No soy de aquí ni soy de allá.
(AHHHH SON TAN HERMOSOS!!! :3)
(Quizá al final se estén retorciendo un poquito del coraje. Por cierto, no me vayan a querer matar por eso :'v)
Y éste soy yo: Ajax, Nobile, Childe, Tartaglia...muchos nombres; una leyenda.
No creo que haga falta presentarme, pero lo haré de todos modos porque vale la pena recordar quién soy yo, aparte de alguien bastante simpático y problemático, eso último es lo que más me gusta de mí.
Comencemos por lo básico: mis gustos.
Me gusta el sol alaciando y las palomas
El sol en Liyue pega más que en Snezhnaya, como si estuviera "alaciado", hay más aves que en aquel frío del demonio, incluso hay zonas de Snezhnaya donde no pega ni un rayo de luz en cien días, lo que es una locura enorme, aquí no pasa eso, aquí siempre hay un sol delicioso.
El buen cigarro y las malas señoras
No suelo fumar mucho, pero cuando lo hago, me gusta fumar solo lo mejor, por lo que me compré los mejores cigarros de tabaco curado de Liyue, siendo un sabor bastante muy fuerte, pero algo que vale la pena probar ya que me quitó las ganas de fumar por una semana, así que estaré bien así.
Durante mis viajes como undécimo de los Once, me la he pasado de falda en falda, siendo un aventurero, y por alguna razón, me encanta meterme con mujeres malas, muy malas: problemáticas, embusteras, traicioneras, pero me gustan por alguna razón.
Una noche en una cabaña, tuve mis "asuntos" con una chica de veinte pico años, apenas mayor que yo. Desperté y me había robado todo: relojes, la Visión, dinero, zapatos, todo. La encontré a la media hora, pidiéndole todo de regreso.
Ella quedó blanca como muerta, y antes de irme con todas mis pertenencias, le dije que su actitud de embustera me enloquecía, le di un beso en los labios y me marché como si nada.
Saltar paredes y abrir las ventadas.
Siempre he tenido que saltar paredes y abrir ventanas para infiltrarme cuando debo hacer algún trabajo sucio, pero no me quejo, de tanto hacerlo, hasta le agarré gusto, innovando siempre en el arte del sigilo para nunca ser atrapado en mi trabajo...o cuando me escapo de él.
Me gusta el vino tanto como las flores...
Uno de mis recuerdos más frescos es que, justamente, me tomaba una copa de vino cerca de Liyue, tenía una flor de seda en mis manos, la olía, embriagándome de su perfume para suspirar tranquilamente, bebiendo un poco más de mi vino. Mezclar el olor de la flor en mi nariz y el sabor del vino en mi paladar hacía que las cosas fueran mucho mejores, mejoraba la experiencia de beber durante esa calurosa noche.
También me gustan los conejos, pero no los arados.
Sujetaba a un pequeño conejo en mis manos, se notaba muy asustado ante mis caricias, la niña que era su dueña notó esto.
-Le inquietas un poco.
-También me percaté. Creo que tu conejo es sensible a las personas problemáticas. –Sonreí, acariciándole las orejas al conejo, que trataba de irse de mis manos. –Tranquilo, tranquilo, pequeño.
El castigo favorito de mis superiores cada que cometía una falta a la disciplina era ponerme a arar tierra en las zonas cultivables de mi país natal...era lo más odioso para mí, era perder mi tiempo, hacer un ejercicio insuficiente, yo soy un militar, no un campesino.
-¡Ara bien esa tierra, Ajax! El capitán está muy enojado contigo.
-¡Vamos, hice el mejor trabajo de todos! –Refunfuñé, metiendo la azada en la tierra para sacarla con mucho enojo.
-Al capitán no le importa, ¡y no lo hagas tan fuerte, dañarás la tierra!
-¡Al carajo con la tierra! –Lancé la azada, quitándome los guantes y pateando un poco de la tierra a mis pies.
-Maldito desobediente.
El pan casero y la voz de dolores
Mamá siempre hizo un pan delicioso, a mí y a mi pequeña hermana era a quien más nos había gustado, por eso siempre que compraba una pieza de pan cada que podía, recordando los bellos momentos.
