Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Noches de vino y rosas.

-LisaMinci- algo me dice que ésto te va a gustar, camarada :D

(Lo primero que pensé al saber de este ship: )

Por aquellos días era el gran festival de las de las flores en la ciudad, Jean y yo dábamos los recorridos de "vigilancia". Lo único malo es que ella no me dejaba electrocutar a nadie, o todavía no, era mejor decirlo.

El asunto es que era de día, se acercaba nuestro momento de descanso, comeríamos juntas, beberíamos quizá una copa, y luego a ver qué más nos inventaríamos. En pocas palabras, camuflábamos nuestra cita con la vigilancia en la ciudad.

Llegamos y nos sentamos en el Gran cazador, pidiendo cada una algo diferente. Jean, por su parte, pidió una rebanada de pizza y una copa de vino, para mí fue pasta, así que en cuanto tuvimos la comida servida y nuestras copas llenas, las alzamos un poco.

-Por el festival.

-Y por...tú ya sabes qué. -Reí al igual que ella, chocamos nuestras copas y dimos un pequeño sorbo a nuestro vino.

Ese "ya sabes qué" era un brindis por nuestro amor, y porque llevamos siendo novias por ya seis años. Realmente me sorprende cómo es que nadie se ha dado cuenta de nuestro romance por tanto tiempo.

Ella se me declaró justamente el último día del festival hacía seis años, y éste era el último día, solamente haríamos la ofrenda en la noche y después las dos celebraríamos un aniversario más.

Lo recuerdo perfectamente, y jamás pensé que Jean sería tan atrevida, ya que da un aura de santidad y seriedad que harían imposible pensar que ella podría ser así. Ya ambas sabíamos nuestro pequeño secretito, pues "sorpresivamente" en un cajón cuya llave solo poseíamos ella y yo, le escribía poemas de amor para dejárselos ahí escondidos.

Si poco fuera, ella respondía a estos poemas con los más hermosos versos que jamás he leído, aparte de que había dejado un mechón de su cabello en el sobre de la carta.

En cuanto tuve ese mechón de cabello en mis manos, lo olí, y realmente olía al jabón que usaba para lavarse el cabello, de ahí que una enorme sonrisa, aparte de "awww" de felicidad, se soltaran en mi rostro.

Algunas cosas no cambian con los años, y esa era, justamente, los patrullajes que hacemos. Ese era nuestro primer patrullaje, y recuerdo que en una calle obscura y solitaria, donde a cualquiera sin una visión le daría miedo pasar, Jean me jaló de la mano para arrojarme a una pequeña zona donde se guardaban cajas.

Nadie nos podía ver ya que en ese lugar donde se almacenaba la paja, habían algunas cajas y maleza de las plantas que adornaban esa casa en particular. (Es en la misma calle dónde está el herrero), mi espalda quedó contra la pared, Jean me tomó de las mejillas para robarme un beso que, ni corta ni perezosa, respondí con la misma intensidad con que ella me lo daba.

Fue el beso más desesperado que nos dimos en todas nuestras vidas, nuestras mejillas se sonrojaron y apenas se escuchaba el tronar de nuestros labios al entrar en cálido contacto. Pasamos nuestras manos de las mejillas a la espalda y cadera, abrazándonos con fuerza.

-Lisa...sé que está prohibido algo así, pero no puedo esconderte más lo que siento. Y-yo...estoy enamorada de ti, nunca supe cómo ni cuándo, pero un día comencé a pensar en ti, y desde ese momento no has salido ni por un segundo de mis pensamientos o mis emociones. Cuando partiste a Sumeru sentí que moriría por no verte, pero ahora que regresaste y sabiendo que no te volverás a ir quiero darte mi corazón, ¿lo aceptarías?

-Cariño. -Sonreí, nunca antes me había sentido tan feliz. -Soy una bruja, se supone que yo soy quien hechiza a las personas, pero tu sonrisa tan hermosa hechizó mi corazón, ¿cómo lo hiciste? En mi caso fue amor a primera vista, apenas te vi sonreír, caí. ¿Recuerdas que lloré cuando me fui a la Universidad? No lloraba por nostalgia o porque extrañaría la ciudad...lo hice porque no podría estar contigo. -Juntando nuestras frentes y abrazándola un poco más fuerte, finalmente respondí su pregunta. -Claro que acepto tu corazón, cariño...con la única condición de que también aceptes el mío, lo cuides, lo mimes y le des todo tu amor para que siga latiendo con felicidad.

