¿Praeter amicitiam? Acto dos
AHHHHHHH, VIVA FIDEL!!!! -explota- Ya alcanzamos más de 50 mil vistas :3 La verdad ni yo pensé que llegaríamos tan lejos :0 En cosa de 28 capítulos (que han sido muchos más de los que pensé que escribiría xD) La verdad es que pensaba en darle un punto y final al fic pronto, pero como ya se viene Inazuma...oh sí, eso le da un segundo aire a la historia 7u7
jeje boy, desde que escribí el jeanlisa me ha gustado escribir y ver yuri :v así que démosle continuación a esta historia que quedó inconclusa.
...
No podía ver el rostro de Lumine...pero haría algo que ella me enseñó, así fuera de forma indirecta, pero lo tenía bien en mente.
Pensé en la sonrisa de Lumine, en esas veces que la había visto sonrojada, tan linda, cuando casi le di un beso en los labios...debía sacar fuerzas de ahí, no podía dejarla no por el hecho de dejarla a su suerte...yo amaba a Lumine, y no quería dejarla así ya que mi corazón no lo soportaría ni de chiste.
Ella notó que hacía mucho esfuerzo, por lo que, de forma dolorosa para mí, la escuchaba llorar.
-Te lo ruego, solo te vas a lastimar tú también si esto sigue así, ve aparte, yo estaré bien. ¡Recuerda tu espalda, por los siete, me dijiste que era muy doloroso para ti!
-¡Era mentira! ¡Lumine, yo no tengo dolores de espalda, mentí ya que quería que pasáramos la noche juntas, por eso lo hice!
-Amber...¿pero por qué querías pasar la noche conmigo?
-Eso te lo diré después...por ahora hay cosas más importantes en qué pensar, pero tuve que mentirte para que así fuera.
-No me gustan las mentiras. -Lumine me comenzó a jalar ambas mejillas con bastante fuerza, lo que me causaba bastante dolor, pero sé que a ella le va peor que a mí. -¡Dime la razón, Amber, me mentiste, y no hay mentiras blancas, así que no se te ocurra decir algo así!
Pensaba de forma rápida si decirle la verdad o una verdad a medias, aunque responder con una pregunta, en cierta medida, me librará de esto. Sé que uno de los caballeros queda por aquí, así que debo de hacer tiempo.
-¿Y si te dijera que...me gustan las mujeres? -Cerré los ojos con fuerza, esperando una respuesta de Lumine negativa, lo que sería sinónimo de que no tengo oportunidad con ella. Sus manos dejaron mis mejillas.
-Eh...no esperaba esto, la verdad. A-aunque da la casualidad de que... -Escuché que suspiraba, como dándose fuerza a sí misma.
A lo lejos vi al caballero que anda por estos rumbos, así que de inmediato le grité, alzando una mano para que nos viera con más facilidad. Él vino corriendo a nosotras al ver que estábamos en verdaderos aprietos.
-Te recuerdo que de verdad hay cosas más importantes de qué preocuparnos. Pe-pero sí te diré yo...te quiero. -Lo último lo susurré lo suficientemente bajo para que mi compañero no nos escuchara pero ella sí, ambas caímos al piso, agotadas, especialmente yo.
Él cargó a Lumine, lo que me dio un poco de celos, debo reconocer, aunque era lo único que podía hacer para que ella esté bien.
Lo último que pude ver es que Lumine estaba sonrosada de sus mejillas, ya no lloraba, y me miraba con cuestionamiento.
-Cuando nos veamos habrá muchas cosas de qué hablar. -Sentí eso como una advertencia, así que mientras Lumine se iba perdiendo a mi vista pude ver que ahora su rostro era de desesperación y preocupación.
Al quedarme sola, me llevé las manos a la cara, seguramente había hecho un terrible mal en decir eso, pero ya lo dije, no hay otra cosa que pueda hacer para remediarlo.
Lo que me atormenta el corazón es pensar en qué es lo que me dirá cuando nos veamos de nuevo...
