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La muerte más predecible.

Pues bien, se preguntarán por qué no estoy haciendo capítulo de Lumine y ciertamente tiene razón para pensarlo. Pues bien, como parte del segundo aire que está surgiendo en el fic, más que nada marcado por la pausa de dos semanas que me di al estar de vacaciones y por la llegada de Inazuma, estaba pensando en que, más que apegarme a lo que hasta ahora llevo haciendo, debía hacer cosas al estilo de "what if?" O sea, crear situaciones que son realmente imaginativas, como por ejemplo en esta historia de este cap la resistencia, si bien no pierde, lleva mucha desventaja, y por lo mismo y tras un error, Gorou queda cercado y es capturado. ¿Eso pasaría en la historia? Claro que no, pero ciertamente es una situación interesante de pensar, y hay ideas que tengo pero, por lo imaginativas que son, no podría poner aquí...hasta ahora xd (aparte de que solo lo hago para aumentar los caps con final triste muajaja!).

En realidad la sección la dejaré por un tiempo, si no les gusta quizá la vean muy pocas veces, pero si tiene aceptación la traeré seguido, por ahora solo tengo pensado este cap, uno donde Kazuha va a la preparatoria y está enamorado de Beidou, que es su profesora de gimnasia y otra del CANON que tiene deseos sexuales por Lisa, que también es su profesora. Como ven, no es acorde con lo que suelo escribir, pero quiero plasmar esas ideas, aparte de que la segunda razón por la que hago esto (y más importante), se explica porque es mi historia y me la follo cuando quiero :v

Joder, iniciar una revolución para llamar la atención de la chica que te gusta es lo mas SIMP que he visto, Gorou es incluso más simpático que Aether, y eso es muuuucho decir xD

Ahora sí, vamos con la historia:

Este soy yo...¿se preguntarán que hice para terminar así? Pongamos un poco de contexto.

Como sabrán, soy Gorou, el líder del ejército de resistencia ante la captura de visiones. El plan era liberar a Inazuma de la tiranía de la Shogun, no solamente conservar nuestras visiones, sino que ya estamos hartos de ver tanta pobreza en cada rincón del país, por eso mismo iniciamos una lucha.

Si bien al principio fuimos ganando ligeros éxitos, poco a poco, y conforme la respuesta de la dictadura fue más dura, las bajas empeoraron, también el apoyo popular se fue perdiendo en algunos sitios, bien porque era pena de muerte colaborar con nosotros, bien porque muchos no querían traicionar a la Shogun y nos miraban como unos insensatos.

En fin, habíamos perdido una batalla y yo y un grupo de sobrevivientes escapamos a las montañas de la isla para formar una guerrilla armada mientras esperábamos refuerzos...¿el problema? El problema era que estábamos bajo un cerco y resultaba prácticamente imposible que nuestros aliados nos ayudaran sin que el grueso del ejército de la dictadura se fuera contra ellos.

Hacía anotaciones parecidas en mi diario de campaña, escribía como loco una nota en las últimas páginas del diario, no puedo quemarlo ni destruirlo ya que tiene información muy valiosa para el movimiento de liberación, pero tampoco puede ser capturado ya que hay cosas que comprometen a nuestros aliados en otras islas, es información clasificada y, si ellos la llegan a saber, será un duro golpe del que quizá la resistencia no se pueda recuperar jamás.

Lo saqué de inmediato de mi mochila para dárselo a uno de mis compañeros.

-Tienes que irte como puedas para llevarle esto a chocolate, no dejes que te capturen, de ser así destruye el diario y entiérrate un cuchillo en el cuello asegurándote de que no te puedan curar.

-Comandante, eso sería asumir que usted...

-Yo tendré mis conclusiones... ¡ahora vete antes de que el cerco se haga más estrecho!

El soldadito se fue corriendo ante lo que dije, se escuchaban algunos gritos y disparos de ballestas cerca de ahí, así que estaban cerca.

Desde mi posición se lograba ver que toda una fila de soldados bajaban una colina para buscarnos. Mi grupo estaba disperso, yo me juntaba con otros tres, pero somos veinte, no sabemos dónde están los demás o si por lo menos siguen vivos.