-Lo acepto, Lisa.

En cuanto nos dijimos esas palabras, nos besamos una vez más, pero ahora lento, con respeto, sintiendo en nuestra propia carne todo lo que pasaba por nuestros cuerpos, lo que fue un gran estremecimiento por el enorme amor que nos queríamos dar pero no habíamos podido hasta ese entonces.

Eso fue hace cinco años, trecientos sesenta y cuatro días con diez y siete horas y tres minutos. Todo ese tiempo que he mencionado, he cuidado del corazón de Jean con sumo recelo, cultivando día a día un amor que no ha dejado de dar frutos desde aquella noche.

Cuando terminamos de comer, seguidamente bebimos una copa más de vino por simple gusto, nos encontrábamos en la mesa más oculta del lugar, y yo estaba de espaldas ya que siempre que como con Jean tengo la costumbre de mirarla como boba, no hay un solo día en donde no deje de amarla.

Tomé su mano para darle un beso a la misma de forma rápida y discreta, sacándole un muy hermoso sonrojo que me enloquece.

Del Gran cazador, fuimos con la pequeña Flora para comprar algunas flores, cada una compró un ramo, en mi caso ella me compró las cecilias que son mis flores favoritas y yo le compré a ella dientes de león.

-Serán un buen adorno para la biblioteca, ¿no te parece? -Me preguntó ella.

-Sí, le darán color a la misma. -Sonreímos con complicidad, caminando cada una con un ramo de rosas, lo que evitaría que se alzaran las sospechas.

Lo último que hicimos, y para acabar nuestra cita secreta, fue ver una obra de teatro clásica de romance que solamente se presenta durante los días del festival. Fuimos con el pretexto de que controlar a los jovencitos que, así como nosotras dos, queríamos ir para estar juntas, aunque no fuera tomadas de las manos, pero sí como algo especial.

Nos sentamos en la última fila, admirando aquella historia tan bella de dos jóvenes enamorados que lo dejan todo por amor, viviendo felizmente tras escaparse del pueblo donde vivían no sin antes pasar por mil tormentos.

Yo tenía conmigo un libro en blanco y un lápiz de color rojo, así que escribí con una caligrafía hermosa "Jean" envolviendo ese bello nombre en un corazón con esa misma caligrafía.

-Oye. -Dije de forma coqueta. Ella me miró con sorpresa, pasé mi dedo de forma seductora por lo que acaba de escribir, y ella de inmediato me sonrió, llevándose las manos a la cara a la vez que se ponía a lagrimear de los ojos.

Eso tiene mucho ella, cualquier pequeño detalle la hace casi llorar de felicidad, su corazón es muy sensible. Ella tomó la libreta para escribir "Eres el amor de mi vida, nunca me voy a arrepentir de darte mi corazón". (Paréntesis rapidito, la verdad es que no creí de arrepentirme de amar a alguien...hasta que esa persona me apuñaló por la espalda >:v)

Tenía unas enormes ganas de besarla, decirle "te amo" en todos los idiomas que conozco, acariciarla, abrazarla, complacerla. Solamente era cosa de controlarme un poco y, tarde que temprano, lo haría.

Acabando la obra, regresamos al trabajo, en las calles más vacías nos tomábamos rápidamente de la mano, suspirando. Jean miró su reloj, dándose cuenta que ya no faltaría mucho para que, oficialmente, lleváramos seis años siendo novias.

-Fue a las once cincuenta y siete cuando nos dimos nuestro primer beso.

-Primer beso de cientos, han sido tantos que ya hasta perdí la cuenta.

-¿Así como de las veces que hemos hecho el amor? -Sonrió ella con picardía, dándome un beso arriesgado, pero que fue cosa de menos de un segundo.

-También, no lo puedo negar.

Realmente fuimos unas novias muy precoces, ya que literalmente a los dos días de habernos declarado nuestros sentimientos, le dijimos adiós a nuestra pureza. Fue en el baño de la casa de Jean mientras nos dábamos una ducha como era nuestra costumbre tras los días de entrenamiento.

Había tres tinas de madera grandes, y por lo regular, nos bañábamos dándonos la espalda. Siempre le poníamos seguro a la puerta, así que a nadie le extrañó ese día. Fue como todas las veces, solamente que nos volteamos a ver, y sin decir palabra alguna, las dos nos comenzamos a besar en los labios, para después bajar esos besos a nuestros cuellos.

