier otro o la misma chica que él ya conocía desde antes, él siempre estaría enamorado de esos ojos, de esa nariz, de esa voz, de esos cabellos, no habría cambio alguno.
Antes de regresar al club, Xiao se fue a mojar la cara para ver si eso le ayudaba a tranquilizarse, mas nada calmaría ese ardor en su alma.
Ganyu debería tener una respuesta.
Así, pues, el joven muchacho se apresuró de regresó al salón, entrando tímidamente y con un ardiente deseo de mirar a Lumine de forma más detallada.
-¿Todo bien? Te desapareciste así de la nada. –Ella lo miró con preocupación.
-E-estoy perfectamente bien. Recordé un asunto importante, eso es todo. –Él desviaba y regresaba la mirada a Lumine, quien no dejaba de mirarlo con curiosidad y preocupación.
Ahora Xiao debía actuar, puso de pretexto que no podía ya que no se sentía concentrado, y era cierto, no podía prestar atención ni memorizar el guion al tener de forma permanente a esa chica luminosa en su mente.
No sabía no qué era lo que quería, pero quería algo, tendría la difícil tarea de encontrarlo.
Acabando el club y siendo ya la hora de la salida, Xiao se adelantó a Lumine cuando ella estaba por salir, poniéndose frente a ella, sonrojándose levemente. La muchacha se extrañó.
-¿Xiao? ¿Se te ofrecía algo?
-S-sí...respecto a lo de hoy...me porté mal, fui muy grosero contigo a pesar de lo amable que eres conmigo. No quiero justificarme, pero no vengo de un entorno donde las cosas se pidieran de forma amable y mucho menos hubiera tacto, y quieras que no eso ha influido mucho en mi forma de ser. So-solo quiero decirte que en realidad sí soy un salvaje...perdóname, no lo volveré a hacer.
Ella sonrió, suspirando un poco. –Disculpa aceptada. Ganyu me dijo algo parecido. –Los dos comenzaron a caminar juntos. –Le conté lo que sucedió ya que quería saber si te desagradaba o algo parecido, pero me dijo que esa siempre ha sido tu forma de ser.
-Lamentablemente.
-Lo comprendo, no te preocupes. Es cosa de que cambies un poco tu manera de ser, ¿sí? Te puedo ayudar en eso si lo necesitas.
-No quiero darte más problemas y disgustos de los que ya te he dado, Lumine.
-Jamás me darás problemas, Xiao. –Ella le tocó el pecho, sintiendo que su corazón latía rápido y fuerte, por lo que se sorprendió. –Ganyu me dijo que tu corazón no tiene pizca de maldad, que eres un chico de luz, pero que tu pasado no te deja avanzar. Si un día quieres contarme eso que te ata a tu yo del pasado, seré toda oídos, ¿de acuerdo? –Sonrió.
-De acuerdo... -Por primera vez desde aquella navidad, Xiao sonrió de oreja a oreja, mostrando sus dientes, cerrando los ojos y llevándose una mano al cabello, daba la impresión de que incluso le brillaba el rostro. Lumine se tapó la boca, notoriamente sorprendida.
-¡Sonreíste! ¡Sonreíste finalmente! ¡Reconozco que sigues dando un poco de cus cus aunque te veas feliz, pero es tan extraño que no deja de ser especial!
-Vamos, me acomplejas. –El muchacho había abierto los ojos, con las mejillas tímidamente prendidas, moviéndose el cabello con la misma mano a la vez que sonreía de forma menos intensa, pero sonreía al fin y al cabo.
(Así me imagino al shao :v)
Los dos muchachos fueron caminando a la salida.
Oficialmente ahora Xiao era un enamorado.
[...]
Cuando uno está enamorado empieza a cuidar más de sí mismo, pues el muchacho conocía una famosa frase "no busques a las abejas, embellece tu jardín y éstas vendrán a él".
Había mucho que embellecer en ese jardín llamado Xiao, toda una serie de cosas tan complejas que hasta el mismo muchacho se sorprendió.
[...]
Acabándose el día, y finalmente tranquilos por ser viernes, en que salían temprano, Lumine y Xiao charlaban en una de las bancas de la escuela, mirando juntos al atardecer.
Aquella puesta de sol tan deliciosa le era hermosa a Xiao, veía el rostro de Lumine, que se notaba cansado por el día, pero muy alegre. Su mano era lo que más le tentaba, pues estaba vulnerable, reposando en la misma banca.
Él quería tomarla de la mano, pero no lo creyó oportuno, pues eso sería algo raro. Eran cercanos y ya hasta se podían considerar amigos...pero seguía siendo raro.
<<¿Cómo reaccionará ella? ¿Bien? ¿Mal? ¿Le dará igual?>>
Lumine finalmente dio un suspiro, estirándose para después dedicarle una sonrisa a su contrario.
-No te lo había dicho antes...pero actúas bien.
-Gracias. –Él regresó la sonrisa, ahora a Lumine eso no le era extraño o motivo de celebración.
-Las escenas de lamento y martirio son las que mejor te salen, pero me he dado cuenta que te reprimesm
-¿Lo hago?
-Puede ser idea mía, aunque sí me doy cuenta que planeaste el cómo decir tus líneas mientras escribías, te sale de forma natural.
-Un poco...
Hubo un silencio un tanto incomodo, no había más sonido que el los cipreses mecerse, el viento soplar, las hojas corriendo a toda prisa tras una de esas brisas cálidas y aroma a almendras dulces y vainilla, ¿pero por qué a almendras y vainilla? Xiao no lo recordaba. Comenzó a olfatear.
-Algo huele delicioso... -Exclamó, asombrado.
-Yo no huelo nada... -La muchacha se olió el suéter, un leve sudor le empapó la frente y un color rosa pastel le adornó tímida y adorablemente el rostro. -¿A qué dices que huele?
-Nueces... ¡no! Almendras...y vainilla.
-Ay... -Ella se llevó las manos a los ojos, teniendo una pequeña risita. –Soy yo...
-¿Tú? –Xiao la volteó a ver, notando la posición que había adoptado, el sonroso de sus mejillas y la sonrisa natural que a cualquiera se le suelta después de una carcajada.
-No yo como tal, es mi perfume. Huele. –Ella se quitó el suéter que era característico en las mujeres, entregándoselo a Xiao.
Él dudó en un primer momento, lo olería de forma rápida y breve para no parecer acosador, sin embargo, cuando tuvo tan de cerca ese aroma, no pudo evitarlo, pues lo volvió a oler varias veces.
-Sí, es este mismo olor. Es muy rico. –El muchacho sonrió de forma tímida.
-¿Es porque te gustan mucho las almendras?
-Por eso mismo...tengo una idea, pero no sé cuál sea tu presupuesto y tu tiempo.
-Hum. No pensaba llegar temprano a mi casa así que...
Los dos se miraron por un par de segundos, ya sabían que hacer, por lo que era cosa de que hubiera un rápido acercamiento o, en su defecto, que alguien lo diera por sentado.
-¡Yo quiero de almendras!
¡Y yo de fresa!
Los dos jóvenes se levantaron corriendo de la banca, apresurándose a la salida, topándose con que el profesor Diluc vigilaba los pasillos.
-¡Oigan, no corran dentro de la escuela!
-¡Perdón! –Gritaron los dos, bajando su velocidad a la vez que se aguantaban una risa. Unos segundos después, los dos volvieron a correr a toda prisa a la entrada, riendo alegremente.
Ahora Xiao, de ser alguien que parecía un perro rabioso, se había transformado en una sonrisa andante, y todo fue gracias a que comenzó a cuidar ese jardín seco, desolado y triste.
Ahora su destino no solo se resumía en hambre, miseria y dolor; ahora era felicidad, ventura y gozo.
[...]
Llegaron de forma inmediata a la tienda de helados y malteadas, era muy tierno verlos: jóvenes, con uniforme de la escuela, sonrisas en sus rostros, solamente faltaba que se tomaran de las manos y sería la cosa más bella de la vida: el amor de adolescentes.
Dicho y hecho, los dos se presentaron en la barra, ganándose la sonrisa de la dependienta, que sintió la ternura descrita anteriormente. Era hora de que Xiao demostrara que ya tenía modales.
-¿Qué pedirás? –Preguntó él.
-Hum...un helado de fresa.
-Ya veo. –Xiao dio un paso al frente, aclarándose la garganta. –Hola, para la señorita es un helado de fresa y yo quiero un batido de almendras.
-Ya salen.
Lumine se sorprendió de la buena conducta, pues no se esperaba ese gesto. Ambos entraron de plano al establecimiento, él le pidió a Lumine que eligiera el lugar, y sí, ella eligió el que tenía una ventana ya que le gustaba ver pasar los autos por la calle.
De hecho, y era algo que maravillaba a Xiao, es que la muchacha veía a la ventana, recargando una mejilla en su puño derecho, le llegaban los rayos amarillos, casi anaranjados, de la luz vespertina, iluminándola hermosamente, parecía perdida en sus pensamientos.
Xiao se llevó una mano a la boca, fingiendo que bostezaba, cuando la realidad es que sonreía ya que no podía ser más feliz al ver ese espectáculo que le ofrecía la vida, encontrando una razón que lo mantenía vivo: el amor.
Quitándole los ojos de encima, Xiao se topó con la buena sorpresa de que había una maquina árcade soviética de hacía años, y que era uno de los atractivos de ese lugar, él se levantó rápidamente, buscando algunas monedas en su pantalón.
-¡Lumine, vamos, rápido! –Le dijo, moviéndole el hombro, de manera bastante emocionada.
-¿Eh? ¿Qué pasa? –La chica se notaba un poco asustada, pero finalmente cayó en cuenta que Xiao la tomaba de la mano únicamente para ir a esa árcade.
-De niño siempre quise jugar en una de éstas, pero mis tías no me dejaban. –Dijo él, sonriendo, poniendo una moneda en la ranura.
Las letras del juego estaban en ruso, como no era raro, pero era cosa más de institución para saber cómo es que funcionaba. El juego, en sí, se trataba de disparos, y los comandos eran dos rifles soviéticos de la segunda guerra, Xiao se notaba emocionado a más no poder.
Lumine lo miró con suspicacia, pero su contrario estaba tan emocionado que no podía decirle que no, no tenía el corazón para eso.
Era un juego de cacería, los dos se colocaron en posición, éste empezó, y la verdad era que a los dos se les daba bien, aunque más a Lumine al estar más acostumbrada a los juegos de árcade.
Los dos se emocionaban, reían, y en la parte final del juego, donde los dos tenían un empate, la chica logró ganar de último segundo, disparando una fracción de segundo antes que Xiao.
Los dos se limpiaron un poco el sudor de los nervios para ver quién ganaba, se dieron la mano, aunque el muchacho apretó un poco a propósito, haciendo que ella se doliera.
-¡Oye! –Le respondió con un pellizco, pero ambos se fueron riendo de regreso a la mesa donde estaban sus cosas, y ahí encontraron sus pedidos.
Ambos se sentaron nuevamente, Xiao fue el primero en probar su batido de almendra. Simplemente hizo un gesto de aceptación, alzando un pulgar.
Lumine hizo lo propio, probando con la cuchara el helado, ella también se sorprendió.
-Es la primera vez que pruebo el helado de fresa de este lugar, y la verdad es que está exquisito.
-El batido de almendras no se ha de quedar atrás.
Hubo un segundo de silencio, donde los dos se quedaron viendo. Otra vez sabían lo que querían sin decirse palabra, solamente con verse a los ojos era suficiente para que se sonrieran e hicieran lo que tenían pensado.
Ella tomó la malteada de Xiao, y cuando él intentó agarrar la cuchara del helado de Lumine, se lo impidió. Parecía ser que no pensaban tan igual, aunque tampoco era diferente.
-Sí, sabe muy bien. –Ella tomó la cuchara, levantándola al haberle puesto un poco de helado, su mano quedaba debajo de la cuchara para que nada fuera a caerse. –Di, "ahhh"
-Tch. No soy un bebé.
-Serás un bebe si no lo haces. –Lumine alzó ambas cejas, él suspiró pesadamente, comiendo tímidamente de lo que ella le ofrecía. El cerebro le comenzó a doler, notándose cuando hizo un gesto de llevarse a la cabeza con desesperación. La muchacha soltó una carcajada.
-Esto no se quedará así. –El joven muchacho se llenó un dedo con la crema batida de su batido, así que la untó en la mejilla de su contraria, quien seguía riendo.
-¡Está fría!
Sin darse cuenta, Xiao también había comenzado a reírse cuando dejó tranquila a Lumine, la que se limpiaba con una servilleta.
Se la pasaba de maravilla junto a ella, y la verdad era que no podía negárselo para nada.
Cada risa y gesto de felicidad que Lumine formaba en su rostro lo hacía enamorarse mucho más de ella, pero no podía decírselo, no encontraba la ocasión necesaria para hacerlo.
Ella revisaba rápidamente su celular al tener algunos mensajes que parecían importantes, dejó su mano en la mesa, así que Xiao la miró de forma inmediata.
Era más que evidente que aquella mano sería suave, de piel muy tersa y cuidada, a diferencia de las suyas, que eran callosas y resecas.
Quería agarrarla de la mano, de una forma suave y cariñosa, como sería tomar las alas de una mariposa. Estaba seguro de que, en cuanto la tomara de la mano, él sería feliz dentro de sí, tanto, que no podría ocultar de forma alguna su amor.
Deseaba ser "su hombre" aquel que no solo tomara su mano, sino que robara sus labios, sus sonrisas, suspiros de amor. Aunque esa realidad se veía, ciertamente, lejana.
Al salir, y estando ya obscuro y sintiéndose un fresco, Xiao tembló un poco, sacando de uno de los bolsillos de su chaleco un cigarro para llevárselo a la boca y prenderlo.
No es necesario decir que la muchacha lo miró extrañada, girando un poco la cabeza a la izquierda. Él ignoró ese hecho.
-¿Disculpa? ¡Xiao, no debes fumar, no tienes la mayoría de edad todavía! (En el fic, obviamente :v)
-¿Y a quién le importa? –Él sacó el humo de su boca directamente hacia arriba, formando una enorme nube olor a tabaco. Lumine infló una mejilla, tratando de tomar el cigarro para tirárselo, sin lograrlo.
-¡¿Qué pasará si te ve alguien?!
-Ya me han visto hasta policías y jamás me han dicho nada, así que no hay problema. Además, no pasa de que me quiten los cigarros. –Él fumó de nuevo.
-En realidad no debería importante la policía...
-Sí, tienes razón. –Lumine sonrió. –Al carajo con la policía. –Esa sonrisa se transformó en enojo.
-¡Lo digo por mí! ¡No quiero llegar oliendo a cigarro a mi casa!
Suspirando pesadamente, Xiao le dio una enorme fumada a su cigarro, quemándolo bastante, echando todo el humo para un lado, tirándolo a la alcantarilla.
Lumine solo abrió los ojos del enojo, pero al menos ya no fumaba, así que ambos se dirigieron a sus casas, respectivamente. Xiao todavía tenía que ir a la escuela ya que se iría con su padre, como pasaba la mayoría del tiempo, el detalle era la chica.
Ella le dijo que estaba bien si la dejaba en una de las intersecciones que quedaban cerca de la escuela, pues entendía que no era necesario que la acompañara hasta casa teniendo él sus propias cosas que hacer.
No platicaron mucho, daba la impresión de que, prendido el cigarro, apagada la diversión, por eso es que ahora el muchacho se arrepentía un poco de haber hecho eso algo así. Aunque no tenía frío, eso sí.
Llegados a ese punto, ambos se sonrieron tímidamente, aunque no porque sintieran vergüenza, sino era una sonrisa más bien de compromiso que otra cosa.
Sin embargo, Lumine sí quería sincerarse a pesar del mal sabor de boca de al final.
-Me divertí mucho, Xiao. No me esperaba que el último día de mi semana cerrara así.
-Las mejores cosas son las que pasan sin que se esperen, de saberse antes, no serían sorprendentes.
-Oh, me saliste filósofo. –Rió ella.
-Lo leí en un libro, eso es todo. –Xiao sonrió con cansancio.
-Bueno, hay que tener otra cita pronto, ¿qué dices?
-¿Cita?
-Así es. –Lumine le dio un beso en la mejilla que dejó a Xiao blanco de la sorpresa, justamente como él mismo lo había dicho segundos antes. –Nos vemos el lunes, te tengo que decir otra vez que me divertí mucho, espero tú también.
-Cl-claro que sí...
Ella se fue campante, Xiao se recargó en un árbol, sorprendido, con la respiración y el corazón agitados. Los labios de Lumine eran más suaves que algodón de azúcar.
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Espero les haya gustado el adelanto y le entendieran lo más posible, creo que esta versión me está quedando bastante mejor que la tremenda cagada que hice, así que nos vemos la siguiente semana ya con el LuminexDiluc uwu
Vi estas imágenes y la verdad me sorprendí, parece ser que crearon un triángulo amoroso entre Xiao, Lumine y Nobile (que aprovecharé para la otra historia :v), seguramente hay uno igual pero con Zhongli, aunque yo solo sabía que shipeaban a Xiao y a Lumine...pero no que childe estaba ahí :v
Xiao: otra vez ese chico Fatui te golpeó? No te he dicho que te mantengas alejado de él? Déjame darle una lección la próxima vez que lo vea.
Lumine: no, está bien, yo puedo darle una lección.
Xiao: aléjate de ella, chico Fatui
Nobile/Tartaglia: jaja, no. (me da risa que Nobile le saca como 15 centrimetros o más JAJAJA)
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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