Uno de mis soldados se me quedó viendo un poco extrañado, literalmente habíamos pausado toda la misión para que yo pudiera comerme un pan tranquilamente.
<<Hum...no sabe tan delicioso como el de mamá>> Pensé, haciendo un mal gesto. <<Al menos sabe bien>>
Terminé, sacudiéndome las manos y limpiándome la boca con una servilleta, dejando el doble de mora para pagar, me fui corriendo de regreso a la misión.
Y el mar mojándome los pies.
Me había quitado los zapatos, era la primera vez que veía mar no congelado, así que también me remangué los pantalones, corriendo tranquilamente por la orilla del mar, me detuve para estirarme, el agua de Liyue es tan tibia, tan deliciosa, no hay mejor sensación que estar parado en la orilla recibiendo los besos de las olas justo a mis pies, como debe ser.
Me gusta estar tirado siempre en la arena
Otro recuerdo que me parecía muy gracioso es que una vez me había quitado la camisa, estaba acostado en la arena, con parte de la máscara en el rostro, bajo una palmera, el calor de Lyue también me agrada mucho al ser costa, y una costa cálida, claro que sí.
Signora llegó pateando arena sobre mi estómago, hizo un sonido de que no estaba precisamente feliz...
-¿En serio tienes pensado estar ahí todo el maldito día? La Zarina estará muy enojada si se entera de tu conducta.
Me descubrí los ojos con lo que tapaba mi máscara, mirando a Signora con ojos de cansancio. -Tch. No me fastidies.
-Idiota...
O en mi matungo (caballo), persiguir a muchachas
Viajaba en caballo con algunos miembros de los Fatui camuflados de civiles, veía a una chica muy hermosa en el camino, viniendo en dirección contraria a la nuestra, yo sonreí, peinándome un poco. (Creen que añadan caballos en nuevas actualizaciones?)
-Adelántense. –Le dije a uno de mis subordinados, haciendo que el caballo diera la vuelta, caminando a trote a la par que la mujer. –Buenas tardes, señorita.
-Caballero. –Me miró de arriba abajo. –No eres de aquí, ¿verdad?
-No soy de aquí, eso es seguro. Aunque eso no importa, yo soy más bien un errante, un forastero. ¿Sabes dónde puedo conseguir un buen lugar para comer y beber?
-Podría invitarte a comer y beber una copa.
-Con la copa me basta...o tal vez dos. –Me baje del caballo para ponerme enfrente de la mujer, la que miraba al suelo. –Sube. –Pedí, ella se tomó de mis hombros y yo la sostuve de la cintura, subiéndola a mi corcel. Después de eso, subí yo. –Soy un poco sordo, dime las direcciones en el oído.
-¿De forma suave y tranquila? –Preguntó coquetamente.
-De forma muy suave y muy tranquila, pero también con esa coquetería con la que hablas, muñeca. –Ella rió tímidamente.
Con todo el tiempo para ver las estrellas
Acampaba con mis subordinados, la noche era de las más estrelladas que hubiera visto, por lo que me subí a un árbol, acostándome en una de sus ramas, no tengo ni idea de las constelaciones, pero veo algo así como el símbolo geo, aunque creo que estoy ya alucinando.
Al final, mi Visión es hydro...quizá me tope con alguien de Visión geo que le pueda dar una vuelta de 180 grados a mi vida (Zhongli: ay 7u7) (:v)
Hay una última cosa que me gusta, y es la que más me gusta de todas...pero eso me lo guardo un poco para mí. (Quien conozca la canción...ya sabrá qué estrofa falta 😬😬😬)
***
Ese día conocí a un chico que me pareció sumamente curioso...es de los Once, se ve muy peligroso, aunque de hecho es bastante educado y amable.
Me invitó a comer al lugar más caro de Liyue, portándose muy lindo y amable, lo notaba con cierta distancia, quizá se debía a que nos encontrábamos junto a Zhongli, otra persona que conocí.
