Maestra de armas.
Mika recién estaba formando parte de los caballeros, incluso con su uniforme y armadura se veía casi que tierno, pues era bastante joven para ser parte de los mismos, claro, con la gran excepción de Klee. Siendo uno de los novatos más recientes, sería asignado a un equipo para que saliera de la ciudad y fuera expuesto a peligros y así espabilara.
Teniendo la buena o mala suerte de caer, casi como si fuera una parte de novatada, en el grupo de Eula, que era el grupo de reconocimiento. Justamente en su primer día de trabajo, él iba tarde, con partes de la armadura mal amarrada, así como varios mapas entre manos.
Llegado en el lugar acordado donde Eula lo había citado junto a varios de sus hombres, Mika fue avistado por su capitana, quien solo alzó una ceja al verlo, sin estar precisamente feliz.
-¡Ca-caballero Mika en servicio! -Mencionó el joven, llevándose una mano al pecho, se le cayó una hombrera, y al tratar de recogerla, varios mapas fueron al suelo.
-Debes ser el novato. Jean me dijo que tienes poca experiencia...pero no pensé que lo dijera de forma tan literal.
-Capitana Eula, no volveré a llegar tarde, lo prometo.
-Me vengaré por esto, novato. La puntualidad es un valor fundamental en la aristocracia, ¡así que si llegas tarde una vez más, quedarás fuera de mi unidad, capicci?!
-S-sí, capitana.
-Muy bien, ¡en marcha!
Eula se colocó en frente de la formación, la que salió de la ciudad, Mika iba hasta el último junto con los soldados que tenían ya varios meses de experiencia. Algunos de ellos fumaban, otros simplemente platicaban entre ellos, Mika estaba apartado del resto, hasta que se unió a la plática de sus compañeros.
-¿Qué le pasa a la capitana Eula? Di-dijo que se vengaría de mí, ¿de qué habla?
-Bah, no le tomes enserio la amenaza, novato. Suele decirle lo mismo a todos, así que relájate.
-¿Qué es lo que se suele hacerse en la unidad?
-Disfrutar del paisaje, novato. Disfrutar del paisaje. -Sus compañeros empezaron a reír, al mirar adelante, Mika notó que la ropa de Eula se ajustaba a su cuerpo, dejando poco a la imaginación, él se sonrojó, tragando saliva. -Siempre va adelante del grupo, pero no veas ese lindo paisaje en medio de la acción, ya le pasó a uno y terminó en el hospital con una flecha en su brazo.
-En-entiendo...
-Esos de haya atrás, silencio o sabrán lo que es una venganza.
-Sí, capitana.
-Novato, ven para acá.
Mika apresuró el paso, tropezándose para casi dar al suelo, haciendo sonar su armadura, Eula volteó a ver qué había pasado, ocultando una risa que casi le salía. Su nuevo recluta era torpe y tímido, algo que le causaba gracia. Una vez llegó, él hizo el saludo de los caballeros, sonrojado por haber hecho el ridículo hacía apenas un segundo antes.
Ella le explicó las reglas del pelotón, y siendo un chico inocente, uno que tenía toda la pinta de no haber roto un plato ni matado a un mosca, era mejor que no se juntara con parte del escuadrón, pues los mismos ya tenían más edad, y ciertamente era mejor que no se contagiara de sus vicios, el tabaco era el ejemplo inmediato.
-Solo haz lo que te ordene y no tendrás problemas, novato. Lo mejor es que seas disciplinado. Pero...ciertamente necesitamos un cocinero.
-¿E-eh?
Organizado el descanso, justamente Mika terminó en la hoguera, lo que prácticamente no era descansar, pues se ponía a trabajar para que las raciones estuvieran a tiempo y bien hechas. Eula fue la primera en probar, el resto del escuadrón platicaba, estaba sentado en el suelo, y otros seguían fumando, Eula revisaba que nada estuviera fuera de lo común.
-Mika, ¿no quieres un cigarrillo? -Preguntó uno de los sargentos, ofreciéndoselos directamente.
-N-no gracias, un fumo.
-Vamos, ya estás en edad. Aparte, es para que te relajes.
-La capitana Eula me recomendó que no lo hiciera, y aunque no fue una orden... -Mika fue interrumpido por que al sargento se le salió una risa junto a sus demás compañeros.
-Este chico vaya que resultó un alivio cómico. Vamos novato, no intentes ganarte a la capitana así, ¿harás sus mandados? ¿O irás a limpiar su oficina cuando estemos en la ciudad? No seas tan lame botas. -Justamente Eula llegó y empujó al sargento, quitándoselo de encima a Mika.
-Tranquilo novato, no habla enserio. Además, ahora mismo lo mejor es ser de los fuertes y callados. Come algo...y como te dije, mantente alejado de estos tarados.
-Vamos capitana, el niño no necesita una niñera, déjelo divertirse.