Ya había llegado a la entrada de la ciudad, la realidad es que no quería entrar a la misma por temor a encontrarme a Lumine. Le pregunté a Swan dónde estaba ella, y como era de esperarse, la habían llevado a la catedral a sanar.
Por suerte ella y Wilhelm llegaron sanos y salvos, lo que me dio tranquilidad. Tendría que ir a visitarla, claro...pero me daba miedo.
Nos quedamos en medio de una conversación que era de lo más importante, ella me dijo que daba la casualidad de que...y de ahí no supe más.
No quería darme falsas esperanzas pensando en que daba la casualidad de que yo también le gustaba, eso sonaba de lo más imposible por varias razones, preferí evitar pensar en ese tema para no decepcionarme de la realidad al momento de encararla.
Fui a mi casa, donde lloré un rato, quizá desahogándome de todo lo que había pasado en ese día, lo que pasaría después, no tenía ánimos de nada, solamente quería dormir.
Eso fue lo que hice, dormí profundamente, y realmente no soñé nada por el hecho de que estaba cansada a más no poder. Dormí hasta eso de las seis de la tarde, por lo que simplemente miré por la ventana, pensando en qué hacer.
Me di cuenta que era peor alargar mi sufrimiento, por lo que me dispuse a ir de inmediato a la catedral para ver a Lumine y así terminar este asunto de una vez por todas.
***
Yacía recostada en una de las camas de la catedral, Bárbara me había curado, así que estaba realmente mejor, solamente era cuestión de descansar. Seguramente mañana me darán de alta, lo que es una fortuna para mí.
Todavía quedaba pendiente ese asunto con Amber. Me había dicho que le gustaban las mujeres y que ella me quería...¿pero me quería cómo? ¿Cómo amiga? ¿Cómo caballera honoraria? Realmente había muchas preguntas que me rondaban la cabeza.
-¿Qué estabas haciendo para que te pasara algo así? Me sorprende mucho que terminaras tan herida.
-Un ballestero casi me dispara en una pierna, el problema es que me caí de un árbol, más o menos unos cuatro metros.
-Auch...al menos no te diste en la cabeza, o pudo resultar peor. Por cierto, ¿ibas sola?
-Amber iba conmigo, pero ella se quedó atrás...nos encontramos al caballero que me trajo hasta acá, y prefirió que me trajeran rápidamente a que ella nos retrasara. De todos modos...ya debería haber llegado.
-Amber es una gran persona. Incluso Eula, que parece tener recelos con todos, la describe como una hermana menor, y parece que le tiene aprecio aunque ella se niega a decirlo. -Bárbara volteó a ver a varios lados. -No le digas a nadie, pero una vez las vi bailando tango, me sorprendí mucho. (-inserte torero de papi Chayanne- por cierto, una vez vino Chayanne a mi ciudad, el concierto fue a cinco minutos de mi casa pero no tenía dinero para el boleto :'v aparte no conozco su discografía, no lo hubiera disfrutado xd)
Me dio un repentino ataque de celos de la nada. Pensar que Amber había bailado tango con Eula, que la tomó de las manos...ella es físicamente más dotada que yo, y puede que más linda...aparte, a Amber le gustan las mujeres, ¿qué tal si son novias secretas y eso es lo que me quería decir?
Al menos, lo que traté de decirle antes de que se pusiera a gritar, es que a mí también me gustan las mujeres, más precisamente ella, y con eso que me dijo que me quiere...¿de verdad podría tener una oportunidad con Amber?
Ya casi nos habíamos besado, podría ser que sí, sin duda, pero éramos amigas y apenas nos llevábamos conociendo algunos días, así que podría sonar muy idealista todo lo que digo.
Entre otras cosas, no sabía si ella vendría a verme, ya pasaron varias horas y no he visto ni su sombra, o la sobra de su listón, ese que la hace ver como una linda conejita.