Ambos son tan distintos. Nobile tendrá unos vientipico años, mientras que Zhongli se nota de unos 30, quizá. Nobile era bastante extrovertido, animado, hasta cierto punto juguetón.
-Señorita, ¿tiene donde pasar la noche? -Me preguntó a la vez que fumaba un cigarro que olía bastante fuerte, así que mantenía cierta distancia. (me doy cuenta que en casi todos los capítulos algún personaje fuma...quizá refleja el gusto que tengo por el tabaco :v)
-No, realmente no. Pensaba quedarme en una posada...pero viendo que casi soy una criminal prófuga de la justicia, ya no sé.
-Otra vez a dormir en los árboles. -Lloró Paimon, que también se había alejado del humo de cigarro.
-Tch. Claro que no, pueden quedarse en una casa de seguridad de los Fatui, es donde yo y otra amiga nos quedamos a dormir, pero ella vendrá mañana...quizá en unos dos días.
-¿Y por qué confiaríamos en ti, hombre extraño? -Preguntó Paimon, enchinando los ojos.
-Yo soy un hombre de palabra. -Nobile, de forma muy extraña y curiosa, se comió la colilla del cigarro, sonriendo. -Prometo no hacerles daño, pueden preguntarle a mi hermana si es que alguna vez he roto una promesa.
-¿Te comiste la colilla del cigarro? -Pregunté, señalándole. Simplemente me respondió guiñándome el ojo de forma seductora, me sentí un poco halagada, quizá.
-El punto aquí es... -Se me adelantó unos pasos, poniéndose frente a mí para tomarme de la mano. -No te haré daño físico, señorita, y eso lo puedo jurar. -Me dio un beso en la mano, después de eso me la llevé al pecho, un poco sonrojada.
-¡Oye, no le hagas eso de nuevo a Lumine! -Paimon estaba un poco irritada, Nobile se soltó a reír, acariciándole la cabeza a la pequeña hada.
-¿Celosa? Es normal, las mujeres caen rendidas a mis pies.
-Tarado...
Era ya de noche, estábamos cansadas después ese día tan ajetreado, por lo que solo quería descansar un rato.
Me senté en un sillón en la dichosa casa de seguridad que me había prestado ese chico, me parece extraño, no quería terminar de confiar en él, bien lo dijo alguien ya "no hay que confiar en los imperialistas ni tantito así". Sin embargo, me dijo que no me hará daño, o no en un tiempo cercano.
Él y Paimon comían tomates iberikos, una variedad de tomate dulce que se puede comer como una manzana sin más. Cualquier persona que le ofrezca a Paimon un poco de comida será de su absoluta confianza, para bien o mal...y pensar que ella lo estaba insultando apenas unos minutos antes.
De todos modos eso me tranquiliza, me gustaba ver a Paimon tener confianza en Nobile, se llevaban bien después de todo.
Tras la cena, ella fue a dormir, ambos nos quedamos en la cocina, platicando mientras bebíamos un vaso de leche tibia.
-¿Vaya día, no lo crees, señorita? –Me preguntó, sonriendo y recargando para atrás la silla.
-Sí, fue muy agotador. Te vas a caer, Nobile. Mejor ten cuidado. –Reí.
-Hum...no creo. –Ante el reto, yo lancé una corriente anemo para tumbarlo, casi lográndolo, pero él logró voltearse y caer de manos. –Oye, eso fue cruel.
-Perdón, es que no pude evitarlo. –Volví a reir, llevándome una servilleta a la cara.
-Espera, tienes algo en la cara.
-¿Sí? –Él se me acercó, lanzándome un chorro de agua directamente en la cara, yo me sorprendí, dando un pequeño grito a la vez que él se reía.
-¡Debiste verte, te asusté bastante! –Carcajeó, yo le lancé una pequeña piedra en la cabeza. -¡Au! –Ahora él me lanzó un rayo electro que me erizó los cabellos.
-¡Eres un...! –Salté de mi silla para dejarle caer un topacio geo en la cabeza, él me tomó de la cadera, alzándome del suelo, yo volví a gritar un poco. -¡Oye, bájame! –Le exigí, entre risas.