-Silencio. Me vengaré por esta ofenda hacía mí persona. No necesito un mandadero, ahora tú quedas encargado de la hoguera.
-Tch. Diablos.
-Mika, ven conmigo.
-S-sí, capitana Lawrence.
Caída la noche, y siendo un momento de acampar, todos traían sus tiendas o hamacas, por lo mismo es que quedaría un vigía, que sería Mika debido a ser el novato. De eso Eula no tenía en realidad conocimiento, pues ella fue a dormir creyendo que quedarían los veteranos.
Justamente en mitad de la noche, Mika picaba con un palo la fogata hecha para calentarse, lo único malo es que, debido a que no tenía costumbre de dormir tarde, no tardaría mucho para caer dormido, que en realidad no sería lo problemático, sino que, al estar luchando contra el sueño, no se había puesto en alerta de que un grupo de hilichurns estaban preparando una emboscada, teniendo como comandante a un metachurn y a un mago de cryo.
Cuando el muchacho escuchó una rama quebrarse, fue que se dio cuenta que los monstros estaban literalmente ya encima del campamento, por lo que se fue para atrás, cayendo sobre su trasero a la vez que gritaba.
-¡Ca-capitana, hilichurns! -Ante los gritos de Mika, Eula se levantó de inmediato, tomando su espada al igual que sus compañeros, y a su vez, los monstruos asaltaban el campamento.
Usando su lanza, Mika evitó ser golpeado por el garrote de un hilichurn, dándole una patada para quitárselo de encima. Los caballeros reaccionaron y se fueron contra sus enemigos, siendo Eula quien dominaba la pelea, claramente por su fuerza y por hacer uso de su visión. El problema fue que no podría hacer gran cosa contra el escudo del mago.
Mika vencía al hilichurn contra el que luchaba, suspirando, solamente para ser objetivo del mago del abismo, quien disparó un proyectil de hielo que lo hirió en el brazo, siendo apenas una rozada, pero que lo hizo gritar al pensar que la herida sería peor. Al escucharlo, Eula lo volteó a ver de inmediato.
-¡Mika! -Viendo que el mago prepara otro proyectil que ahora sí iría contra el pecho del novato, Eula se lanzó para taclearlo, salvándole la vida, pero a su vez haciendo que ambos cayeran del acantilado donde se encontraban luchando.
Viéndose superados, y con la capitana habiendo caído al vacío, los soldados decidieron retirarse.
-¡Debemos ir a buscar a la capitana!
-¡Si nos quedamos moriremos todos, regresaremos a buscarlos después! -Dicho y hecho, los caballeros emprendieron la retirada.
En cuanto a Eula y Mika, ambos se recuperaban del golpe, habiendo sido Mika quien se llevó la peor...o mejor parte de la caída, pues Eula había caído sobre él.
-Oh, novato. Lo siento...
-N-no se preocupe, capitana. Creo que ninguno de los dos espero que termináramos así.
-Hay que movernos, ese mago tiene ventaja por su escudo, debemos buscar donde pasar la noche.
-¿Qué hay de los demás?
-En estos casos lo mejor es retirarse. No dudo que lo hayan hecho, así que vámonos también.
Tomando a Mika de la mano, ambos se fueron corriendo, puesto que debían esconderse de los hilichurns que seguramente los estarían persiguiendo. De ahí en fuera, pasar la noche también era una opción viable.
Encontrando un lugar "seguro", que era una cueva pero no se tenía de otra en realidad, la pareja pudo pasar un poco de tranquilidad, ahí, Mika se notaba triste, pues su primera misión había sido un fracaso, sintiéndose culpable de la misma, puesto que pudo perfectamente evitar que aquella emboscada sucediera si es que estaba más alerta.
Eula de inmediato se dio cuenta de eso, por lo que claramente lo interrogó al respecto, pues no era momento de lamentos ya que nadie había salido muerto, quizá sí herido, pero no sería nada grave seguramente.
Él, desconfiado porque quizá sería sacado del escuadrón o incluso de los caballeros, prefirió decir la verdad de las cosas, pues no veía caso mentirle a su capitana, la que quizá podría inclusive ayudarlo, o tal vez darle un consejo.
-Capitana Eula...me siento muy apenado por ello pero...fue mi culpa que nos emboscaran.
-¿Por qué lo dices? Si tú estabas dormido.
-Exactamente...casi me quedé dormido en plena guardia. El sargento me dijo que era una orden de usted. Nunca tuve operaciones de guardia antes, pensé que aguantaría toda la noche...cuando estaba por quedarme dormido, me di cuenta que ya era demasiado tarde.
-Espera un momento, Mika. Yo nunca te di esa orden, es claro que un novato como tú debe estar vigilado por un superior... ¡esos cabrones, su bromita nos salió muy cara a todos!
-¿En-entonces no me dejó en guardia?
-No Mika, por los arcontes. Eres un chico apenas, es algo muy importante para un novato. No me malentiendas, no dudo de tus capacidades, pero debes curtirte en la práctica primero. Ay, Mika, no es fue tu culpa, así que no te atormentes. -Ella fue y le dio un abrazo rápido, el chico se aguantaba las lágrimas, pues vaya que le remordía la conciencia de haber cometido un error así de grande. -De verdad, tú tranquilo, estamos a salvo, nadie salió herido, ni siquiera tú. Solo queda quedarnos aquí.
-Sí, lo bueno que tenía sobre mí el equipo de combate. -Sonrió él, dejando ver su saco y manta de dormir, por lo que Eula le regresó el gesto.
Ciertamente la misma era para una sola persona, por lo que Mika la cedió a Eula, y ella negó tal petición, por lo que llegaron al acuerdo de que ninguno la usaría para complacer al otro.
Como no resultó raro, pasados los minutos, los dos comenzaron a temblar de frío, de ahí mismo que se miraran.
-O-ok...mejor entramos ambos, al diablo. -Exclamó ella, tomando la manta para cubrirse, extendiendo los brazos para que Mika entrara.
Él solamente se sonrojó de mentón hasta las orejas, pero si no quería morir de frío o contradecir las ordenes de su superiora, cedió.
Ambos estaban mirándose de frente, desviando las miradas, con cierto rubor en sus mejillas. Eula, manteniendo la compostura, solo sonrió amablemente.
-Bien, ahora ninguno de los dos pasara frío...aunque debo admitir que está un poco apretado aquí.
-U-un poco... -El chico luchaba contra sí mismo, pues una erección quería nacerle, se concentraba y pensaba en cualquier otra cosa para distraer su mente de que compartía un espacio tan íntimo con una mujer hecha y derecha como lo era Eula, con un cuerpo divino, o incluso eso era decir muy poco, pues ella era un poema en sí misma, un paisaje, decían sus compañeros, un amanecer, un no sé qué, pero quedaba corto para Mika el explicarse eso.
Solo encontró un tema que, quizá, podría servirle a distraerse, aunque al final de cuentas, debería usar palabras adecuadas para que no hubiera malentendidos.
-Y-yo...la verdad es que me siento nervioso.
-¿Ah sí? ¿Por qué? Vamos, no voy a comerte vivo, Mika. -Rió ella. -Esos rumores de que como bebés o me baño en sangre de vírgenes son boberías que se inventaron para desprestigiar a la nobleza.
-No era por eso necesariamente. Es que...¿cómo decirlo? Esta es mi primera vez, y no sé cómo hacer varias cosas, por lo que...tengo miedo.
-¿Eh?... ¡¿Eh?!
No es necesario decir que, con el poco espacio que Eula tenía a disposición, le soltó un golpe a Mika en el estómago, sacándole parte del aire, así como ella salió de inmediato de la bolsa de dormir, sonrojada hasta los cabellos, no tanto por la pena, sino por el enojo.
-¡Eres un pequeño desgraciado! ¡Eres igual que el resto de esos imbéciles, le exigiré a Jean y a Varka que solo pueda ponerme al mando de escuadrones de mujeres, todos son iguales, pensé que eras un chico diferente Mika, pero parece que tu teatrito de chico inocente era una farsa! ¡Me vengaré de ti como no tienes ni la más remota idea!
-Ca-capitana, ¿de qué me está hablando? Y-yo solo... -Mika reflexionó sus palabras, cayendo en cuenta que no fueron muy inteligentes y mucho menos claras. -Oh...ya entendí. -Él igual se sonrojó hasta los dientes. -Ca-capitana, mis más sinceras disculpas, soy un tarado, n-no me supe expresar bien, pero yo me refería a que era mi primera vez en campo, no sé cómo realizar correctamente un ejercicio de construcción de campamentos seguros y...y tengo miedo de que por mi culpa alguien pueda salir herido, especialmente usted, capitana Eula.
-a. -Ahora Eula fue quien se sonrojó, ya no del enojo, sino de la vergüenza de haberse precipitado tanto, pero al final de cuentas, ambos eran culpables, más Mika que ella, pero los accidentes ocurren después de todo.
Tras las respectivas disculpas, ambos regresaron a la bolsa de dormir, estando perfectamente de acuerdo en que ahora era mejor darse la espalda, siendo lo malo que la visión de Eula les transmitía algo de frío, por lo mismo es que, para estar a la temperatura perfecta, ella se quitó la misma, pero seguía faltando algo.
Ella se acostó mirando la espalda de su recluta, poniendo las manos en sus hombros, lo que a él le hizo abrir los ojos de la sorpresa.
-Descansa, Mika. Hoy fue un día pesado.
-Igualmente, capitana.
Aparecido el sol de la mañana, el novato solo se vio despertado por un olor a rico, algo que alimentaba, y al levantarse, limpiándose los ojos, se percató que Eula preparaba el desayuno dentro de la cueva donde se encontraban.