Empezaba a rendirme, por lo que preferí dormir para recuperar fuerzas. Solamente escuché una risita de Bárbara para que inmediatamente ella me cubriera con una manta.
-No te vayas... -Le dije, sin abrir los ojos.
-Te escucho.
-¿Está mal amar a alguien a quien no puedo amar?
-¿Esa persona te ama o no?
-No lo sé...
-Siempre y cuando esa persona desee que la ames, está bien. Si no quiere que lo hagas, sí que lo está, eso es lo que podría decirte. Mi hermana sabe más sobre el amor, ella se la pasa leyendo romances, de todos los tipos, aunque debo admitir que me gustan las canciones de amor...hay una muy en específico que dice, "cuando te toco, me siento feliz por dentro, es un sentimiento tan grande que mi amor no puedo esconder, quiero tomar tu mano". Esa canción me pone de buen humor.
-Ya veo...gracias por tu consejo, Bárbara.
-Descansa. -Sonrió ella, cerrando la puerta de la habitación donde pasaría la noche.
***
Llegue a las puertas de la catedral, por lo que de inmediato entré a la misma, notando que todo estaba como siempre: Grace se encontraba inspeccionando todo, el Fatui seguía ahí como todos los días, Rosaría, sorpresivamente, se encontraba rezando...supongo que la castigaron por faltar a la clase de canto.
Sin embargo, encontré a la persona que buscaba en ese momento, así que me moví apresuradamente hacía la misma, tomándola de los hombros.
-Bárbara. -Sonreí, ella se había exaltado.
-¡Por la Lira sagrada, que susto me diste! ¿Qué sucede, Amber?
-Lumine y yo tuvimos un pequeño accidente...me dijeron que la trajeron aquí, ¿dónde está ella?
-Hum, no tardaste nada. Incluso ella ha preguntado por ti, ¿Por qué tardaste tanto en regresar a la ciudad? Parece que Lumine está preocupada por ello.
-¡¿De verdad?! -No me había dado cuenta, por pensar en mí y en qué me esperaría a mi reencuentro con Lumine, que ella podría estar preocupada por mí al no tener noticia alguna de mi llegada, si me habían emboscado el mismo grupo de hilichurns o algo parecido.
Vaya que había metido la pata.
Por ahora no podía verla, ya que ella estaba en reposo, aparte de que dormía, según me dijo Bárbara, por lo que, o bien regresaba a mi casa, o podía esperar sentada en la catedral, haciendo cualquier otra cosa, pero por ese momento no me permitían entrar con ella.
-Su habitación no tiene seguro, y realmente las monjas estarán en clase de canto, Rosaría tiene castigo por no haber orado hoy en la mañana, así que ella no se puede despegar de su lugar por un buen rato...solo te lo comento como dato curioso. -Ella me giñó el ojo y se fue mientras cantaba, por lo que, tras un minuto, me levanté de inmediato de mi asiento.
Apenas entré, y justamente como lo había dicho Bárbara, vi a Lumine dormida en una cama, teniendo su característico broche de flor en la cabeza, lo que me tranquilizó fue ver que ella estaba bien.
Realmente me dijo que solamente estaba en reposo, no indicándome si le dieron tratamiento, que era lo más lógico. En cualquier caso, mejor no la movía mucho para no lastimarla o reducir la eficacia del tratamiento.
Me senté junto a ella, sonriendo, tomándola de una de sus manos.
-Vaya susto me diste...Sigh, espero no recuerdes lo que te dije. Estoy casi segura de que me rechazarás si te digo mis sentimientos...no debí haberlo hecho.
Apenas terminé de hablar, Lumine se movió, por lo que me quedé blanca como un papel. Al abrir sus ojos y verme, me sonrió, apretando mi mano.
-Ji vinijte. (:v)
-Perdón por la tardanza. Bárbara me dijo que estabas preocupada.
-Un poco. Debiste llegar hace horas, ¿dónde estabas?
-Me dijiste que no te gustan las mentiras...la verdad, estaba en mi casa, quería descansar antes de venir, procesar todo lo ocurrido en mi cama un rato.
-¿Se te pasó el susto ya? Me sigo sorprendiendo de que hayas llorado. -Rió ella.
-E-estaba desesperada...no quería que salieras muy lastimada, por eso lo hice.
-Te entiendo, no te preocupes. -Ella me hizo un espacio en la cama, a pesar de que era una individual, yo le alcé la ceja. -Ven, acuéstate a mi lado.
Me sonrosé un poco, mirando para otro lado, sentándome en la cama, apretándome junto a ella. El horizontal de nuestros cuerpos quedó completamente pegado, ella sonrió, seguíamos tomadas de la mano, mirando al techo.
-Al menos ahora ya sabes que me disgustan las mentiras.
-Sí...y ya no te he mentido...solo fue esa vez.
-Sigo preguntándome por qué lo hiciste...si me decías "quisiera que durmiéramos juntas" lo habría entendido sin problemas. No seremos conocidas de años, pero sin duda te tengo la suficiente confianza como para decir que eso no me molestaría...podemos hacerlo de nuevo mañana, si quieres. Las monjas no me dejarán salir hasta mañana en la tarde, quizá. -Dijo ella, con un puchero.
-Oh, ya veo... -Quedé ruborizada. -Si te mentí fue porque creí que me dirías que no, me daba miedo pensar que creerías que soy rara.
-Nada de eso. Es más, ahora mismo estamos acostadas en la misma cama. Y respecto al día de mañana...comer en Cola de gato me gusta cómo suena, ¿a ti no?
-Y algo de beber...pero que no sea jugo de gancho de globo...iugh. -Lumine rió de inmediato, así que yo hice una pequeña sonrisa en mis labios, disfrutando de ese momento, hasta que tuve que irme a mi casa, de lo contrario las monjas sabrían que estuve donde no debí.
Llegué a mi casa tranquila después de todo ese tempestivo día. Todavía quedaba pendiente esa charla que deberemos tener Lumine y yo tarde que temprano, pero no importaba, prefería que fuera cuando la misma llegara, ya sea mañana, la próxima semana...o cuando ella parta a seguir en búsqueda de su hermano, no importa. Algún día la tendremos.
A la mañana siguiente, yo me bañaba como era mi costumbre, secándome el cabello con la toalla, preparándome para ir a la catedral nuevamente a ver cómo seguía Lumine. Apenas desperté, no dejé de pensar en ella, de hecho fue el primer pensamiento que tuve apenas salí de mi cama.
Me cambié, me perfumé (cosa rara, por cierto), desayuné para lavar mis dientes y fui caminando tranquilamente en el sol de la mañana, ya fuera por el barrio comercial, por la plaza, donde fuera mejor.
Para que estuviera más presentable, compré un pequeño recuerdo en la tienda de Marjore, lo envolví en una cajita y lo preparé para dárselo a Lumine a penas la viera, lo que me emocionaba. Si es que ella todavía no desayuna, ya que era temprano todavía, me gustaría hacerlo yo.
Ayer ella no podía ni mover sus brazos por lo lastimada que estaba...puedo darle de comer en la boca si es que todavía no desayuna...je, je, eso es realmente algo romántico, por lo que sería bueno ponerlo en práctica.
Llegando a la catedral, una de las hermanas me dirigió al cuarto donde Lumine se encontraba, y al abrir la puerta, me topé con la sorpresa de que ella ya había terminado de desayunar, de hecho acababa de terminar apenas. Bárbara se encontraba presente.
-Oh, hermana. Llega en buen momento. -Ella se levantó de la silla donde se sentaba. -La paciente mejoró rápidamente con el tratamiento que le apliqué, así que está estable, puede moverse por sí sola.
-Me alegra mucho. Ella tiene visita, será mejor dejarlas solas. -Bárbara tomó el plato de Lumine para marcharse, sonriéndole, gesto que ella regresó. Mi ilusión se había ido por el caño, por lo que tuve un tic en el ojo.
-Pasa... -Dijo Lumine, yo cerré la puerta. -Siendo honesta, no la pasé muy bien...hacía mucho frío, el silencio resultaba abrumador, pensé que la noche no terminaría nunca. -Pude ver, en efecto, que ella tenía pequeñas ojeras.
-Me siento mal...yo dormí perfectamente, mientras que tú...
-Eso se puede resolver fácilmente. Ya hoy me dan de alta, podremos dormir juntas y mañana estaré como si nada. Por suerte será domingo, día de descanso oficial, podremos levantarnos hasta que se nos dé la gana.
-Más o menos... -Extendí el regalo. -Ten, te traje esto...
-Gracias. -Sonrió ella, tomando la cajita para después darme un abrazo que me sorprendió, aunque lo respondí a la inmediatez. -¿Qué será...?
El regalo era un pequeño conejo tallado en madera, por lo que ella simplemente hizo un gesto de regocijo, riendo un poquito a la vez.
-¿T-te gustó?
-Obviamente...me recuerda a alguien muy en específico. -Hubo unos segundos de silencio, yo hice un gesto de desear saber quién era. -Al capitán Kaeya, por supuesto. -Mi cara pasó a ser de inconformidad y ella soltó una risotada, tomándome de la mejilla. -Obvio que es a ti, conejita.
-¿Co-conejita?...
-Sip, al final, esa es tu constelación, ¿no? ¿La coneja más pequeña? O sea, una conejita, je, je, je. -Sonrió Lumine, tomando mi listón, a lo que me sorprendí. -Solo te faltaría una colita y ya.
-¡N-no entremos en detalles! -Dije, nerviosa.
Le leí un libro que tenía a la mano, más precisamente uno que se encontraba en la mesa de noche, así que lo aprovecharía para esa situación, que era necesaria.
La hora de visitas se acabó más pronto de lo que me había parecido, vaya que el tiempo se fue volando, pero ahora Lumine debía bañarse para que la revisaran las demás monjas, así que me tocaría esperarla en casa, le dije a Bárbara que me avisara cuando la dieran de alta para venir a verla lo más pronto posible.
Ella me miró sospechosamente, aunque después sonrió para sí misma, viéndose bastante alegre, lo que me extrañó un poco, ¿qué habrán platicado esas dos mientras no estaba?
***
Al salir de bañarme, me tuve que poner ropa prestada de algunas monjas, la que, debo admitir, se me veía curiosa, aunque bastante bien. La calceta donde me habían herido quedaba llena de sangre, de ahí que tuvieran que lavar mi ropa para que no estuviera sucia, aparte de que quedó mojada, tenía tierra, entre muchas cosas más.
Me preguntaba qué pensaría Amber de verme así, así que me tomé una fotografía con el daguerrotipo, sonriendo. Bárbara entró y me vio vestida de monja, por lo que sonrió agraciadamente.
-Hermana Lumine, no vaya a faltar a las clases de canto, por favor. -Ambas reímos. -Te ves bien.
-Gracias, Bárbara. ¿Entonces podré irme hoy?
-Segura. Quizá en la tarde, le mandaré una paloma mensajera a Amber antes de que salgas, quizá se encuentren en el barrio comercial o una zona parecida.
-¿Crees que se sienta responsable de lo que pasó?
-Para nada. Está preocupada por ti, sí. No es porque se sienta culpable...simplemente te aprecia, y no le gustaría que te pasara algo malo, es como si un objeto al que le tenemos aprecio se perdiera o se rompiera, nos duele, ahora imagínate con las personas.
-Seguramente...yo también la aprecio mucho. No sé si debamos hablar de esto por ser una iglesia aunque...ella me gusta.
-Ya lo suponía.
Bárbara se sentó a mi lado, tomándome de la mano para sonreírme amablemente, después acariciándome la cabeza, como si fuera una niña pequeña.
-Han de pensar que eso es algo malo. Para nada, ¿ves a la hermana Grace? Ella tiene esposo y una hija, a veces se la pasa aquí en la Iglesia. Si una monja puede tener relaciones, ¿qué de malo tendría que tú ames a Amber? (ok, nosotros que somos latinos y españoles mayoritariamente católicos, estamos acostumbrados a que los curas y monjas no pueden casarse, pero Mondstadt está basada en Alemania, allá son Luteranos y/o protestantes, y tengo entendido que en el protestantismo los curas pueden tener familias y setso, no sé con qué limitaciones pero se puede...según entiendo xd)
-¿Pero yo le gustaré a ella? Eso es lo que me cuestiono. Sé que a ella le gustan las mujeres, me lo confesó ayer, pero no sé...
-¿En serio dudas? -Bárbara puso una cara de duda bastante agraciada. -Es más claro que el agua, Lumine. Es normal que tu subconsciente te sobreproteja para que no termines lastimada del corazón, pero a veces no hay que hacerle caso al cerebro y mejor seguir lo que te pide el corazón. -Su sonrisa fue como ver un arcoíris en medio de la más enorme obscuridad, lo que me dio tranquilidad.
-En-entonces le diré la verdad...si algo sale mal, te reclamaré a ti. -Dije, formando una cara de seriedad.
-Nada saldrá mal, y en cualquier caso, acepto las consecuencias. Ahora hazlo...una chica te estará esperando cuando salgas de aquí.
Me sentía animada e inspirada a hacer lo que Bárbara me dijo...el detalles que decirlo es muy fácil, pero hacerlo...eso es otra cosa, más bien.
Tenía que pensar en un plan en concreto, no podría hacerlo a la hora de la comida ya que Paimon también me espera, aunque ella, por ahora, está al cuidado de Noelle, tengo entendido que ambas hacen las labores normales de los caballeros de favonius.
Ella me dijo que se divierte bastante junto con Noelle, ya que le cocina muy rico de comer, juegan juntas, y los deberes que hace son una nada en comparación de los que hace la criada favorita de la ciudad.
Como fuera, ya habría un momento para resolver la cuestión que ha estado molestando todo este tiempo.
Hablando de la reina de Roma, Paimon apareció por la puerta, a lo que ambas nos dimos un gran abrazo, riendo muy alegres.
-¡W-wuah, ¿decidiste unirte a la Iglesia?! -Exclamó ella, sorprendida. -¿Serás una idol como Bárbara? No sabía que te gustaba cantar, nunca te he escuchado hacerlo.
-No, Paimon. -Reí. -Simplemente me prestaron la ropa, pero me cambiaré en cuanto pueda.
Al salir de la Iglesia, ya estaba como nueva, así que caminaba sin problemas por las calles. Sabía que tarde que temprano me encontraría de frente con Amber, ¿pero qué haría después de eso?
Esa pregunta se desvaneció cuando ella y yo nos encontramos de frente finalmente, la vi apresurada, como si quisiera llegar a un punto de urgencia.
-¡Amber! -Gritó Paimon, moviendo su bracito, llamando la atención de la mencionada.
Ambas caminamos ya más tranquilas, sonriéndonos tímidamente, desviándonos la mirada, como si estuviéramos evitando que nuestros gemelos se encontraran, hasta toparnos frente a frente.
-Ho-hola... -Dijimos al mismo tiempo...Paimon se nos quedó viendo raro, y la verdad es que así era.
Mientras estaba en esa cama, fue como si no hubiera pasado nada, pero ahora, fuera de la misma, daba la impresión de que la realidad nos daba un golpe frontal, y uno muy fuerte.
Sin embargo, yo estaba segura de que ella quería abrazarme, y no lo negaré, yo quería abrazarla a ella, así que, y como si nos leyéramos la mente, las dos nos abrazamos muy fuerte, cerrando los ojos a la vez que bailoteábamos un poco.
-Qué bueno que ya estés mejor, Lumine.
-Fue gracias a ti, Amber. De no ser porque me cargaste, quién sabe qué habríamos hecho, si quedarnos acampando o esperando ayuda.
-Eso ya da lo mismo. Vayamos a comer, yo invito.
-¡Oh, Paimon acepta! ¡Ese asado a la miel es lo mejor de todo el mundo!
Continuando con el recorrido, justamente llegamos a comer, donde Sara se sorprendió de vernos, ya que se había dicho que tuvimos un accidente grave, y parecía como si nada nos hubiera pasado.
Empezamos a comer poco a poco, y fue que, siendo ya una situación más cómoda, aparte de que la conversación no se había detenido ni vuelto incomoda, le mostré la foto donde tenía puesto el uniforme de monja.
Lo primero que pasó es que ella se ruborizó, solamente para que un hilo de sangre le empezara a bajar de la nariz.
-¡Wah, Amber, estás sangrando! -Exclamó Paimon, alarmada, pasándole una servilleta para que se limpiara.
Eso explica por qué Bárbara me dijo que era lo más obvio del mundo. Ahora que ya sé la verdad, veo las cosas sutiles más evidentes, por lo que pequeños detalles que antes me serían invisibles, ahora los veo claramente.
Noté que Amber siempre me miraba los labios, no era otra cosa, por alguna extraña razón. No pensé que mis labios fueran tan llamativos para ella, lo que me sorprende.
-Supe que bailas tango, ¿es verdad?
-¿Ah? Sí, Eula me enseñó...¿por qué preguntas?
-¿Me enseñas a mí? -Sonreí, ella volvió a sangrar de la nariz.
-¡Ah, Amber, otra vez! -Pobre Paimon, si esto sigue así, le dará un ataque.
Pagamos la cuenta y nos fuimos a la casa de Amber, ella seguía limpiándose la nariz, bastante fastidiada de toda esa situación, lo que me daba ternura y gracia. Era tierno, ya que no le gusta que se evidencien sus sentimientos, quizá por miedo a la verdad. La verdad es solo una, y esa es que ella me gusta.
Arreglamos su sala para comenzar a practicar tango esa misma noche, sería difícil, sin duda, aunque valdría la pena, o eso esperábamos ya que realmente hacía falta.
Paimon, al ser ya tarde, se fue a dormir cuando comenzamos a practicar, por lo que las dos nos juntamos bien, tomándonos cuidadosamente de las manos.
-Primero debes... -Ella comenzó a moverse suavemente, guiándome al paso mientras comenzábamos un ritmo más o menos tranquilo y adecuado.
La seguí como podía, no me era muy difícil, aunque todavía me costaba un poco de trabajo, especialmente porque desconocía varios pasos, trataba de hacer lo que podía evidentemente, no siendo tan mala...o eso esperaba.
-Bien, vas muy bien. Nada mal. -Me dijo ella, contenta, fuimos aumentando un poco la velocidad y el ritmo con el que bailábamos, tomando más soltura.
Cuando ya teníamos más o menos confianza, comenzamos a aprovechar el espacio de la sala, danzando en el mismo, tomadas de las manos, haciendo los movimientos que ella me indicaba, casi como si fuera una autómata.
Decidí actuar ya que, de lo contrario, nunca me atrevería a hacerlo.
-¿Entonces te gustaban las chicas? -Solté, de la nada. Amber se puso rígida, casi tropezamos, aparte de que ella se sonrojó bastante, recuperamos el ritmo unos segundos después.
-Co-corrección...me gustan las chicas. ¿A qué se debe la pregunta?
-Te iba a decir ayer, que fue cuando me interrumpiste que...a mí también me gustan las mujeres. -Íbamos a tropezar de nuevo, aunque mantuvimos los pies bien puestos, evitando caer, sujetándonos fuerte de las manos y teniendo bien pegados los pies en el suelo.
Hay que decir que no habíamos dejado de bailar.
-¿Así que era eso?...E-es una casualidad, ciertamente. No me lo esperaba, aunque me pregunto si habrá más casualidades sobre este tema.
-¿Qué quieres decir? Supongo que...
-Quisiera terminar mi idea antes que nada. -Nos detuvimos, mirándonos directamente a los ojos, sin soltarnos las manos. -T-tú me gustas, Lumine...no sé ni por qué pasó, pero pasó...me enamoraste, por alguna razón.
-Jum...sí, habrá otra casualidad. Porqué también me gustas, Amber.
-¿En-enserio? -Sus ojos brillaron, su rostro dejaba notar una incredulidad absoluta.
-Por supuesto...¿por qué te mentiría?
-N-no es tanto eso. -Hubo un pequeño silencio. -¿No estoy soñando, verdad?
-Solo hay una forma de saberlo.
-¿Me vas a pelliz...? -Antes de que pudiera terminar, moví mi cabeza unos centímetros, haciendo que nuestros labios coincidieran.
Yo había cerrado mis ojos, sintiendo el calor de sus manos, el corazón me latía fuerte por el baile que terminamos hace unos segundos, pero no era solo por eso, claro. Era por el hecho de que, finalmente, le había dicho la verdad a Amber, y no solo eso, sino que ella fue reaccionando a bien a mi beso, respondiéndolo al pasar los segundos.
Apretamos nuestras manos, no queriendo separarnos un segundo mientras durara ese momento, y que fue que, al separarnos, nos miramos a los ojos, rojas como el color de su listón.
-Je...fue mejor de lo que pensé que sería...
-Ahora no me acobardé como la vez en que dormimos juntas.
-Sí, todavía me acuerdo.
Lo prometido era deuda, nos acostamos en su cama, tomadas de la mano. Si mañana despertábamos como la última vez, no íbamos a reaccionar tan violentamente. De hecho, seguramente lo disfrutaríamos totalmente.
Nos sonreímos, dándonos un beso de piquito.
-Casi se me olvida...te amo, Lumine. -Me dijo, pareció que fue lo más honesta que pudo, me convenció completamente.
-Y yo a ti, mi linda conejita.
Esa noche, muy a diferencia de la de ayer, dormí en esa tibia cama, con un calor en el corazón que fue absoluto, y siempre escuchando el latido de mi corazón y el de la respiración de Amber.
Ya no me sentía tan sola en este mundo...ya no más.
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Ufas, ¿Qué les pareció? Pensé que no iba a alcanzar a publicar ya que estoy hasta el cuello y hoy tenía examen, en teoría debía aprovechar el fin de semana para estudiar, pero entendí los temas más rápidamente de lo que creí, solo espero que no me vaya mal, ya que el examen se ve difícil hasta por las orejas :'v
El capítulo no lo planeé, me salió naturalmente, ¿cómo lo sintieron? Creo que me quedó un poco aburridón, espero sus críticas, buenas o malas, pero las leeré para darme una idea de cómo ir mejorando.
Creo que quedó bien el cierre de este ship que vaya que tiene su gran fanbase...podría continuarse, pero no sé, creo que ya dije todo lo que tenía que decir, otra cosa en la que espero su respuesta
El siguiente capítulo es lemmon, vi por ahí que querían uno de LuminexNinguang, pero pienso que se equivocaron y quisieron decir AetherxNinguang (que ya lo tengo anotado y esperando para su publicación), si quieren el LuminexNinguang, lo traeré la próxima semana, si no, ¿qué lemmon con Lumine quieren que traiga? Los leo uwu
Antes de irme les pregunto, en general, ¿alguno de ustedes dibuja manga a mano o en tablet, computadora, lo que sea? Lo digo por algo en específico, más que nada cosas de negocios :v pero el punto no es ese, si alguno sabe, o conoce a alguien que sepa, sea del país que sea, me gustaría que me manden mensaje privado para mencionarles el por qué les pregunto, solamente les pido seriedad ya que, de hecho, es un asunto serio xdxdxd
Siempre tuyo:
-Arturo.
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