-No quiero. –Los dos nos reíamos bastante, había una conexión curiosa entre ambos. Me echó en su hombro, sujetándome con uno de sus brazos.
-¡Oye, no vayas a levantarme la falda o te abofetearé enserio!
-No lo pensaba hacer, pero cuando a mí me prohíben algo...es lo primero que hago.
-¡No te atrevas!
-3...
-¡No lo hagas!
-2...
-¡Serás hombre muerto como se te ocurra!
-1...
Lo siguiente que pasó fue que me dejó caer al sofá, haciéndome cosquillas sin parar, no sé en qué momento el haberlo tirado de la silla se convirtió en algo así.
Yo me defendía, pataleando y jalándole las mejillas y el cabello, pero él no cedía, no dejaba de hacerme cosquillas.
Solo se detuvo ya que un vecino tocó la puerta, reclamando el escandalo a eso de las doce de la noche. Ambos nos vimos, haciendo un gesto de que nos metimos en una grande.
Oficialmente la geo-armada no debía de encontrarnos, y casi casi parecía que hacíamos todo lo posible para que eso pasara.
Nos quedamos sentados en el sillón, él no tenía puesto su saco ni su bufanda, así como tampoco sus zapatos. De hecho, subió sus pies a mi regazo.
-Oye...
-Que te quede bien claro que yo nunca pierdo. –Me sonrió, tomando un periódico para leerlo.
Como no era raro, usé poder anemo para que éste le golpeara la cara, lo que él tomó a forma de reto, y lo supe por su forma de mirarme que así sería.
-Vaya, vaya, señorita...¿entonces así será? –Me esperaba cualquier cosa, todo ataque que me fuera a lanzar, ya sea un chorro de agua, ponerme un pie en la cara o arrojarme un cojín, lo evadiría sin problemas. –Eres hermosa...me gustas.
-¡¿Qué?! –Me atraganté con mi saliva, comenzando a toser, poniéndome roja de la cara al estar apenada y casi ahogándome. Él se levantó para darme unas pequeñas palmadas en la espalda.
Su tono de voz había sido seductor, bastante romántico, debo admitir, y no menos que algo que me causó bastante pena al no esperarlo. Me agarró por sorpresa, no puedo decir nada más.
-¿Estás bien? –Sus manos tomando las mías con suavidad me elevaban la temperatura. Hum...parece que te falta el aire, déjame ayudarte con eso. –Fue acercando sus labios poco a poco a los míos, cerrando sus ojos.
Yo ni siquiera respiraba, todo mi cuerpo se había paralizado, Nobile me besaba con la que se notaba era bastante vehemencia, entregándose verdaderamente.
No tenía ni idea de qué hacer, mi mente estaba en blanco, él se separó prontamente, sonrojado. Se veía muy guapo y tierno así.
-Je. Perdona mi atrevimiento, pero es que...es la verdad, me gustan las chicas como tú.
-¿Cómo soy yo?
-Mujeres decididas, fuertes, que no temen en hacer lo que sea necesario por cumplir sus objetivos...mujeres como tú las hay pocas, y puedes dar por sentado que eso me vuelve loco.
-No-Nobile... -Me solté de su agarre. Desviando la mirada, estando muy sonrojada. -¿Qué cosas dices? Estarás borracho seguramente.
-Hum...estoy más sobrio que una monja en domingo, simplemente me estoy dejando llevar, Lumine. –Me volvió a abrazar, besándome ahora con pasión y con esa locura que se dice tener, lo que me sorprendía mucho.
Yo lo volvía evitar, apenas lo conozco, sin embargo también una parte de mi me decía "hazlo, déjate llevar, chica". Esa parte, poco a poco, comenzó a apoderarse de mí, aunque yo quería evitarlo, y luchaba por eso.
Cuando Nobile me tomó de una pierna, apretando un poco de la misma, abrí los ojos, comenzaba a bajarme una de mis calcetas de forma muy lenta, asegurándose de tocarme muy bien la piel.
-No-Nobile...
-Es hora de dormir...no creo que duermas en calcetas. Debes estar exhausta, déjame hacerlo por ti.
Sin estar contento con tocar una de mis piernas, se fue directamente a algo más sensible todavía: mi cuello.
Para quitarme mi bufanda blanca él primero me acarició el cuello, sin darme tregua en las piernas, un gemido se escapó de mis labios de forma inmediata, uno muy tenue, expulsando aire muy caliente de mi boca.
Él rió con cierto triunfo y cinismo.
-Déjate llevar, señorita. –Canturreó, dándome un pequeño beso en la mejilla, desabrochando mi bufanda, la que cayó en el sillón de inmediato. –Tu cuello es hermoso, me dan ganas...
Ahora, en vez de bajar su mano por mi pierna, la subió, pasándola casi por debajo de mi falda, yo le detuve la misma, pero la misma iba cediendo terreno por mi piel, ¿en verdad no quería evitarlo? Ya sabía en dónde terminaría esa mano, ¿me estaba dejando llevar?
En cuanto sus labios hicieron contacto con mi cuello, sentí un escalofrío que me relajó por completo, me estaba dando calor a pesar del fresco de la noche en la costa, sus besos bajaron hasta mis clavículas, y uno en la comisura de mis pechos me sacó otro gemido, causando que tirara la cabeza para atrás, así que él aprovecho y de plano comenzó a comerme el cuello, sin darme tregua.
Estaba ya a su merced.
Su mano quedó en mi entrepierna, y una vez en la misma, me comenzó a acariciar mi zona más personal, así que le tomé un brazo y su hombro derecho, enterrando mis uñas y gimiendo más al sentir sus dedos ahí, aunque fuera por encima de mi ropa.
Prontamente me comenzó a quitar mis mangas, acariciando cada centímetro de mis brazos, besándome todavía el cuello, los labios, las mejillas o los mismos brazos, incluso un poco los senos, pero de vez en cuando, sin olvidar que jamás dejó de tocarme mi vagina.
Sip, ya no había marcha atrás, mi juicio estaba nublado y solo podía pensar en una cosa, o dos, mejor dicho. En él...y él haciéndomelo.
Intenté reaccionar, saliendo de ese mundo de placer y deseo, aterrizando los pies en la tierra, lo tomé de una mejilla.
-Hazme tuya, Nobile.
-Estaba esperando a que me lo dijeras...¿estás segura?
-Completamente, hazme tuya.
-Me alegra tener tu consentimiento. –Me sonrió tiernamente, quitándome el vestido.
Caímos en el sillón a la vez que él se quitaba el saco gris que llevaba puesto, junto con su bufanda.
Él estaba encima de mí, me besaba en cuello una vez más, yo trataba de quitarle la camisa, desbotonando dos de sus botones, pero luego él se levantó, casi quitándose la camisa, pero en un momento de sorpresa, él me levantó en sus brazos, cargándome para llevarme a mi habitación.
-Prefiero un lugar más cómodo, no te preocupes. –Me besó, abriendo la puerta y dejándome caer boca abajo suavemente en la cama, escuché cómo se desabrochaba el cinturón y se bajaba los pantalones.
Yo me bajé la ropa interior, quitándome también el sujetador, cuyo broche quedaba en mi pecho y no en la parte trasera como estaría normalmente. (Quedé como un tonto esa noche >:'v).
Él me tomó suavemente de la cadera, acariciándome una última vez la parte exterior de mi vagina, sin meter apenas los dedos en la misma, lo que me hacía gemir y desesperarme mucho.
Me besaba la espalda apenas haciendo rozar sus labios de forma cándida, lo que era algo así como un preparativo de lo que me esperaba.
Al retirar su mano de esa parte de mi cuerpo, escuché limpiarse la mano con la colcha, ahora sí que me tomó fuerte de la cintura, yo hice lo posible por verlo a la cara, suerte de mí que soy flexible.
Podía ver su cara de deseo, casi casi como si un hambriento viera un enorme plato de comida recién hecha, lo que casi me hace reír, pero me mantuve seria, el momento lo ameritaba.
Mis piernas estaban bastante abiertas, pero eso fue lo de menos cuando, tras darme un pequeño azote que me hizo gemir, Nobile entró en mí de forma suave y lenta.
Abrí los ojos de la sorpresa, sintiendo que hacía un movimiento circular con su cadera, y yo también hacía lo mío, moviéndome de atrás hacia adelante.
Pasaron unos segundos, nuestra forma de hacerlo no era para nada armoniosa, incluso era un poco desastrosa. Nobile me tomó de los hombros.
-Señorita, tranquila. Yo quisiera hacer el trabajo, estás cansada y seguramente mañana amanecerás adolorida si haces mucho esfuerzo. –Me susurró al oído, dándome un beso en la mejilla.
-E-está bien, pero no te detengas. –Dije, con el aliento muy cálido.
-Sé que te excita pensar hasta dónde llegaré. –Me dio otro azote pequeño, arrancándome un gemido igual de leve, pero que sentí lo excitó mucho.
Así, sin hacer más, Nobile me hacía suya, repitiendo ese movimiento varias veces, de forma lenta, algunas veces más rápida, él sí gemía un poco fuerte, pero de todos modos trataba de moderar el volumen para no despertar a Paimon.
Me tumbó de llenó en la cama, poniéndome boca arriba, él me tomó de las muñecas y con sus piernas él me impedía mover los pies, era casi como si me tuviera sojuzgada a la fuerza, pero nada de eso.
Nos besábamos bastante desesperados, quería tocarlo, pero no podía, incluso forcejeaba un poco con él para liberarme de las muñecas.
-¿Te estoy lastimando? –Susurró, deteniéndose.
-Quiero tocarte la espalda.
-Hum...nop. –Fue su respuesta, juguetona, risueña. Yo le mordí un poco el labio para desquitarme.
Nuestro juego era simpático, él me hacía el amor, sí, pero yo trataba de soltarme de su agarre, quería ser yo la dominante y no él.
Era un juego de poder, para ver quien rendía al otro, y como no era raro, use mis poderes anemo para darme un poco de fuerza y por fin liberar una de mis muñecas.
-Oye, no quiero que te canses.
-Yo quiero cansarme. –Reí, tomándolo de una mejilla para besarlo, dando la vuelta a la situación, quedando yo sobre él, haciendo que se sentara en la cama.
Una vez ahí, tomé sus muñecas tirando de ellas hacía abajo, besando su cuello y sus labios, moviendo mi cintura a mi propio ritmo, vi que él fruncía el ceño y gemía de manera más fuerte, poniendo también fuerza.
Enredó ambas manos en las mías propias, subiéndolas hasta la altura de nuestras caras, ahí, nos sonreímos, poníamos fuerza por ver quién rendía al otro y así someterlo a nuestros propios ritmos, siendo él lento, y yo más rápido.
Me trataba de rendir besándome el cuello, pero yo contratacaba moviendo de forma distinta mi cadera, arrancándonos suspiros mutuamente.
Era una guerra sin cuartel, en pocas palabras, una guerra por ver quien rendía al otro.
Al final, me aplicó una bastante rastrera, llevando una de sus manos a mi seno izquierdo, besándome el cuello y acariciándome la zona más sensible de mi seno, por lo que me vi bien acorralada.
Ya no hacía movimientos rápidos, de hecho ni siquiera movía mi cadera, gemía suavemente, expulsando en esos alientos bastante energía.
Estaba rindiéndome ante Nobile...
En una última ofensiva, hice más toscos mis movimientos, pero de hecho fue un tiro en el pie, con cada acometida, el miembro viril de Nobile entraba más en mi oquedad, por lo que se tocaba un punto muy específico en mí.
Cuando se tocó el punto correcto de la forma correcta, yo estuve a nada de soltar un gemido, pero Nobile me alcanzó a tapar la boca, pero era una sensación bastante inmensa en mí, por lo que todas mis fuerzas se perdieron, de ahí que Nobile me volviera a rendir, sojuzgándome de nuevo,
-Vaya, vaya, señorita. El precio de la rebeldía le salió caro. –Me besó antes de que pudiera responderle "dame un segundo y te pondré en tu lugar".
Sus movimientos seguían siendo lentos, intensos, profundos, llegándome casi hasta el alma, por lo que la más hermosa melodía sonaba en mi cabeza a la vez que toda clase de preocupación desaparecía de mi cabeza.
De hecho, tenía la mente totalmente en blanco, no pensaba en nada, escuchaba la melodía que me encantaba los sentidos, acompañada de las sensación de sentir las manos de Nobile en mi cintura y sus besos en mi cuello, aparte de un calor enorme que tenía a pesar de estar completamente desnuda.
Mi corazón latía pesadamente y con rapidez, como si hubiera corrido, saltado, volado, nadado y un montón de cosas más, y eso que no hacía gran esfuerzo.
Nobile pasó sus manos de mis muñecas a mis palmas, aferrando un agarre suave, sin apretarse mucho. Yo de inmediato le respondí, también aferrándome a sus manos, sintiendo sus besos y sus caricias.
-Vaya, señorita, me alegra que te hayas dejado llevar.
-Lo sigo haciendo, ¿qué hay de ti? –Cabe mencionar que en nuestras palabras había mucho deseo, excitación y satisfacción.
-No hay un solo momento en donde no me deje llevar. -Me besó de nuevo, acelerando un poco sus movimientos, lo que era tan delicioso, de no ser por sus besos, estaría gimiendo a un volumen que atravesaría fácilmente las paredes del cuarto.
Llegó un momento en dónde todo se puso blanco para mí, mis piernas eran ya una locura, las mismas apretaban y liberaban los muslos de Nobile sin cesar, que solamente podía reír un poco.
-Se nota que eres primeriza, señorita.
-De ti no se puede decir lo mismo. -Gemí, retándolo.
-De serlo, no estarías disfrutando lo que ahora. -Me mordió suavemente el labio, todo mi cuerpo estaba muy caliente, especialmente mis mejillas, estaba sonrojada por el orgasmo que tenía en ese momento.
Al acabar él, que fue a los pocos segundos de yo haberlo hecho, pues ya llevábamos un rato haciendo el amor, casi cuarenta minutos o una hora, él se rindió, notoriamente emocionado, riendo, poniéndose a mi lado.
-¿Entonces...me amas? -Pregunté.
-Seh. -Dijo, con cinismo, incluso con burla. -Sí lo hago...¿qué hay de ti?
-Y-yo...creo que yo también, fue casi amor a primera vista, jeje.
-Hum...en los Fatui dicen que yo soy un salvaje, pero las mujeres simplemente caen rendidas en sus brazos.
-Altanero. -Reí, dándole un beso en la mejilla.
-Hay que dormir, mañana será otro día muy pesado.
-De acuerdo... -Nos miramos a los ojos, dándonos un beso bastante tibio, pequeño, pero era especial para mí. Sería la primera vez que amaría a un chico.
A la mañana siguiente, me sentía adolorida del cuerpo, un poco cansada, y tenía frío, lo que no me terminaba de explicar.
-Buenos días, No... -Al voltear a ver, él no estaba a mí lado. Pensé un segundo que quizá estaría haciendo el desayuno, después de todo es un soldado, ha de estar acostumbrado a levantarse a las cinco de la mañana.
Sin embargo, sentí que el corazón se me caía al suelo cuando vi una carta en la mesa de noche...todo se acabó, estoy convencida de eso.
En efecto, en la carta se leía: "Sí te amo, no lo negaré...pero no lo suficiente para formalizar una relación contigo, Lumine. Somos enemigos...tú te olvidaste de eso y yo no. También dije que no te haría daño físico...pero jamás dije que psicológico no. Espero que esto te deje destrozada, amada Lumine~ Firma, Nobile, el engaño liberado."
-Soy...soy una estúpida. -Destrocé la carta mientras lloraba amargamente.
Me sentía humillada, destrozada, creí que podría amar a alguien, pero al primer intento me rompen el corazón. La próxima vez que me tope a ese perro de Nobile...lo haré pagar por esto.
Sin más...seguí llorando, golpeando la cama a la vez que la desatendí de forma rabiosa, ese desgraciado entrara aquí y verá la cama y dirá "aquí es donde le quité la virginidad a esa estúpida, donde le arrebaté la esperanza de poder saber lo que es sentirse amada".
***
Fumaba un cigarro y desayunaba en el banco del norte, al final de todo, tenía hambre y necesitaba descanso, dormir una o dos horas más no me vendría nada mal, estoy cansado por lo de ayer.
Signora entró contoneando su enorme trasero y moviendo de forma elegante sus piernas y cadera, mirándome con repugnancia, como suele hacerlo.
-Eres un maldito desgraciado...
-Gracias por el cumplido. -Fumé de mi cigarro. -¿A qué se debe?
-Esa chica le dio una paliza a uno de nuestros cobradores y le dio esta nota, quería que te la entregaran.
Leí la nota, la que decía: "Eres hombre muerto".
-Supongo que te la tiraste y la dejaste botada como a una basura, ¿no?
-Seh. -Reí con cinismo.
-A veces me das asco, pero ahora sí batiste el récord. También soy mujer, Nobile, y ninguna chica se merece que le hagan eso, y menos si es que quería que la amaras de verdad.
-Se le llama guerra psicológica. Cuando la tenga enfrente ella solo pensará en venganza, le haré recordar todo lo que me dijo esa noche mientras me burlo de ella...y eso la hará caer.
-Solo te puedo recomendar que te cuides bien la espalda. Si esa chica es la mitad de cruel de lo que soy yo...tu cabeza quedará colgada del techo del Banco, y no me refiero a la cabeza en donde se supone tienes un cerebro.
-Tch...mujeres.
-¿Qué harías si a tu hermana le hacen algo así?
-Nada. Ella debería ser lo suficientemente inteligente para saber con qué hombres no debe meterse.
-Aparte de patán, machista.
Signora se fue resoplando del enojo, yo me reí de ella, como suelo hacerlo, volviendo a fumar de mi cigarro, aunque ahora tenía tedio y me dolía la cabeza.
Solo pensar en como Lumine lloró después de leer esa carta me hace soltar una enorme sonrisa de satisfacción.
Después de todo, eso es lo que más me gusta en la vida: cuando llora una mujer, especialmente si yo soy quien las hace llorar.
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Muchos de ustedes al acabar el capítulo:
Les dije que el cap iba a estar sad, aunque ahorita estoy seguro que ustedes me querrán matar por darle un final así al ship y por hacer sufrir a Lumine :'v he echo cosas peores, así que no me odien demasiado 😬😬😬
Estoy pensando en una continuación, pero la verdad no sé como armarla bien, nada más sé que Lumine le va a partir la madre a Nobile por evidentes razones xd
Viajera: Hola Klee, veo que eres muy joven para unirte a los Caballeros. ¿Dónde están tus padres? ¿Viven aquí en Mondstandt también?
Jean: Klee, ¿a quién le llamaras mami? ¿por qué piensas que me puedes llamar así?
Diluc: No soy el padre de Klee, no soy el padre de Klee
Klee: Klee está castigada de nuevo? :'v
Kaeya: Klee, quiero que les digas mamá y papá. Si lo haces, te daré esté juguete edición limitada
Klee: Enserio? De acuerdo, tío Kaeya, Klee lo hará :D
Kaeya: Eres una buena niña.
Kaeya: Hola viajera, puedes vigilar a Klee por mí? Tenía que encargarme de ella, pero los caballeros me necesitan para limpiar algo, no tardaré mucho.
Misión aceptada: ve a confrontar a Klee.
JAJAJAJA Kaeya es un cabrón, hace lo posible por molestar a Diluc y a Jean, y qué mejor forma de molestarlos juntos con una cuestión romántica :v Quizá de ahí nació la idea de que Klee queda perfecta como hija de ellos dos, es rubia y de visión Pyro. Obviameeeeente todos sabemos que es solo un mame...¿verdad? Aparte me da mucha risa como Kaeya dibujó a Diluc, con sus cuernos, la cola y la cosa esa de diablo JAJAJAJA también me da risa la viajera con los ojos de "wtf?".
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