Todo estaba preparado, y es que sí, ella se había levantado antes, manteniendo apartada su visión, naturalmente, para que no afectara al fuego, de ahí que también el café que ya estaba listo se mantuviera caliente. El desayuno era algo simple: huevos y un poco de ... por lo que todo quedaba perfecto.
-Ah, Mika. Qué bueno que despertaste, el café está caliente, y ya casi está el plato fuerte.
-¿Capitana?
Eula se acerco a Mika, quien, sorprendido, aceptó el plato, que le era ofrecido, siendo una comida tan campirana, muy casera y olía que alimentaba.
-Solo un pequeño detalle. Ayer...ayer hice y dije cosas que no eran verdad. Eres un chico muy tierno, aparte de noble. Fuiste el único que no fue cobarde y me abandonó.
-E-ehm, yo... solo la metí en problemas, pero no hice más que estorbar.
-Fuiste un chico valiente. Quizá no tengas visión, pero no la necesitas si tienes el valor de pelear aún estando en desventaja. Pero prueba, no me has dicho qué te parece. Si no lo comes, me vengaré de ti. (Eula: >:v)
-O-ok... -Un temeroso Mika tomo el plato de huevo y panes que había, por lo que al probarlos, quedó simplemente encantado. La comida sabía más que deliciosa, y sin duda Eula tenía mucho talento para la comida.
-Por lo que veo fue de tu agrado. No es por presumir pero...mentira, sí es por presumir. -Rió ella. -Soy una excelente cocinera y bueno, ese es un talento natural de la nobleza.
-Ca-capitana, eso parece algo de un restaurante de lujo. ¡Está delicioso! Y son ingredientes comunes, ¿cómo lo hizo?
-Secretos de nobleza, Mika. -Eula dio una tierna risita. -Te brillan hasta los ojos, y tienes un rubor en tus mejillas. Sabía que era buena, pero no tanto. Qué ternura me das, novato, pero no te lo tomes a mal, no me burlo de ti.
-¿Entonces por qué lo dice, capitana?
-Pues por la razón de que tu reacción me causó...no lo sé, es algo que no suelo ver en muchos chicos, inclusive de tu edad, ya ni digas de los más adultos. Te lo dije una vez, eres un chico que se ve nunca rompería un plato, y aunque en un ambiente hostil como este, no te has dejado vapulear. Y aparte, eres muy lindo porque has sido diferente del resto de babosos que conozco.
El chico se volvió a sonrojar bastante, y mientras miraba como Eula sonreía con gracia y alegría, a la vez que se acomodaba lentamente el cabello, el chico la miró como lo que era: una mujer hermosa, con porte y elegancia, sus rasgos finos, pero con un semblante duro cuando era necesario, y ahora relajado y amable que inspiraba confianza. Él daría la vida por ella, así como a la inversa.
-Cuando termines, nos vamos. Por mí no te preocupes, yo ya desayuné. No pude soportar el hambre, aunque eso no quiere decir que sea una glotona...¿o sí? -Eula alzó una ceja, con notoria suspicacia.
-¡N-no, para nada, capitana! Si quiere un poco más, puede decirme con confianza, le compartiré con gusto, de verdad.
-Más vale que no me mientas, porque si no...me vengaré de ti.
-Con el debido respeto pero...¿por qué busca venganza?
-Hum, supongo que no sabes qué trato me ha dado la ciudad. Lo único que hablan de mí deben ser chismes baratos o que soy una traidora o una infiltrada. Me sorprende que no te hayan dicho lo mismo.
-Sí lo hicieron, y no es que me lo haya creído, pero pues me quedaron varias dudas, eso sí. Pe-pero ahora, y lo vuelvo a decir con todo respeto, usted es una capitana increíble, y como mujer...bueno, no cualquiera se preocuparía por prepararme una comida tan deliciosa, o el no haberme dejado morir, ante todo. Usted, capitana Eula...muy amable y cálida, a pesar de su visión.
Ella se quedó sin palabras unos segundos, recobrando el momento que vivía, solo tosiendo un poco, así como sus mejillas se coloraron de un pequeño rosado. Se sentía halagada, y más que eso, feliz de recibir un comentario tan lindo como ese.
-Jum, hum...gracias, novato. No todos piensan como tú y bueno...aunque eres un poco torpe en algunas cosas, me impresionan varias cosas que haces.
El chico sonreía, mirando al suelo a la vez que sonreía de manera torpe, lo que alegró a Eula. Estaba ya casi por terminar, cuando el chico se percató que entraba un hilichurn en su escondite, y apenas los vio, apuntó con su ballesta a la capitana, las pupilas de Mika se dilataron inmediatamente, sin pensárselo corrió para protegerla.
-¡Capitana! -El chico extendió su mano como si tuviera la intensión de parar la flecha con la mano, cosa imposible y que lo haría terminar profundamente herido. Aunque, en ese momento y sin que a él le pasara por la cabeza, una pared de hielo se formó, rompiéndose al recibir el impacto de la flecha, pero más que eso, deteniéndola para evitar que Eula saliera herida.
A ambos les cayó como balde de agua fría, pues se quedaron congelados al procesar qué había pasado. Y más se sorprendieron, cuando de la ballesta de Mika, que tomó para contraatacar, se formara un ataque de cryo que acabó con su oponente.
Cuando Eula vio el cinturón de Mika, notó que había aparecido una visión.
-Mi-Mika, tú...
-Capitana Eula...gracias. Nos salvó el pellejo, ¿pero cómo es que pudo lograr que mi flecha fuera imbuida por cryo?
-Yo no fui...
-¿No? ¿Entonces...? -Al verse el cinturón, Mika notó su visión, sorprendiéndose. Miró la de Eula, eran claramente distintas. Él se llevó la mano a la boca, sin poder creérselo. Ella se levantó y le dio un fuerte abrazo, orgullosa de que su muchacho, en su primera misión, recibiera una visión que había sido bien merecida.
Él no respondió en un primer momento, pero al percatarse que literalmente su deseo de proteger a la primera mujer de la que se había enamorado era tan poderoso que le había dado una visión, él sonrió, regresando el abrazo, sabiendo que eso que él sentía era amor real.
-Mika, estoy orgullosa de ti. Eres un novato...pero tienes muchos más méritos que cualquier caballero veterano.
-Capitana Eula...yo solo quería protegerla. Y pues creo que sí lo logré. -Eula sonrió ante el comentario, revolviendo el cabello de su novato.
Cuando regresaron al campamento con la intensión de ir a la ciudad, se reencontraron con su pelotón, quienes se alegraron de verlos bien. Claramente notaron la visión en el cinturón de Mika, no creyendo que un chavalito de su edad pudiera tener una, y menos que fuera en su primera misión, ya que aquello era algo casi que imposible de lograr.
Él iba en primera fila junto con Eula, quien ya lo recomendaría para recibir una condecoración por servicio honorario y lealtad total a sus superiores, así como un gran espíritu de sacrificio por los demás. Lo que ella no sabía es que aquello era por su muy reciente amor que nació en ese instante.
De hecho, el muchacho ya casi que cuando hablaba con su superiora no podía ver más que al suelo, hablando con nervios, cosa que sería rara si él no fuera tan tímido, de ahí que ella no notara diferencia.
Apenas la expedición terminó, el chico cayó en su cama, cuestionándose lo que había pasado, repasando en su mente el momento exacto en que se enamoró de su superiora.
Necesitaba de un consejo, y sabía bien con quién ir, o al menos eso prentendía. Quería saber cómo podría lograr su cometido de declararse su amor a Eula.
-¿Entonces estás enamorado de una chica, cariño? -Sonrió Lisa, ella bebía una copa de vino en la biblioteca.
-Mientras no te distraiga de tus obligaciones, está bien. -Añadió Jean, que estaba presente.
-S-sí...yo nunca antes había estado enamorado, y me gustaría saber qué debería hacer.
-Escríbele poemas, nunca falla. -Sugirió Lisa.
-Demuestra tu destreza como caballero, convirtiéndote en el mejor de tu unidad. De hecho, Eula me comentó que ya eres destacado, así que ¿Por qué no entrenas con ella? Son del mismo elemento, ella puede enseñarte a usar una visión.
Seguidamente, Eula estaba practicando su danza de combate, mientras Mika veía estupidizado aquella escena que le arrancaba suspiros de amor.
Cuando menos se lo esperó, escuchó que gritaron su nombre, por lo que él se sorprendió, regresando a la realidad.
-¡A-a la orden, capitana!
-Diablos, Mika. Te hablé 7 veces, ¿Por qué no reaccionabas? Hum, me vengaré por esto.
-Lo siento...¿Entonces me enseñará a usar mi visión?
-Correcto. Supe que serías un buen aprendiz en cuanto obtuviste esa visión, puedes hacer el bien para el mundo...o el mal. Debes elegir lo que quieres hacer, ¿Así que dime? ¿Qué propósito tiene tu visión?
-M-me da pena decirlo. -Mika enrolló su cabello en su dedo índice, mirando hacia otro lado a la vez que se sonrojaba.
-Boberías, dime ya, es una orden, novato.
-Hum...no sé vaya a burlar...y-yo...quiero proteger a la chica que me gusta. Y también proteger a los demás...pero más lo primero.
Eula solo soltó una pequeña risa, sin terminarse de creer lo que había oído, el muchacho se sonrojó y también sintió un golpe en el corazón, pues se refería a ella.
-Lo siento novato, no pude evitarlo. No es que me parezca tonto ni mucho menos...pero diablos, nunca me esperé esa. ¿Quién es? ¿La conozco?
-D-de hecho sí...
-Ah, no me digas, no me digas. Quizá se me salga decirle. Mucha suerte, Mika, tienes buenas chances, eres un chico dulce y tierno, aparte de amable.
-Gr-gracias por el cumplido, capitana. -Sonrió Mika, entusiasmado.
-Ay, es muy lindo de tu parte que quieras usar tus nuevos poderes para proteger a una persona que te importa mucho. Vayamos a entrenar, ¿Qué dices?
El muchacho puso todo su empeño en el entrenamiento de ese día, siendo muy fructífero salvo por una cosa.
Eula le enseñaba a esquivar, y curiosamente su forma de hacerlo era muy parecida a la danza, teniendo un combate de prueba con Mika. Él, atontado por su danza, no notó que ella le lanzó un puñetazo fácilmente esquivable para una persona atenta...le dio un buen golpe.
Eula solo se llevó las manos a la boca al ver que el caía al suelo, con los ojos dándole vueltas.
-¡Mika! -La mujer lo auxilió de inmediato. -¿Estás bien?
-Perfecto...¿Pero es normal que la esté viendo doble?
Una vez recuperado del golpe, el entrenamiento de vio claramente pausado por esa razón.
Aunque no estaba nada mal, Mika era casi que consentido por Eula.
-¿No te duele? -Ella le acariciaba levemente la mejilla, estando cerquita de él.
-Un poquito, pero no es mucho. -El chico estaba más que maravillado con la situación.
Casi para llegar al ocaso, Eula decidió compensar a su aprendiz con un pequeño detalle. Fueron por un helado, lo que sería normal si es que eso no fuera lo más parecido a una cita, tal vez.
Y más cuando Eula, viendo que ya había obscurecido, así como estaban juntos, siguió la vieja tradición de la nobleza. La misma consistía en tomar del brazo a su acompañante, cosa que apenas sucedió, causó que Mika se sonrojará.
-¿Ca-capitana?
-Tómame del brazo, Mika. En el antiguo régimen, si un hombre sujetaba del brazo a una mujer colocándose él del lado de las casas, significaba que la estaba prostituyendo. Y si la mujer se encontraba del lado de las casas, es que eran acompañantes, pues si no se tomaban del brazo, quería decir que eran desconocidos.
Aunque los senos de la hermosa mujer no fueran precisamente grandes, bastaban para que el muchacho pudiera sentir en su brazo el seno de Eula. Y siendo un joven tímido, aquello lo hacía sonrojar.
-Va-vaya tradición.
-Y hay varias más. Antes había "rituales" para cortejar a las parejas. Muchas de ellas eran muy lindas, malamente se perdieron con el cambio de régimen. Nadie que conozco sabe de las mismas. -Suspiró Eula, melancólica.
Ahí fue que al muchacho se le prendió el foco, o la vela, mejor dicho. Diariamente después del entrenamiento iba a la biblioteca para leer libros de poesía y de las tradiciones dela nobleza, gestos, etiqueta, lo que tuviera relación y le pudiera servir para cortejar a su capitana.
Lisa se dio cuenta fácilmente de quién era su enamorada, y sabía, terriblemente que aunque fuera el primer amor del chico, quizá llegaría su primera decepción, deseándole lo mejor, pero sin estar segura que aquello llegara a buen puerto.
Y justamente, el chico le mostraba los poemas a Lisa, quien al ya saber quién era la enamorada de Mika, le daba consejos para mujeres frías como ella, aunque tuvieran un corazón de hielo, el calor de un amor verdadero lo puede derretir todo, sin dudarlo.
Jean, por su parte, veía que él entrenaba noche y día, tomándose muy enserio lo que le había dicho, pidiéndole ayuda a Rosaria con el manejo de la lanza, y a Amber con la ballesta. Sin duda, aquel chico tímido y temeroso tenía un objetivo, un sueño.
-Ahora entiendo por que los dioses se fijaron en él...tiene una gran voluntad. -Pensó Jean para sí misma, sonriendo para ir a darle una mano a Mika.
En la biblioteca, el muchacho llegaba con un nuevo poema escrito, sabiendo que podría ser ahora sí entregado a la vieja usanza: dejado tiernamente con una rosa en la entrada de la casa de los Lawrence, teniendo escrito el nombre de Eula con una caligrafía de lo más exquisita, así como también perfumada.
Lisa leía el mismo, levantando su pulgar, pues era hermoso. Trataba de un corazón puro, pero lastimado y herido, y aunque podía sanar por sí mismo, el hielo lo mantendría saludable. Pues sí, sorpresivamente aunque el hielo es asociado con una persona desalmada, no para Mika, siendo un símbolo de amor y unión con su capitana y maestra.
-Chico...sé quién es esa mujer. Es Eula. -Mika, apenas escuchó eso, se sonrojó, poniéndose nervioso.
-¡N-no le diga, por favor Lisa! Qu-quiero esperar un poco más...siempre que salimos vamos a comer un helado, o un café, o ella toma una cerveza y yo sidra de manzana. Esos momentos los atesoro mucho, y espero que ella.
-Lo sé, Mika. Y tu secreto está a salvo conmigo, de eso no te preocupes. El amor es sagrado, eso no se delata, pero ten en cuenta que a veces las cosas no salen como uno quiere. Eres joven, nunca te han roto el corazón, y si llegara a ocurrir...no sufras, pues hay muchas mujeres en la ciudad que matarían por tener un admirador como tú.
-Sé lo que quiere decir...soy joven sí, y ella...me ganará por 5 años, pero si los dioses me dieron una visión es porque...jamás me rendiré, y aunque me rechace, yo daría la vida por mi capitana, pues eso es lo que un caballero hace.
Justamente en eso fue entrando Eula, quien sonreía afablemente, notoriamente conmovida y orgullosa. Mika...estaba rojo como tomate y Lisa blanca como una Cecilia.
-Mi muchacho, estoy orgullosa de ti. Ese siempre debe ser el espíritu de un caballero de Favonius: dar incluso hasta la vida por cualquiera, y que bueno que lo captaste. ¿Eh? ¿Por qué estás tan rojo? ¡Lisa, no me digas que le estás coqueteando a mi mejor soldado!
-No, para nada. -Rió ella. -Quédatelo, es tuyo y de nadie más. Y sí, Jean también está orgulloso de él, le dijo que daría la vida por cualquier civil, soldado, superior y por su capitana con tal de cumplir el código de honor de un caballero.
-Eso es algo que pocos entienden, y tú lo hiciste bien. Anda Mika, ve a la guardia, yo tengo que buscar unas cosas. Pero no lo hagas, o te alcanzaré a donde quiera que vayas y me vengaré de ti, ¿escuchaste? -Mencionó ella, severa.
-S-sí, capitana Eula.
Mika miró a Lisa, quién le guiñó un ojo, él escondió el poema en su bolsillo, apurándose a irse.
Ella rió, pues se había salvado el secreto por un pelo. Aunque siendo tan noble como él era, se podía creer perfectamente.
-Se ve que lo quieres mucho. Él te admira, Eula.
-Es mi mejor elemento. No hay como él en mi unidad...con 100 chicos como él, Mondstandt sería la nación más segura de Teyvat. Solo me pregunto de quién está enamorado...
-¿Celosa? ¿De verdad lo quieres solo para ti?
-¡Hum! Me vengaré por esto. Yo no estaría celosa, sí mi muchacho es feliz, yo también. Ojalá esa mujer no le rompa el corazón, porque yo le romperé los dientes si lastima a un chico tan lindo y tierno como él.
-Eula, se corre el rumor que él está enamorado de ti. -Mencionó Lisa, burlona para que pareciera que no era enserio. -Pero se dicen tantas cosas en estos pasillos.
-¿Yo? Sería una mujer afortunada...y de hecho, tiene formas muy parecidas a las de la nobleza, le conté un poco de las mismas, a veces siento que me corteja, que me trata de enamorar...pero no, quizá solo es porque soy de la nobleza y busca consejo, cualquier chica caería enamorada si hacen rituales así.
-¿Por qué estás segura que no eres tú?
-¿Quién se fijaría en una Lawrence? Es claro que nadie...muchos solo quieren darse un acostón conmigo porque...bueno, soy hermosa, pero jamás se han enamorado de mí. Y de ser así...es un chico todavía...si esa chica lo rechaza...cuando él tenga 25 o 23...será muy apuesto. Pero tiene 17 apenas, se vería mal que yo...tú sabes.
-Dirían que te gustan tiernitos o que buscas sacarle el colágeno. -Lisa dio una buena carcajada. -Tienes razón, será un chico de lo más apuesto y tendrá como locas a muchas...quizá hasta yo incluida.
-¡Si te le insinúas, me vengaré de ti! -Eula se puso roja de los celos, mientras que Lisa solo rió una vez más. Pues vaya que la mujer de cryo era más ciega que Glory.
Al menos Lisa sabía que, quizá no ahora...pero Mika podría tener la ilusión de que su primera fantasía...su primer amor se cumpliría. Su corazón se alegraba por él y por Eula.
El chico se encontraba listo y decidido para declararle su amor a la capitana, se sentía nervioso, casi quería vomitar por la ansiedad que sentía, pero jamás se rendiría, jamás le daría la espalda a su ilusión.
Fue caminando con la carta en mano, que tenía el poema y el escrito donde declaraba su amor, serían casi las 8 de la noche, pues así se acostumbraba en el antiguo régimen a entregar las cartas. La rosa tenía su perfume, era la más bella que tenía Donna en venta, así que al llegar, respiró profundamente, teniendo todo listo para dejar las cosas y echarse a correr.
Sin embargo, Eula iba llegando más temprano de lo normal a su casa, por lo que vio a Mika en la lejanía, sonriendo pues no había visto lo que tenía en manos. Pensó que sería una visita casual, o para preguntar a qué hora se verían mañana.
-¡Mika! -Exclamó ella, alegre. Al muchacho se le bajó la sangre a los pies, pues todo el plan se le había caído, y sin embargo, tampoco era algo malo, puesto que podría confesarle sus sentimientos a Eula cara a cara, por lo que se volteó, mirando al suelo, sonrojando y con las manos temblándome. -¿Qué haces aq...? -Al ver lo que tenía en sus manos, Eula quedó atónita. -¿Mika?
-E-esto...esto sí es lo que parece. Quería dejarte esto en la entrada de tu casa ya que...
-Así lo marca la tradición aristocrática. Lisa sabía algo...y no fue casualidad que me contara que había rumores de que tú estabas enamorado de mí.
-Ex-exactamente...no eran rumores, era la verdad. Y la verdad es que...es que sí daría la vida por ti, Eula, pero no porque seas mi superior, sino porque estoy enamorado de ti. Decidí que entrenaría hasta romperme los huesos con tal de protegerte, y es que ese deseo fue lo que me dio mi visión. Dices que eres vengativa y rencorosa, pero no es así...s-sé que soy un chico, y que apenas tengo edad para ser parte de los caballeros, pe-pero yo... -El muchacho hizo una reverencia, ofreciendo la rosa y la carta que tenía en manos. -¡Ca-capitana Eula, haré lo que esté en mis manos, incluso fuera de las mismas con tal de protegerla y hacerla feliz, así que, por favor, acepte ser mi novia!
Eula tenía los ojos lagrimeantes, debido a que su incredulidad en el amor, en que Mika tuviera ojos solo para ella le causaba una impresión que nunca pensó posible. Es que sí, Eula también estaba enamorada de Mika, pero la edad, ese maldito número causaba sentimientos encontrados en ella. Tomó la rosa, la olió, detectando el perfume del muchacho, ese que siempre podía oler cuando iban caminando tomados del brazo. Seguidamente, tomó la carta, mirando su nombre en la misma. No necesitaba leerla, conocía bien los sentimientos del muchacho.
-Levanta la cara, Mika. -Le pidió dulcemente, él hizo lo pedido, percatándose de las lágrimas en el rostro de la mujer, era feliz, así como también desgraciada porque no podía darle el sí que su corazón le pedía. -No necesitas esforzarte más, ya lograste lo que deseabas. Me acabas de hacer la mujer más feliz.
-Capitana...no, Eula, yo apenas he comenzado. Soy muy joven, pero no necesito más para lograr lo imposible.
-Sí lo necesitas. Eres muy joven, lo dijiste, y no puedo aceptar lo que me pides. Pero...¿podrías esperarme unos años? ¿Podrías seguir amándome mientras yo lo haga?
-Esperaría 500 años por ti, Eula...¿pero no puede ser menos? ¿No pueden ser unos meses?
-No. La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces, y yo...me muero de ganas de que me ames como siempre he deseado ser amada. Pero no te preocupes, puedo enseñar a amarme, y tú igual, quiero ser la mujer de tus sueños, así como tú eres el chico de los míos.
-Esperaré entonces... -Mika se sonrojó, bajando la mirada. -Pero esto sí no puedo. -El chico se levantó de puntillas, dándole un beso en la mejilla a Eula, cuyo rubor apareció de inmediato, así como una sonrisa.
-Ah no, la venganza será mía. -Exclamó ella, agarrando al chico de la nuca y de su mejilla izquierda, robándole un beso en los labios a la vez que cerraban los ojos, siendo el primero del muchacho y el de ella...el primer beso de un amor honesto que recibía y si alguien preguntaba, sería su primera vez entregando sus labios a un hombre.
La luna los veía, contándole aquella noticia a las olas del mar, las que danzaban alegremente de que su reina finalmente tuviera lo que siempre anheló su corazón: un amor sincero y de verdad.
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Joder, que gran historia, me he emocionado y todo. 6 mil palabras, me tardé 3 días más de lo que debía (en realidad más de 3 semanas...ehe), pero ya quedó. He estado inactivo debido a que estoy en México, tuve cierre de semestre, trabajos de tesis, etc., pero diablos si no valió la pena la historia. Este ship me parece tan lindo, pues las personalidades de Mika y Eula no tienen para nada que ver, y eso lo hace especial, que se pueden complementar, a mi parecer.
El final puede ser agridulce, pero tengan la certeza de que cuando Mika crezca finalmente podrá ser pareja de Eula uwu
Bueno, una disculpa por la tardanza, he tenido poco tiempo, pero ya quedó.
Nos vemos :3
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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