Nos encontrábamos detrás de una roca enorme, así que no nos verían tan fácilmente. Sin embargo, la cuestión no es esa, sino que debemos reagruparnos.

-Vamos a buscar a los demás...estarán por el sur, eso me dijeron antes de separarnos. –Susurré, podíamos tener a un soldado de la dictadura justamente a nuestro lado sin saberlo. –Les daré cobertura en caso de que los vean.

Me puse en posición, y en cuanto asentí con la cabeza, los tres compañeros que estaban junto a mí empezaron a correr para ir a reagruparnos y así tratar de fortalecer la posición para al menos intentar escapar.

-¡Rebeldes! –Seguido de ese grito, varias flechas de varios tipos elementales empezaron a ser disparadas contra mis muchachos, una de electro y pyro crearon una explosión que los dejó en el suelo.

Yo disparé mi arco, suerte que puedo hacer el ataque cargado sin esperar a que el geo imbuya la flecha (como la c6 de Ganyu, pues xd), así que eso me da mucha cadencia de fuego contra ellos.

Sin embargo, y mientras trataba de escapar ya que venían dos nobushis de armadura completa, recibí un disparo electro en la pierna, lo que me dejó tumbado, pero seguí corriendo solo para que una de hydro me diera cerca del mismo lugar, por lo que el cuerpo se me entumeció, y ahí ya no pude moverme por más que quise.

Lo siguiente que pasó fue que, tras prácticamente atarme de manos y pies, los nobushis me llevaron a rastras hasta un improvisado campamento en una aldea cercana, por lo que me las vi negras ya que no podía mover esa pierna después de que me sacaran las flechas.

-¿Es él?

-Coincide con la imagen.

-¡Claro que es él! Dijeron que era un perro.

-No pensé que sería tan literal.

Suspiré, parece que me buscaban desde hace tiempo. Me habían despojado de mi mochila y de mi equipo, así que poco o nada tenía ya por hacer. Quizá negociar era lo ideal.

Me revisaban uno de los bolsillos y me sacaron un pañuelo que suelo guardar en el mismo, a pesar de que no había ofrecido resistencia hasta ese entonces, ya que se lo arrebaté de inmediato.

-Esto no...es muy preciado para mí.

-¿Qué dice, teniente? -Preguntó el soldado que me quitaba las cosas.

-Muéstralo. -Le enseñé que no guardaba nada en el pañuelo, siendo por ambos lados sorprendiéndose al ver que no lo decía por nada. -Déjaselo, se ve que sí es muy personal.

Después de eso, me aventaron a una pequeña cabaña, donde me obligaron a sentarme a mitad de la misma. No había muebles, ni chimenea, tal cual estaba vacía en su totalidad. Saqué el pañuelo que casi me quitan para olerlo, tranquilizándome bastante.

Un soldado de alto rango entró y me miró, jalándome de una oreja, lo que claramente me dolió, yo le mordí la mano para desquitarme, y éste comenzó a sacar un cuchillo, siendo detenido por un subordinado suyo.

-¡Espere coronel, la general ya viene para acá, ella dirá que hacer con él!

-¡Maldito niño perro, ¿te crees muy rudo?!

-Más que tú, sí. –Dije, altanero, recibiendo una patada en la pierna herida. -¡Hijo de puta!

-Sus orejas son reales, no es un disfraz. Así que con que tú eres el famoso Gorou...el líder de los rebeldes. Tu cabeza será un buen trofeo de guerra para la Shogun.

-Sirvo más vivo que muerto, nada ganan con matarme.

Ellos se fueron cerrando la puerta, y a los pocos segundos entró un soldado de rango medio. No lo veía con una expresión muy dura, se puso a un lado de la puerta, sacando unos cigarros para prender uno.

-¿Fumas?

-No...como no soy del todo humano, la boca me apesta más feo y por más tiempo.

-Entiendo. ¿Te molesta que fume?

-Hágalo...

Al acabarse el cigarro, lo que fue pronto, el soldado me ofreció un paño, yo lo tomé, un poco extrañado.

-Para que te limpies la cara, quizá te refresque.

-Gracias...

-¿Estás casado?

-No...

-¿Tienes novia?

-Algo así...hay una chica que me gusta.

-¿Ella lo sabe?

-Le dije antes de que iniciara el alzamiento. Ya tiene mucho tiempo que no la veo, pero no me he permitido extrañarla. Le pedí que no me diera una respuesta, que lo hiciera cuando ganáramos, sería más especial así, y menos triste también.

Recuerdo perfectamente aquel día, yo caminaba por el río, iba a bañarme así que iba ligero de ropa, estirando mi cuerpo, hacía no mucho me habían dado una visión, y realmente la atesoraba mucho. No tenía ni idea por qué me la dieron pero servirá de algo, eso sí lo supe.

Como fuera, comencé a bañarme como era normal, el agua estaba fría, pero no importaba mucho. Sentía que alguien me miraba, pero por más que me fijara, no veía nadie alrededor, quizá ya alucinaba.

Sin embargo, cuando metí todo mi cuerpo al agua, con los ojos abiertos, me di cuenta que una chica se encontraba nadando en la misma, oculta, así que se imaginarán el susto que me di. Grité para saltar del agua, tomando mi arco y prepararme para atacar si era necesario.

-¡¿Qu-quién eres?! ¡¿Qué eres, mejor dicho?!

A los pocos segundos, esa mujer fue saliendo del agua, y ahora que la veía a detalle, me percaté que, de hecho, era muy hermosa. Quedé boquiabierto, mis manos perdieron tensión y la flecha cayó al suelo, sin ser disparada.

-Eres Gorou, ¿no?

-S-sí...¿y tú?

-Soy Kokomi...mucho gusto. –Se presentó ella, sonriéndome. Jamás había visto algo tan bello como esa sonrisa tímida y tierna que Kokomi me dio, y creo que fue eso mismo lo que me conmovió el corazón. Lo único malo de ser yo es que no pude ocultar el hecho de que, por las sensaciones que pasaban por mi corazón, mi cola comenzó a moverse. –Te he visto por un tiempo y realmente me causa ternura cuando mueves tu cola.

-¡¿Ah?! –Exclamé, sonrojado, llevando mis manos a mi cola para que la misma no se moviera, costándome trabajo. Ella rió con esa voz tan delicada que tiene.

-¿Te gustaría que platicáramos? Si no te molesta, me sería más agradable que fuera aquí, en el río.

-Claro...

Ella me contó un poco de quién era, pero casi no prestaba atención a esos detalles al no poder ignorar que era la chica más linda que había visto en mi vida. Era una belleza digna de una arconte, sin dudarlo un solo segundo. Ella rió.

-¿Me estás escuchando? Parece que sigues sorprendido.

Había estado meneando mi cola sin darme cuenta, me sonrojé de nuevo y la puse debajo de mi muslo para que ya no se moviera más. Me aclaré la garganta.

-Claro que te presto atención...pero es difícil de creer lo que me dices. ¿Eres una divinidad?

-Algo parecido...solo quería advertirte de algo, es muy serio e importante. 

En sí, lo que ella me dijo fue que se planeaba una ley para capturar visiones, pero que eso podía traer consecuencias inimaginables no solo para los ciudadanos sino para la nación entera, y que ella buscaba armar una resistencia para evitar que eso sucediera, algo parecido a un movimiento de liberación.

Ciertamente, conozco a personas que nunca cederían su visión y la única forma en la que se las podrían quitar sería matándolas, y entre ellos me encuentro yo. Vaya...parece que no resultó casualidad el que me la hubieran dado ahora.

-Por ahora no puedo decirte mucho ya que ni yo mismo lo sé, pero sin duda tú puedes ser el que me ayude con esto.

-¿Pero qué ganaría? Digo, estoy arriesgando mi vida, y no sé si...

-No digas más. Las cosas se pondrán feas, habrá hambre, miseria y dolor por todo el país, no solo la captura de las visiones, y algo me dice que tu corazón no podrá soportarlo, así como el mío. Por eso te lo pido... -Dijo ella, sus ojos dejaban ver preocupación.

-L-lo pensaré. Debo de juntar gente para que nos entrenemos y así estar preparados. Dices que las cosas se pondrán feas, ¿no? si se los digo y ven que tengo razón, se unirán al movimiento que planeas.

