Gajes del oficio periodístico.
(Casi dos años...dos largos años, es lo que me tomó para volver a publicar...pero al fin estoy de vuelta)
Lo que era Fontaine se vivía un día tranquilo, sin mucha preocupación, en realidad, y como no podía ser de otra manera, al menos en los asuntos periodísticos, la buena Charlotte iba de aquí para allá buscando la noticia más exclusiva.
Según rumores, se sabía que el sinte cobraba una impresionante relevancia en los últimos años.
Se decía, pues, que cierto grupo no solo conocía quién comerciaba con la droga, sino incluso dónde y cuánta se vendía, por lo que eso llamó la atención de la vivaracha reportera.
Su primer blanco fue el ministro Lagarde, por lo que rápidamente fue a entrevistarlo apenas lo captó al salir del Palacio Mermonia, claro que sus escoltas se portaron particularmente mal.
-¡Ministro Lagarde, ¿qué es lo que opina de su supuesta conexión con el tráfico de droga en Fontaine?!
-Chismes infundados por mis oponentes políticos, soy un hombre limpio.
-Pues déjeme decirle que tengo contactos en el Palacio Mermonia y los mismos tiene algunas pruebas que pueden corroborar tal acusación, como el hecho de que la gente sabe dónde se vende droga y, sospechosamente, los mecagendarmes y la policía no pasan ni por asomo en esas zonas.
-Suficiente, no tengo tiempo para ser calumniado.
Charlotte trató de tomar fotos, pero claramente fue impedida por los agentes del ministro, quienes le confiscaron el daguerrotipo, por no decir que se lo robaron.
-¡Eh, pero eso es mío, es mi herramienta de trabajo!
-Mejor vete de aquí si no quieres una demanda por difamación, periodistilla de quinta.
-¡Eso sí no lo acepto, mi trabajo me llevará a ganar el premio nacional de periodismo, simios desgraciados!
-Muy bien, fuera de aquí. –Uno de los guardias sacó una pistola, por lo mismo es que Charlotte solo se limitó a levantar las manos, caminando hacia atrás, los hombres y el ministro se retiraron.
-Malditos... -Ella sacó su daguerrotipo de emergencia, tomando más fotos.
Para el día siguiente, la nota aparecía en el periódico, cosa que hizo enfurecer al ministro y hacía que la gente comenzara a hablar más, incluso Neuvilette lo leyó en el periódico, mandando llamar a Lagarde, pues aquella conducta no era digna de un servidor público.
Mientras, en el Pájaro de Vapor, la muchacha bebía alegremente una taza de té, pues varias personas le preguntaban del tema y qué pensaba, incluso al darse una vuelta por la corte, varios de los guardias le aplaudían, cosa que hacía que ella se sintiera de lo más halagada, pues limpiaba la organización de los malos policías.
En fin, la editora le aplaudía por su excelente trabajo periodístico, pero claro, el mismo era de un enorme riesgo ahora que se había enemistado con un servidor público con mucho peso.
-Estas cosas son gajes del oficio, no tardará en llegarte una amenaza, luego habrá gente intimidándote, lo peor que podría pasarte es que te manden a silenciar, cosa que ya ha pasado antes...a pesar de que se hizo justicia, ciertamente no es algo que quiero que le pase a mi reportera estrella.
-No se preocupe jefa, para empezar, tengo ésta. –Ella mostró su visión. –No tengo de qué preocuparme.
-Aun así, las personas con visiones son fuertes, pero no invencibles, así que será mejor que te cuides, por lo mismo es que le pedí al gremio de aventureros que alguien sea tu escolta, la verdad es que es la mejor idea.
-¿Hum, y quién podría ser esa persona?
Aether se encontraba en la cafetería, Paimon engullía de forma muy glotona un buen pastel, como no podía ser de otra manera, el tabibito solo se centraba en una buena taza de té, por lo mismo es que, pasado un rato, llegó Charlotte con ellos, saludándose con una sonrisa, naturalmente.
-¿Tú serás mi escolta?
-Tómalo como un favor personal mientras se resuelve el caso. –Mencionó él.
-¡Sí, a cualquier bobo que intente tocarte un pelo Paimon le dará una buena golpiza, además ya sabes, la detective Paimon siempre estará atenta! –Mencionó ella, poniéndose los lentes con el bigote.
-Supongo entonces que estoy en buenas manos. –Sonrió Charlotte con confianza y afecto.
-¡Así es, Paimon aumentará la intensidad! –La pequeña se tronó los dedos, lastimándoselos en el proceso. -¡Aigh, duele mucho! –Aether y Charlotte se soltaron a reír, pues Paimon no parecía ser muy buena protectora.
-Paimon hará un gran trabajo, no lo dudo. Pero claro, ante cualquier cosa, aquí estoy yo. –Mencionó Aether.
-Lo mejor será que se mantenga la discreción, por ahora es normal que estemos juntos, al final de cuentas, si estamos aquí es porque nos encontramos "casualmente" en la cafetería, pues siempre antes de empezar, tomo una buena taza de café para tener energía para andar de aquí para allá.
Sin más, los dos se despidieron, pero claro, al poco tiempo, disfrazados, Aether y Paimon seguían de cerca a Charlotte, siempre con la idea de tenerla protegida.
En el despacho del ministro Lagarde, el mismo seguía leyendo el periódico, rompiéndolo de una, arrojándolo al suelo, un par de sus policías corruptos llegaron para ponerse a sus órdenes.
-Esa reportera puede hacer que todo se descubra...incluso el Juez Supremo me ha preguntado al respecto, debemos evitar que todo salga a la luz...necesitamos una coartada, desaparecerla será muy obvio y todo me inculparía a mí...
-Invasión de propiedad privada, y una vez esté en el Fuerte Meropide, nos deshacemos de ella.
-El alcaide es Wriothesley, y todo eso se castiga fuertemente...aunque ciertamente, he metido gente a prisión y con tal de que recuperen su libertad están dispuestos a hacer lo que sea. Decidido, debemos inculparla de algo para que no haya problemas.
La muchacha caminaba por la calle haciendo algunas entrevistas, nada fuera de lo común, pero lo importante fue cuando llegó la noche, pues ahí iría a los puestos de venta de droga que se sabía a todas luces, pero como era normal, no había policías rondando por la zona, ni siquiera las Melusinas, pero había algo que cambiaría esa situación.
Una de ellas había visto a Aether y a Paimon siguiendo a Charlotte, y como estaban disfrazados, claro que no sabía que eran sus escoltas, por lo mismo es que fue a investigar.
-Hum, este trabajo es muy cansado, ¡Paimon quiere comer!
-Vamos, ya casi acaba la jornada, además la paga es buena, eso significa que podremos comprar incluso todo un pastel especial para nosotros en cosa de dos semanas.
-¡Oh, todo ese delicioso pastel, del que solo venden 16 rebanadas al día será nada más para Paimon! –Aether se le quedó viendo feo. –Pa-para Paimon y el viajero, claro. Ji, ji.
La melusina los alumbró con su linterna, por lo que los cegó por un instante.
-¡Quietos ahí, maleantes! ¡Esa periodista tiene protección, su señoría Neuvilette nos pidió a las Melusinas cuidar de Charlotte, y ustedes la han estado siguiendo por un buen rato, acompáñenme para un interrogatorio!
-¡Es-espera, Talochard, nosotros trabajamos para ella!
-¡Sí, Paimon y el viajero somos sus escoltas particulares! –Los dos se quitaron parte del disfraz.
-Ah, el viajero y su nube blanca. Ups, lo siento de verdad, no pensé que...
-¡Ayuda! –El grito de Charlotte se escuchó por todo el callejón.
