Pequeño imprevisto.
Terminaba de hacer un pequeño encargo para el gremio, la verdad es que me encontraba bastante cansada, así que beber algo frío era lo mejor que podía pensar en hacer para ese momento.
Paimon me acompañaba, las dos pasábamos un buen rato, pues ella además comía algún "aperitivo" ya que eso le ayudaba a apalear el hambre...para medir menos de la mitad de lo que mido yo, parece un pozo sin fondo.
Sin embargo, la tranquilidad no duraría mucho, puesto que Kaeya llegó con nosotras, saludando. No me molesta su presencia ni mucho menos...pero el detalle radica en que, siempre que se acerca, es porque necesita algo.
-Vaya sorpresa verlas por aquí. ¿Pasando el rato? -Nos preguntó.
-Oh, acabamos un encargo, Lumine la tuvo fácil, pero no fue precisamente rápido, estuvo un poco atareado. -Dijo la pequeña.
-Sí, eran muchas cosas en su conjunto, pero nada de qué preocuparse. -Sonreí.
-Al final de todo es bueno descansar después de una jornada de trabajo agotadora. Y con este calor, vaya que la cosa se pone peor todavía.
-Ah, ni lo digas. Paimon siente que se derrite.
-Eso se puede arreglar en un segundo. -Sacando un poco de cryo de sus manos, nuestras dos copas de sidra quedaban bastante frescas, por lo que a ambas nos brillaron los ojos. -Es un viejo truco que aprendí hace un tiempo, especialmente cuando no se tiene hielo a la mano.
-¡Vaya que es funcional!
Siendo el caso, Kaeya se sentó para platicar un rato y, justamente como lo esperaba, algo quería a cambio. Me contó que sabe que hay ladrones de tesoros por la zona y lo que requerimos es ir y darles un buen golpe para que tarden en recuperarse.
Aunque, en realidad, no es un golpe como el que solemos darles de costumbre, es algo diferente, y por eso me llamó la atención. De cualquier manera, no es que sea precisamente buena con lo que él propone.
¿Y qué era lo que proponía? Era una misión en cubierto, pues se trataba de entrar a su campamento con todo el sigilo del mundo, extraer algunos suministros que seguramente serán tesoros y escaparnos a toda prisa.
Sonaba fácil, he hecho cosas parecidas antes y, en realidad, no es peligroso. En todo caso, no confío mucho en Kaeya y malamente me quedan razones de sobra como para no hacerlo.
-Sí, suena bien todo lo que dices y que tendré un pago respetuoso pero...sueles esconder cosas importantes de las misiones que terminan poniéndonos en peligro innecesario.
-No lo negaré ya que sería un sinvergüenza...que de cualquier manera eso no quita que soy un cínico por hacerlo sin pena, pero peor sería negarlo.
-Hum, entiendo tu punto. Solo te acompañaré con la condición de que no me escondas detalles importantes o alguna información.
-Bien, bien. No estoy investigando a estos tipos, ya los tengo con las manos en la masa y lo importante no es tanto eso sino más bien que habrá que recuperar lo robado.
-¿Es algún tipo de cosa en particular?
-Para nada. Cosas de oro, joyas, alhajas. Realmente han robado en toda la ciudad y en aguaclara, les devolveremos los objetos a sus dueños y esos tipos serán atacados por los caballeros antes del amanecer, pero para evitar percances, nosotros entraremos primero.
-Suena razonable. Acepto.
-Te espero a las 12 en la salida de la ciudad. No llegues muy tarde, ¿de acuerdo?
Y siendo así, seguimos bebiendo un poco más para después ir a lo principal: una buena siesta. Para Paimon, por obvias razones no le fue difícil ya que apenas tocó la cama se quedó dormida, yo tuve que leer un libro para que me entrara el sueño.
Tras un descanso de contadas tres horas, pues me desperté y volví a dormir de inmediato, a eso de las siete ya me encontraba lista para hacer los preparativos. Fuimos a cenar, al menos yo no muy pesado y especialmente cosas que me dieran energía para no quedarme dormida y estar con los sentidos al 100 ya que claramente los necesitaría, y de inmediato, apenas dieron las 11, fui a la entrada de la ciudad.
-Paimon se queda, seguramente seré mal tercio. Aparte es una misión en cubierto, mientras menos, mejor. -Me le quedé viendo feo mientras ella sonreía y sacaba la lengua.
-Solo lo dices para quedarte dormida cómodamente.
-Hum, tal vez.
-Al final de todo tienes razón, ¡pero esto no se quedará así!
-¡Wah, ya verás que te recompensaré de alguna manera!
Y tras la pequeña despedida, fui a la entrada de la ciudad, donde Kaeya ya me esperaba mientras jugaba con una moneda, lanzándola al aire para atraparla con su mano. Al verme, simplemente sonrió, revisando su reloj de bolsillo.
-Hora de irnos.
Mientras tomábamos rumbo, él me iba contando los pormenores del plan, lo que era especialmente sencillo ya que son cosas que platicamos antes: ir, entrar al campamento con todo el sigilo posible, encontrar las bolsas con los suministros e irnos de inmediato no sin antes sabotear algunas cosas más para que los caballeros la tengan sencilla.
Estando cerca, ambos nos agachamos, él sacó un monocular para ver mejor la zona, detectando 8 ladrones en las cercanías, lo que sería un reto vencerlos, pero por lo mismo es que nosotros no teníamos esa función.
Entrando, ambos íbamos cubriéndonos con lo que encontráramos: árboles, maleza, rocas, llegar al campamento no fue difícil, y en cuanto vimos la tienda, nos fuimos arrastrando hasta encontrar una de las bolsas, la que guardamos con todo sigilo en la alforja, donde haría menos ruido.
Para la segunda la teníamos más complicada, como yo soy más pequeña que él, fui cubriéndome entre las cajas que tenían, así como también entre las mantas. No estaban vigilando el campamento al no haber observadores así que la pude extraer con facilidad.
Solo quedaba lo más "sencillo": sabotear las armas.
Tomando las ballestas, les cortamos el cordón, los mazos igual los cortamos para solo dejarles la cabeza del mismo, porque el bastón igual serviría para golpear.
Al final, y llegando la hora de irnos, yo quise hacer una última, más que nada como remate, y esa era dejarlos sin leña, para que tuvieran que ir por más y así cuando los caballeros llegaran al campamento los tuvieran con las defensas bajas.
Kaeya me hizo una seña de que era hora de irnos, le respondí haciéndole un pequeño gesto de que en nada iría, solo tomé uno de los pequeños bultos que se encontraban amarrados y, sin guardármelo, comencé a caminar junto a él.
Malamente, éste se encontraba a nada de romperse y no me di cuenta de ello, por lo que se terminó de rajar, haciendo que las cosas se cayeran al suelo. Por obvias razones, mis ojos se abrieron a más no poder, y luego de eso los ladrones de tesoros me voltearon a ver, preparando sus armas.
-Demonios... -Dije, sacando mi espada. Kaeya los flanqueó apareciendo por detrás, lanzando algunas ráfagas de cryo para desorientarlos o empujarlos al agua para que se congelaran.
En un descuido de los dos, uno de los ladrones le arrojó un cuchillo en la pierna a Kaeya, él simplemente apretó los dientes, dándole un golpe al pobre tipo que sin duda le dolió hasta a sus muertos. Otro de los ladrones aprovechó la distracción y le dio con una pala en la espalda, derribándolo para luego intentar golpearlo de nuevo, pero él se defendió bien, y aparte yo llegué para rematar al asaltante de tumbas.
-Si queríamos ahorrarle trabajo a los caballeros...vaya que lo logramos. -Dijo, de forma sarcástica. Pues después de todo, los ladrones quedaron derrotados en su totalidad.
También yo había quedado con algunos golpes, por lo que tuvimos que irnos apoyándonos el uno al otro porque, de lo contrario, alguno de los dos caería. De cualquier manera, yo estaba más entera que él por obvias razones.
Su herida en realidad no era algo preocupante, pero junto con el golpe de la pala bastó para que Kaeya la tuviera difícil. Sabiendo que ni de chiste podríamos llegar a la ciudad en estas condiciones, supimos de inmediato que lo mejor era acampar.
Yo puse el campamento mientras que él hacía la fogata y me ayudaba a clavar en el suelo los cáncamos de la tienda mientras yo amarraba las cuerdas en los árboles y atravesando la tela de la misma para tenerla lista.
Teniendo todo preparado y listo, ahora sí que tocaba ahora el proceso más delicado: curar la herida de Kaeya.
Lo bueno es que con Bárbara he aprendido algunas cosas importantes de sanación, por lo que la situación estaría bajo control. Y como he dicho antes, la herida no era precisamente agravada, de ahí que no estuviera muy preocupada.
Él estaba recostado sobre un árbol, bebiendo unos analgésicos para bajar el dolor de la espalda tras el golpe, e igual yo me tomé algunos que tenía.
El sentido era mezclar flores dulces, menta y cola de caballo, todo lo tenía preparado, así que tras preparar el ungüento, era hora de trabajar.
-Lo que diré es complicado pero...tendrás que quitarte...bueno, ya sabes. Para poder trabajar mejor. -Le dije, sonrojada.
-Vaya, ya tenemos un problema. -Rió. -¿Cómo te explico que no uso ropa interior?
-¡¿Eh?! ¡¿Por qué no usas?!
-Es cómodo, en realidad. Da lo mismo, igual tendré que coser el pantalón. -Kaeya sacó un cuchillo que tenía, cortando la tela del pantalón para que pudiera trabajar más fácil. -Listo.
Comencé a trabajar en lo mío, tocando con cuidado la herida, untando el ungüento con mis manos sobre la pierna de Kaeya. Estábamos bastante juntos, noté que él se llevó el antebrazo a los ojos, tapándose la vista.
Al destapárselos para ver cómo ocurría, me percaté que abrió sus ojos como platos solamente para cubrirse de nuevo los ojos, ¿qué le pasara?
-O-oye, Lumine...no vayas a pensar que yo...¿pero ya te revisaste el escote?
-¿Hum? -Sin que me hubiera dado cuenta hasta ese momento, al igual que Kaeya, me percaté que mi escote había recibido una pequeña cortada que, con el movimiento de los brazos al montar la tienda, se había ido desgastando poco a poco hasta que, prácticamente, una buena porción de la piel de mi seno izquierdo había quedado descubierta. -¡Ay!
De inmediato traté de solucionarlo, pero no es como que tenga un equipo de costura en mi alforja, que de hecho debería, pero ni modo. Comencé a ponerme nerviosa por ese hecho, y realmente Kaeya no me ayudaba ya que me di cuenta que él se alzaba un poco el brazo con tal de verme, claro que lo reñía por ese hecho, pero solamente se reía y pedía perdón para hacerlo de nuevo.
Lo peor de todo vino en que percibí que, como le estaba prácticamente acariciando la pierna a Kaeya, él me veía parte de mis senos, una erección le comenzaba a aparecer en su pantalón, lo que me puso roja como no se hacen una idea. Eso sí, al menos no fue tan descarado y la trató de disimular, pero poco o nada se pudo hacer ya que...¿cómo decirlo? No es que fuera poco evidente.
(No solo para Lumine está información vale millones xd)
-¿Te falta mucho para terminar? Realmente me estoy impacientando. -Dijo, como si se estuviera ahogando, seguramente le resulta provocativo el que yo haga esto.
-N-no mucho...de cualquier manera puedo continuar si eso quieres.
-Vaya, eres muy gentil. ¿De verdad no te molesta?
-Para nada. -Comencé a subir mi mano por la pierna de Kaeya. -Al final de todo me ofrecí de manera voluntaria.
-Cierto. -Él se destapó los ojos, seguía viéndome los senos, yo pasé mi mano a su entrepierna, por lo que un pequeño gemido salió de su boca cuando toqué su miembro que vaya que estaba erecto. -Qué curioso, parece que será masaje con final feliz.
-Idiota. -Reí, acercándome para comenzar a besarnos.
-Ya sabes lo que dicen... "cuando se ponga negro, necesitarás una silla de ruedas". -Seguimos con la pequeña faena.
-Veamos si es verdad. -Ahora me reí yo.
Realmente me da curiosidad cómo será el cuerpo de Kaeya, al final de todo se ve alguien delgado, pero tiene una espalda bastante ancha y un buen trasero, además de, como me percaté hace unos momentos, se nota que lo suyo es un rollo bastante largo.
Conforme nos fuimos quitando las prendas, vaya si no advertí que era un chocolate bien marcado, pues su abdomen está bien trabajado al igual que sus pectorales, y sus brazos si bien eran delgados pero fuertes y marcados.
Sus manos me gustan mucho, y el sentir como pasaban por mi cuerpo era maravilloso. Ahora me doy cuenta que Kaeya tiene bastante definidas sus perversiones, pues apenas quedamos desnudos, él me hizo ponerme de perrín para colocarse detrás de mí, tomándome de los glúteos para comenzar a mover su cadera de atrás hacia adelante.
Inmediatamente se me abrieron los ojos, pues no le costó apenas trabajo entrar en mí, y se nota que tiene experiencia ya que llevó su mano a mi intimidad para también atacarme por ahí mientras se movía.
De inmediato me sonrojé, sorprendida, pues no me esperaba que tuviera tanta experiencia ya que sus dedos me tocaban de forma suave, en una zona muy especial. Dicen que cada mujer es un rompecabezas diferente y, por tanto, varía mucho su fisionomía, pero él parece conocer la mía incluso mejor que yo.
Como fuera, me llevé incluso una mano a la boca mientras mis piernas temblaban por el placer que me causaba. Con su otra mano me acariciaba la espalda, más precisamente de la línea de la misma, de ahí que me fuera especialmente grato, incluso eso me puso la piel de gallina.
-Me doy cuenta que eres sensible al tacto. -Recostó su cuerpo sobre el mío, haciendo que los mismos se tocaran, pero lo hizo para susurrarme al oído. -Me da la impresión de que si sigo así te vas a derretir.
No le respondí nada, mi orgullo me lo impedía, solamente le tomé una mejilla como pude, sintiendo los pequeños bellos de su barba, así como el sudor que corría de sus patillas.
Curiosamente la pierna no la podía mover bien hace rato, pero ahora al estar apoyado sobre sus rodillas no se queja, de hecho me reí un poco por eso.
-Ahora no te duele la herida, ¿verdad? -Pregunté, gimiendo.
-Me es totalmente molesto, pero nada que no pueda controlarse. De hecho...lo mismo te digo, Lumine, ¿no te duele el cuerpo?
-Un poco, pero me da igual mientras, ¡ah! -Gemí. -Mientras pueda sentir esto.
Yo me hinqué sobre el piso, levantando mis manos para quedar sentada sobre él, Kaeya me sujetó con un brazo del estómago mientras que con su mano derecha me empezó a acariciar un seno, comenzando a besarme el cuello.
Por mi parte, movía mis caderas arriba y abajo mientras que él hacía prácticamente lo mismo, salvo por el hecho de que seguía teniéndome a su merced.
Vaya si nuestros cuerpos no estaban en contacto, prácticamente éramos uno en ese instante, y nunca mejor dicho, pues mi cuerpo se pegaba al suyo, sentía su sudor a través de mi piel y viceversa, todo mientras los gemidos se hacían presentes en la soledad del bosque, así como también la sensación de placer que sentimos ahora.
Sus besos en esa parte sensible de mi cuerpo mejoraban la experiencia, aparte de que me apretaba suavemente mi pezón, no dudaba en llevar su otra mano a mi υαgiηα que ahora la cosa se ponía mejor para mí.
Tenía que recompensarlo de alguna manera, pues no llevamos en realidad mucho tiempo de que empezamos y vaya que la fiesta está en su cumbre al menos para mí, razón por la cual me llevé una mano a la boca con tal de silenciar lo más posible el gemido que di, cayendo de nuevo rendida mientras el cuerpo me temblaba desde las piernas hasta el abdomen alto.
-Al final de todo, sabía cómo hacer que terminaras pronto. -Me susurró, guiñándome un ojo.
-Yo también tengo mis trucos, Schwarzenegro. -Me mofé, haciendo que se sentara mientras yo me acosté frente a su entrepierna, tomando su ρεηε para darle unos chupetones, lo que noté hizo que sus piernas temblaran.
Al meterlo de lleno a mi boca, comencé a bajar mi cabeza hasta donde me pareció lógico, ya que no podría meter todo eso en mi boca, así que seguí y seguí. Kaeya apretaba suavemente sus muslos contra mi cabeza, señal de que es la forma que tiene para drenar sus sensaciones.
Lo escuchaba gemir de forma aguda, aparte de que llevó sus manos a mis mejillas, pero yo las tomé, comenzando a tomar más enserio mi trabajo.
-Te lo dije, ¿no es así? -Mencioné apenas pude retomar el aliento para continuar.
Con todo lo anterior, sus muñecas quedaron a mi merced, le lamía con fuerza la cabeza de su miembro, su uretra y una parte que quedaba debajo, donde se notaban algunas venas, y de hecho las sentía con cada lamida que le daba.
Tras algunos segundos lamiendo, volví a meter una parte de su miembro en mi boca, con lo que sentí que ya no le faltaba mucho.
-Dime cuando ya estés al punto.
-Te-tendrás que adivinarlo. -Me susurró, al voltearlo a ver, me di cuenta que se la pasaba de perlas, por lo que solamente me pude reír, continuando con mi quehacer hasta que advertí que una de sus venas se ponía más gruesa, y fue que apenas salí, él se vino, gimiendo bastante fuerte, tanto así que se quedó bastante a gusto, más que nada porque quedó acostando en la tienda. -Pues sí que tenías razón.
-¿Verdad? -Reí.
-Sin embargo, no creas que estoy satisfecho con esto. -Se reincorporó, acostándome ahora él, yo abrí los ojos, pues si era lo que pensaba, me daba curiosidad. -No sé si te he contado que tengo una lengua especialmente larga. -Me guiñó un ojo.
-Veamos qué tal.
Justamente él se fue contra mi entrepierna, abriendo mi υαgiηα para llegar a ese punto en específico que era el que ambos deseábamos encontrar. Llevó su lengua contra la misma, mientras que su nariz se apretaba contra mi piel.
Sentía su aliento en las demás partes de mi υαgiηa mientras Kaeya movía su lengua de izquierda a derecha, siendo solamente con la punta, pero realmente nada más necesitaba para llegar a mi punto máximo, pero apenas vamos empezando, así que creo que puedo resistir un poco todavía.
Sus manos se encontraban en mis piernas, no me acariciaba las mismas debido a que no hacía falta alguna, lo interesante llegó cuando ahora su lengua se movió de arriba para abajo, pues cubría más parte de ese pequeño punto que se encontraba escondido dentro de mí; el cuerpo me comenzó a temblar.
Realmente Kaeya sí que tiene una forma especial de mover su lengua ya que no bastaron más de tres minutos para hacerme terminar, simplemente mis piernas temblaban y se movían por sí solas, de ahí que, antes de venirme, le tomara los cabellos, jalándolos un poco para indicarle que era momento de salir de ahí.
-Entra pronto, realmente no te costará nada de trabajo por lo mojada que estoy. -Exclamé, y de inmediato él se puso sobre mí, empezando a mover su cadera, golpeando mi interior una vez más. Ahora me resultaba más fácil al ser yo la pasiva, solamente recibía mientras él se movía.
Mis piernas quedaban abiertas para él, incluso atoré mis pies en sus muslos para que los mismos no se movieran mientras me tenía sometida, nos besábamos con bastante pasión, otra vez con el cuerpo unido mientras sentíamos como es que nos movíamos.
Parecía que yo le hacía una llave, ya que mi antebrazo amarraba su nuca y con mi brazo izquierdo apretaba mi mano derecha, lo que impedía que él se levantara y, por ende, estuviéramos juntos, pues esa sensación me agrada mucho por el enorme calor que se libera conforme nos movemos.
Sin embargo, él me pidió que lo soltara, y eso fue justamente lo que hice, aunque muy a mi pesar ya que así lo quería tener, pero la ganancia fue bastante buena. Eso lo digo en el sentido de que llevó sus labios a uno de mis pezones, no los mordía pero sí que apretaba sus labios para tenerlo comprimido, lo que no me lastimaba y se sentía igual de bien.
No siendo raro, Kaeya empezó a mover su lengua justamente como lo hizo en mi clítoris, así que con una buena sonrisa en la boca, comencé a disfrutar del momento ya que valía toda la pena del mundo que así fuera, y no podía quejarme ya que era muy de mi agrado.
Sus manos se apoyaban a un lado de mi cintura, apretando la sábana que formaría la cama que se supone tiene la tienda, enterrando sus uñas en el suelo.
Solamente dejó de lamerme los pezones ya que irguió su espalda, moviendo más velozmente su cadera a la vez que comenzaba a gemir, tirando su cabeza hacia arriba, tomando la posición parecida a la de un lobo cuando aúlla, pues comenzó a gemir bastante fuerte para luego irse tranquilizando.
Cabe mencionar que él no era el único que gemía, pues como lo hizo más rápido y más profundo, yo igual me apretaba el cuerpo para ir descargando el placer que pasaba por mí, y es que escucharlo gemir me excita más.
Antes de volver a la posición que teníamos, él me tomó de las muñecas, impidiéndome moverlas solamente para seguir así. De hecho, el que solamente mis piernas se movieran seguramente le ha de gustar, pues parece que una de sus perversiones es que su pareja sexual se quedé sometida a su merced.
Sin embargo, no es que yo me dejara someter tan fácilmente, y quería llevar además mi propio ritmo, por lo que tomé a Kaeya de las muñecas y de igual manera me coloqué sobre él, lo que le asombró genuinamente, de ahí que simplemente me sonriera y siguiera mi juego.
Puse mis manos sobre su abdomen, él tomó mis muñecas para que no me fuera a caer, y ahora quien se arqueó fui yo, comenzando a moverme apenas estuvimos preparados, lo hacía de atrás para adelante. Su ojo se abrió ya que mi ritmo era como el que llevaba hace apenas unos momentos, pero yo no me detenía.
De ahí mismo que nuestros gemidos se fueran hasta el cielo ya que era muy placentero para los dos, especialmente porque yo hacía que llegara a los más profundo de mis entrañas, y suerte para mí que no quedaba deseosa de más tamaño, el suyo era más que suficiente.
Le enterré las uñas sin darme cuenta, me movía más rápido en vez de detenerme aunque me iba quedando sin energía por lo demandante de mis movimientos, Kaeya me tomó de la nuca y me derribó sobre él, así comenzamos a besarnos de forma bastante intensa, al igual que mis movimientos que ahora ya no eran de atrás para adelante, sino de arriba para abajo.
Los músculos de mi entrepierna se pusieron tensos al igual que mi υαgiηa que prontamente empecé a llegar a mi clímax, y cuando eso sucedió, por evidentes razones di un gemido de aquellos. Kaeya me tomó de la cintura, y aunque ahora yo casi no me movía por el cansancio, el siguió perfectamente en lo suyo, teniendo que pasar casi un minuto para que, faltando unos segundos de que acabara, me diera aviso de ello.
-Será mejor que te acuestes. –Dijo, entre dientes y con notoria dificultad por sus gemidos.
Así que, saliéndome de él y al recostarme a su lado, tomé su ρεηε para comenzar a masturbarlo y que así él acabara, solamente ahogando su último gemido al morderse un dedo, pero se notaba que su enorme energía se liberaba por medio de sus piernas, las que se movían locamente, al igual que los dedos de sus pies.
Respirando hasta que nos fuimos tranquilizando, simplemente nos reímos, poniéndonos de nuevo nuestras ropas pero tropezando con una horrible realidad: ahora el cuerpo nos dolía bastante.
Cada movimiento resultaba complicado, y a él la herida le volvió a comenzar a doler...eso solo tenía una respuesta: el efecto de la adrenalina se iba acabando.
-Va a doler mañana. –Susurró, entre dientes.
-Ya duele hoy, en realidad. –Le corregí.
Tuvimos que acercarnos al campamento de los ladrones, que seguían noqueados y seguramente estarían así por un buen rato, solamente para que los caballeros que vinieran prácticamente nos rescataran, así que nos quedamos dormidos profundamente.
Fue justamente como a eso de las cinco de la mañana que sentí que alguien me movió el hombro, por lo que al abrí los ojos, me encontré a una preocupada Paimon, quien al verme despierta simplemente se me abalanzó para abrazarme.
-¡Wha, Lumine, estás viva! Pensé que no ibas a despertar, como Kaeya y tú están heridos pensé que... -Mi pequeña amiga comenzó a llorar mientras decía palabras inentendibles, yo solo me reí, abrazándola también.
-Caballera honoraria, capitán, ¿qué les pasó? ¿Por qué ustedes...?
-Digamos que tuvimos un pequeño imprevisto. –Nos miramos con complicidad, narrando los hechos y, por supuesto, omitiendo un pequeño detalle para nada importante en el informe.
Teniendo en cuenta que a duras penas nos podíamos mover, prepararon unas camillas para llevarnos así hasta la ciudad, y realmente era lo mejor, ya que incluso el levantarme era doloroso para mis músculos. Eso sí, tuve que disimular muy bien lo de mi vestido, ya que antes de dormir le hice otras raspaduras para que todo colora como daños de combate.
Mientras Paimon volaba cerca de mí, poniéndome una toalla fría en la cabeza, yo volteé a ver a Kaeya, y ambos nos guiñamos un ojo, soportando una pequeña risa que nos quería dar.
Al final de todo, los pequeños imprevistos no siempre son malos...
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Pues el voto popular se impuso una vez más y la gente pidió lemmon, no tienen llenadera ustedes de veras :V
De cualquier manera, no dudo que les gustara, la verdad el LuminexKaeya es uno de los ships favoritos de la no canon (:v), espero que así sexoso les guste y no quedaran decepcionados porque no fue romántico xd
Traté que fuera mitad historia (que salió más de la que esperaba), y mitad lemmon, la verdad es que como lo hice con un poco de presión porque lo empecé justamente el sábado, dos días antes de publicar, tomé el material que pude y comencé a escribir, pero lo dicho, si quieren segunda parte, se las daré pero ya de romance con un poco de lemmon para rellenar las ganas que pudieron quedar.
Sé que muchos leen mi fic por ser mucho romance, incluso me lo han comentado que aquí semana a semana encuentran su dosis de miel, y si bien es cierto que algunos lemmons los hago con romance, falta que sea una pasión y un cortejo puro, con pulcritud, y uyuyuy sientan nomas, el siguiente cap es un YoimiyabbxThoma, que si bien nadie me lo pidió, tengo la idea y la traeré y verán que estará lleno de miel seguro UWU
Nos vemos cuando les traiga ese cap que ya lo veo como una joyita, espero que no crear mucho hype y que al final los decepcione :V será un "What if" dentro del mismo universo de Genshin solo que con unos toques que lo harán especial.
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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