-¡Gracias! –Sin esperármelo, Kokomi me agarró de la nuca y de una de las mejillas, dándome un beso en los labios, esl causó que mis ojos se me abrieran como si me hubiera golpeado con algo, pero no sentía dolor, claramente, era algo que, de verdad, era una sensación hermosa. Ella rió al separarse. -¿Por qué esa cara? Parece que viste a un muerto.

-¿Po-por qué me besaste? –Dije, hirviendo de la pena.

-¿No es esa la forma en que los humanos suelen expresar agradecimiento? Estuve observando en qué consistía un beso y se trata de juntar los labios de dos personas.

-E-en realidad es con un beso en la mano, y solo en casos especiales...los besos en los labios solo se los dan las parejas.

-Oh... -Ello igual se puso tan roja como yo.

-¿T-te habían dicho que tus labios saben a chocolate? Me parece curioso.

-Me gustan las cerezas con chocolate, eso es todo...

Y por esa simple razón, empecé a llamar a Kokomi "chocolate" claro, era un apodo que solía decirle en privado, pero cuando llegó la hora de referirnos a ella en secreto cuando nos escribiéramos cartas los miembros de la resistencia, discutimos cuál debía ser el nombre clave de Kokomi.

Haciendo alusión a ese apodo, pedí que fuera, justamente, "chocolate". Ella se sonrojó cuando escuchó eso, pues estaba presente en esa reunión, sonriéndome dulcemente.

No sé cómo es que me enamoré de ella de forma exacta, pero sí que puedo decir que nunca es que la vi como una superiora o como una amiga...y todo fue por ese beso que le di.

Desearía haberla conocido en otra situación, ya que lo nuestro se desarrollaría de forma diferente, y quizá todos los sueños que tengo con ella a mí lado se cumplirían, pero es difícil de asegurarlo en mi situación, especialmente cuando solo hay dos opciones: victoria o muerte.

Algunos meses después de nuestro encuentro, ya era el día antes del alzamiento y de la declaración de guerra por parte del ejército de resistencia, y el camino a la Liberación de Inazuma. Nos encontrábamos en una zona segura en medio de las montañas, en un lugar de muy difícil acceso. Ese sería el punto de salida de la columna madre y, por ende, el lugar donde se entrenarían a las tropas novatas.

La marcha se esperaba fuera agotadora, pero no podíamos retractarnos, no con todo lo que ello implicaba. Tenía puesto mi uniforme de campaña, preparaba mis flechas y el equipamiento.

Kokomi entró a mi tienda, sonriéndome. –Te ves apuesto con tu uniforme. –Dijo, yo le regresé el gesto.

-Tú siempre te ves linda con lo que lleves puesto, eso es un hecho.

-Te enfrentarás a muchos peligros, ¿seguro que quieres hacer esto?

-Al final de todo, ya estoy aquí. Me pediste que iniciara esta lucha y acepté, y empecé a sentir la causa de la liberación como cosa propia. En fin, no hay que ponernos tan serios, no nos veremos en un tiempo y el recuerdo no debería ser tan amargo.

-O podemos no volver a vernos...

-Sí, lo mismo pensé. –Saqué de mi mochila un regalo que preparé, ella se sorprendió al verlo. –Espero que así, por lo menos, no me extrañes mucho. –Sonreí, melancólico. Todavía no me iba y ya la añoraba.

-Gorou... -Kokomi miró el collar de piedras marinas, por lo que se sorprendió a bien, a pesar de eso comenzó a lagrimear, ahora el que se sorprendió fui yo. –Vamos, no me hagas esto...si me lo das, es como si sintiera que será el último regalo de tu parte para que no te olvide.

-Nunca lo vi así...aunque tienes razón, puede ser el último regalo que te obsequie. Je, de cualquier modo, te prometo que, cuando ganemos, te daré uno que le arrebataré a la Shogun. Seguramente ella tiene centenares de joyas, te las daré todas a ti.

-No quiero que me des algo que le quitaste a otra persona, así sea la Shogun. Es muy lindo. –Dijo ella, mirándolo. -¿Lo hiciste tú?

-El azul de esas piedras es el mismo que el de tus ojos...por eso las escogí.