-Oh, mierda.
Uno de los policías corruptos trataba de quitarle la cámara a Charlotte, pues había fotografiado una transacción donde uno de los vendedores le daba su soborno a uno de los policías, por lo que debía destruir la evidencia, y de ahí, finalmente, se podría decir que se atrapó a Charlotte tratando de entrar a una casa de forma ilegal, por lo mismo es que todo le jugaría en contra.
-¡Dame esa maldita cámara de una vez!
-¡Ni loca! –Ella usó su visión para arrojarle nieve en los ojos al policía corrupto, así como hacer que un charco de agua se hiciera hielo, causando que el vendedor resbalara con el mismo.
La muchacha resbaló, tomando más fotos, pero tristemente para ella, le apuntaron con una pistola.
-La cámara o la vida.
-¡Primero muerta antes de renunciar a la verdad!
-Que así sea. –Antes de que el policía corrupto pudiera tirar del gatillo, llegaron Aether, Paimon y Talochard, por lo mismo es que había cosas que aclarar.
-¡Compañero, esa periodista tiene protección, ¿qué está haciendo?!
-¿E-eh, Talochard? Pe-pensé que no habría otros oficiales rondando por aquí.
-Estaba investigando algo cuando escuché el grito de la señorita...así que hay cosas que explicar. Vamos a la jefatura.
-Maldita sea...pues yo creo que no. –El policía corrupto disparó contra Talochard, de ahí que Aether reaccionara rápidamente, disparando un proyectil hydro en el hombro del policía, causando que la bala se desviara, de ahí que el viajero, de un solo golpe, mandara al suelo al policía.
-Gracias, viajero.
El vendedor trataba de escapar, pero teniendo los pies llenos de hielo, no podía, de ahí que todos lo arrinconaran para mirarlo con seriedad.
-¿De casualidad sabes cantar? –Preguntó Talochard.
-N-no...
-Bueno, ahora te haremos cantar hasta la opera liyuetana más difícil que te puedas imaginar. –Afirmó Aether.
Para el día siguiente, Charlotte había invitado a almorzar a Aether y a Paimon, pues le habían salvado la vida y dado una exclusiva en primera plana, pues al descubrirse una red de corrupción en la Gendarmería Fantasma, claramente el periódico se había vendido como pan caliente, aunque eso sí, el ministro todavía no había sido culpado de nada, solo fue llamado a testificar sobre si conocía acerca de lo ocurrido.
Claramente que negó todo lo posible, haciéndose a un lado del tema, pero claro que los rumores lo daban como principal responsable, pero había una forma de saberlo, pues no se tenían pruebas en su contra.
En su oficina, el ministro estaba particularmente enojado, incluso rojo de la cara, con una fotografía de Charlotte, la que arrojó contra su escritorio.
-Liquídenla. Si sigue investigando sabrá la verdad, ahora podemos actuar sin tapujos porque ya destapó algo grande, se puede decir que los demás policías corruptos la mandaron a silenciar, y aunque todo me inculpará a mí, sigue sin haber pruebas en mi contra, y no las habrá si nos deshacemos de esa maldita periodista.
-Hecho.
Regresando con Charlotte y Aether, para lo que era la tarde, ella dormiría una siesta para seguir trabajando en la madrugada, que era cuando todo salía, irónicamente, a la luz. En fin, el muchacho también se tomaría un descanso, pues Neuvilette tendría a su gente cuidando la casa de la muchacha, pues vaya que se había metido en una grande, teniendo también a Melusinas, las que eran en su totalidad fieles al Juez Supremo.
-Descansen, chicos. Nadie logrará tocarle ni la gorra a Charlotte. Espero esto pueda traerme otro ascenso. –Rió Talochard, pues vaya que le emocionaba la misión.
-Bueno, gracias por salvarme, Aether. –Sonrió la muchacha de cabello rosado, dándole un fuerte abrazado a Aether, el que lo recibió con agrado.
-No hay de qué, al final de cuentas somos amigos.
-Me alegra no ser tu enemiga. –Rió ella, dándole un beso en la mejilla. –Nos vemos en un rato, descansa.
El muchacho estaba rojo de las mejillas, inmediatamente la melusina se percató de eso, mirando con cuestionamiento al viajero.
-Hum, de repente te pusiste del color de cabello de Charlotte, ¿todo bien?
-S-sí, todo bien.
-Seguramente ahora curvas diría algo como "detecto que los patrones del viajero están alterado, está mintiendo".
-¡Oh vamos, no me molestes! –Él se retiró, Paimon lo siguió. Talochard solo rió.
El muchacho yacía acostado en su cama, más precisamente en la habitación que se tenía en la base de Espina di rosula, en las alcantarillas de la ciudad, aunque otra cosa era segura, y la misma yacía en que, a pesar del cansancio, Aether no podía conciliar muy buen el sueño, no es que estuviera preocupado, pero pensaba en Charlotte, vaya que esa experiencia era una aventura de aquellas.
Lo mismo era con la periodista, la que caía rendida después de una campaña tan larga que todavía no acababa, ella estaba segura que el ministro Lagarde tenía muchos trapos sucios que sacarle, aunque eso la hacía pensar dos cosas.
Una cosa ya era segura, y es que su cabeza tenía precio, como hasta el punto de que la Gendarmería Fantasmal tuviera que intervenir, incluso sus miembros más fieles, es que la cosa se había puesto muy fea y que incomodaba a gente poderosa.
-Si voy a morir, que al menos deje toda la verdad al descubierto. –Susurró, cerrando los ojos para dormir.
La otra cosa en la que pensó es que si iba a morir...lo haría sin dar su primer beso, cosa que se le hacía triste.
Ni un beso, ni un solo chico que la haya querido, o al menos que ella supiera. La cosa la ponía triste, pero eso era lo de menos para ella, aunque sí que había una pequeña parte de su corazón que se dolía de lo mismo, razón por la cual pensó en Aether.
-Él es lindo, pero es solo un amigo, un compañero de armas ya en este caso. Humm, no tampoco estoy tan desesperada...aunque eso sí me pregunto...¿qué se sentirá dar un beso? –La muchacha se hizo bolita.
Después de aquel revoloteo de ideas, Charlotte finalmente consiguió conciliar el sueño, y llegaba la hora de regresar a la acción, la primera sería ir a casa del ministro Lagarde, pues quería mantenerlo vigilado, siendo lo malo que también podría tener él escoltas para evitar que ella se acercara demasiado.
Charlotte y Aether iban juntos, pues por la seriedad del asunto lo mejor era no separarse, los dos usaban sus daguerrotipos para ver más de cerca, aunque no encontraban nada fuera de lo común, por lo mismo es que se desanimaban un poco.
-Podríamos entrar a su casa para buscar alguna prueba, pero sin una orden, quizá podamos acabar en la cárcel.
-Ni siquiera Neuvilette podría ayudarnos, no es que el Fuerte Meropide sea malo, pero no me gustaría regresar ahí.
-Momento...si me envían al fuerte, ¡podría entrevistar a Wriothesley! ¡Mejor sí entremos!
-Mujer, te quieren muerta y tú solo piensas en entrevistas, deberías revisar tus prioridades.
-Ok, ok, tienes razón, hay cosas más importantes en qué centrarnos.
Unas personas iban entrando a la casa del ministro, iban vestidos de negro, así como con lentes, lo que definitivamente no era normal, y menos que fuera a las once de la noche, como si fuera a propósito la hora para que nadie se diera cuenta.
-Pude ser un cebo o...
-Puede ser alguien de importancia. –Los dos se vieron, sonriendo, listos para entrar en acción.
La idea de entrar por el tejado no era muy mala, pues haciendo uso de los artilugios de Aether, la verdad es que la tendrían sencilla.
Una vez adentro, todo estaba en relativa calma, parecía que la casa estaba sola, por lo que empezaron a fotografiar las cosas que parecían de importancia, pero debían llegar a la oficina, que sin duda alguna sería la joya de la corona.
Cuando la localizaron, la verdad es que se podía dar por un bingo, lo único malo es que estaba cerrada, aunque no fue mucho problema para Aether, quien después de tantas aventuras sabía sin problemas cómo abrir una cerradura.
-Este sin duda es el premio gordo. –Sonrió Charlotte.
-Hay que darnos prisa, no dudo que vengan en camino.
Aunque Aether tenía un punto, en realidad ya habían sido descubiertos por los matones de Lagarde, quien incluso tenía un engaño, dispuesto a rematar si era necesario, así como una escopeta de doble cañón que podía disparar proyectiles de pyro, lo que claramente podría causar un enorme daño si es se era herido con ella.
-No encuentro muchos registros, la realidad es que muchas de estas cosas no dan pruebas de su culpabilidad.
-¿Por qué estás tan obsesionada con este tipo? ¿Te hizo algo?
-Aparte de romperme la cámara, en realidad no ha hecho mucho, pero desde que se corrieron los rumores de que participa en la distribución de sinte, sin duda alguna esa sería una noticia muy impactante, y me daría mucha más fama, no ha habido una noticia gorda desde hace un tiempo.
-Vaya que tienes un problema, Charlotte.
-No lo dudes. –Rió ella, y al abrir uno de los cajones, finalmente encontró lo que buscaba. -¡Bingo!
Eran varios fajos de billetes, así como algunas cartas y sinte propiamente dicho, Charlotte empezó a fotografiar la evidencia, además de guardarse las cartas que pensaba publicar al día siguiente en la primera plana.
-Hora de irnos, esto bastara para que ese tipo no salga de la cárcel en un tiempo.
-Yo creo que no. –Lagarde salió de su escondite, que era un cuarto secreto detrás de uno de sus libreros, estaba acompañado por varios ladrones de tesoros que en realidad eran muy grandes, armados con bates y mazos.
-Ok...debí prever esto. –Mencionó Aether.
-¡Mátenlos! –Lagarde disparó su escopeta, causando un enorme ruido, por suerte el disparo fue bloqueado debido a una pared de cryo que hizo Charlotte, aunque no fue suficiente porque la onda expansiva de la explosión la hizo caer sobre la alfombra de la oficina.
Aether luchaba a puño y espada contra los ladrones de tesoros, creando orbes explosivos usando sus poderes de hydro y dendro, evitando ser rodeado por los mismos, pues al lanzar un rayo de electro, los mismos explotaron. Lagarde ahora disparó contra Aether, esquivó el disparo de forma parcial, pues algunos perdigones le acertaron en el cuerpo, derribándolo por un momento.
De ahí, los maleantes aprovecharon para agarrarlo a patadas, Aether usó anemo para crear una corriente de aire para quitárselos de encima. Charlotte iba despertando de su noqueo, por lo que al ver a Aether en problemas, finalmente se reincorporó, usando sus poderes para curarle las heridas resultantes.
-Que fastidiosos son. –Lagarde recargó su escopeta, Aether y Charlotte se miraron, sabiendo qué hacer. Nuevamente ella creó una pared de cryo que su amigo reforzó con otra pared de geo. El ministró vació las dos balas, siendo lo suficientemente fuerte para causar que la pared de geo se viera dañada. -¡Ya mueran de una vez!
Aether lanzó dos proyectiles de hydro a los pies de Lagarde, siendo Charlotte quien remató al congelarle los pies al ministro, Aether se lanzó para darle un golpe en el mentón que lo dejó tumbado en el suelo.
-¡Vámonos! –Exclamó ella, tomando la mano de su compañero.
Lagarde se reincorporó rápidamente, tomando su escopeta para tratar de acertar un tiro a la pareja que corría por el pasillo.
Los demás matones del ministro también iban tras ellos. Aether tuvo una idea y rompió una ventana, saltando de ella junto con Charlotte, así que abriendo sus planeadores, los dos salieron ilesos al aterrizar.
-¡No dejen que escapen, tienen buena evidencia!
Uno de los autos de los policías corruptos, los mismos disparaban contra la pareja que corría por la calle, al ser noche, no había mucha gente en la calle, pero naturalmente que el escandalo llamó la atención de los demás policías que estaban en rondines, incluso de las melusinas.
(Me imagino algo así, me sorprende que no haya autos en Fontaine con tantos avances que hay, pero bueno, debe ser cuestión de Gameplay)
-¡Ladrones, atrápenlos! –Lagarde iba en uno de los 3 autos que perseguían a Aether y a Charlotte, quienes se limitaban a correr y tratar de buscar algún callejón por donde esconderse.
-¡¿Alguna idea de cómo detener esas cosas?!
-¡Los autos de la policía son eléctricos, así que un disparo electro puede hacer que sus baterías se sobrecarguen y exploten!
-¡Buena idea, Charlotte!
Al cruzar una calle, la reportera llenó de hielo el camino, haciendo que uno de los autos resbalara y chocara contra un poste, ya solo faltaban dos por quitarse del camino.
Una de las balas de rifle acertó en la pierna de Charlotte, quien lanzó un grito de dolor a la vez que seguía corriendo, cojeando pero intentando escapar a toda costa. -¡Charlotte! –Gritó Aether, quien fue para tomarla en brazos, corriendo como podía.
En esa posición, en realidad le era más cómodo a ella lanzar ataques de cryo con su catalizador, tratando de atinar alguno que pudiera causar que los autos se desviaran, pero no funcionaba.
Por suerte para ambos, y con mucha sorpresa, una granada electro acertó a uno de los autos, causando que explotara con poca potencia debido a la sobrecarga de su batería, pero eso ya era quitarse un enorme peso de encima.
Al mirar de dónde había venido la granada, Paimon se quitaba unos lentes protectores mientras sonreía, pues había disparado un cañón de la policía. Estaba acompañada de Talochard.
-¡Súper Paimon al rescate!
-Déjame recargar esta cosa.
-¡Malditas criaturas extrañas! –Farfulló Lagarde, pues ya solo quedaba su auto, disparando ahora en contra del cañón, que se vio afectado por el disparo, pero por suerte Paimon y Talochard lograron cubrirse del fuego.
-¡Oy, Paimon te pondrá un apodo horrible ministro pedorro!
-¡Paimon, mejor busquemos una forma de ayudarlos!
De regreso con la pareja, ya habían encontrado un lugar dónde esconderse, Charlotte se curaba la herida mientras Aether creaba un muro de Geo para protegerse, aunque quizá no duraría mucho debido a la enorme potencia de la escopeta de Lagarde.
-Eso estuvo cerca, debemos buscar a la policía de verdad para...
-¿Y cómo vas a diferenciar a los de verdad de los corruptos?
-¡Maldita sea, tienes razón! –Aether pateó una botella tirada.
-Al menos ya puedo correr, pero tendremos que seguir buscando dónde escondernos, esta información es todo lo que Neuvillette necesita para... -Ambos se miraron.
-¡Palacio Mermonia! –Dijeron a la vez, pues ya tenían a dónde ir. Aether ayudó a Charlotte a ponerse de pie, por lo que de nueva cuenta se pusieron a correr, siendo rápidamente avistados por Lagarde, quien les disparó desde lejos, teniendo ya solo dos balas, por lo que no quería desperdiciar las mismas.
Antes de ser arrollados por el auto, Aether creó una rampa para que el auto de policía se volteara, por lo que sin ver atrás, siguieron huyendo. Lagarde se levantó rápidamente, y haciendo uso de su engaño, que era electro, pudo ganar una gran velocidad para alcanzar a sus dos rivales.
Ya teniendo en la mira a su objetivo, Lagarde le disparó a Aether, quien fue protegido en buena medida por una coraza de cryo creada por su amiga que absorbió parte del disparo, pero que aun así fue suficiente para mandarlo a volar un par de metros.
-¡Aether!
-Finalmente te tengo, desgraciada...la última bala, ¡la última va para tu cabeza!
Usando el flash de su cámara, Charlotte encandiló la vista del ministro, quien se cubrió los ojos, pero las fotografías ya estaban tomadas, así que cuando el disparo a ráfagas de la cámara acabó, Lagarde tenía su escopeta apuntando directamente a la cara de Charlotte.
-Hasta nunca, periodista. –El ministro accionó el gatillo, pero la escopeta no disparó por lo que Charlotte inmediatamente lanzó un proyectil de cryo en el engaño del ministro, creando una reacción de superconductor, lo que hizo que el ministro se electrocutara, cayendo al suelo.
-Vete al demonio, Lagarde. –Charlotte pateó la escopeta para que el mencionado no pudiera tomarla, apurando para ver cómo estaba Aether. -¿Oye, estás bien? –Ella se arrodilló en la calle, poniendo la cabeza del mencionado sobre sus piernas. Él ya comenzaba a abrir los ojos.
-¿Eh? ¿Ganamos?
-Sí, así es. –Sonrió ella. El gustó duró poco, pues dos patrullas de policía arribaron a la escena, y en realidad no sabían si eran aliadas o enemigas, por lo que ya siendo apuntados con varios mosquetes, nos les quedó de otra más que rendirse y alzar las manos.
Lagarde se levantó sonriendo, llevándose las manos a la espalda, pues estaba seguro que eran sus muchachos.
-Oficiales, llévense a estos dos criminales a la estación del río...que no queden pruebas de nada.
-No hay una estación en el río, ministro Lagarde. –Mencionó Talochard, quien esposó al ministro. –Y eso último que dijo estará en el expediente del caso, sin duda alguna suena a amenaza. –Al ver a la melusina, la pareja respiró tranquila a la vez que bajaba las manos.
-¡Es-esto es una mierda, será mejor que me quites estas cosas o perderás tu trabajo, ellos son quienes deben ser arrestados, entraron a robar a mi casa!
-Y usted usó propiedad de la policía para intentar matar a dos posibles inocentes. Ya sabe cuál es la ley, ministro...todo mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario...pero después de que intentó dispararme con una escopeta, yo creo que no me tiene que probar nada, sé que no es inocente. Llévenselo, muchachos.
Dos policías subieron a una patrulla al ministro, quien en realidad estaba colérico, tratando de escapar, Paimon bajó de una de las patrullas para abrazar a Aether.
-Fue una buena idea separarnos.
-¡Tabibito, no le des estos sustos a Paimon nunca más!
-Pero bien que te divertiste con el lanza granadas, ¿cómo es que supiste usarlo?
-Talochard le explicó a Paimon mientras ustedes estaban en casa del ministro pedorro, no tiene mucha ciencia en realidad. –Sonrió ella.
-Ya veo...
Al día siguiente, la primera plana se vendía como pan caliente, era una cosa de escándalo, pues un ministro de lo más importante había sido arrestado por mal uso de equipamento de la policía, por narcotráfico, por corrupción y por intento múltiple de asesinato, lo que a su vez causaría un gran purga en la gendarmería fantasmal.
Aether estaba en el hospital por heridas menores, Charlotte entraba a su habitación con una bolsa de panes y unas flores, el muchacho sonrió al verla.
-Qué buena visita, sin duda. -Rió él.
-Vamos, Aether. Si es solo por los panes me molestaré mucho, te lo juro.
-¿Cómo te fue hoy? Leí el periódico y vaya que es la noticia del año, incluso puede ser de la década.
-Ojalá sea así. El asunto aquí radica en que su señoría Nuevillette estaba feliz y enojado conmigo porque destapé una coladera que puede ser muy profunda. Aunque hasta eso me dio una medalla, también debe haber una para ti en cuanto puedas salir. -Charlotte se sentó a su lado, tomándolo de la mano. -Me alegra que estés bien.
-Ese maldito disparo dolió horrores, pero he pasado por peores cosas, ja, ja. Supongo que es normal para mí oficio.
-Y en el mío también parece. Te agradezco todo lo que hiciste por mí...supongo que solo puedo pagartelo de una manera.
-No es necesario, Charlotte. Los panes son suficientes.
-Insisto, solo cierra los ojos y ya verás a qué me refiero.
-De acuerdo, ¿Qué será? -Aether cerró los ojos y se cuestionó sobre qué le daría Charlotte.
Para su sorpresa, sintió algo en sus labios, por lo que abrió los ojos y se topó con una imagen que, en realidad, era muy bella.
Charlotte lo tenía sujetado de las mejillas con suavidad y ternura, ella estaba sonrojada hermosamente, incluso hasta las orejas, siendo sus mejillas del mismo color que su gorra.
El beso en realidad era torpe, ella no tenía ni la remota idea de cómo se debía hacer, pues era el primer beso que daba en su joven vida, mientras que el muchacho estaba más impactado, pero no desagradado.
Ella rompió el beso, sonriendo y cubriéndose el rostro con su gorra, mirando al suelo.
-¿Y qué te pareció? -Dijo Charlotte entrecortadamente.
-¿A qué se debe el honor?
-Nunca había dado mi primer beso...y pensé que morir sin dar uno sería patético. Sé que soy terrible con eso, pero hice cuánto pude, ¿De acuerdo?
-No me molestó...fue lindo. -Sonrió Aether de forma cálida.
-Si tenemos más aventuras así de locas, quizá te lo agradezca con uno más.
-Que conste en acta.
Charlotte salió disparada de la sala del hospital con el corazón latiendole a mil por hora, se puso su boina de manera ideal y se recompuso.
Simplemente rió, caminando tranquilamente a la vez que miraba el cielo.
<<Qué sensación tan más curiosa...no fue mala, siendo honesta. Fue una locura pagarle de esa manera, pero al menos le gustó, ya es algo. Creo que jamás podré olvidar mi primer beso...sentí algo...eléctrico.>>
Y así, la vivaracha reportera fue directamente al Pájaro de Vapor, con una nueva perspectiva de la vida y de cómo era dar un beso.
Si moría mañana, ya no importaba mucho. Aquel beso, por torpe y sencillo que haya sido, la hizo viajar más allá de Teyvat.
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Waos...este borrador estuvo en el tintero fácilmente unos 8 meses o más, pero ya por fin pude sacarlo...me siento satisfecho, espero no haber perdido la chispa, aunque sé que en realidad no tiene mucho romance y es más acción jaja, supongo que tampoco está mal, aparte fue un ship que se me ocurrió de repente, y lo tenía muy avanzado para desecharlo, peeero sí sé que es más famoso el de Charlotte y Freminet, pero creo que cuando empecé a escribir esto, Fremi todavía ni salía.
En fin, trataré de subir capítulo cada semana o cada quince días, tengo que irme quitando lo oxidado, en realidad ahora el estilo de vida que llevo es muy apurado, pero ya me demostré que teniendo los elementos en la mesa, puedo hacer 2000 mil palabras en un día, que poca cosa no es. Tengo un par de ideas en la mente, entre ellas algún par que tenía en el tintero, así que ya las verán, y con el evento de verano...juju hay mucha tela para cortar entre Nilou y Aether.
Sin más, me despido.
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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