Realmente nunca hemos definido quién sería la dominante, por lo que llegamos al acuerdo de que nos turnaríamos una vez ella y una vez yo, aunque a mí me gusta más ser dominadora que dominada.

Fuimos detrás de la casa de Mona ya que ese lugar es muy oculto y nadie por equivocación pasa por ahí, así que en cuanto dieron las once con cincuenta y siete minutos, nos miramos, sonrosadas de la cara para darnos un beso profundo y lleno de amor.

Yo estaba otra vez contra la pared, perdí toda mi fuerza al saber que ya habían sido seis años al lado de mi amada Jean, así que me fui resbalando por la pared. Ambas quedamos sentadas en el pasto, abrazándonos sin nunca dejar de besarnos con esa pulcritud que adorábamos. (Rosaria viendo desde uno de los molinos: ¿sale trio? xd) (PD: me acabo de imaginar un trio entre Lisa, Jean y Rosaria...mames).

A la media noche acababa nuestra guardia, por lo que ambas nos fuimos a nuestras casas...o esa era la idea.

No pasada ni una hora, Jean llegó a mi casa, al menos yo ya estaba bien preparada, llevando puesta la ropa interior que enloquece a Jean ya que no dejo absolutamente nada a la imaginación al ser algo que, realmente, me cubre un dedo pulgar de los senos y las bragas, de esas mejor ni hablemos.

Me preguntaba si es que ella llevaría ese cachetero blanco que tanto me excita, solamente habiendo una forma de averiguarlo. Yo tenía puesto lo más indispensable de ropa.

En cuanto se abrió la ventana de mi cuarto, vi que Jean tenía en sus manos las cecilias que se había quedado, por lo que me levanté de mi cama para recibirla dándole un beso desesperado en los labios.

-Quédate conmigo, Lisa. Si un día el cielo se viene abajo, o las montañas se desploman hacia el mar, te prometo que estaré a tu lado para protegerte, y de ser necesario sacrificaría mi vida por ti.

-No digas esas cosas, no podría soportar la idea de que te vayas de mi lado.

-¿Crees que yo sí? Soy la Gran Maestra Intendente, aquella se ha mantenido estoica en toda situación crítica, pero tú eres mi gran debilidad, tú eres mi corazón, Lisa.

Caímos en la cama, ella me besaba el cuello a la vez que yo gemía a voz un poco alta, desatándole el cabello y quitándole el frac que suele usar.

Jean se arrodilló en la cama, yo acerqué mis muslos a su cadera, levantándome para abrazarla, a la vez que nos volvimos a besar en los labios de forma lenta, tranquila, sonriendo por la enorme felicidad que nos invadía en ese momento.

Yo, que tenía las manos más libres que ella, bajé mi mano hasta su trasero, apretándolo con fuerza y sin miramientos. Pude sentir por sobre sus apretados pantalones que, justamente, sí usaba la ropa interior que me gustaba que trajera puesta.

Me mordió suavemente mi labio inferior, mirándome con ojos coquetos, aunque a la vez llenos de amor, su mirar me parecía tan tierno y hermoso, por lo que cerramos de nuevo nuestros gemelos, sintiendo las maravillas de ese beso tan tranquilo y romántico.

-Quisiera que, en este día tan especial, lo hiciéramos como la primera vez. -Me susurró directamente al oído, besándome la mejilla. Acto seguido, Jean se soltó del abrazo, haciéndose un poco para atrás, sonriéndome en todo momento.

-Yo creo que no. -La tomé de la mano para soltarle inmediatamente un choque eléctrico, a lo que ella gimió. Aprovechando la situación, también me arrodillé en la cama, poniendo mis manos en las manos de Jean para soltarles leves descargas eléctricas, algo que le encanta.

-E-eso es jugar sucio, Lisa.

-Shh... -Al tomarla de las manos, un beso un poquito más intenso se hizo presente, quedamos una vez más acostadas en la cama, estando yo sobre ella.

Justamente a eso me refería con que todavía no me permitía electrocutar a alguien, como no fuera ella, le pone un poco celosa. Claro que mis descargas son con sumo cuidado, le golpeo puntos muy en específico del cuerpo para excitarla.

Tardé cosa de dos segundos un cargar un pequeño shock en mi mano para después soltarlo, muy finos rayos atravesaron la piel de Jean, causándole un gemido.

-Se ha portado mal, gran maestra intendente.

-Me la voy a cobrar, tenlo por seguro. -Sonrió ella de forma divertida, yo le di un shock más que le sacó otro gemido, aparte de una pequeña risa de excitación.

Le quité el corsé que amarraba su esbelta figura, quitándole de forma lenta la ropa, besándole el cuerpo mientras ella me ayudaba con esa tarea. No tenía puesto sujetador, así que, tras besarle el cuello, moví mis labios a sus senos, besándole los pezones con cuidado, así como lamerlos.

A los pocos segundos, el pezón con el cual jugueteaba se puso bastante durito, claro que no pude soportar una sonrisa, de ahí que la recostara, continuando con esa faena.

Malamente, y sin que realmente yo me lo esperara, Jean, con su gran fuerza, dio la vuelta a la situación, quedando encima de mí, agarrándome de las muñecas.

Ahí, ella también me quito la ropa superior, incluido el sujetador que admiró unos segundos a la vez que se mordía el labio.

Sin estar conforme con eso, luego bajó a mis calcetas, las que retiró con cuidado, seguidamente de la demás ropa, dejándome completamente desnuda.

Apenas fue así, ella se acostó a mi lado, abriéndome las piernas y comenzando a besarme con cariño y con mucho cuidado, como temiendo que me fuera a romper los labios. Tomé su mano para llevarla a mi intimidad, sus dedos estaban calientes, nos miramos a los ojos, y cuanto tocó esa zona, yo aguante un gemido, cerrando los ojos y mordiéndome los labios.

Sus movimientos eran sin meter sus dedos en mi υagina, sino en los labios de la misma, acariciando esa zona con suavidad, pero con un poco de rapidez. Yo la tomaba de la mejilla sin dejar de besarla, con su otra mano ella tocaba suavemente uno de mis pezones.

Metí mi lengua en su boca, empezando a querer juguetear con la misma. Jean me siguió el juego, así que de forma inmediata, nuestras lenguas se juntaron. Me acuerdo que, antes de dar mi primer beso de lengua, aquello me parecía realmente asqueroso y juré que nunca daría uno...vaya que rompí esa promesa en mil pedazos.

Si nos separábamos de ese beso, sonreíamos de forma involuntaria por lo felices que éramos, y cuando sentí un dedo introduciéndose por mi cavidad υaginal, empecé a sentir, estoy casi segura que era su dedo medio, el cual metía y sacaba con mucha lentitud.

Jean se separó del beso, yo tenía los ojos cerrados y gemía lentamente, silenciosamente pero de forma audible. Estoy casi segura que si interrumpió el beso fue para ver las caras que pongo, las que me ha confesado la ponen como loca.

No pasó mucho tiempo para cuando sentí un segundo dedo entrar, apreté con fuerza las sabanas ya que su movimiento era un poco más rápido, aparte de que doblaba sus dedos dentro de mi υagina. Tomé su mano, apretando la misma fuertemente, tirando mi cabeza hacía atrás.

-M-me voy a venir. -Exclamé, excitada.

-¿Tan pronto? Hum... -Mencionó ella, de forma triste, sin embargo, sacó su mano de mi υagina para comenzar a darme besos en las costillas y en el abdomen, bajando los mismos.

Respiré de forma tal que se me marcaron las costillas, por lo que Jean gimió.

-No tienes una idea de cuánto me encanta tu cuerpo, me excita mucho cuando se te notan las costillas.

Sus besos fueron bajando y bajando poco a poco hasta que llegó a mi pelvis, primeramente me acarició las piernas con cuidado, yo tomé sus hermosos cabellos. Con suavidad.

En cuanto su lengua lamió mi clítoris, una sensación me subió de pies a cabeza. Eso sí, disfruto mucho de su sexo oral, pues Jean tiene la lengua más larga que yo, que es una muy chiquita, y no solamente eso...sino que, como músculo que es, la ha ejercitado en estos años, por lo que no deja absolutamente nada que desear.

Me besaba la entrepierna con cariño y mimo, lamiendo un poco, no siendo hasta que introduciendo su lengua en la misma que empezó la verdadera fiesta. No solamente era su lengua, sino que con una de sus manos me estimulaba la parte de arriba de aquella que era mi "entrada".

Sujetaba su nuca con fuerza, gimiendo silenciosamente, siendo únicamente audible para nosotras dos. (we, que pinche 🐻 ir al hotel y que se escuchen gemidos en otros cuartos ;-; incomoda mucho, estarán jugando tenis en el Wii, yo que sé xd)

Cada movimiento de su lengua me sacaba de mis casillas, comencé a gemir más fuerte, más fuerte y de manera menos controlada, curiosamente quería hacerla mía y terminó haciéndome suya. Le tocaba a ella, después de todo, no me puedo quejar, siendo como nuestra primera vez en aquella tina de baño.

-V-voy a venirme. -Exclamé de nuevo, ella se detuvo, besándome el abdomen varias veces.

-Lisa, no aguantas nada.

-Por eso prefiero ser la activa... -Miré a otro lado, un poquito sonrojada.

-Bien... -Ella se sentó en la cama, comenzando a quitarse el pantalón. -Te daré no solo mi corazón, también mi cuerpo...pero por un rato. -Su sonrisa traviesa me convenció.

-Siempre sabes cómo comprarme, malvada. -Le di una pequeña descarga al tomarla de la espalda, haciendo que tirará su espalda hacía atrás, con un pequeño gemido.

Pude ver que, para mi suerte, ella tenía puesto ese cachetero que me encantaba con locura, lo único malo es que se lo quité pronto, después podría divertirme con él. Jean estaba sentada en la cama, yo la tomaba de una mejilla, nos miramos, rozando nuestras narices como si fuéramos unas lindas conejitas para después besarnos. Llevé mi mano a su υagina, acariciando la misma con suavidad, de lo más abajo que pudiera hasta un poco más arriba, metiéndole las yemas de mis dedos.

-¿Me amas, Lisa? -Me preguntó, persiguiendo mis labios para besarme, necesitaba un poco aire.

-Que pregunta más tonta, cariño. Nunca dudes que siempre, sin importar qué, te amaré como desde el primer día, Jean.

-A-ah... eso me toca el corazón. -Sonrió. -Yo también quisiera amarte hasta el último de mis días, y siempre rezo porque falte mucho para ese momento.

-Leer novelas de romance te ha dado mucho para decir. -Le besé la frente, que quedaba un poco sudada, no me interesó. -Y que yo sea la persona a que le dediques esas palabras, me parece muy hermoso.

Metí mis dedos medio y anular, causando que Jean apretara los ojos y dejara su boca entreabierta por un gemido que dejó escapar, sonreí para mí misma, besándola suavemente.

Le acariciaba con todo mi tacto esa zona al mover mis dedos dentro de ella, ahora yo veía sus gestos de placer, quería guardarlos para siempre en mi memoria, sin falta alguna uno de ellos. Yo era un poco más ruda, de ahí que le tomara las mejillas, apretándolas un poco para besarla.

Si tuviéramos lápiz labial alguna de las dos, sería culpa mía el que nuestras bocas quedaran pintadas por esa razón, pues mis besos son desesperados, a diferencia de los suyos. A veces ella sonreía y nos deteníamos, no siendo raro que otra vez la agarrara de las mejillas para acercarnos.

De mis dedos que tenía dentro de ella, solté la más leve descarga que me permitía mi poder electro, de ahí que Jean abriera los ojos, sorprendía, apretando la colcha y uno de mis hombros, parecía que en su garganta un gemido se había atorado, así que le di otra pequeñita descarga, sus ojos se abrieron, sonrió de boca abierta y, tras una última descarga, gimió fuerte, de forma hermosa y sin guardarse nada en su interior.

Había hecho su espalda lo más adelante que pudo, por lo que sus senos se veían más grandes, su larga cabellera se mecía con sus movimientos de cabeza, gimiendo sin parar.

-¡Li-Lisa!

Sonreí, tumbándola en la cama para comenzarla a besar, tomando uno de sus pequeños pechos para empezar a rosar nuestras υulvas . Movía mi cadera, haciendo un golpe fuerte, rozando nuestras υaginas lo más que se pudiera.

Esta era la posición que más nos gustaba, y siendo necia como solamente ella lo puede ser, me volteó para dominarme. Ahí, como la buena holgazana que soy, me dejé dominar.

-Hazme tuya, Jean, solamente tuya...hazme tu mujer. -Rogué, así que ella se acomodó un poco mejor, yo le abrí lo más posible mis piernas y ella recargaba una de sus rodillas en el colchón para que nuestras intimidades tuvieran mayor fricción, aparte de que eso le daría un buen impulso.

El colchón rechinaba a lo desgraciado, hacía más ruidos que nuestros propios gemidos. Hemos hecho tantas veces el amor aquí que se puede decir avejentamos más pronto la cama de lo que se esperaba de cualquier otra.

Ella gemía apretando las cejas, cerrando fuerte los ojos y la boca debido al esfuerzo que hace al ser la activa, yo, por mi parte, hacía el que parecía ser un gesto de dolor, como si quisiera llorar, nada más lejos de la realidad, gemía con la boca bien abierta.

Jean apretaba uno de mis muslos, justamente con esa mano teníamos entrelazados nuestros dedos, yo con la mano que tenía libre le tocaba el trasero, apretándoselo como nos encanta tanto.

Sentíamos que ya no faltaba mucho para acabar, por desgracia, esa posición nos causa demasiado placer, seguimos dando todo, o bueno, yo recibía todo lo que Jean me daba solamente a mí, pues por la propia posición en la que estábamos, casi no podía mover mi cadera.

Me di cuenta que el que me agarrara de ese modo la pierna no era casualidad, ya que así me jalaba contra ella, ergo, más en contacto se encontraban los labios de nuestras υaginas y más disfrute teníamos.

Justamente cuando estaba a nada de venirme (otra vez), Jean se detuvo, besándome en los labios con bastante pasión y con la misma cantidad de amor que suelen tener esos besos que tanto me encanta que me dé.

Tomó mis piernas desde los talones, subiéndolas a sus hombros, esa posición también me gusta mucho, algo me decía que no aguantaría realmente nada, ya que apenas me recuperaba. Conociéndola, me va a jugar una que ya me sé, pero se la dejaré pasar por esta vez.

Al mirarnos a los ojos, reímos con un poquito de vergüenza, eso es algo que siempre nos pasa, sin importar las veces que hagamos el amor. Nos tomamos de las manos, entrelazando nuestros dedos para que posteriormente Jean moviera su cadera, haciendo que nuestras υulvas quedaran pegadas, moviendo la cadera de arriba para abajo.

No tuvieron que pasar más de 30 segundos para que cerrara mis ojos, gimiendo con ese volumen bajo que nos pone la piel de gallina. Ambas apretábamos mucho nuestro agarre, tanto por la excitación que sentimos como por lo especial que es cuando hacemos el amor.

Pude ver con los ojos entreabiertos que Jean hacía su cabeza para arriba, gimiendo con la boca abierta y también teniendo los ojos cerrados, lo que me hizo sonreír de felicidad.

Nuestras υulvas tenían un enorme contacto, de ahí el gran placer que sentíamos, y ella, realmente no solo es maestra para defender Mondstadt, sino para hacerme el amor: ese contacto me enloquecía.

-¡O-otra vez! -Dije, desesperada, tirando mi cabeza para atrás a la vez que torcía los ojos.

Escuché una risita, sintiendo que ella se movía más rápidamente, haciéndome el amor como si fuera la guerra: sin descanso o tregua.

En cuanto me vine, las costillas se me marcaron de nuevo, y estoy segurísima que fue del agrado de mi amada Jean, pues sentí sus dedos calientes tocarme el contorno de las mismas.

-Me gustas tanto, Lisa.

Mi orgasmo continuaba, así como los movimientos de Jean, me vine cerca de dos veces en un minuto, luego las cosas se relajaron un poco, aunque ella nunca se detuvo, a los tres minutos, acabé una vez más, me sentía verdaderamente agotada después de tanto.

Solamente terminamos por cuestiones de tiempo, pues por cosa de Jean podía seguir hasta toda la noche haciéndome suya. Iban a ser casi las dos de la mañana, y ella se levanta a las cinco...

Las dos quedamos acostadas, besándonos con amor, agarrándonos de nuestras mejillas, siendo un beso de cinco minutos.

-Te amo como no tienes idea, Lisa.

-Y yo a ti, mi hermoso diente de león.

Sonreímos ampliamente, dándonos un último besito en los labios.

Cuando Jean se vestía para retirarse, yo ya tenía puesta mi pijama, escuché que se cayeron unas llaves, así que ella se agachó para tomarlas.

-Lisa, ¿me haces el favor de levantar un poco la colcha, no me deja ver debajo de la cama, pidió, arrodillándose frente a mí.

-Oh, claro cariño. -Sonreí con dulzura, levantándome de la cama para después levantar la colcha y poner el sobrante arriba de la cama. Cuando tenía la intensión de acostarme, sentí que Jean tomó mi mano. -¿Hum?

La volteé a ver, su rostro estaba sonrojado y parecía que quería decirme algo pero un nudo en la garganta se lo impedía. Sus labios temblaron un poco, vi que tenía una mano detrás de la espalda.

-Seis años siendo novias...he pensado mucho una cosa, cerca de unos cinco meses y concluí anoche que ya es hora de dar el siguiente paso. -Jean mostró la mano que tenía en la espalda, dejando ver que entre sus dedos indice y pulgar...había un anillo con una perla blanca como sus dientes al formar una sonrisa, ésta le temblaba un poco. -¿Qu-quieres casarte conmigo?

-Cariño... Me llevé las manos a la boca, sentándome de golpe en la cama ya que las piernas me dejaron de responder, empecé a lagrimear de la emoción y de la felicidad, abrazando a Jean tan fuerte que las dos caímos al suelo por el impacto, le comencé a besar con desesperación una de sus mejillas. -¡Sí, sí, sí, mil veces sí! ¡Quiero estar a tu lado para toda mi vida, llevar nuestro amor hasta el último de los niveles y más allá! Hoy y para siempre...acepto ser tu esposa.

Ambas llorábamos de la felicidad, nos levantamos para darnos el más fuerte de los abrazos y el más tierno de los besos, sellando así un acuerdo:

Tras seis años de noviazgo, nos íbamos a casar hasta dentro de trescientos sesenta y cinco días, ya que las dos queríamos con todo nuestro corazón que la boda fuera el mismo día y a la misma hora en que nos confesamos nuestro amor y nos dimos nuestro primer beso.

______________________________________

Holi hola, como recordarán, yo odiaba al tartas con toda mi negra alma...odiaba :v ahora que ya he estado jugando con él, la verdad es que es me divierte mucho, y para los que hayan visto fate, mi "unlimited blade works" es lanzar la ulti de ganyu y luego ponerme las espadas con nobile y así hacer permafrost. Eso sí, en sus interacciones de voz se deja ver que está bien loco xdxdxd eso es lo único que no me gusta del personaje. Por lo que quizá haga otro chilumine, siempre y cuando ustedes quieran, claro. En inglés, Nobile te llama "camarada" cuando vi eso me quedé de -suena himno de la URSS ☭-

Weeeeeeeeeeeeeeeee, se me derritió el corazón escribiendo la parte final del fic. Si un día me caso, le pediré a mi mejor amigo que, cuando me dé el beso matrimonial con mi esposa, le quite las baterías a un reloj de bolsillo para así inmortalizar la hora en que me case, naturalmente que ese reloj lo voy a poner en una vitrina como recuerdo de bodas. ¿Será muy cursi hacer algo así? A mí me da igual siento que sería algo muy hermoso. Bueno, ya les di una idea, pueden aplicarla en un fic si ustedes no se quieren casar.

Ojalá les haya gustado el cap. El ship, no es mi favorito, pero la verdad me llama la atención y suena bien, aparte es muy lindo si tenemos en cuenta que a Jean le gustan las historias de amores imposibles 7u7

Por ciervo, estaba pensando seriamente, ¿qué lemmon prefieren que publique primero, el de Aether y Rosaria o Aether y Beidou? En cualquier caso, será muerte por snu snu para el rubio. Cabe mencionar que me quedé con la noción de que Rosaria era una vampiresa, y ya había cimentado en (y quizá los que hayan visto The punch club lo entiendan), que ella le chupaba la sangre a Aether en un arrebato de desesperación y para que no se muriera por falta de sangre se lo violaba :v Suerte que conocí su lore antes de hacer eso, sino hubiera sido algo muy wtf, ahora voy a aplicar la de Rasputin.

Ahora creo que el yuri estará bien presente en el fic, el próximo capítulo entre personajes secundarios del juego será una situación romántica entre Hu Tao y Xiangling (que parece es un ship con algunos fans aquí en la comunidad), y luego vendrá (aunque no le he puesto fecha), el capítulo de Beidou y Ninguang que...lo voy a gozar, como no se lo pueden imaginar ya que mami Beidou es una de mis top waifus del genshin

Me voy que esto ya se extendió mucho xdxd

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro