Stand By Me.
Y porque nadie lo pidió, aquí tenemos una historia de qué pasaría si Arnold "el pídeme direcciones" se volviera un humano. Sé que me pidieron varios ships...pero la verdad es que no encontré como cimentar ninguno :'v es decir, me propusieron que escribiera un kazuyaka, vi imágenes y la verdad es que se ven bien bonitos juntos...pero no veo por dónde entrarle, o sea, no encuentro modo alguno de escribir sobre ellos, lo mismo que con el Kazumona, tampoco encontré mucha inspiración, mientras que este ship...bueno, Arnold es el simp oficial de Mona (siendo honestos, ¿Quién no simpea a Mona? :v) Así que, ¿este ship será de su agrado? Pongámoslo a prueba :v
______________________________________
Recién había terminado la obra de teatro, mi participación solo había sido en un acto de la misma, pero no importaba, al menos había sido de ayuda...aunque no me aprendí bien el guion, a todos les gustó mi participación, de eso hablaba justamente con la viajera y Paimon.
-Lo hiciste bien, Arnold. -Dijo la pequeña, moviendo sus piernas. -Salvaste la obra de teatro, y la verdad es que fue del agrado de todos, incluso vino Mona.
-¿Mo-Mona? ¿Y a ella qué le pareció?
-Me pareció decir que le gustó la obra...pero no te mencionó en especial.
-Hum...es difícil de conquistar. ¿Qué puedo hacer para ganarme su corazón?
-Es que...eres la estatua de un cuervo, no creo que haya mucho por hacer en ese caso.
Mi realidad era clara...soy la estatua de un cuervo que solo da direcciones. Diablos, no seré la gran cosa, pero en Reino de la Noche Eterna la princesa me dice que soy sumamente necesario, pues si no estuviera en ese puesto, muchas personas se perderían, y el caos reinaría.
Gano bien, no seré millonario, pero tampoco tengo deudas, mi trabajo es importante, está la nobleza, la burguesía, e inmediatamente al sujeto que se le piden las direcciones, ¿qué me falta? Sigh...eso me desanima un poco.
Esa señorita llamada Mona es sumamente bella, nunca hay novedad en mi puesto de trabajo, por lo que, cuando la vi, incluso me atrevo a decir que le dio un segundo aire a mi vida, es tan linda, su rostro es tan hermoso como las estrellas.
-Hum, "porque eres la estatua de un cuervo". Esas son boberías, ¿aparte no leen libros? Digo, quizá y si me da un beso me convierta en su príncipe azul...je... -Puse cara de idiota. -Recibir un beso de la señorita, qué bueno sería.
Estupidizado entre mis sueños e ilusiones, no me di cuenta que dos pájaros llegaron para comenzar a picotearme, pues estaba delante de unas migas de pan, y como no puedo mover mis alas, se me abalanzaron como canallas.
-¡Eh, hijos de puta, no la armen contra la porra! -Uno de ellos me agarró con su pico, prácticamente secuestrándome, sacándome del Reino de la noche eterna, llevándome sin rumbo alguno. -¡Princesa, viajera, soldados! ¡¡¡Ayuda!!!
***
Estaba analizando mi aparato de adivinación, el cielo en esta parte del archipiélago me parece sumamente bello, supongo que será una representación de mi alma, o quizá el cielo más hermoso que he visto en mi vida, aunque seguramente no me acordaré de él.
Veía a dos pájaros volando hacía acá, supongo que serán pareja, lo que se me hacía particularmente raro es que tenían a uno de los cuervos de la isla de Fischl. Luego le diré para que venga a rescatar a su súbdito, pero por ahora tengo cosas más importantes por hacer.
Sorpresivamente, y cuando digo sorpresivamente es que es literalmente lo último que se me pasó por la mente, fue que escuché que algo se caía detrás mío, casi como si fuera un saco, y lo peor de todo es que ese sonido vino acompañado de un quejido.
-Auch... -Al voltear a ver, era una persona la que estaba detrás de mí, más precisamente un hombre, al que no veía al rostro.
-¡Ah, ¿pero qué carajo?! ¿Qué te pasó? ¿Estás bien?
-Creo que caí 5 metros en caída libre... -Esa persona tenía las manos en el rostro, y al descubrírselo lentamente, me di cuenta de una cosa en particular... ¡es un hombre muy atractivo!
Recuerdo cuando hablaba con las chicas de quién sería mi hombre ideal, y se los dije como yo pensaba. Debía de ser adinerado, claramente, para que pudiera comprarme mis libros de astrología sin que eso me dejara sin comer.
-Tiene que ser atractivo y me debe amar mucho. ¡Ah, pero no tiene que ser deprimente! Tiene que ser alegre, gentil, divertirse conmigo y protegerme cuando lo necesite.
-Me sorprende y a la vez no. -Se rió Xinyan. -Eres muy guapa, pero pides mucho, ¿en dónde conocerás a un hombre así?
-Lo mismo me pregunto. -Suspiré. -Quisiera que mi alma gemela me cayera del cielo. -Vi los libros de Fischl. -Pero yo no vivo en un cuento de hadas.
Me acababa de dar cuenta...este chico literalmente cayó del cielo, incluso él mismo lo acaba de decir, cayó 5 metros en caída libre, ¿pero cómo?
-¿Estás bien?
-Eso creo... -Me volteó a ver, sonrojándose de inmediato a la vez que se ponía nervioso, haciéndose un poco para atrás. -¡Se-señorita! ¡Por la princesa, qué mal que me vea en estas fachas! -Se levantó, extrañándose bastante, pues se veía el cuerpo, y al final de cuentas es normal, se acaba de caer, seguramente revisa si se lastimó.
***
¿Pero qué carajo? ¡Soy un humano! ¿Cómo fue posible? Podía ver a lo lejos El reino, y ahora estaba en otra isla, y más importante que eso, ¡junto a la señorita Mona! ¡Perra suerte, seguro quedé como un idiota frente a ella!
-Oye, ¿no te lastimaste? Dijiste que caíste desde una altura considerable, ¿cómo te llamas?
-No, no, estoy bien...o eso creo. Y...¿de verdad no me recuerda? Ya nos conocíamos.
-No creo haberte visto antes, en esta aventura he visto barcos, ardillas y estatuas de cuervo que hablan, pero si te hubiera visto antes, no me olvidaría de ti.
Es cierto, ya no soy una estatua de cuervo, ¡soy humano! Por eso la señorita no me reconoce, hace sentido. Pero si me presento como Arnold...seguramente se desanimará, no puedo desaprovechar esta oportunidad, debo verlo como si estuviera actuando otra obra de teatro.
-Oh, mi nombre es...¿Friedrich? Sí, Friedrich, así es en mi lengua natal.
-Eso suena a que eres de Mondstandt. -Sonrió. -También soy de ahí, ¿cómo es que no te conozco? Vayamos a un mejor lugar, aquí hace frío.
-Oh...de acuerdo. -Hice un gesto de extrañeza...pero no me quejaré.
Me vi reflejado en un charco de agua, ¡diablos, sí que soy guapo! Soy muy alto, mis ojos son azules, soy rubio y tengo barba, aparte de que tengo buen perfil y una nariz muy atractiva...no creí que mi forma humana sería así, je, je...me gusta.
(me basé en el actor que interpreta a Friedrich Engels en la película El joven Karl Marx, que es un papucho. Le hace justicia a Engels, porque también era un papacito, se los dice alguien que ha estudiado su biografía jsjsjs y sí, sé perfectamente que no se parece nada a la representación de la portada del capítulo, pero es mi historia y me la follo cuando quiero :b)
Fuimos a una zona más cómoda, la misma era en la costa, pues había aterrizado en la parte más alta de la torre, lo que es una linda analogía. Soy el príncipe que escaló hasta el último cuarto de la torre más alta para rescatar a su amada. Je, otra vez no pude evitar que me saliera cara de baboso, por suerte ella no me vio en ningún momento.
Al llegar, como en esa parte de las islas hay una cierta obscuridad, prendimos una fogata para calentarnos, especialmente yo, pues después de literalmente volar por medio kilometro en el aire fresco no es una actividad muy divertida que digamos.
Todo estaba listo, ella se veía incluso hermosa preparando los leños para prender la hoguera, y yo ayudé en esas tareas, claro. Al final de cuentas, estábamos los dos sentados mirándonos de frente, yo sonreía cálidamente, y ella tenía un pequeño rubor en sus mejillas.
-¿De verdad no te lastimaste? Me preocupa que te hayas podido haber roto algo. De cualquier manera me pregunto, ¿cómo es que pudiste llegar hasta esa torre?
-E-eh...respecto a eso. -Tuve que inventar lo primero que se me vino a la mente. -Creo que un mago del abismo me tendió una trampa y me transportó hasta ahí. Ellos tienen esa habilidad, así que no lo veo descabellado.
-Sí, en eso tienes razón. De cualquier manera, insisto, ¿no te lastimaste?
-Para nada. No se notará, pero soy fuerte, sin duda. -Reí orgulloso.
-¿A qué te dedicas? Yo soy astrologa, y tú apareciste detrás de mí en medio de unas islas abandonadas de la mano de los arcontes, ¿no suena eso sospechoso?
-¿Y-yo?...bueno, ¡soy actor! ¡Sí, y también serví en el ejército! Por un corto periodo, pero ahí estuve, je.
Según sé a las mujeres les gustan los hombres que actúan o que tienen trabajos que requieren de fuerza y valor. Además, no es del todo mentira...soy actor, sí, solo he actuado en una escena, y cumplí mi servicio militar para el Reino...¿cuenta, no?
Seguí hablando con ella, me es tan grato, me pidió que le dijera en qué había actuado, y yo le dije la verdad: un valiente caballero, pues iba acorde a mi formación militar. Noté que me prestaba mucha atención, lo que me alegra un montón, y eso causaba que contara las cosas con más intensidad.
De un lado de la isla estaba amaneciendo, lo que me dio una idea.
-Pero olvidemos eso un poco. -Tomé su izquierda con mis dos manos, sonriéndole. -¿Me permitiría ver el amanecer con usted? Sé que las estrellas son para usted lo más valioso, pero no hay nada como el beso que se dan la luz y la obscuridad cuando se topan.
Ella abrió los ojos, sorprendida y sonrojándose. Al final de cuentas, repasar ese guion tan romántico me vino de perlas. -Es-está bien. Será un placer. -Sonrió, mirando hacía el suelo a la vez que llevaba sus manos a su espalda.
Fuimos lo más deprisa que pudimos, yo usé mi chaleco para que ella se sentara en la arena, y pues claro, me coloqué a su lado, mientras veíamos cómo amanecía en la playa, algo que no me cabe la menor duda de que es una cosa muy linda.
Vi su mano, y cuando estuve a punto de tomarla, ella la llevó a su mejilla, notoriamente conmovida, pues sus ojos brillaban como una estrella, algo que me hizo enamorarme más de ella.
-Gracias por esto, Friedrich. Me hubiera perdido en mis investigaciones y no se me pasaría por la mente el poner a verme un amanecer. Hace tiempo que no lo hago, de hecho, desde que estoy aquí me han despertado los rayos del sol cuando ya se pueden ver en el cielo.
-Me alegra poder ser parte de un recuerdo que se llevará a casa. Y yo también a la mía, pues sus ojos son más brillantes que las estrellas. -Dije, sin reparar en mis palabras. Mona me volteó a ver.
-¡Friedrich! Q-que atrevido es usted...gracias por el halago. -Ella se comenzó a echar aire con sus sombrero, yo finalmente regresé a la realidad.
-¡Lo siento! Perdón si fui directo, es solo que...bueno, se me salió, no quise ser grosero de ninguna manera.
-No, no. Digo, lo primero que me halagan los hombres cuando camino por la calle es... -Ella volteó a ver para atrás. -Y que me digas que mis ojos son brillantes como estrellas me parece muy lindo. Aparte, eres muy caballeroso.
-Oh...bueno, es que es la verdad. A usted le gustan las estrellas, sus ojos son lindos, tuve que hacer la comparativa.
-Es hasta tierno usted. -Ella se acercó y me dio un beso en la mejilla, lo que fue corto pero...wow. Inmediatamente se cubrió con su sombrero. -¿Hacemos alguna otra cosa?
-Lo que usted me pida, señorita Mona. -Sonreí lentamente, pero era por mi impresión de que hace no más de dos horas me lamentaba por mi amor imposible y ahora recibía un beso en la mejilla del mismo. Sé que no es mucho pero, teniendo en cuenta que soy una simple estatua de cuervo...no debo quejarme.
Nos levantamos, yo sacudí mi sacó cuando ella me lo dio...dejó marcado el contorno de su trasero, pero no importa, hice como que eso no pasó y, continuando con mi aventura, la tomé del brazo, y a pesar de que ya había salido el sol, el mismo no calentaba todavía, por lo que le di nuevamente mi chaleco a Mona para que se cubriera del frío con él.
Se sentía el aire fresco, por lo regular no paso frío debido a que...bueno, soy una piedra, no sentiré frío, pero curiosamente sí que puedo sentir amor, lo que es bastante lindo si nos lo ponemos a pensar seriamente.
***
Algo anda particularmente raro con Friedrich...trato de revisar su constelación pero...no puedo, veo la misma niebla que con la de la viajera, así que eso se me hace particularmente extraño. Se supone que puedo ver el destino de todos quienes pertenecen a este mundo, ¿será que él no pertenece aquí? ¿Será de otro mundo que no es Teyvat?
Pensé que sería de los fatui en el peor de los casos, y con eso que mencionó que lo conozco, hay cosas que no entiendo para nada. Aunque puede que de igual manera lo sea, pero afectado por la máquina, lo que no creo, pues no hay rasgos de locura en él.
Es alguien guapo hasta la medula, aparte de que ha sido caballeroso, y hasta romántico, ha cumplido mis expectativas de hombre ideal, ¿pero de dónde habrá salido? Debo mantener mi guardia en alto en caso de que trate de sacarme información. Me dijo que es actor de teatro, ¿qué me garantiza que no está actuando y al final de cuentas buscará afectarme de alguna manera?
-Entonces, señorita, ¿hay algo más que le gustaría hacer? Me gustaría complacerla de la manera que sea. -Me sonrió. Vaya que es meloso.
-¿A qué se debe tu amabilidad, Friedrich? Digo, no sé mucho de ti y pues, vaya que tú estás muy interesado en mí.
-Entiendo la desconfianza. Soy alguien que literalmente cayó del cielo, pero...insisto en que me gustaría complacerla. Le agradezco el beso, y bueno...me gustaría ganarme otro.
-Todo tiene un costo, tú mismo lo has dicho. -Tengo una idea. Muy maquiavélica, pero funcionará. -Si quieres puedo incluso darte un beso en los labios. -Reí coquetamente.
-¡O-oh, no tendría yo mayor honor que tal! Si bien es cierto que sirvo con honor y orgullo a mi princesa, la magnificencia de usted es la de una reina.
-¿Re-reina? -Me sonrojé, pues olvidé que él es romántico y sus cumplidos muy lindos.
-Sí, así es. Haría hasta lo impensable. Y lo digo muy enserio.
-Bien, bien. -Me concentraría en lo que de verdad importa. -Digamos que tengo un aparato que puede ver el destino de las personas. Muchas de ellas me han preguntado si su amor será correspondido, si serán ricos, o si algún familiar suyo podrá salir de alguna enfermedad. Y pues...el destino suele ser cruel. Es solo que... contigo no he podido hacerlo, lo que me da una mala señal. Es decir, solo conozco a una persona a la que me es imposible ver su contestación, pero ella no es de este mundo. ¿Quién eres en realidad?
***
Oh...diablos, estoy bien jodido. No sabía que ella tiene esa habilidad, y no me siento enojado con ella, claro que se sentirá insegura si la acompaña un fulano que cayó del cielo.
-No le he dicho ninguna mentira, señorita. Yo sería incapaz de hacerlo, pero hay una cosa que no le dicho.
-Soy toda oídos, Friedrich.
-Mi nombre completo es Friedrich Arnold Muller. Y también trabajo dando direcciones en el Reino de la noche eterna. Gano buen dinero al mes, la princesa dice que mi trabajo es invaluable en el Reino, no tengo deuda alguna y mi casa será pequeña, pero tiene mucho espacio para llenar todavía. No sé cómo me transformé en humano, todo cambió de mí...menos una cosa, y ese es mi amor por usted, señorita.
-¿Eres un cuervo del reino de Fischl? -Su expresión me rompió el corazón.
-Sí...soy un cuervo de piedra. Pero tengo un corazón de verdad. -Tomé su mano con delicadeza, ella la jaló para que no pudiera hacerlo, pero insistí, y esa mano la llevé a mi pecho. El mismo estaba latiendo con fuerza. -Una piedra no puede sentir...y sin embargo yo a usted la amo, ¿Se da cuenta del poder de ese sentimiento, señorita? El de poder acelerar el corazón a algo que no tiene tan siquiera uno.
-Y-yo...Arnold, estoy conmovida, de verdad. Creo que hice mal en juzgar un libro por su portada, pues si te soy honesta, solamente te vi como a un chiste por tu apariencia. Yo jamás podría amar a un cuervo de piedra, pero a ti...
-Sigo siendo un cuervo, pero ahora en este cuerpo. -Tomé su palma con ambas manos, pues era como hacía poco, quiero transmitirle todo lo que siento. -¿Me ama usted también?
-Arnold...es pronto. Tenemos solo un rato de conocernos, ¿cómo podría?
-¿No ha leído los cuentos de hadas? Cuando hay amor a primera vista, y cuando el tiempo está en contra nuestra, lo mejor es dejarse llevar.
...
Lo pensé un momento, y es verdad. Cuando el aparto de los fatui deje de funcionar, él se irá con las islas, los gramófonos, mis lagos estelares, el mismo Reino...todo. Y para eso no sé cuánto tiempo quede, pero sea lo que sea, no creo que reste mucho. No podría dejar pasar esta oportunidad, pues quizá sea la única vez que pueda sentir amor.
-Está bien, Arnold...tienes razón. Más vale hacer y arrepentirse que no hacer y arrepentirse. Pero serás un desgraciado...de todos, el último que me imaginé que serás, eras tú.
-Supongo que soy algo así como el sapo que al darle un beso se convierte en un príncipe. ¿Qué te parece si lo intentamos?
-¿N-no te molesta?
-Por un beso tuyo; hasta lo imposible.
-Bien...solo porque es una ocasión especial, no creas que le doy besos a cualquiera que me los anda pidiendo. -Nos miramos de frente, cerrando los ojos para tomarnos de las manos. Cuando estuve a nada de hacerlo, ella puso la mejilla, pero no por una mala razón. -Diablos, me da pena... -Mona estaba completamente sonrojada.
Yo me solté a reír, tratando de convencerla de que se relajara, aunque ella ponía pero tras pero. Al final le dije que estaba bien y que no había problema, solo que yo soy bastante inteligente, aunque no lo parezca...porque soy un cuervo.
-Me agrada que seas tan comprensivo, Arnold. No me atrevo a darte uno en los labios. En la mejilla se me hace más sencillo. -Ella se acercó a mi mejilla, y ahí aproveché y me volteé a verla, causando que nuestros labios hicieran contacto.
La sensación fue electrizante, más hermosa que ver el amanecer a su lado, sin comparación a haber recibido su beso en mi mejilla, todo cambiaba.
Al comienzo, Mona se puso tiesa, sin poder reaccionar adecuadamente, yo me giré para tener una mejor posición, tomándola como mi cuerpo me pidió por sí solo, lo que fue especialmente lindo, ya que ella reaccionó de la misma manera tras unos segundos de quedarse congelada.
El oleaje del mar quedó opacado por el ruido tan intenso que hacía mi corazón, pues la emoción que sentía en aquel momento no podría compararse a más que la ocasión en que la vi por primera vez. De ahí mismo que, pues bueno, no pudiera ocular mi alegría por medio del temblor de mis manos, y ella sujetaba con fuerza mi chaleco, el que prácticamente pellizcaba, sin lastimarme la piel.
Ambos tuvimos un pequeño escalofrío antes de separar nuestra hermosa acción, viéndonos a los ojos, sorprendidos, sonrojados. Ahora yo le di varios besos en la mejilla, hasta que ella me tomó de los hombros, riendo de alegría.
-Arnold, Arnold, detente. Déjame procesar lo que acaba de pasar, ¿sí? Es que...nunca antes había dado un beso que se sintiera de esta manera, ¿qué tienes de especial? No me quejo, solo me asombro.
-Supongo que es porque mi amor por usted es tan puro como las estrellas que la iluminan en la noche.
-Arnold... -Ella me tomó de la bufanda, jalándome hasta sus labios para darme un beso otra vez. Ahora sí que puedo estar seguro de que puedo morir feliz, ya que ahora tengo el amor de mi reina.
Nos montamos en Albondimaru, pues queríamos ver algunas partes más de las islas, o bueno, al menos yo, je. Con evitar El Reino de la noche eterna está bien, porque sospechamos que salir de ahí fue lo que me hizo humano, solo que no sé cómo me afectará visitar otras islas.
Al llegar a una playa donde había gramófonos, no pareció afectarme mucho, ambos nos cambiamos a una ropa un poco más adecuada para andar en la playa, y claro, eso mismo incluía el quitarnos los zapatos, pues la idea que teníamos era muy linda.
Tomamos uno de esos curiosos aparatos, ella lo modificó para que tocara una melodía en especial, y vaya que lo agradezco, más que nada por el hecho de que de ahí saldría una memoria que jamás olvidaré.
Con la música que teníamos puesta, ella me tomó de ambas manos, llevándome a la orilla del mar, pues nuestros pies descalzos tocaban el agua, y eso no era todo, pues nos pusimos a bailar
-No sé cómo se hace. -Le dije, nervioso.
-Oh, pensé que tu amor por mí hacía imposibles. -Se burló ella, yo sonreí para seguirle el juego. Me dejé llevar, y junto a las olas, ambos danzábamos en la arena, yo como los Arcontes me daban a entender, y ella sí con técnica y sabiendo qué seguía, lo que hacía las cosas divertidas, pues cuando hacía algún paso que no era, ella me corregía, soltándose a reír, ayudándome con eso, y continuamos en nuestra faena, y así hasta cansarnos los pies, que fue cuando nos caíamos tajantemente en la arena, cansados, escuchando todavía ese vals que ella había puesto.
-Me sorprende que seas buena bailando. Pensé que por ser una erudita tú y esos temas serían como el agua y el aceite.
-No juzgues a un libro por su portada. Hum...tengo una idea mucho mejor. -Sonrió ella, descansamos un rato y posteriormente nos levantamos para llevar a cabo su plan.
De ahí, regresamos a la isla donde se encontraba su ilusión, y nos adentramos a una parte en especial, pues nos metimos en un charco de agua que nos hizo aparecer en lo que ella llama "palacio astrológico"
Era impresionante, la cantidad de detalles que había, ella me llevó a una zona en especial, ya que nos adentramos a una puerta de madera, lo que claramente contrataba exageradamente con todo lo que habíamos visto.
Era una casa, todo resultaba muy hogareño, había artefactos que no entendía y muchos libros, todos de ciencia, nada de literatura, pues ahora comprendo porque a Mona le costó trabajo verme más allá de un cuervo.
-Esta es mi casa...o una ilusión de. Es Mondstandt, no sé puede ver nada a través de las ventanas, pero no importa. Hay comida servida en la mesa, no sé si al menos se podrá comer...pero sentémonos a la mesa.
-Es todo muy lindo, no esperaba que fuera así. -Seguí observando todo a mi alrededor, sentándome con ella para comer y beber, platicando un poco de nuestras vidas.
Acabando la comida, la que duró un rato, nos fuimos a acostar. No había intensiones sexuales de ninguna clase, al menos por parte mía. Yo me coloqué detrás de ella, abrazándola por la espalda mientras sujetaba mis manos.
-Eres muy cálido.
-Diría que es por mi plumaje pero...no tengo ahora. Así que no sé a qué se debe.
-No importa. Quiero disfrutarlo.
Ambos nos quedamos dormidos, abrazados, calientes, y más importante que eso: unidos.
Yo desperté primero, por lo mismo es que le di un beso en la mejilla, levantándome para ir a beber agua. Solo que...mi tiempo ya está contado.
Me sentí mal, como un mareo, era malestar general, así que cuando menos me lo esperé, caí sobre mis rodillas, adolorido.
Miré la punta de mis dedos...se estaban poniendo de color gris, aparte de duros. Me estoy convirtiendo en piedra otra vez.
Me abrí la camisa, en el centro de mi pecho sucede lo mismo, me hago de piedra desde el corazón.
-¿Arnold? ¿Estás bien? -Preguntó Mona, despertándose.
-S-sí. No acostumbro mucho a usar las piernas, en realidad jamás las había usado. -Reí nerviosamente. No quiero que se entere, o todavía no.
Fui por agua, mi mano temblaba de los nervios, no dejaré que nada me amargue esta experiencia. Fui y ahora me acosté frente a ella, abrazándola y para que ella hiciera lo mismo.
-Mona, te amo. Te amo, te amo, como no sabes. Fue amor a primera vista, y siempre te amaré, aunque me vuelva otra vez de piedra. Así de fuerte es lo que siento por ti.
-Tus palabras me conmueven, Arnold. -Ella me besó, yo regresé el gesto con desesperación, no sé cuánto tiempo me quede, pero no lo desaprovecharé en lo más mínimo. -Estás muy cariñoso. -Se rió.
-Cosas que pasan.
Al levantarse de la cama, ella soltó un grito, yo me sorprendí.
-¡Arnold, tu nuca! -Me sentí con la mano sana, y así era, también mi nuca se está convirtiendo en piedra.
-Oh, será solo un percance. Nada de qué preocuparnos, ¿No crees?
-¡¿Nada de qué preocuparnos?! ¡Arnold, te estás convirtiendo en piedra!
-Sí, no hay de qué preocuparse. Solo tenemos dos opciones...o aprovechamos bien el tiempo que nos queda...o lloramos y nos lamentamos sabiendo que igual terminará pasando la misma porquería.
Ella me abrazó, regresé el gesto, ahora me cuesta un poco de trabajo moverme. Mis articulaciones y tendones pasan por el mismo proceso.
-Está bien, tienes razón...es algo injusto, llevamos muy poco tiempo juntos.
-El destino es cruel, Mona. Tú misma me lo dijiste.
Era una realidad, regresamos a las islas, y en efecto, el cielo estrellado iba ganando opacidad, así como el Reino de la noche eterna.
Tengo el tiempo contado, pero no me anduve con tonterías y tomé la mano de Mona, nos apresuramos hacía Albondimaru, que nos llevo hasta el Reino, quería que nuestra despedida fuera en el lugar donde nos conocimos.
Antes de eso, y una vez desembarcamos, caminamos hacia la ciudad, yo le mostraría mis lugares favoritos, en los que tengo algunos recuerdos.
El primero de ellos era el mejor lugar para ver el castillo de la princesa, y resultaba muy hermoso, más que nada por la vista que da el sol durante el ocaso.
Ambos nos sentamos a admirar rápidamente ese lugar, tomados de la mano.
-Es muy lindo, Arnold. Dijiste que la vista era espectacular pero...no pensé que tanto.
-Pienso que deberías tomarlo como si te vieras al espejo, y sería uno en el que no admiras todo tu esplendor, ya que tu belleza no tiene comparación.
-Arnold... -Ella comenzó a llorar, abrazándome. Me costó bastante trabajo, pero regresé el gesto. -No había conocido nunca a un chico como tú, y ahora que puedo...es tan efímero que me quedo con ganas de más.
-Siempre habrá una nueva oportunidad, o eso quiero creer. Da lo mismo, no podemos quedarnos aquí más tiempo, sigamos.
Paseamos por la plaza principal, noté que las cosas se iban desvanecido poco a poco, y yo iba perdiendo tamaño, supongo que regresaré a mi forma de cuervo.
Bebimos un cóctel con sabor a moras, el mismo era preparado con hielos...no sé de dónde salieron, aunque no importa, es un cuento de hadas. Paseabamos de la mano a la vez que mirábamos cada zona al detalle.
-Es muy parecido a Mondstandt, solo que es como viajar en el tiempo, a la época de la aristocracia. Claro, solo que aquí hay nobleza. Si así era la ciudad en ese entonces, vaya que no ha cambiado mucho, pero no deja de ser lindo.
-Me alegra que te sientas en casa. Conozco este lugar como la palma de mi mano, ahí vive Eddie, ahí Karl...que me debe dinero. Y de igual forma me sé los mejores lugares para comer y descansar. -Pasamos afuera de mi casa. -Y ahí vivo yo...
La casa era pequeña, con un jardín exterior muy lindo, pues tengo árboles miniatura que se ven de lo más lindo, jeje. Mis casitas de duendes, un pequeño camino hecho de piedrecitas. Ella se sorprendió.
-El jardín es lo mejor, ¿Lo hiciste tú?
-Cada detalle, lo riego cada dos días, podo los árboles una vez por semana. La fachada...quizá necesite pintura en unos meses, como es pequeña no gasto mucho.
-Es linda, más bonita que la mía. Je, te envidio bastante. -Rió Mona. -Parece una casita de ensueño.
-Lo mismo pensaba. -Como última parada, iríamos al lugar donde nos conocimos, que fue aquel lugar donde nació este amor a primera vista.
Ella se percató, literalmente ahora tenía el tamaño de un niño pequeño y me costaba hasta trabajo mover mis piernas, así como mis brazos se convertían en alas de cuervo.
-Aquí empezó todo. ¿Por qué quisiste que igual acabara aquí?
-Simbolismo, yo creo. Mona...te lo he dicho hasta el cansancio...solo quiero repetirtelo. Y es que te amo.
Ella me abrazó, arrodillandose ya que regresaba a como era, incluso mi rostro se iba transformando en el de un cuervo.
-Y yo a ti, pequeño cuervo. Ahora sé que el amor es ciego, y aunque seas así, pequeño, inmóvil, ya sé cómo eres. Me enamoré de ti por las cosas tan lindas que me dijiste. Nunca olvidaré este amor de vacaciones. ¿Qué más te enamoró de mí? Aparte de mi físico, quiero saberlo antes de que dejes de poder hablar
-Todo. Tu risa, tu voz, la forma en la que eres, orgullosa, tímida si te lo propones, alegre, tu perfume me vuelve loco. -Sentía ahora dificultad para hablar. -Ya es hora, señorita. Me tengo que marchar.
-¿Por qué lo nuestro no pudo tener un final feliz?
-Esto es solo un hasta pronto, y te diré por qué, señorita. El verdadero amor no tiene un final feliz, porque no hay final para el amor verdadero.
***
Lloraba a borbotones, no sé si esas palabras puedan consolarme. El brillo de los ojos de cuervo de Arnold se había desvanecido, solo quedaba él y su bufanda.
-¿Arnold? -No me respondió. -¿Arnold?
Llegué a la conclusión de que ya no había más por hacer, tanto así que me solté a llorar hasta que me quedé sin lágrimas. Regresé al campamento, era casi hora de irnos. Todos me vieron con los ojos hinchados y con Arnold en brazos.
-Oh, Mona. -Sonrió Xinyan, pero al verme bien se preocupó. -¿Qué pasó? ¿Te sientes bien?
-¿Ese de ahí no es Arnold?
Les expliqué lo que pasó, tratando de no romperme a llorar. Todos se sorprendieron, le encontraron lógica ya que, al pasar a mi isla, que era mi ilusión, el tomó la forma de mi chico ideal, pero solo en el exterior. Por dentro, sus sentimientos eran suyos y de nadie más, eso no influyó para nada.
Todas me abrazaron, ahora la pregunta era por qué él no se había desvanecido con lo demás del Reino de Fischl. Esa pregunta no importa, al menos lo puedo llevar conmigo.
Llegando a la ciudad, todo en mi casa estaba como lo deje, solo que había polvo y tuve que limpiar todo.
A Arnold lo coloqué en mi mesa de noche, nada tenía que ver con mis decoraciones; en realidad no importa.
Lo volteé para poder mirarlo de frente siempre que me vaya a dormir, y esa noche, cansada y adolorida del corazón todavía, antes de cerrar los ojos dije:
-Buenas noches, Arnold. -Le sonreí.
A veces me da la impresión de que lo escucho decir "buenas noches, señorita".
Y todos lloramos :'v
Al comienzo no creí darle un final sad, pero pues jaja, conforme más lo pensé, sabía que era algo inevitable, y en realidad lo será cuando el archipiélago ya no esté disponible en unos días :s
Diablos, más de 5 mil palabras...vaya que me engolosiné con el ship, pues vaya que me gustó aunque Mona no peló a Arnold xdxd
Lo bueno de escribir fics es que puedo hacer mi versión de cuántas cosas quiera jsjsjs
Espero les haya gustado, una disculpa a los que pidieron ship y no les pude dar uno, se me complicaron todos los que me pidieron :'v
Nos vemos en dos semanas, hasta luego, ahora estoy atascado en el tráfico para ir a la universidad xdxd
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro