Piedras rodantes
En ese momento bebía un poco de hidromiel en el puerto junto con Rex Lapis...o mejor dicho, con Zhongli. Tomábamos un poco el sol y charlábamos antes de que yo marchara de la ciudad. La verdad es que tenía muchas dudas respecto a él.
-Entonces...¿dices que puedes ser hombre o mujer? -Pregunté.
-Sí. Éste es un cuerpo de entre muchos que he tenido. A veces escojo ser mujer, a veces hombre. -Fue la respuesta de Zhongli.
-Entiendo...¿y prefieres ser hombre o mujer?
-La verdad es que no tengo preferencia. Simplemente hay momentos, no lo sé, es difícil de explicar, en que me gusta más ser hombre. Pero claro, no es como que cambie de cuerpo una vez por semana...puede que sea una vez cada cincuenta años, una cosa así.
-¡¿Cincuenta años?! Eso es bastante...¿y te has relacionado con los humanos?
-Sí. Incluso he tenido parejas sentimentales. Tanto hombres como mujeres.
-Por lo que quiere decir que lo has hecho siendo hombre y siendo mujer. -Hice un ademan con las manos, me sentía bastante confundido.
-Seguro. -Rió. -He de admitir que me gusta más hacerlo cuando soy mujer, es bastante más placentero. Aunque algo que debo reconocer es que siempre me gusta ser el dominante.
-Eres un enfermo, amigo.
-Oye, no seas tan cerrado. Si pudieras cambiar tu cuerpo a voluntad, claro que lo harías. Te puedo decir que es muy sencillo seducir a un hombre, las mujeres cuestan un poco más de trabajo.
-Solo te pido un favor...no se te ocurra seducirme si te transformas en mujer, ¿de acuerdo?
-Despreocúpate, no eres mi tipo. -Zhongli se bebió su hidromiel al contado. -¡La cuenta, por favor! -Él se había tomado diez tarros...el mesero se nos quedó viendo feo al traer la cuenta. -¿Traes dinero, no? Es que no tengo mucha liquidez.
Como no era raro...me tocaba pagar a mí. Es la última vez que invito a beber a un Arconde, así esté seguro que traiga dinero.
***
Caminaba de forma tranquila por las calles de la ciudad, me daba cuenta que varias mujeres se me quedaban viendo mientras secretaban, si las miraba, ellas se emocionaban o sonreían.
-Hum. -Me acomodé el cuello de la camisa, caminando un poco más aprisa. Escuché que las féminas se emocionaron un poco más.
Llevaba puesto un sombrero negro de ala ancha, la verdad es que hacía un sol bastante intenso y eso me cubría. Aparte, como tampoco era raro, fumaba en pipa, la que sujetaba entre mis dientes al tiempo en que escupía el humo por la boca. Mis manos quedaban en los bolsillos de mi gabardina.
Recordaba mis momentos dorados de juventud. No solía mezclarme demasiado entre los humanos...solo cuando quería "divertirme" jeje. Como siempre, fui apodado de varias maneras, y también me hice de bastantes enemigos.
Por aquellas épocas recuerdo que hasta una vez me persiguieron varios hombres con cuchillo cuando me descubrieron coqueteándole a la hija del dueño de la taberna. Claro que podía acabarlos en un instante...pero no quería llamar la atención.
Ahora que estaré de "vacaciones permanentes" puedo darme el lujo de llamar la atención. Siempre tuve una debilidad por las mujeres a pesar de que me puede gustar cualquier cosa que me pongan en frente.
Especialmente tengo la debilidad por las mujeres al ser más refinadas, limpias, siempre cuidado su aspecto. En cuanto a los hombres...bueno, ¿por qué destaco entre los demás hombres y por qué las mujeres me comen con la mirada? Digamos que he aprendido unos trucos al ser mujer: cuida tu aspecto, usa un buen perfume, habla bien, mantente recto, los modales ante todo, y no seas muy tosco.
No es muy difícil...pero pocos lo entienden. Por eso me gustan mucho las mujeres. Claro, a la hora del sexo...me gusta más ser mujer. En fin, que me voy por las ramas.
Tenía a una sola mujer en mente por aquel momento. Era rica, bella, sabia, poderosa y ambiciosa. Eso se traduce a mi mujer ideal. Tenía que hacerme notar ante ella. Caminaba a su enorme mansión, llamado la atención de todo aquel que me encontraba, pues era un hombre vestido mayoritariamente de café, con un sombrero de ala ancha, pipa fumador y, sobre todo, una curiosa mirada.
