Realista novela de amor.
(Nota 1:Con la misión Leo menor [o la misión de Jean que desbloqueas con las llaves moradas], me di cuenta de dos cosas. Primera, me hice creyente, ya que era ateo hasta ver el trasero de Jean, [tenía que darle gracias a alguien]. La segunda: así como Jean quiere ser como Vennesa, yo quiero ser como el Che Guevara [o como el Hombre nuevo guevarista], aunque es una enorme responsabilidad ya que requiere llenar las expectativas de tan importante figura...así que debo prepararme bien intensamente para ser mejor que el hombre nuevo y superar las expectativas que el propio Che tendría del Hombre nuevo
Nota 2: Xiangchiu nació el Día del Guerrillero Heroico, o sea el 9 de octubre, que es fecha de conmemoración a la caída del Che en Bolivia, lo que me parece curioso)
Me encontraba en medio de la Sierra, era de los lugares más altos de Mondstadt, exceptuando la parte de EspinaDragón, claro. El punto, me encontraba en una situación bastante delicada, ya que tenía a tres guerrilleros pyro disparando casi al mismo tiempo. Estaba detrás de un árbol, ocultándome de sus disparos.
Tenía la enorme suerte de que estaba lloviendo, por lo que el árbol no se prendería en llamas tan fácilmente, o eso era lo que esperaba. El problema era que, con tantos malditos disparos contra mí, era muy difícil que no me fueran a dar, y ya estaba herido de leve gravedad.
-¡Disparen!
-¡Sal de ahí, rata! ¡Entrega todo lo que tienes y te dejaremos ir!
-¡Eso incluye tu espada y tus artefactos, así que has lo que te decimos!
Suspiré, estaba arrinconado y era posible que las cosas se pusieran peor si es que llamaban refuerzos. Corrí lo más rápido que pude, lanzado el tornado de mi espada para darme tiempo a escapar.
Todo salió casi a la perfección. Digo casi, ya que recibí un disparo a sedal en el vientre, lo que me causó una herida bastante delicada.
Me fui como pude mientras los guerrilleros estaban atrapados en mi tornado, así que tuve tiempo. Caminaba lo más rápido posible, usando la espada como bastón y tapándome la herida con la mano.
Lo peor es que parte de la piel se me había quemado por el hecho de que no tengo cubierta con tela esa parte, así que estaba bien jodido.
Entre la lluvia, mis mareos por la herida y el cansancio, pude vislumbrar lo que parecía ser una cabaña (eso o ya estaba delirando), así que fui lo más rápido posible a la misma, donde si era posible, curarme la herida con algún costurero que esperaba que hubiera ahí.
Entré pateando la puerta, aunque por el fuerte mareo que tenía, perdí el equilibrio, cayendo al suelo de forma inmediata. Mis ojos me pesaban como nunca antes, así que llegué a la conclusión de que mi aventura se quedaría aquí.
-Paimon...perdón por no dejarte la cena hecha. Lumine...perdón por no encontrarte.
Una silueta aparecía frente a mis ojos, quedando completamente irreconocible si era un aventurero, un caballero o un fatui. Quedé ahí, tumbado.
***
Para la mañana siguiente preparaba un poco de pizza caliente, ya que mi curioso invitado tenía una fiebre de los mil demonios. Es normal, tras la lluvia de ayer, la herida y la fatiga hasta yo, que se presume que soy la más fuerte de Mondstadt, pasaría por muchos problemas.
Escuché que algo se caía...o más bien alguien. Apagué el fuego de la hoguera y fui corriendo para ver a mi invitado.
Ahí estaba él, arrastrándose en el suelo. Yo lo ayudé de inmediato a levantarse.
-No te arrastres así o podrías deshacer el vendaje, Aether.
-Esa voz...¿Jean?
-Así es. -Sonreí. -No sé cómo diablos llegaste aquí...pero tuviste suerte. -Le di una manta para taparlo, no tenía playera, claramente. Se la tuve que quitar por lo mojada que quedaba.