-Gorou, que lindo eres... -Susurró ella, sonrojándose. –Te daré algo también, seguro te gustara.

Ella sacó de uno de sus bolsillos un pañuelo, uno de seda que tenía costuras color azul y rosa, simbolizando sus ojos y su cabello, se veía tan lindo, pero el detalle no era ese, sino que le dio un beso al mismo, dejando su lápiz labial marcado, y usó un pequeño hechizo hydro, dándole el olor del mar, que era, al final de todo, el olor de su perfume.

-Será como si una pequeña parte de mí estuviera siempre a tu lado. Cuando tengas miedo, huélelo, será como si olieras mi cuello al estar tu cabeza recargada en mi hombro, ¿qué te parece?

-Me gusta mucho. –Tomé el pañuelo, dándole después un beso en el dorso de la mano a Kokomi. Mi segundo al mando entró.

-Todos están listos en la posición. Esperamos sus órdenes, mi comandante.

-Preparen todo, nos vamos ya. Iré en un segundo.

Él se fue, la expresión de tristeza en el rostro de esa chica que amo tanto se hizo evidente. Pensaba en abrazarla, quería hacerlo pero no me atrevía ya que podía interpretarse como si fuera un abrazo de despedida después de ir en picada a mi muerte. No deseaba que así fuera.

-Suerte, sé que ganarás, y cuando eso suceda, nos volveremos a ver.

-Libertad o muerte, venceremos. –Sonreí, y cuando me iba, ella me tomó del hombro, dándome un abrazo a la vez que se rompía a llorar. Yo respondí al abrazo de inmediato, cerrando mis ojos.

Pasados unos segundos, ella me miró a los ojos, intentando separarse, pero fue cuando pensé que era mejor decírselo ahora que no decírselo nunca, y aunque las despedidas melancólicas no son lo mío, no puedo ignorar esto que sucede.

Acerqué mis labios a los suyos, abrazándola con más fuerza a la vez que cerraba mis ojos, deseando que ese momento nunca termine. Sentí que Kokomi me tomó de la cabeza, respondiendo a mi acción, lo que me alegró el alma a más no poder, deseaba que ese beso durara incluso hasta que mis alientos se acabaran.

Abrí mis ojos, ella los tenía cerrados a la vez que lloraba, volví a cerrarlos para disfrutar del que sería mi último momento junto a ella en mucho tiempo, o quizá de verdad el último de mi vida, eso no lo puedo saber.

-Te amo...casémonos, vivamos juntos, tengamos muchos hijos, seamos felices, envejezcamos uno al lado del otro hasta que la muerte nos lleve el mismo día para no estar separados un momento más, pero me parece tan egoísta ser felices y dormir tranquilos mientras hay tantas personas sufriendo, que para ellos dormir bien es algo irrisorio. No me des una respuesta hasta que regrese y cumpla nuestro sueño, ¿de acuerdo?

-Por favor, no mueras...si te matan...no sé qué haré sin ti. Quiero responder esa pregunta, y cuando vuelvas me la harás de nuevo...pero no mueras. –Lloró ella una vez más, yo la abracé una última vez, besándole la cabeza.

Volvía al presente una vez más, encerrado, herido, rodeado, escapar me era imposible, ya no sabía si es que mis hombres seguían vivos o muertos, pero no podía pensar en otra cosa como no fuera intentar salir vivo de aquí, aunque sabía mejor que nadie que eso es imposible, pedía demasiado.

Saqué el pañuelo de mi bolsillo, el olor seguía tan fresco como el día en que me lo dio, y me lo llevé a la nariz, oliendo delicadamente esa fragancia tan hermosa, ese momento duró varios segundos, y no quería dejar de hacerlo, solo lo hice para darle un pequeño beso a la marca de sus labios.

La puerta se abrió de golpe, ya era de noche, y una silueta que me parecía familiar entró acompañada de varios soldados de la dictadura. Era Sara.

-Sí, es el bastardo. La noticia pondrá de buen humor a la Shogun. Envíen una paloma con el mensaje...ya.

-Sí, señorita Sara. –Los soldados se retiraron, pero ella se quedó.

-¿Por qué? ¿No te pudiste conformar con lo que la Shogun te ofrece? Tienes libertad, tienes comida, un techo, ¿por qué hacer esto?

-¿Libertad? Creo que nuestras definiciones son muy diferentes. Aquí solo hay libertad para elegir entre tomar las armas o morirse de hambre.

-Malagradecido. No mereces el perdón de la Shogun.

-Yo no pedí el perdón de esa perra infantil, ¿solo por un capricho suyo debo ceder mis ambiciones? ¿Es estúpida o qué? No me esforcé tanto en recibir una visión para cederla sin pelear.

-¿Qué dijiste de ella, maldito bastardo?

-Que es una perra infantil y estúpida. –Escupí al suelo apenas dije eso, pero Sara me soltó un electro shock que me dejó todos los cabellos de punta y que me dolió como el infierno.

-¡No vuelvas a hablar así de la Shogun o te arrancaré la lengua y le dispararé una flecha! Estúpido perro. –Con un gesto de odio, ella le dio un pisotón a mi cola, pero por simple orgullo me aguanté el gritar, poniéndome rojo de la cara ya que creo que incluso me la fracturó. -¡Púdrete en el infierno!

-Cuando el ejército de resistencia gané e Inazuma sea liberada, te veré ahí junto con la Shogun.

Ella se fue azotando la puerta, lo que me dio risa. De cualquier forma, ella se puso a gritar que lo mejor era matarme de inmediato y decirle a la Shogun que había sido una equivocación y que el prisionero era otro pero que yo morí en combate. Vaya que la hice enojar...

Para esa noche, apenas pude dormir por el frío tan fuerte que hacía, pero no tenía de otra. Soñé con que el resultado de la batalla había sido diferente, que ganábamos y nos reuníamos con los demás, celebrando una victoria más sobre el ejército de la dictadura.

Malamente, el frío me despertó, y cuando recordé la situación en la que me encontraba y que mi vida pendía de un hilo, no pude evitar respirar asustado, pidiendo desesperadamente a Kokomi que me salvara de esa situación. No quería morir, no sin verla de nuevo, me llevé el pañuelo a la nariz una vez más, ya no sabiendo qué más hacer. Seguía sin poder mover la pierna.

Volví a caer dormido más que nada por el cansancio, y para mi fortuna, mi sueño se cumplió aunque no de la manera esperada. Soñé con Kokomi, que caminábamos de la mano por el río en el cual nos conocimos, y vaya que fue suerte, aunque auguraba algo no muy bueno que digamos.

La vi, una vez más, y en mi sueño, yo le pregunté:

-¿Vendrás por mí?

-No creo poder...es difícil, pero tranquilo. Nos veremos una vez más, lo sé.

-Seguramente. –Sonreímos, abrazándonos y dándonos un pequeño beso. Desperté cuando, como si fuera una fotografía tomada desde lejos, desaparecimos en la lejanía del bosque.

Los primeros rayos del sol entraban por la ventana del lugar donde me tenían encerrado, escuchaba que los soldados discutían, parece que ellos tampoco descansaron, lo que no sé si sea bueno o malo.

-Llegó la respuesta de la shogun.

-Como se esperaba de ella, era rápido.

-Los pajarracos de la general son veloces, ¿no lo creen?

-Calla, si te escucha hará que te saquen los ojos.

-¡Silencio, ya viene!

En esa carta estaba mi sentencia de muerte o, por el contrario, quizá me llevarían hasta ella para pactar una tregua o un desarme de otras islas, era complicado de saber. Si tenían más miembros, seguramente pondrían en jaque al movimiento.

-¿Cuál es la orden de la Shogun para con ese perro? –Preguntó un soldado.

-Orden 600. –Respondió Sara. No tenía ni idea de qué significaba eso, ¿me matarían o no? Era cuestión de tiempo.

-Confirmo, ¿orden 600?

-¿Necesitas escucharlo de nuevo?

Se fueron de las cercanías de la cabaña, así que ni idea de qué pasaría después, pero igual me llevé el pañuelo de Kokomi a la nariz. La mano me temblaba y eso no me terminaba de gustar.

Cuando escuché que alguien se acercaba, me guardé el pañuelo no sin antes darle un beso a la silueta de sus labios hecha por el lápiz labial, era Sara quien entró.

-Dame tu visión.

-Si la quieres, tendrás que quitármela.

-Idiota. –Se acercó para quitarme la visión de la cadera, así que intenté morderle la mano, recibiendo una patada de ella en la pierna mala. -¡Maldito perro!

-Anda, quítamela.

-De todos modos te voy a matar, así que lo haré de una vez. –Sara hizo aparecer su arco, haciéndose unos pasos para atrás. Parece que la orden 600 era matarme. Me levanté a pesar de mi dolor de pierna. –Arrodíllate como el perro que eres.

-No te daré el gusto. Vamos...dispara. Acaba ya con esto.

El elemento electro empezó a imbuir la flecha que me apuntaba. Mi respiración se agitó mucho, y contuve un grito que me quiso salir al recibir la flecha en el abdomen. Me tiré contra la pared, intentando no caerme. Una segunda flecha me llegó al pecho, empecé a perder la fuerza en las piernas, sentí mucho sueño aparte de que me pesaban los ojos.

Una tercera flecha de electro me atravesó ahora cerca del corazón, así que, sin más fuerza en mi cuerpo, caí sentado en el lugar donde me encontraba.

Antes de cerrar los ojos, y viendo todo borroso, vi a Kokomi frente a mis ojos, ella me sonreía dulcemente, alegre, con las manos juntas, como si orara.

-¿Por qué sonríes si estoy muriendo? –Pregunté, en mi mente.

-Quiero que lo último que veas sea lo que más te gusta: verme sonreír.

-Buen punto...así al menos me podré irme feliz.

-Oye, Gorou...te amo.

-Y yo a ti, Kokomi...mi chocolate.

***

Me encontraba resguardada en el lugar donde suelo dirigir la resistencia, o al menos la columna a mi cargo, que se encuentra en la retaguardia ya que de aquí salen los refuerzos que apoyan a Gorou en su lucha en vanguardia.

Todo parecía marchar como era normal, pero cuando vi a uno de los sargentos de Gorou, supe que la cosa no podría estar bien. Supe que los derrotaron y que tuvieron que escapar a las montañas para reagruparse, pero no más de ello.

-Mi diosa. –Él hizo un saludo. –El comandante le envía esto. La situación era difícil, nos cercaron y me pidió que le entregara su diario de campaña, parece que tiene información valiosa...no quise hacerlo ya que sería asumir que él moriría o lo capturarían, pero no parecía desistir de esa idea.

-Gracias...esperemos esté bien. –Sonreí, aunque por dentro quería morirme.

El soldado se fue, abrí el diario, contenía los sucesos de la campaña que él libraba, las discusiones que tenían en la columna, las batallas ganadas, las derrotas, y la última página que llevaba decía.

"Nos derrotaron ya que cometí el error de dar una lucha que no se podía ganar pensando que no serían muchos, perdimos a cerca de 30 en menos de cinco horas, fue una masacre. Lo importante es que todavía somos 20, pero las montañas son de un pésimo acceso, así que decidimos separar la columna en dos para encontrarnos al oeste de aquí, esperando encontrar refuerzos. Ya se puede ver que nos están cercando, son muchos soldados de la dictadura, calculo que, por lo menos, han de ser unos trecientos, así que tenemos las de perder. Es mejor morir luchando que ser un soplón, trataré, y si la persecución que han cernido sobre nosotros tiene una pausa, de darle un discurso a los muchachos animándolos a pesar de que la moral es baja; ya muchos piensan que lo mejor es rendirnos creyendo erróneamente que así nos salvaremos."

Me puse muy nerviosa ya que supe de la misma mano de Gorou que estaban en aprietos y no había forma alguna de ayudarlos. De cualquier forma, seguí ojeando el diario para encontrarme con la sorpresa que había una última cosa, en las últimas páginas del diario, aunque no era una anotación como las demás. Era una carta para mí.

Kokomi:

Quizá cuando leas esto ya estaré muerto o, en el mejor de los casos, siendo torturado por la Shogun. No temas, jamás le diré algo que pueda comprometer tu identidad, pero sé que eso no te importa, sino mi seguridad. Solo quiero decirte, y tú lo sabrás mejor que yo, que en una revolución se triunfa o se muere, no hay un tercer camino. Quizá yo sea uno más de los compañeros que quedarán en el camino a la victoria, y eso me parece bien ya que es un riesgo que yo mismo decidí asumir al tomar el liderazgo del movimiento. Siento que he cumplido la parte de mi deber para contigo, así que me parece no deberte nada en caso de que no vuelva a verte. Me despido de nuestros compañeros de lucha, pero especialmente de ti, ha llegado la hora de separarnos para seguramente no reunirnos nunca más. Esto que te digo lo hago con todo el dolor de mi corazón, ya que nunca podré saber cuál era la respuesta de la propuesta que te hice ese día antes de partir, y realmente me gustaría saberla, así fuera negativa. Sin embargo, saber que te confesé mis sentimientos y pude besar tus labios sabor chocolate, que fue la causa por la cual te puse ese apodo y que siempre me ha parecido tan lindo, hace que mi muerte sea un poco menos infeliz y cura con creces cualquier desgarradura. Lleva a nuestro ejército a la victoria ahora que yo no estaré, confió en que harás un trabajo mejor que yo. Perdóname por no cumplir lo que te prometí, pero las circunstancias me superaron, lo que jamás podré romper ni siquiera aunque me obliguen, será el amor que siento por ti, mi pequeño chocolate.

-Gorou.

Para la tarde, varios soldados vinieron corriendo con un periódico en las manos, se veían shockeados y sin dar fe de lo que leían, pero era un asunto que parecía me incumbía. Esa mañana fue la más tortuosa que he pasado en mi vida, sin saber si Gorou está vivo o muerto.

-Esto será un montaje, debe ser falso, han dicho una y mil veces que él ha muerto pero... -Me ofrecieron el periódico, la primera plana decía en letras gigantes: "Murió Gorou", seguido de una fotografía de su cuerpo, lo habían acostado, tenía su visión geo en la cintura, el cabello maltratado, sus orejas caídas, con flechas cortadas a la mitad en el cuerpo, y sus ojitos quedaban abiertos, como si estuviera viendo a la nada, pero esa mirada transmitía el que no quería morirse todavía.

-Es él... -Lloré, llevándome las manos a la cara. –Es Gorou...lo reconocería sin importar nada, el color de sus ojos es el mismo, aunque se le ven tan apagados. ¡Gorou, por favor tú no!...tenías que regresar para casarte conmigo y formar una familia junto a mí, ¡¿por qué te moriste?!

Ya no había nada que hacer. Apreté el collar que él me regaló antes de irse, no podía dejar de llorar, sentía como si me hubieran desgarrado el pecho por dentro, esta es la sensación más horrible que jamás he sentido en mi vida, pero él no está aquí para consolarme...

______________________________________

A orillitas del canal 

cuando llega la mañana

sale cantando la noche

desde lo de Balderrama :'v

Seamos sinceros, ¿lloraron al final del cap? Lo hice bastante sad, y realmente me salió más triste y largo de lo que pensé, pero creo que la parte más triste no es la muerte de Gorou en sí, sino la reacción de Kokomi y el hecho de que lo último que el furro ve es a ella sonriéndole.

Pues bien, así será esta sección para que se vayan dando una idea de en qué consiste, espero les agrade el concepto, y claro, no todos los finales serán tristes. Estoy pensando en que el próximo capítulo así sea el que mencioné de Kazuha y Beidou, pero me pidieron un Sacarosa x Albedo y ya tengo una idea, pero es lemmon xD de hecho, no sé si los que pidieron ese ship querían ver lemmon, pero bueno, lo dejo a su elección (el Sacarosa x Albedo sí estará apegado al juego y no será un "what if") 

Ok...Este ship es de lo más raro, pero no niego que se ven lindos, aunque dudo mucho que Baal sea tsundere, yo la visualizo más al estilo de Rosaria o Eula: una femme fatale. Me pregunto si se volverá más popular en un futuro, quién sabe.

Nos vemos el lunes ahora sí con capítulo de Lumine, ¿Qué lemmon quieren con ella? No me imagino una situación sexual con ella y Venti :'v así que será con el chiao, que ya la debía también desde hace tiempo...eso creo

La Shogun pide demasiado xd

Siempre tuyo:

-Arturo.

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