Me desvié rápidamente a uno de los rincones donde no se veía nada y todo era cubierto por las sombras. Prácticamente en cosa de un segundo y, al tener bien puesta mi mente en esa persona, me transformé en ella. ¿Qué persona menos sospechosa para ingresar a una casa que el dueño de la misma? Soy un maldito genio.
No recordaba muy bien cómo caminar con tacones, trataba de verme lo más natural posible y lo menos torpe. Suspiré para centrarme, aunque claro que todos se sorprendieron al verme.
Al llegar a la entrada de la casa, saludé al guardia como era debido. Éste se me quedó viendo como si hubiera visto a un muerto.
-¡¿Lady Ninguang?! ¡¿No estaba usted en su despacho?!
-Salí a tomar un descanso, perdón por no avisarles. Era más que nada una pequeña urgencia.
-D-de acuerdo...pasé usted, por favor, mi Lady. Por cierto, lindo sombrero, aunque no combina mucho con sus ropas.
-Hum, creo que eso confirma mis sospechas de que necesitaba un descanso. -Sonreí de forma amable.
Reí para mis adentros cuando me dieron paso a la mansión. La verdad todo era muy lindo, esta mujer tiene buen gusto para los muebles. El problema es que...no tenía ni la más remota idea de dónde podría estar esta mujer, y no creo que alguien se tome muy bien ver a dos Ninguang caminando por la casa.
Podría ser peor...que me la tope frente a frente. Así que mejor fui cauteloso, yéndome al rincón menos vistoso de toda la casa. Nuevamente me transformé en Zhongli, tronándome el cuello y poniéndome de nuevo el sombrero. Revisé mis bolsillos, la pipa estaba en su lugar.
Una mujer que me vio caminando por los pasillos así como Pedro por su casa se me quedó viendo entre sorprendida e incrédula.
-Caballero, ¿tiene usted cita con Lady Ninguang?
-No, pero esperaba que usted, bella dama, fuera quien me la agendara. -Me acerqué a ella para mostrarle un saco de moras, moviéndolo como si fuera una sonaja.
-¡Bienvenido sea usted al palacio de Lady Ninguang, honorable caballero! -Aplaudió, llevándome directamente a la oficina de la mujer que buscaba. -¿A qué viene usted? ¿Compra de bienes raíces? ¿Inversión en barcos mercantes? ¿Venta de mercancías de una tierra lejana?
-No precisamente. Claro que deseo adquirir un... "servicio exprés" por decirlo de manera rápida y sencilla. Es algo complejo de explicar, pero me atrevo a decir que si su señora acepta, quedará más que satisfecha y quizá con ganas de seguir haciendo el negocio conmigo.
-Interesante, interesante. -Llegamos a una puerta que se notaba sumamente hermosa y reluciente, incluso yo mismo quedé sorprendido por ello. -Es aquí, cuando se trata de buenas ganancias, Lady Ninguang siempre tiene tiempo en su agenda.
-Jo, claro que serán buenas ganancias. Quizá hasta yo pierda y ella termine ganando mucho.
Al abrir la puerta, pude ver que muchas cosas estaban enmarcadas en oro o en plata, algo que claramente me agradaba. El oro es el color del poder...por lo que es de mis colores favoritos, así como el café.
Ella estaba escribiendo de forma tranquila, su vestido la hace ver muy hermosa. Su forma de sentarse era elegante y muy fina, podía ver sus tacones y su tatuaje de dragón en la pierna, algo que me parece muy sexy.
-Creí haberte mencionado que hoy no podía recibir visitas.
-Un cliente quiere verla...dice que le tiene un negocio con excelentes ganancias.
-¿Cuál es su nombre? -Ella seguía sin despegar los ojos de los papeles que firmaba.
-Mi nombre es Zhongli. -Dije, con mi voz fuerte aunque delicada. (Voz en japonés) ella misma se sorprendió, levantando la vista de inmediato. Vi que quedaba más sorprendida al verme, pasándosela sin pestañear varios segundos, hasta que volvió en sí. -Prefiero que nos deje solos, por favor. Mientras más gente hay cuando se habla de negocios...siento menos confianza.
-Como usted diga, caballero. -La mujer salió, cerrando la puerta.
Caminé de forma lenta, sacando mi pipa para prenderla. Veía algunas de las pinturas y los mapas. Noté que, sobre su cabeza, yacía un cuadro con una de mis representaciones. Yo sé que ella respeta y admira mucho a Rex Lapis...o sea a mí. Malamente, no puedo decirle la verdad.
-No puede fumar aquí. Causaría un gran incendio.
-Mi plan es causar un gran incendio, de hecho. Pero no un fuego físico, es un fuego de otra clase. -Hice caso omiso y seguí fumando. Vi que ella se molestó un poco.
-Cuando se habla de negocios, lo normal es hablar claro y al punto.
-¿Al punto? -La volteé a ver, de forma altanera, como si apenas me importara lo que dijera, aunque claro que me interesaba profundamente todo lo que ella tuviera que decirme. -¿Cuántos moras quieres por tener una cita conmigo?
-¿Di-disculpe? -Se sonrojó de forma notoria. -¡Si no tiene asuntos de negocios serios, es mejor que se largue! -Exclamó, enfatizando el "serios".
-Lo digo muy enserio. Una cita, usted y yo, toda la noche, ¿cuánto quiere? Diga la cantidad sin miedo, Lady Ninguang.
-Primero muéstreme el dinero...algo me dice que usted me juega una broma muy tonta.
Como lo pidió, mostré una buena cantidad de mora, lo que equivalía a cerca de medio millón de moras. Era poco menos de un quinto de mi capital. La cifra podía ascender a no máximo de un tercio. Tenía casi tres millones de moras disponibles. (Aether: Hijo de perra, ¡¿y te duele el codo por pagar un tarro de hidromiel?! >:v)
Podía ver cómo es que temblaba de ver tanto dinero que le ofrecía por una simple cita. Claro, el sentido es que no me cobre para la próxima, jeje.
-¿Y qué opinas?
-E-es poco.
-Tengo más, no te preocupes por eso.
(Zhongli so like:)
-¡Agh! ¡Demonios! -Ella se llevó una mano a la frente, frustrada. -¿Cuánto vale para usted una cita conmigo?
-Hum...en realidad mi deseo de tener una cita con usted es algo realmente invaluable. Usted ponga precio, yo no puedo ya que, justamente, no podría ponerle uno.
-Bueno, me ha demostrado que tiene modales dentro de lo que cabe. Y la cantidad de dinero...es bastante, ¿de verdad está seguro de gastar tanto dinero por una cita conmigo?
-Por supuesto. Sé que a la próxima usted será quien pagará por una cita conmigo.
-Hum, eso suena interesante. -Me vio de forma sarcástica aunque retadora. Claro que su ego de mujer no le va a permitir que le digan que ella necesita de alguien a tal punto de pagar por su compañía. Yo...yo estoy bastante aburrido y tengo dinero de sobra, aparte de que ella me llama mucho la atención. -De acuerdo, pase por mí a las ocho en punto. La cita acabará a las doce de la noche.
-Siento que se aprovecha de mi posición.
-Con un solo minuto de mi tiempo puedo hacer muchos moras, ¿es consciente de eso?
-Tch. Un segundo de mi tiempo genera montañas de moras, así que puedo ser también muy caro, Ninguang.
-Le diría que es un grosero por tratar de hacerme menos, pero si el dinero le sobra como para pagar medio millón de moras por una cita conmigo, puedo darme la idea de que es verdad lo que afirma.
-La espero a las ocho entonces. Le prometo que no quedará decepcionada.
Me tocaba esperar, no creí necesario el cambiarme para la cita, en realidad creo estar lo suficientemente presentable para la mujer más rica de todo Lyue. Puedo ver que, justo como lo esperaba, es bastante presumida y vive en una esfera de lujos...no es como que yo sea muy diferente. En ese aspecto...me gusta pensar que somos compatibles.
Bebía un poco más de hidromiel a la vez que fumaba en mi pipa en la terraza de un restaurante. La mesera siempre se me acercaba con pena, aunque claro, ¿quién no se pondría nervioso al ver a un hombre tan atractivo como yo? Si por algo escogí este cuerpo...es por eso mismo.
Me esperan muchas aventuras de aquí a lo que me quede de esta nueva vida. La primera de ellas, para bien o mal, será Ninguang. Mentiría si digo que no me había sentido así de nervioso en décadas, pero beber siempre me relaja. Probamente Xiao me quiera dar una buena paliza cuando se entere de lo que hago...aunque no tiene por qué saberlo, jeje.
Me distraje haciendo un montonal de cosas, ahora que no me sentía tan presionado, la verdad es que vivía de una forma diferente cada segundo de mi vida. Lo único que me incomoda bastante es que a donde quiera que voy, las mujeres se me quedan viendo...
En una ocasión, y casi para levantarme el ego, escuché que algunas mujeres susurraban cosas más que positivas sobre mí.
-Señoritas. -Sonreí, levantándome el sombrero. Les arranqué pequeños gritos de emoción, jadeos y suspiros de amor...creo que me puedo acostumbrar a eso.
Al momento de la noche, fui a la habitación donde iba a quedarme a vivir, nada pretencioso, de hecho, pero eso sí, lo suficiente cómodo para el Santo Patrono de los negocios. Dejé mi sombrero colgado y la pipa en mi cajón, poniéndome un poco de perfume y limpiándome bien los dientes.
Eran las siete con cincuenta, llegaría justo a tiempo.
Me apresuré a llegar, estando incluso cinco minutos antes. Los guardias del palacio me observaron con cierto recelo, yo fumaba un Petit Churchill (tipo de puro que parece ser un cigarro por ser del mismo tamaño), en espera de mi invitada.
Al salir ella, me quedé un poco más sorprendido que antes, ya que ella tenía el mismo vestido, notándose más maquillada y sin la extensión de cabello color carmesí que suele usar. No llevaba guantes, eso sí, por lo que veía que sus manos eran muy hermosas y se notaban suaves.
-Mi Lady... -Ella ofreció su mano, la que tomé de forma inmediata para besar el dorso de la misma. -Se ve más hermosa que la luna ésta noche. -Halagué.
-Muchas gracias, Zhongli. Reconozco que usted igual se ve muy apuesto.
-Sé que usted fuma, y para que vaya entrando un poco mejor el hambre, ¿gusta de un tabaco? -Saqué de mis bolsillos internos una cajita donde guardaba mis puros.
-Muy amable de su parte.
-Por favor, tutéeme.
-Ja, ja. Yo creo que no. -Sonrió, poniendo el puro en una boquilla. -Es una cita pagada, evidentemente no crea que habrá demasiada intimidad entre nosotros.
-Cruel...pero verdadero. -Saqué mis fósforos, prendiendo el Petit Churchill de Ninguang. -La verdad es cruel, después de todo.
Fuimos tomados del brazo, platicando un poco sobre los negocios que hacíamos. No íbamos a perder ni un solo segundo de la cita, por supuesto. No es necesario mencionar que éramos el centro de atención.
Era de por sí bastante raro ver a la más importante de las Siete estrellas de Lyue caminar por las calles, y ahora acompañado de un hombre, pues...
Tenía todo planeado, caminábamos con leve prisa para llegar a la embarcación que nos llevaría al Arca de la Perla dónde únicamente las personas más influyentes o adineradas pueden entrar y hospedarse.
Todos se sorprendieron al ver a Ninguang entrar, yo salí primero de la embarcación para ayudarle a salir y a subir.
-Que caballerosidad. -Me sonrió.
-Por supuesto. -Regresé el gesto.
Beberíamos algo de vino y comeríamos ligero. Apenas unos mariscos, y no muy pesados...pero caros que sentí que me daría un infarto. Luego recordé que estaba pagando medio millón de moras por la cita y pues, bueno, se me pasó el susto inicial.
-¿Le puedo preguntar por qué era usted tan insistente en invitarme a salir? Escuché que le mencionó a la chica que lo recibió que yo "quedaría más que satisfecha y quizá con ganas de seguir haciendo el negocio con usted".
-Es cierto lo que le dijo su asistente. Lo afirmo con toda seguridad ya que, en mis muchos años de experiencia...nadie se ha ido de mi lado sin desear un poco más. Por razones de negocios yo me muevo mucho, diciendo adiós a más personas de las que quisiera...y en cuanto a lo primero, siento que es más que evidente el por qué, mi Lady.
-No para mí, Zhongli.
-La verdad es que me pareces sumamente atractiva. -Al decirlo, ella se ruborizó levemente. -Me llamas infinitamente la atención, tienes todo lo que le interesa a un hombre: belleza, dinero, poder, una linda voz.
-Gracias por sus hágalos...lo digo de verdad. En realidad es la primera vez que no rechazo una cita...por ser la primera vez que me ofrecen dinero por tener una, pero quizá sí pueda pasar un buen rato.
-Ese es el sentido. -Choqué mi copa con la suya, charlamos un poco más sobre las cosas que nos gustaban.
Ambos compartimos una curiosa afición por el oro, las piedras preciosas, el poder y el elemento geo. Nos dimos cuenta que éramos compatibles por tener control sobre el mismo elemento, eso nos parecía lindo, o bueno, más a mí.
Tras la comida, bebimos un poco más de vino, contando sobre algunas aspiraciones y planes pasados que no pudimos ver concretados por cualquier razón. Nos levantamos a presenciar una obra de teatro que se actuaría en el crucero. Era una obra dedicada a mi memoria...lo raro es que yo estaba ahí, presente.
Supuestamente era sobre cómo había fundado Lyue y los primeros siglos que conviví con los humanos...¿Quién fue el idiota que escribió el guion? ¡Todo estaba mal! Quizá pueda ganar mucho dinero escribiendo teatro o libros sobre mí mismo...pero debería adoptar alguna otra identidad, quizá sea lo mejor.
Noté a Ninguang bastante enajenada con la obra de teatro, así como conmovida. Recordé el sueño que le mandé...oye, puedo hacer que sueñe conmigo, Zhongli, para que así se interese más en mí. Lo repito, soy un genio.
La tomé delicadamente de la mano, dándole un beso al dorso de la misma. Noté que estaba sorprendida por eso mismo.
-¿Te está gustando la obra?
-Por supuesto que sí...Rex Lapis es una de mis mayores inspiraciones. Si tan solo siguiera vivo.
-Claro que sigue vivo. Él vive en todo contrato justo que se firme, se cumpla y ambas partes se sientan satisfechas. Estoy seguro que él cree que no hay nadie mejor para cuidar de Lyue que tú. Al final de todo, eres sabia, audaz, con la crueldad justa y necesaria para que tus enemigos no se entrometan en lo que planeas...eres perfecta.
-Zhongli, es usted un atrevido. -Susurró, muy halagada. Ninguang sacó un abanico de su bolso, dándose aire con el mismo a la vez que miraba enfrente, evitando mi mirada. Yo reí levemente, mirando la abominación de obra de teatro que hacen a mi memoria.
-Más bien soy sincero. Para decir verdades es necesario un cierto atrevimiento.
Al acabar la obra de teatro, jugaríamos algunas apuestas en juegos de mesa. Éramos ocho, aunque conmigo jugando...la balanza está claramente a mi favor. Sin duda, soy un hombre con mucha "suerte".
Las jugadas de Ninguang y las mías siempre resultaban victoriosas, aunque claro, también dejaba ganar a algunos que se veían más desesperados, se notaba que tenían algo que les aquejaba el alma, de ahí que quisiera darles una mano que seguramente les haría falta.
Trataba claro, de recuperar la fuerte cantidad de dinero que había perdido, la que no se recuperaría sola, claramente. Por otro lado, si le doy suerte a Ninguang quizá se anime a salir conmigo más seguido...sin cobrarme, claro.
Salimos del juego cuando la ganancia ascendía a algo cercano a los cien mil moras, ya que no quería hacer perder al crucero grandes capitales o de lo contrario nunca más me dejarían subir de al Arca de la Perla. La ganancia "normal" era lo que me podía permitir.
Ninguang fumaba de su pipa, notándose realmente linda. Me daban ganas de pintarla, por lo que pedí un lápiz y un una hoja de papel. Comencé a dibujarla y ella se dio cuenta casi de inmediato.
-¿Qué hace?
-No se mueva mucho mi Lady. Quiero hacerte un pequeño retrato, y como ya te había dicho, esta noche te ves muy hermosa.
-Entiendo. Aunque me doy cuenta que usted sí me tutea. Se lo permitiré...la verdad es que sí me estoy acostumbrando a su compañía.
-Algo me dice que es por el dinero de las apuestas. –Seguí dibujando. –El interés siempre es parte de las relaciones sociales...o al menos al principio. –Susurré.
-¿Qué dijo?
-Que ya terminé. –Mostré el dibujo, me tomó apenas segundos hacerlo por el hecho de que...bueno, soy Arconde, hago muchas cosas y tengo muchos talentos. Seis mil años pasan lentamente para gastarlos sin hacer nada.
Ninguang miró su dibujo con un pequeño brillo en sus ojos. Dejé que lo conservará, sería un buen regalo de una primera cita, y no creo que a ella le haga mucha gracia el que yo tenga un dibujo suyo en mi poder.
Curiosamente nos habíamos perdido en nuestro pequeño juego, así que no nos habíamos dado cuenta de que la música en vivo comenzaba a ser tocada.
Alcé mi mano indicando que deseaba que ella la tomara, y fue lo que hizo. Nos levantamos de forma inmediata para comenzar a caminar a la pista de baile. Éramos el centro de atención, como no sonaba raro.
La música era lenta, suave, al igual que nuestros movimientos. Claramente yo me sabía todos los pasos habidos hasta ese momento, aunque prefería que Ninguang llevara la batuta por ser lo más cómodo para ella.
El problema de saber tantos bailes...es que ya no tengo idea de cuál dejó de estar de moda.
Aquel asunto fue resuelto cuando finalmente supe qué es lo que mi Lady deseaba bailar. Un baile "tradicional". Todavía lo recuerdo, aquel invierno del 42' la forma de bailar era tan bonita, por lo que me era todo un lujo bailar con Ninguang.
Ella se sujetaba de mis manos y hombros, según lo demandara el baile, y yo la tomaba de la cintura, cadera o de las manos.
Sentí que éramos como dos hojas que caen al mismo tiempo, de esas que parecen danzar mientras lo hacen. Todo era tan armonioso, tanto que incluso yo estaba sonriendo, y no es tan común que sonría.
Mi sonrisa fue contagiada a Ninguang, sus labios eran tan hermosos, así como sus dientes que son como perlas de mar, no muy blancas, pero sí brillantes.
En una de las mesas había algunas orquídeas rojas en un centro de mesa, tomé una lo más rápido que pude, casi sin interrumpir el baile, únicamente para ofrecérsela a ella, quien se sorprendió a bien al verla.
Sin embargo, una nueva sonrisa llegó a su rostro, poniendo la orquídea en uno de los bolsillos de mi gabardina. Era de noche, y de la noche son las cosas del amor. Le estaba entregando mi corazón a la luz de la luna, tenía unas enormes ganas de robarle un beso a Ninguang, pero mi sentido común me lo impedía.
Todo el ambiente huele a mar, hacía mucho calor causado por la pasión del baile y de mi amor y no tanto porque la noche fuera cálida. Tenía algo de sudor en mi piel, y por el lugar en el que estamos, era más que evidente que sería un sudor sabor a sal...
Era de noche, y de la noche son las cosas del amor...pero no sé qué tan bien sea recibido un beso de Ninguang de mi parte, y menos habiendo tanta gente alrededor. Sin embargo, de una sola brisa y de una caricia en mi mejilla, Ninguang tomó un bastón de chocolate, poniéndolo entre sus labios mientras seguíamos bailando.
La gente chiflaba y ovacionaba la acción de Ninguang, yo abrí los ojos de sorpresa, mordiendo el otro lado del bastón de chocolate. El sentido es que eso causaba que no nos separáramos, teníamos que bailar viéndonos directamente a los ojos y estando pero bien cerquita el uno del otro.
La distancia se fue acortando conforme fuimos comiendo del pequeño bastón, aunque con tan mala suerte que se rompió al hacer un movimiento brusco. Así como el bastón se rompió...también lo hizo un poquito mi corazón y el de la multitud, todos lanzaron un "aww" de tristeza.
Ninguang hizo que le diera una vuelta sobre sí misma, todo para terminar de regreso a la mesa, sentándonos de nuevo en las sillas de dónde nos habíamos parado. Todos aplaudieron con mucha vehemencia, Ninguang saludaba y se echaba aire con su abanico.
Yo estaba que sudaba como si fuera medio día, por lo que me quité la gabardina y me desabotoné dos botones de la camisa. Al vernos, nos sonreímos de manera comprensiva.
-¿Juego del pocky? ¿Por qué?
-Lo rompí a propósito. Quería darle a la gente un poco de circo, al final ya tienen pan de sobra en el Arca de la Perla. Por cierto...es usted un buen bailarín. Quizá cuando sienta ganas de bailar le escriba una carta, eso sí me convences de hacerlo, claro.
-Así será. –Prendí un Petit Churchill, eran las once y cuarto...me quedaba poco tiempo. –Bailas muy bien tú también.
-Gracias, Zhongli.
Regresamos al puerto no sin antes ser ovacionados por la multitud, el dueño del crucero se quedó infinitamente sorprendido de lo bien que ambos bailamos, ofreciendo algún pequeño obsequio a Ninguang, como es costumbre cuando se le ve.
Carajo, yo no le di un regalo de forma inmediata...más bien improvisé el dibujo. Bueno, sé que le gustó mucho, así que eso puede subsanar mi falla.
Caminábamos de nuevo con un poco de tranquilidad, aunque yo tenía especial prisa por querer completar mi cronograma. Eran ya casi las once y media. Ninguang caminaba bastante lento, no sé si lo haga a posta para no seguir el cronograma.
Iríamos, para terminar, al observatorio de Lyue (Sé que no hay uno en el juego, pero las montañas están demasiado grandes para que no se les haya ocurrido a los diseñadores xd).
Era un lugar famoso por ser romántico al ser tranquilo, y no hay nada más lindo que un beso en los labios con un fondo estrellado. Lo único que me pregunto es si ella aceptara un beso de mi parte, con eso que rompió el bastón del chocolate.
En fin, lo que me agradaba es que íbamos tomados de la mano, así que notaba que la tenía helada, y que ella temblaba un poco por el frío. Tras el calor del crucero, regresamos a las calles de Lyue...que son bastante frías, tanto así que mi nariz la tenía bastante fría (en el centro de mi ciudad, el material de los edificios hace que, cuando hace calor, haga un montón de calor y, cuando hace frío, todo se esté congelando :c).
-No quisiera que te enfermes. –Me quité la gabardina, ofreciéndosela a Ninguang. Ella se sorprendió bastante.
-Que amable de su parte, Zhongli. –Al ponérselo, pude ver que tenía una cara de tranquilidad. Supongo que la gabardina tiene bastante de mi calor residual. –Un detalle que debo admitir es muy tierno, pero ¿qué pasará con usted?
-Yo no me puedo enfermar, así como usted. Encontraré remedio alguno si es que pesco algún resfriado, pero lo dudo.
-Admito que me gusta su temeridad, ¿pero es algo lógico?
Eran las once cincuenta...el observatorio quedaba bastante lejos, y ya casi llegábamos.
-Lo suficiente. Sé que no me enfermaré, por eso te doy mi gabardina para que tú no te enfermes.
-Je. Sigues tuteándome...y la verdad te regresaré el gesto por cortesía. Zhongli, realmente eres una muy linda compañía, me la pasé muy bien. Hace años que no voy al observatorio, y es de mis lugares favoritos. Escogiste muy bien el lugar para terminar la cita.
-S-sí...terminarla. –Mis esperanzas de alargar el asunto se fueron por el caño. Al menos terminaríamos de una forma linda. Al llegar al maldito observatorio, que era unas escaleras inhumanas las que teníamos que subir, pero era ganancia.
Nos tomamos de nuevo de la mano, sonriéndonos para después mirar al cielo, que era espectacular. Parecía que algún artista había tomado su brocha, llenándola de pintura para luego lanzar gotas en una pared de color negro. Así de hermosa se veía la bóveda celeste.
Había media luna, brillante como la sonrisa de Ninguang, al mirarla, quedó muy asombrada.
-Mucho tiempo ha pasado desde que vi con detenimiento la luna...al principio veía la cita como una obligación, pero he disfrutado mucho de tu compañía, Zhongli. Odio cuando no tengo razón...así que a la próxima cita que tengamos no te cobraré demasiado caro.
-Podrías cobrarme lo de la cuenta, si no es mucha molestia.
-Es broma, no te cobraré nada. Con lo que ganemos en las apuestas es más que suficiente. –Dijo, haciendo un gesto de sorpresa. –Te aclaro de una vez: por ti no siento amor...pero puede que sí lo sienta en un futuro no muy lejano. Depende de las citas que tengamos después.
-No me sorprende. –Reí un poco. –Soy joven, guapo, rico, bailo bien. Tengo lo mío.
-Somos compatibles en eso. Joven, guapa, rica, buena bailando.
-Oh, sí. Muy guapa. –La tomé delicadamente de la mejilla. –Eres muy hermosa, quizá la mujer más hermosa que haya visto, y eso que he visto muchos rostros de mujeres hermosas.
-Atrevido. –Río ella, tomando mi mano para apretarla suavemente.
-Lo juro por Dieguito Maradona. Tienes los labios más hermosos que haya visto (han visto los labios de Ningguang? Los diseñadores le metieron mucho entusiasmo a cada pixel JAJAJA).
-¿A sí? –Ninguang sacó un bastón de chocolate de su bolso, yo me quedé sorprendido. -¿Y serán los más suaves que hayas besado? –Notaba el reto en su mirada al ponerse el bastoncillo en la boca. Yo mordí el otro lado, como no sería de otra forma.
Fuimos comiendo lentamente, nos mirábamos con bastante reto, casi como si no tuviéramos el valor de terminar lo que habíamos empezado. Casi terminando de comer el bastón, ella lo rompió al girarse a ver a las estrellas.
-¿Ya viste la luna? Es muy... -Si cree que me la hará dos veces, se equivoca. La tomé de las mejillas para robarle un enorme beso, uno sumamente apasionado y en el que intenté transmitir todo mi amor.
El frío que tenía en la nariz y me molestaba era una bobería, de verdad. Mi cuerpo se calentó con las llamas que se avivaron en mí al darle ese beso tan atrevido a Ninguang. Me dijo que era un atrevido...y se lo cumplí.
No vi absolutamente nada por cerrar mis ojos, aunque sentía que Ninguang se aferraba de mi cintura y de mi espalda, reaccionando de manera positiva al beso. Si por mí fuera, se me irían otros seis mil años en un beso sin fin con ella.
Sentía sus senos apretarse contra mi pecho, algo que no puedo negar alzaba pasiones en mí, aunque prefería controlarme. Si me diferencio de arcones pasados, es que yo no suelo andar violando a lo que se me pase en frente. (ES ZEUS!!!)
Al separarnos, vi que Ninguang estaba sonrojada, soltó una pequeña risita, para luego recargar su mejilla en mi hombro.
-¿Quién eres tú? Sentí un...no sé qué, un "cuigh" como un "babumg", no tengo idea. Pero no se sintió algo normal.
-Dijiste que hacía mucho tiempo no veías las estrellas...¿qué tal si pasaste mucho tiempo sin besar?
-Me desarmaste...odio decir que es verdad.
-Aparte, mi beso tenía amor, mucho amor. Quizá...no necesitas riquezas, un enorme palacio, ni el poder que tienes. Todo lo que necesitas es amor...y yo estoy dispuesto a darte todo el amor que tengo para ofrecer.
-Lo repetiré una y mil veces...eres un atrevido.
-Claro que lo soy. –Sonreí, tomando de las manos una vez más Ninguang para comenzar a bailar con ella en el observatorio. No había música, ni una pista adecuada, ni luz suficiente...pero había dos personas dispuestas a bailar y que no lo hacían tan mal a pesar de todo. Eso contaba más.
Mientras bailábamos le volví a dar un beso en los labios a la mujer más hermosa que he visto en seis mil años...fue respondido con la misma intensidad de mi amor.
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Sabían que la especialidad de Ninguang es la carne de mora? Y eso que Zhongli tiene es carne de mora 7u7 es como si Ninguang le hubiera preparado de comer :3
Arturo: Arturo pero que choto que sos, de los 2 únicos personajes pobres en todo el juego y te venís a inventar cosas sin sentido
Arturo: :'c
Pude usar este tema "cita por dinero" con Aether y Mona, ya que Mona...bueno, no es muy adinerada que digamos, así que hubiera quedado bastante mejor, pero bueno, leí por ahí que los errores son oportunidades.
Zhongli en teoría sí es una persona de dinero, pero como nunca ha tenido necesidad de comprar algo, por eso no carga dinero, así que no es tan descabellado que pueda pagar tanto dinero por una cita con Ninguang
Ya veré qué me invento con Mona, seguramente también habrá dinero de por medio, pero no tan exagerado :v
Por cierto, el próximo capítulo será lemmon, ¿alguna sugerencia? Por ahora la única que tengo es RazorxAmber
Nos vemos en una semana
Siempre tuyo:
Arturo Reyes.
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