-Me siento terrible. -Estornudó. -Apenas recuerdo nada de ayer...no recuerdo haber pasado por la entrada de la ciudad.
-No estamos en la ciudad.
-¿Eh?
Le tuve que explicar (con bastante pena), a Aether que había vuelto a colapsar por la sobrecarga de trabajo y el estrés. Bárbara me había obligado a tomarme un descanso, aunque eso no es lo que yo quería. Lo que más me molestaba es que mi hermana menor me mandara de esa forma cuando apenas entablamos conversación.
El asunto, Kaeya tenía una casa de campo en una zona no muy peligrosa del bosque, así que podía darme un descanso durante el fin de semana para luego regresar más fuerte, según me dijo Bárbara. Solo espero que ellos no tengan problemas...
(mientras tanto, hay un incendio arrasando Mondstadt al tiempo en que Venti toca la lira y bebé vino :v)
Mejor me despreocupo ya que no podré disfrutar de mi "descanso" obligado. Llevé a la cama a Aether, ya que lo tuve que dejar en el sillón por lo herido que estaba. Él se vio el vientre, dándose cuenta que estaba curado de su herida.
-¿Puedo preguntar que te pasó?
-Guerrilleros con fusil pyro. Eso fue lo que pasó.
-¿Te emboscaron?
-Por así... -Estornudó fuerte -...Decirlo.
-La lluvia de ayer te afectó mucho. Descansa.
-Me niego. Jean, estás en tus días de descanso, no quiero ser una carga para ti.
-No eres carga. -Le dije, alzando un poco la voz al tiempo en que lo tomaba del hombro. -¿Recuerdas cuando me ayudaste por estar enferma? Quiero devolverte el favor, no serás una carga para mí.
-Sigh. De acuerdo. -Estornudó nuevamente.
En la cama, le llevé de la pizza que había estado preparando para esa mañana. Hacía un poco de frío por ser invierno. Le serví la misma bien caliente, y mi rebanada quedaba un poco más tibia.
-¿Gustas que te lea algo mientras desayunamos?
-Lo agradecería infinitamente. -Me sonrió, probando la pizza. -E-está deliciosa, ¿la hiciste tú? -Siguió probando más.
-Sí. No fue muy difícil, al final de todo sé hacer muchas cosas, y la comida no es una excepción. - Le dije a la vez que me levantaba a buscar un libro y él seguía comiendo.
-Es muy rica, Paimon moriría por probarla. Serías una excelente esposa, Jean.
-¿Qué?
-¿Qué?
-¿Que qué?
-Que Paimon es muy glotona. -Sonrió de forma tonta pero linda. Yo me ruboricé un poco, pensar ser la esposa de alguien me es imposible.
Revisé mi biblioteca (que me traje para distraerme en mis momentos de aburrimiento), y me di cuenta que, para mi muy mala suerte, únicamente traía mis tontas novelas de amor.
La verdad es que sí me apenaría enormemente que Aether sepa que solo leo novelas románticas. Es normal...me siento como una adolecente cada que suspiro de amor por las bellas palabras que leo, soltando algunos "aww" de vez en cuando. (No soy yo :v)
Únicamente retomo mi compostura cuando imagino qué pensarían los demás si ven a la Gran Maestra Intendente teniendo un momento tan vulnerable. Por eso también me niego al amor...aunque no puedo evitarlo por más que quiero.
Ayer mientras sanaba a Aether, naturalmente lo tenía a mi merced. Toqué su cuerpo de forma obligada aunque no quería hacerlo, pero mucho menos quería dejarlo morir por causa de mi vergüenza.
Me sentí muy apenada por eso, aunque no podía evitarlo. Él es alguien tan lindo, dispuesto a ayudarme sin esperar nada a cambio (Aether, el mega simp :v) y, más importante aún, es alguien que me entiende, o eso me ha dejado a entender.
Sentí que yo era una doncella de cuento de hadas que ayuda a sanar a su caballero herido, y cuando lo vi dormido esta mañana al levantarme, ganas me sobraban de darle un beso en los labios para despertarlo como en las novelas que suelo leer.
Tomé la primera novela que vi, como si fuera al azar.
-Oh, una novela de Snezhnaya. Se llama Anna Karenina.
-Sí, suena muy de Snezhnaya.
"Él había comprendido la respuesta: entonces yo no podía contestar otra cosa.
Levin miro a Kitty en actitud temerosa e interrogadora:
-¿Solo entonces?
-Sí -Respondió la sonrisa de la joven.
-¿Y... ahora?
-Lea usted, voy a confesarle lo que desearía -y con viveza trazó las iniciales de las palabras <<Que usted pudiese perdonar y olvidar>>.
A su vez, Levin se apoderó de la tiza y con trémulos dedos escribió del mismo modo: <<jamás he dejado de amar a usted>>.
Kitty le miró y su sonrisa se paralizó.
-He comprendido -murmuró."
Cerré el libro, dejándolo en mis piernas para ver el rostro de Aether. Él tenía pizza a medias, aunque estaba completamente encantado con la historia. Yo tenía unas enormes ganas de suspirar por amor, era una historia tan bella.
Pero no, tenía que mantenerme estoica, no mostrar ni la más remota debilidad...aunque Aether es mi mayor debilidad.
-Linda historia. No sabía que al capitán le gustaran las historias de amor.
-E-en realidad éste libro es mío. -Confesé, lo menos apenada que pude.
-Oh. Es interesante. Siempre me pregunté qué clase de libros te gustaban. Es normal, ¿no es así? A todos los gustan las historias de amores perfectos, incluso tratar de revivir lo que leemos.
Eso no se lo discuto. Todos los amantes férreos del género romántico deseamos a morir un amor de esa categoría, vivir nuestra propia historia de amor digna de la más famosa novela. Aether terminó la sopa, que quedaba ya tibia.
Él seguía acostado, seguí leyendo ese libro, hubo una parte donde me mordí el labio y apenas pude contener un suspiro. Vi que Aether únicamente sonrió ante lo escuchado, era la más hermosa de las escenas.
-Yo quisiera contarte una historia de amor...aunque es amor trágico. -Dijo él.
-Adelante.
-Es la historia de Friedrich y Lizzy. Ambos se conocieron siendo jóvenes, aunque se amaban con locura, nunca quisieron casarse.
-¿Por qué, Aether?
-No lo sé. No creían en el matrimonio y eso les consumiría demasiado tiempo en sus agitadas vidas. Siempre se amaron y estuvieron juntos, viviendo de forma libre su amor, ya que Friedrich viajaba mucho, y estaba en muchas partes del mundo donde vivía.
-¿Y Lizzy estaba a su lado?
-En todo momento, hasta que ella enfermó. Friedrich era un hombre rico, pero ni siquiera con eso pudo salvar al amor de su vida. En sus momentos finales, Lizzy, sorprendentemente, le pidió a Friedrich que se casaran y él aceptó de la manera más feliz. Fue una ceremonia más bien sencilla pero maravillosa para ambos. -Sin poder evitarlo, suspiré. Encontré muy conmovedor lo que Friedrich hizo por la mujer que amaba, sacrificó sus propios ideales por algo más hermoso: el amor.
-¿Qué pasó después?
-Al día siguiente, Lizzy murió.
-Por los Siete.
-Así es. Friedrich quedó destrozado. Su único consuelo era que Lizzy estaba muy feliz ya que quedaron casados en sus horas finales. (a ver si esta referencia es de su talla :v)
La historia fue bastante trágica, aunque a su vez conmovedora. Nunca consideré la idea de vivir sin matrimonio aunque tuviera una pareja sentimental. No lo podía creer. Aunque ahora, y eso es algo que recién sé, puede pasar algo así.
Por la tarde, ayudé a Aether a lavar su cuerpo con un trapo tibio, limpiándole el sudor de lo que había sudado por la fiebre, que ya no era tan alta como al principio. Lo complicado fue la herida, ya que mientras él se sujetaba el vendaje para que no se soltara, yo limpié esa parte de su cuerpo.
Él se encargó de las zonas que...ambos estuvimos de acuerdo que era mejor que él hiciera solo. Sin embargo, faltaban algunas partes todavía.
-¿Qué te pareció la historia? -Dijo, rompiendo el silencio.
-Me sorprendió mucho lo que Friedrich hizo por amor. Y también el que hayan vivido tantos años sin estar comprometidos.
-30 años siendo pareja sin matrimonio. Diablos, eso suena difícil.
-No para mí. Yo no puedo casarme, ni tener hijos, ni pensar en una familia propia. Sólo puedo pensar en defender Mondstadt.
-¿Entonces no crees en el amor? -Esa pregunta sonaba algo retadora.
-Sí, Aether. -Reí. -Claro que creo en el amor, y más con la historia que me acabas de contar. Creo en el amor...pero, por más que crea, no puedo amar.
-¿Qué te lo impide?
-¿A-a qué se deben tantas preguntas? -Desvié la mirada a otro lado, un poco molesta. Confesar esas cosas solo me recuerda lo imposible que es mi amor por Aether a pesar que deseo a morir un amor con él.
-Yo no me puedo creer que alguien no pueda amar.
-Sí puedo amar. Pero no lo tengo permitido. -Él se dio la vuelta nos miramos a los ojos, aunque yo los desviaba lo más posible, queriendo también verle su hermoso rostro. -Tendría que ser un amor secreto, un amor prohibido, nadie jamás tendría que saberlo o los dos seríamos severamente castigados.
-Yo sé guardar secretos... -Aether me dio un rápido beso en los labios que no respondí por lo fugaz que fue. -¿Y tú?
-Y-yo... -Me acerqué para regresar el beso. -Guardo muchos secretos que no saldrán nunca de mis labios. O quizá solo uno. -Le di otro beso que él me respondió por un par de segundos.
-¿Me lo puedes decir? Juro por Barbatos que no se lo diré a nadie.
-El secreto que guardo y no puedo decir es que...estoy enamorada de ti, Aether. Ese secreto lo supe hace una o dos semanas, y nadie puede saberlo. -Nos volvimos a besar, ahora abrazándonos delicadamente.
-Yo también tengo un secreto que quisiera decirte, me urge. -Se separó para decirlo, aunque de forma inmediata nos juntamos. A forma de gemido, asentí. -Yo también estoy enamorado de ti.
-Entonces nuestro secreto no es tan secreto...más bien es una casualidad.
-Casualidad de las bonitas. -Nos seguimos besando, cayendo de lleno en la cama.
Ahí nos seguimos besando, subiendo poco a poco el tono en que lo hacíamos. Aether me quitó la capa que suelo usar, yo me comenzaba a sonrojar ya que, de verdad, nunca creí que este momento iba a llegar en mi vida, y ahora estaba pasando en un momento inesperado.
A sabiendas de que por el movimiento que podríamos hacer la herida de Aether puede abrirse, me coloqué sobre él, él me tomaba de los muslos y me veía, suspirando de amor. Ambos nos quitamos la ropa superior, él me jaló hacía su pecho para besarme una vez más, sintiendo nuestra piel desnuda.
Sentía algo abultado en la entrepierna de Aether, era claro de qué se trataba. Eso era lo de menos, al final de todo sabíamos que eso iba a pasar. Cuando quedamos sin pantalones...las cosas se pusieron especialmente tensas para mí. No tenía ni la mejor idea de cómo moverme.
Él tomó su miembro, dirigiéndolo con suavidad hacía mi pelvis menor, entrando un poco, lo que me soltó un quejido.
-¿Sa-sabes a qué me recuerda esto?
-Dime. -Gimió, entrando un poco más cuando yo relajé mis piernas y comencé a bajar. Estaba acaballada sobre él.
-A las novelas de amor...más precisamente a las partes después de una boda.
-Lo único malo es que entre nosotros no habrá boda. -Dijo, triste.
No negaré que me dolía cada vez que empujaba mis caderas hacía adelante. Aether estaba sentado en la cama sin apenas hacer movimientos, como no fuera para acomodarse mejor. Yo movía mi cadera atrás y adelante, aunque no lo suficiente para que él saliera de mis recovecos.
Estábamos abrazados, él pasaba las yemas de sus dedos por la línea de mi espalda, algo que me excitaba mucho, apretándome un poco el cuello con su otra mano, lo suficiente para que apenas me faltara el aire.
Aparte de apretarme el cuello, sus besos en mis labios me sacaban gran parte del aire, no lo terminaba de entender, pero me gustaba sentir esa sensación de asfixia. Al soltarme, tosí un poco, tomando una gran bocanada de aire. Podía sentir que él ahora entraba con más facilidad, debido a mi excitación.
-Hueles muy bien. -Me elogió.
-Es el ¡cof! ¡cof! Perfume que me regaló Bárbara. Fue después del banquete.
-Ya veo. -Dijo, dándome un beso muy apasionado en el cuello, aparte de morderlo muy suavemente.
-No me vayas a dejar algún chupetón, ¿qué dirían si me lo ven?
-¿Y qué tal si te lo hago donde no se vea? -Sonrió, bajando sus labios a mi pecho, haciéndome un chupetón en medio de los senos. Mentiría al decir que no me gustaba la sensación mientras me lo hacía.
-¡A-Aether! Entonces yo también me la voy a cobrar. -Sonreí, llevando mis labios un poco más abajo de sus clavículas, haciéndole una pequeña mordida ahí mismo. Él gimió, apretándome el trasero para que lo soltara, hasta que lo hice.
-Malvada.
-Tú empezaste. -Regresé, haciéndole otro más pequeño en su pectoral derecho.
Cambiamos de posición al yo volver a acaballarme sobre él, sujetándome de sus hombros a la vez que mis pies se encontraban en sus muslos.
Con una de sus manos me tomaba delicadamente del brazo, casi encima del codo, y con la otra me apretaba el cuello un poco más fuerte. Yo no podía evitar gemir, lo hacía a un volumen alto, aparte de que empezaba a acelerar mis movimientos de cadera.
Vi que él apretaba los ojos y me apretaba más fuerte el cuello, ¿Qué quería decir eso exactamente?
-¿T-te estoy lastimado? -Dudé, bajando la velocidad de mis movimientos.
-Nada importante, tú sigue.
-Si te duele algo dime, por favor, Aether.
-D-de acuerdo... -Seguimos la faena, de ahí no volví a verlo hacer gestos, y tampoco me apretaba tan fuerte, lo que era buena señal.
Me doy cuenta que hasta ahora yo soy la dominante por culpa de la herida de Aether, aunque me cuestionaba mucho cómo sería si él era el dominante. En realidad, mis movimientos se hicieron muy apresurados, y mis gemidos tomaron un tono que ni yo misma me creía.
Mis piernas temblaron, mis brazos cedieron y un calor me comenzaba a subir por todo el cuerpo, lo sentí varias veces.
Caí rendida sobre el pecho de Aether, respirando agitadamente por la sensación que pasaba por mi cuerpo y por la falta de aire que apenas recuperaba.
-Aún no terminamos, Jean. -Dijo, sin apenas cansancio. Yo sudaba bastante de todo el cuerpo, especialmente del pecho y del vientre.
-¿N-no? -Aether recargó mi pecho sobre las almohadas, aunque mis rodillas quedaban flexionadas. Él me tomó con delicadeza de la cintura, entrando de nuevo en mí.
-¿N-no se te abrirá la herida?
-S-si me muevo con cuidado, no creo. -Dijo, comenzando a mover su cadera para entrar con lentitud pero con bastante fuerza.
Escuché que su respiración era más pesada y más veloz, así como los gemidos que Aether soltaba eran bastante pesados.
Yo quedaba muy relajada, era una sensación más que placentera, la verdad es que solo podía ahogar mis gemidos contra la almohada. De ahí en fuera, quedaba a merced de Aether, que hiciera con mi cuerpo lo que él quisiera, yo no pondría resistencia.
Sentí sus besos y su lengua en la línea de mi espalda, algo que me prendió nuevamente, haciéndome caer casi rendida, aunque él ni siquiera se inmutaba, seguía adelante, haciéndome suya una y otra vez por dejarlo estar a su merced.
Puso sus manos al lado de mi espalda, entrando lo más adentro que pudo, haciéndome gemir y torcer los ojos del placer. Sentí que salió, dando un enorme gemido que fue acompañado de un suspiro.
Nuestros cuerpos temblaban, él se acostó a mi lado, mirándome a los ojos. Estábamos sonrosados, lo que se notaba más por el hecho de que somos de piel clara.
-Te amo, Jean...
Era la primera vez en toda mi vida que sentía un calor así en mi pecho, y no solo en mi pecho, sino en mi cama. Era, de hecho, la primera vez que compartía cama con un chico.
Descansaba en el pecho de Aether, con el rostro en su cuello, dándole pequeños besos. Él me tomaba suavemente de la mano, abrazándome con su izquierda. Su fiebre iba bajando, lo notaba ya que no le sentía la piel tan caliente.
-Si apenas tengo tiempo para mí...¿cuándo tendré tiempo para ti? -Pregunté, adolorida por esas palabras. Seguramente él esperaba que le repitiera que también lo amaba.
-Si te ayudo, tendremos tiempo de sobra. El problema está es que no me queda mucho tiempo en la ciudad, aunque podría ser que...
-Si nos vamos a separar...¿de qué sirve unirnos? -Lo interrumpí. -Aether, yo también te amo pero...lo nuestro no puede funcionar.
-Sigh. ¿También te diste cuenta? Odio decirlo...pero es verdad. Las pocas horas que tendríamos juntos apenas se puede contar con los dedos de una mano. -Sentí que aferró su agarre. -Y si aceptamos, sería más difícil y dolorosa mi partida.
-No quiero obligarte a quedar a pesar de que nos entregamos nuestra primera vez...tienes tus asuntos, yo los míos, ¿y de qué nos serviría ser amantes por unas horas?...¿Federico y Lizzy eran amantes?
-No. Cada uno de ellos tenía sus propios asuntos, pero siempre estaban juntos cada que podían sin problema alguno.
-Si no puedo compartir más de mis noches contigo...¿de qué sirve entonces?
-Lo sé. -Aether me abrazó y me dio un beso en la frente. -Al final sí que tuvimos un amor de novela: uno con final trágico. -Lo miré a los ojos, comencé a llorar por alguna razón, las lágrimas me salieron solas, aunque no arrugué la cara para nada. Él se sorprendió. -Jean...
-No suelo llorar aunque las cosas se pongan muy difíciles. Llorar representa debilidad, no estar a la altura de las circunstancias, algo indigno de una caballero como yo. -Me senté en la cama, cubriéndome con la sábana y tratando de secarme las lágrimas que no quería tener ya. Aether me abrazó por la espalda.
Me di la vuelta, abrazándolo con fuerza. Él hundía su cabeza en mi cuello, cerré los ojos y lo abracé lo más fuerte que pude. Tanto que añoro vivir en una novela de amor...y me toca una sumamente realista: donde las cosas no son perfectas y los finales no siempre son felices.
-Jean, olvidaste que llorar también es humano. Llorar representa que puedes sentir, que no eres una máquina o un monstruo.
-Y lo mismo pasa con el arrepentimiento, y estoy comenzando a arrepentirme de lo que pasó entre nosotros.
-No digas eso. -La voz de Aether sonó quebrada...
-Sí, no puedo decirlo. -Me separé del abrazo. -No me arrepiento de amarte, ni de entregarte mi cuerpo, o mi alma...pero me arrepiento de haberlo hecho tan tarde.
-Ninguno de los dos sabía que nos terminaríamos enamorando...actuamos cuando debimos y como debimos.
No dijimos nada más, volviéndonos a acostar en la cama, teniendo las manos unidas mientras mirábamos el techo.
-Espero no sea por la edad, pero me duele gran parte del cuerpo. -Reí.
-Será falta de ejercicio. Eres joven y bella todavía.
Nos dormimos desnudos, abrazados, la fiebre de Aether bajó por completo la mañana siguiente, en la que, ya vestidos, nos vimos a los ojos para darnos un fuerte abrazo. Cerré mis ojos, no queriendo que ese momento fuera a terminar, habíamos acordado que, saliendo por esa puerta, todo quedaba como si nada entre nosotros.
No seríamos amantes, no seríamos esposos, ni siquiera amigos. Íbamos a ser compañeros, y eso cuando se requiera, pues cuando no...no seríamos apenas nada. Eso me destrozaba el corazón profundamente.
Justamente al abrir la puerta, pude ver que Aether tenía el semblante triste, todo lo que pasamos era en vano, lamentablemente. Cuando me dispuse a caminar a la salida, aunque sin quererlo en realidad, él me tomó de la muñeca, jalándome contra su pecho para darme un beso en los labios.
Apenas sentí esa sensación en mis labios, comencé a llorar de forma desconsolada, cerrando mis ojos para responder al beso, que sonaba muy tenuemente en el silencio de la cabaña. Me abracé desesperadamente a Aether, no quería dejarlo, no quería que tuviéramos que decirnos adiós.
Al separarnos, juntamos nuestras frentes, tomándonos de las mejillas mutuamente. Él también lloraba, siendo la primera vez que lo veía derramar lágrimas. Notaba en sus ojos que su alma estaba completamente devastada, al igual que la mía.
-Creí que no me dolería tanto si dejábamos todo aquí...pero es una sensación que me destroza el corazón. -Dijo, llorando.
-Por eso nada de besos, abrazos, ni miradas amorosas cuando nos veamos en la ciudad, ¿de acuerdo? -No respondió, los dos seguimos llorando. -¿D-de acuerdo?
-Sí... -Nos soltamos las mejillas y separamos nuestras frentes, saliendo de la casa de campo para cada quién tomar su rumbo a Mondstadt. Regresar juntos sería sospechoso.
***
A las pocas horas estaba en el bar, sentado en el rincón más apartado de todos. Estaba muy deprimido por el hecho de que jamás podré ser feliz junto con la persona que tanto amo. Pasarán muchos años antes de que Jean pueda tener una vida menos ocupada, y para ese entonces seguramente yo ya no esté en Teyvat. El único consuelo es que Paimon aún ilumina mis días. Pero éste no es uno de ellos.
-Oh, Aether. -Era la voz de Kaeya, escuché que se iba acercando poco a poco. -Amber y Paimon estaban muy preocupadas por ti, te desapareciste casi todo el fin de semana. -Él vio el vendaje en mi abdomen, dándose cuenta de que la pasé mal.
-Tuve un contratiempo. -Bebí más del vino de diente de león, queriendo emborracharme lo necesario para no caerme, pero sí para olvidar mis penas.
-Esa cara la he visto solamente en hombres que tienen el corazón roto. -Él se sentó a mi lado, bebiendo Sidra de manzana. -No sabía que estabas enamorado, ¿esa chica no correspondió tu amor?
-Vaya que lo hizo. -Bebí a la vez que reía de forma triste, como burlándome de mi propia desgracia. -El problema es que lo nuestro no funcionará, y me iré en unos días, así que no le vimos caso a intentarlo.
-Suena como a una novela trágica. Ve el lado positivo, al menos ninguno de los dos murió.
-Una pequeña parte de mi corazón murió cuando supe de sus labios que lo nuestro jamás podría ser. ¿Pero que le haremos? -Terminé mi vino. -Otra copa aquí, por favor.
-Te sugiero que no desahogues tus penas en alcohol. El gremio tiene muchas misiones, eso te vendrá mejor.
-Sí...tienes razón.
***
Amber me lo había confirmado...Aether había partido de Mondstadt y ahora se encontraba de camino a Liyue. Al final de todo...era algo que ya sabía que pasaría más temprano que tarde, pero vaya que me dolía mucho pensar que no lo vería en bastante tiempo...quizá nunca más.
Uno de los caballeros me entregó una carta, lo que me pareció raro. Según yo, ya todas habían sido entregadas hacía una hora. Abrí esta que aparecía como un asunto urgente, espero que no sea algo que requiera mucho tiempo. No estaba firmada, el sobre era blanco y no se veía un sello de algún particular en especifico.
Jean:
Rompiendo mis promesas, como suelo hacerlo, quisiera que conservaras esta carta, que será lo único que te deje en caso de que muera en el recorrido por encontrar a mi hermana. Me recuerdo ahora de muchas cosas, como la primera vez que nos vimos, cuando me nombraste caballero de Favonius durante el ataque de Stromterror. De lo que claro que más me recuerdo es ese último beso que nos dimos, que sentiré siempre en carne propia al tratarse del beso más sincero que he dado y daré alguna vez. Te amaré siempre que tú me ames, de eso no te quede la menor duda. Perdóname de verdad si las palabras que te dejo, más que un consuelo, representa para ti un doloroso recuerdo que quisieras eliminar, pero te amo demasiado como para irme así como así, sin despedirme de la manera adecuada. Jamás te olvidaré al ser tú la primera mujer que he amado tanto en tan poco tiempo, y si mi hora final me llega en los cielos de Liyue, debes saber que mi último pensamiento será especialmente para ti. Te doy las gracias por el amor que me demostraste en el corto periodo después de que nos confesamos nuestros sentimientos, y siempre te seré fiel sin importar que seamos en realidad apenas más que unos simples enamorados. Espero verte de nuevo algún día, aunque no puedo jurar nada, como dije antes, suelo tener la mala costumbre de romper mis promesas. Solo me queda decirte a modo de despedida que te ama con todo su fervor y vehemencia de aventurero:
Aether.
-Ese tonto... -Me solté a llorar de la tristeza que me dejaban aquellas palabras. "Te amaré siempre que tú me ames" Aether me tendrá que amar por toda su vida si quiere mantener esa promesa...puesto que nunca lo dejaré de amar.
______________________________________
Dije que encontraría la forma de emparejar a estos dos, me parece que lo logré y con bastantes cimientos que dejó la misión leo menor, lo del lemmon eso vino más bien por añadidura, la situación desembocaba al mismo, así que creo que también se justifica bien jsjsjs
Por cierto, no todos los finales de cap van a ser felices, como se podrán dar cuenta, el de Jean no será un caso aislado así que vayan preparando sus corazones para lo peor, ya que realmente cuando se trata de tragedia, nadie es más cruel -mordida- pueden preguntarle a cualquier seguidor mío si no me creen.
Duda importante: estoy en un debate de su hacer un capítulo LuminexAmber (sí, leíste bien, LuminexAmber, por alguna extraña razón, es un ship popular), o un LuminexXiao, que también tiene su fandom. Se me ocurren montonazo de ideas para el LuminexAmber, eso a que hay bastantes fan arts, y del LuminexXiao tengo leves esbozos, los dos capítulos me quedarían bastante lindos, pero igual espero su opinión uwu
Les recuerdo que el próximo capítulo es MonaxAether, siento que no me quedó taaan bien ya que la historia va de golpe, igual trataré de darle retoques, aumentarle algunas situaciones rapiditas ahora que estoy viendo anime de nuevo (no es plagio si nadie se da cuenta guiño, guiño XD), eso sí, ya está sazonado con escenas románticas RE100 MOLIDAS, (perdón, tenía que hacer el chiste xd), pero espero llenar sus expectativas.
Sin más, me despido hasta dentro de una semana que nada más me estoy haciendo pendejo con la tarea xd
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro