Cita a marchas forzadas.
(HER-MOSO, tal vez hasta les dedique un capítulo)
(Nota: para esta línea de tiempo, Hu Tao tiene 17 años, ya que en el juego se ve como de 12 o 13 años aparte de que en la web se menciona que es una chica joven o dando a entender que es una niña todavía, y Zhongli se ve una persona de 30 a pesar de que tiene seis mil años, lo que sería como de FBI, ABRE LA PUERTA, HIJO DE PUTA!!! por eso la aclaración. Otra cosa, ¿Soy el único que "Hu Tao" le suena un nombre más vietnamita que chino? :v además, no publiqué ayer ya que quería traer el capítulo el mismo día que de lanzó su banner uwu)
(La comunidad tiene ships muy raros xd)
Eran las doce del día, estaba trabajando como suelo hacerlo todos los días desde hace ya algunos años, quizá después lea una de mis novelas picaras que tengo secretamente guardadas en el cajón, pero eso será una vez que acabe el trabajo pendiente.
Pensaba ir a tomar un té al acabar, relajarme un poco, realmente ahora mi nueva vida es muy cómoda, casi no me estreso, y llevo todo tranquilo...excepto por algo en específico, o mejor dicho, alguien.
Escribía algunas cuentas con mi pluma, remojando la misma de nuevo en el tintero para seguir escribiendo, hasta que escuché un golpe contra mi puerta.
El tintero se cayó llenando de tinta todas las hojas donde llevaba mis cuentas, aparte de que mis dedos también se mancharon.
Lo siguiente que pasó es que fui casi corriendo a ponerle seguro a la puerta, haciendo el menor ruido posible, por suerte, dejé de escuchar ruidos, por lo que suspiré, contento.
Lo único malo es que otro golpe más fuerte se escuchó de nuevo, lo que me sobresalto.
-¡Zhongli! -Gritó esa voz tan característica...
-Demonios, todos menos ella.
Un nuevo golpe se escuchó, asomándose una punta de metal, seguido de más golpes que destrozaban poco a poco la puerta que tanto me gustaba por los lindos tallados que tenía.
Cuando hubo suficiente espacio, ella asomó la cara, guiñándome el ojo.
-¡Allí estás, Zhongli!
-¡Maldita sea, ¿por qué destruiste mi puerta?! -Farfullé, muy enojado y saltándome una vena en la frente.
-La secretaria me dijo que le ponías seguro y fingías no estar adentro, y hoy quería decirte algo muuuuy importante. -De nuevo ella me guiñó el ojo.
-Tú pagarás la reparación...
-Obvi. -Sonrió, poniendo una hacha donde suelo colocar mis paraguas, de ahí, entró campante como si nada hubiera pasado. -Quería decirte que... ¡fuéramos a comer un helado!
-¿Destrozaste mi puerta, hiciste que derramara tinta en mi escritorio y me haces pasar un enorme coraje solo por un helado, Hu Tao?
-Sí. -Pude ver un brillo en sus ojos.
-No, estoy ocupado. -Me puse a limpiar el desastre de mi escritorio.
-Si no aceptas, te despediré. -Canturreó, yo me llevé las manos a los ojos.
-Maldita sea, sabía que debía unirme al Sindicato. -Murmuré, tallándome la frente con enojo. -Está bien, no es como que me quede de otra. Vayamos de una vez.
-¡Yei! Te espero afuera.
Suspiré, enojado, fastidiado. Esa niña es incontrolable, parece que hace lo posible por molestarme, y lo peor es que no puedo negarme a ninguna de sus ocurrencias, me tiene amarrado de manos y pies.
Cuando yo era arconde nadie se atrevía a darme un trato tan indigno, aunque claro que no le puedo decir la persona que de verdad soy. Solo me queda tener que soportar la forma en que me trata.
Me puse mis guantes para que no se notara que tengo las manos llenas de tinta ya que limpiar mi escritorio fue más difícil de lo que pensé, Hu Tao estaba sentada, meneando la cabeza de izquierda a derecha y los pies de detrás a adelante. Al verme, noté que se alegró bastante.
-¡Ya era hora, te tardas los años! -Ella corrió hacía mí, tomando mi mano para encaminarme a su ritmo, que era bastante más rápido que el mío, lo que me saca de quicio.
La gente nos miraba con cierta suspicacia, algunos con gracia y algunos otros con ternura. Lo que me incomoda es que piensen que Hu Tao y yo somos pareja. Los que nos conocen, saben que más bien nuestra relación es de explotador y explotado...yo soy el explotado.
-Date prisa, anciano, mi brazo se cansa de llevarte a rastras.
-¿A quién le llamas anciano, niña? Tendré seis mil...quise decir, tendré treinta y seis años, pero eso no me hace anciano.
-¿Y a quien le llamas niña? ¡Tengo 17, Zhongli, 17! Y en tres meses cumpliré los 18, o sea que seré una adulta. -Me volteó a ver, guiñándome un ojo, sacándome la lengua y mostrándome tres dedos.
-Pero tienes la misma edad mental de una niña de doce años, no has madurado en lo absoluto.
-Ni que fuera fruta para "madurar". -Rió, haciendo comillas con sus manos y usando un tono burlón en su última palabra. -Ahora que lo pienso, desde que te conozco, no has cambiado nada, no te ha salido ni una sola arruga.
-Eso es porque duermo bien, no bebo, ni fumo y tendría cero estrés... ¡de no ser por ti!
-Esas son boberías. Yo hago que tu vida sea más divertida. -Ahora me dio un abrazo bastante afectuoso que no respondí, yo hice un gesto de molestia, a veces me dan ganas de ahorcarla hasta que deje de patear.
Llegamos de una maldita vez a la heladería, yo pedí un helado de menta, ya que me recuerda al sabor del té que suelo tomar, de ahí que me guste mucho. Hu Tao pidió un helado triple de vainilla, ron y nuez.
La señorita que nos atendió me miró, como dándome a entender que esperaba el pago...el helado no es precisamente barato, y menos si es triple.
-Ella paga. -Señalé a Hu Tao.
-Sabía que no pagarías, viejo tacaño. De cualquier manera yo te invité, así que estaba preparada. -Dio el dinero correspondiente, comenzamos a caminar.
La verdad es que con el calor que hacía no me molestaba para nada el frescor del helado, y como es de menta, es bastante más refrescante todavía.
Pude ver a Hu Tao, casi como si fuera un gato, mirando mi helado, ella igual seguía comiendo del suyo, pero estaba casi seguro de que me preguntaría...
-¿Puedo probar?
-Eso sería antihigiénico, así que olvídate. -Le di una lamida más al mío, ella infló una mejilla enojada.
-Te despediré...
-Mañana a primera hora me uniré al Sindicato para que dejes de violar mis derechos como trabajador de esta forma. -Suspiré, rendido. -Al menos deberíamos regresar a pedir un barquillo o...
Sin dejarme terminar, Hu tao le dio una buena mordida a mi helado, la veía tan contenta, aunque a los pocos segundos cerró fuerte los ojos, llevándose una mano a la cabeza. No pude evitar soltar una pequeña risita.
-A eso le llamo karma, ja, ja, ja. -Le comí a mi helado, evitando el lugar donde Hu Tao había lamido, quizá no me lo terminaría por esa misma razón.
-Malo. -Me pellizcó un brazo, pero la verdad es que no me dolió.
Nos sentamos en algunas cajas en el puerto adivinando qué era lo que veíamos. Era un juego simple, pero parecía que a ella le gustaba, y el ambiente era tranquilo escuchando las gaviotas y las olas del mar, así que tampoco me quejaba.
-Yo veo...algo de color gris, grande, filoso.
-Un gancho de carga. -Suspiré, comiéndome el barquillo de mi helado al completo y limpiándome con la servilleta que tenía.
-¡Exacto! Es tu turno.
La volteé a ver a ella, llevándome una mano a la barbilla y enchinando los ojos.
-Yo veo a una cosa latosa, que provoca daños colaterales a mi hígado, estresante, hiperactiva, explotadora, incontrolable, y que usa boina negra. -Me hizo un gesto de inconformidad. -Y con cara que querer despedirme, además.
-Muy chistosito, Zhongli, muy chistosito. -Ella todavía no se acaba su helado, por lo que le dio varias mordidas al mismo, yo cerré los ojos, recargándome en las cajas para estar más cómodo. -Yo veo a un anciano enojón, ñoño, tacaño, no le gustan los maricos...pero también responsable, buen trabajador, amable, y que usa un lindo traje.
Abrí los ojos con sorpresa, volteándola a ver, ella sonreía, mirando a otro lado, sonrosada, jugando con una de sus coletas, Hu Tao alzó sus ojos y nuestras dos miradas se encontraron.
Ahora déjenme parafrasear al noble Víctor Hugo, ya que es mi sentir en esta situación:
"¿Qué había esta vez en la mirada de la joven? Yo no hubiera podido decirlo. No había nada y lo había todo. Fue un relámpago extraño. [...] Lo que acaba de ver no era la mirada ingenua y sencilla de una niña, era una sima misteriosa que se había entreabierto, y luego bruscamente cerrado. Hay un día en que toda joven mira así. ¡Desgraciado del que se encuentra cerca! [...] todas las clases de pureza y todas las especies de candor se encuentran reunidas en este rayo celeste y falta, que tiene, aún más que las miradas mejor elaboradas de las coquetas, el mágico poder de hacer brotar súbitamente en el fondo del alma esa flor sombría, llena de perfumes y de venenos, que se llama amor."
No me había dado cuenta, hasta ese entonces, que Hu Tao ya no era una niña, ahora era toda una señorita. En tres meses será una adulta, y yo la seguía viendo como la niña que conocí ese día que se volvió directora de la funeraria donde trabajaba.
-Ahora me haces sentir mal, Hu Tao. -Me reí de mí mismo. -Quedé como un malvado y tú como una santa.
-No te preocupes. Esa era la intención, je. -Me sacó la lengua, yo la miré con una expresión constante de sospecha.
-Debí esperarlo... -Fingí un gesto de sorpresa a mal cuando miré a las Islas de Guyún, señalando a las mismas con discreción. -¡¿Soy yo o esas montañas se están moviendo?!
-¡¿Qué?! -Rápidamente mordí a su helado, acabando lo último que quedaba. -¡Oye!
-Me la debías. -Reí, limpiándome los labios. -Parece que la estafadora resultó estafada.
-Sigh, de acuerdo, me la gané...¿y ahora qué hacemos?
-Hum...
La próxima parada fue ir a beber té a mi restaurante de tés favorito. Como lo decía el nombre, ahí únicamente se sirve té, era en una tercera planta de los edificios de la ciudad, por lo que se veían muy lindas vistas.
Yo sonreía animadamente bebiendo mi té de menta favorito, pero Hu Tao estaba recargada en la mesa, con su puño izquierdo en la mejilla izquierda, notoriamente aburrida.
Como ella pagaría, decidí este lugar que es un poco inaccesible a mis bolsillos, pero a esta chica le será bastante barato.
Todavía estaba pensando en aquella mirada que vi, con tantos años he aprendido a mostrar un estoicismo autentico, por lo que a pesar de que por mi mente pasaban mil y un cosas, parecía que estaba tranquilo, ni siquiera corría una sola gota de sudor por mi frente.
-¿Ya nos vamos? -Preguntó Hu Tao, enfadada.
-No, el rito del té debe ser muy meditado y tranquilo, así que guarda silencio y mantén la calma. -Dije, soplando a mi té para beberlo lentamente.
Ella trató de imitarme, pero se desesperó al poco tiempo. Cuando ella se quemó la lengua, haciendo un gesto gracioso con su cara, yo reí un poco, sonriendo con la boca abierta.
-Primera vez que te veo sonreír, y es por mis desgracias. -Bebió de nuevo, soplando a su té de una forma muy ruidosa.
-No debes usar gorra en la mesa, señorita. -Le quité su gorro, poniéndolo en el respaldo de mi silla. Se veía menos aniñada sin éste puesto, así de nuevo me dio esa sensación de que he visto a Hu Tao casi todos los días desde hace años, pero nunca la había mirado.
Ahí estaba la diferencia. De cualquier manera, su carácter sigue siendo el de un aniña caprichosa.
-Oye, dámelo, no me siento cómoda si no le tengo puesto.
-Pero los modales son primero, así que no te la daré.
-Te despediré...
Torcí los ojos, dándole su gorro, ella se lo puso a la vez que le brillaban los ojos, meneando los pies de atrás a adelante, justo como una niña. Yo me relajé para seguir bebiendo mi té como a mí me gustaba: pacíficamente.
Al salir, yo caminaba como si nada, casi dispuesto a ir directamente a la funeraria...pobre iluso.
Hu Tao me jaló de la manga, llevándome con una multitud de personas que escuchaban a un cuentacuentos. Era sobre una batalla en la guerra de los arcondes.
Mencionaba que llovía, caían rayos y un enorme vendaval arrasaba con todo a su paso, que ni los mejores guerreros podían resistir a tan tempestuosas lluvias, mencionando que Morax había provocado una lluvia de lanzas de piedra que arrasaban con todo a su paso.
Me acerqué a Hu Tao para secretearle algo, golpeándome la nariz con su cabeza, ¿a qué hora creció tanto?
-Auch... -Dijo, tallándose la cabeza. Al verme de cerca, se sorprendió, ruborizándose un poco.
-No recordaba que fueras tan alta. -Me llevé la mano a la nariz.
-Crecí, Zhongli. ¡¿Cuántas veces te debo decir que ya no soy una niña?! -Secreteábamos para no molestar a la gente.
-Quizá ya no me lo tengas que repetir. El punto es que esos datos están mal, ese día hacía viento como cualquier otro, era un sol delicioso y el ambiente era seco, y tampoco se invocaron lanzas de piedra, eso fue en otra ocasión.
-Eres un ñoño, Zhongli. -Hu Tao se aguantó una risa. -Solo un ñoño sabría todos esos datos. -Me llevé una mano a la frente, jalándole la oreja a Hu Tao para reñirla con merecida razón. Ella rió dolorosamente, dándome un abrazo cariñoso. -No es verdad, eres muy inteligente, eso es algo que te caracteriza muchísimo.
Yo, sin en realidad esperármelo, respondí por primera vez al abrazo, incluso era raro para mí, pero la verdad es que era muy especial.
Hacía tantísimos años que no daba un abrazo, y era la primera vez en siglos que sentía un calor tan hermoso dentro de mi alma. Yo bajé la mirada y ella subió la suya, ya la distancia que nos separaba no era tan abismal como la última vez que reparé a pensar en su altura.
Sus mejillas se prendieron, al igual que un poco las mías, por lo que separamos nuestras miradas, regresándolas a los pocos segundos.
Algo recorrió mi corazón, algo que decía "peligro" o "no lo haga, compa" pero fue un sentimiento que pasó rápido.
Fui acortando mi distancia con Hu Tao, sentí que ella se alzó de puntillas, por lo que la distancia se acortó más rápido de lo que pensé.
Cuando estábamos a nada de besarnos, la gente empezó a aplaudir, por lo que nos separamos de forma inmediata, mirando al frente.
El cuentacuentos agradecía que lo escucháramos, Hu Tao y yo rompimos el abrazo de forma inmediata, empezando a aplaudir de igual manera, fingiendo que nada había pasado.
Al acabar, ella me tomaba de la mano, arrastrándome en su camino, pero no nos decíamos nada, es como si ella lo hiciera a propósito, pero más que nada para que no entabláramos conversación alguna.
Yo apresuré un poco más mi paso, quedando a su distancia, parecíamos ahora una pareja que va de la mano más que un esclavo siendo jalado de una cadena por su amo, lo que naturalmente era raro entre nosotros.
Escuchaba "¿serán pareja?" "No sabía que la directora y su lacayo eran enamorados" "¿no es muy grande para ella?" "La directora de la funeraria ya está en la primavera de su vida" cosas de ese tipo.
Seguramente ella también los escucha, se tapó sus ojos con su gorro, evitando que se le vieran, pero sentí que de nuevo ella apresuró el pasó, arrastrándome de nuevo.
Yo trataba de seguir el paso yendo más rápido, pero ella iba más rápido todavía. Llegó un momento en donde los dos íbamos corriendo a la funeraria, tomados de la mano mientras nos reíamos. Ella me jalaba de mi coleta cuando me le adelantaba, y yo la jalaba con mis dos brazos con tal de ir delante de ella, era lindamente divertido.
Accidentalmente, y por fijarme más en su rostro sonriente que en mi frente, choqué contra un árbol, dándome un golpe que me sacudió la cabeza por completo, casi haciéndome perder el equilibrio, Hu Tao apenas si se golpeó contra mi cuerpo, aunque se soltó a reir, abrazándome y tallándome la cabeza.
(Dato innecesario, una vez iba platicando con unos amigos en la calle, me giré y por no estar atento, me di un cabezazo contra un teléfono público, por si fuera poco, en otra ocasión, me di un golpe de frente contra el mismo maldito teléfono público en la misma situación, a lo que solo me pregunto ¿cómo carajos es que no me han atropellado en 20 años que llevo viviendo?)
-Debiste estar más atento, Zhongli. -Ahora me abrazó, sin parar de reír. -Pudo irte peor.
-Y te hubiera arrastrado a mi desgracia de ser peor. -Le jalé la mejilla derecha. -No debes reírte de las desgracias ajenas.
-Nah...no creo. -Se rió de nuevo, yo giré los ojos.
Al día siguiente estaba leyendo mis novelas picaras en la oficina, claro que leía poniéndole al libro una cubierta de un texto de filosofía, aunque de hecho mis gestos, más que ser los propios de alguien que lee filosofía, eran los de alguien que lee una novela picarona.
No tenía puerta, como no es raro, le tenía que dar las gracias a Hu Tao por ese pequeño detalle, pero la buena noticia es que mandaría a resanar las roturas. El carpintero se quedó confundido cuando la directora le dijo que la puerta se había roto "de forma accidental" de una forma muy cínica.
Me llamaban para atender un asunto que me requería, por lo que me fui. Regresaría en no más de cinco minutos, así que no había problema si dejaba el libro a simple vista, además, ¿quién en su sano juicio hojearía un libro que habla sobre el problema de los Universales y del Uno?
***
Caminaba lentamente para ir a molestar a Zhongli, no quería que me viera ya que no tiene su puerta, la mandé a reparar tras haberla destrozado ayer con un hacha, la verdad es que me parece muy divertido molestarlo de cualquier manera posible.
Vi que no estaba, por lo que me desanimé un poco, pero me apresuré a esconderle algunas cosas de su escritorio, viendo un libro de filosofía, por lo que sonreí de manera maliciosa.
-No sabía que a Zhongli le gustaba la filosofía. -Como no tenía bien agarrado el libro, éste se resbaló de la que era una cubierta que dejaba ver que en realidad ese libro era sobre cositas traviesas.
Hojeé el libro rápidamente, cuestionándome qué tan sucia tenía la mente Zhongli, pero era un drama sexual más que otra cosa.
-¿Todo eso le pasó por aprender a maquillarse? -Sonreí maliciosamente. -Hum... (si entendiste la referencia...déjame decirte que eres un cochino degenerado :v)
Me fui corriendo del lugar, aguantándome las carcajadas. Fui directamente a mi oficina, diciéndole a una secretaria que necesitaba a Zhongli para "un encargo especial".
A los pocos minutos él estaba en mi oficina, yo tenía, como era mi costumbre, mis pies encima de la mesa, algo que sé le fastidia a Zhongli a pesar de que no es su oficina.
Él me vio aguantándose el enojo, suspirando tranquilamente.
-¿Me llamabas, directora?
-Así es... -Me puse un ojo debajo del parpado. -¿Por qué te maquillas?
-Bueno...si no me maquillo mi mirada se vuelve bastante sombría, como si estuviera enojado.
-Oh, interesante. Sabes, ahora que ya prácticamente seré una mujer, quisiera que me enseñes a maquillarme. -Sonreí, juntando ambas manos. Él se puso blanco como un muerto, parecía que tenía recuerdos de una guerra, pues sus ojos estaban perdidos en el infinito.
-¡N-no es necesario! No es obligatorio que te maquilles solo por ya ser mujer, así que mejor te enseño a...a...¿a estudiar filosofía?
Hice un gesto de reproche con mi lengua. -Aburrido, mejor enséñame a maquillarme. -Sonreí divertidamente. Es innecesario decir que por dentro me estaba muriendo de la risa.
-¡Hu Tao, tú eres hermosa tal y como eres, no es necesario que te maquilles! -Exclamó, desesperado.
-¿Eh? -Esa no me la esperaba.
-¡Sí, te lo digo enserio! No te lo había dicho, pero ayer me di cuenta que ya no eres una niña, ya no tienes una mirada sencilla, ahora lo que tienes es una mirada pura, cándida y coqueta, de verdad eres una mujer muy bella, enamorarías a cualquier hombre si te lo propusieras...por favor, no te maquilles.
Mis ojos quedaban abiertos como platos, me sonroje de arriba abajo, sentía hasta las orejas calientes por la pena que me daba el haber escuchado esas palabras tan bellas de Zhongli.
Eran palabras tan bellas que no creía que salieran de sus labios, me era totalmente imposible pensarlo así, me llevé las manos a cara, apenada.
-¡N-no era necesario que me dijeras todo eso! ¡Me alegra que sepas que ya no soy una niña, te lo he dicho hasta el cansancio pero no me creías! ¡Y respecto a lo demás, dejemos ese tema de lado, ya no me quiero maquillar!
-Uff...menos mal. -Se limpió el sudor de la frente. -Entonces volveré al trabajo. Cualquier cosa que quieras decirme, soy todo oídos.
Se fue campante, como si nada hubiera pasado, dejándome apenada, temblorosa y con un pequeño lagrimeo en mis ojos. Los cumplidos más bellos (por ser los primeros que recibía), vinieron directamente del chico que me gusta.
Sí, la razón por la cual molesto a Zhongli es para llamar su atención y demostrarle que me gusta, pero es tan distraído y tan lento para procesar las cosas que no sabe qué le tiro indirectas de mis sentimientos.
Ayer casi nos besamos y eso me hizo estallar de la pena, pero él, por alguna razón, se puso juguetón conmigo, lo que agradecí grandemente.
No soy introvertida y rara vez me apeno frente a Zhongli, pero ahora era diferente, mi corazón latía rápidamente, y es porque me dijo que le parecía hermosa...lo que me dio una idea.
Suspiré pesadamente, golpeándome ambas mejillas, era hora de actuar. Escuché que Zhongli gritó de forma desesperada, seguramente ya procesó las palabras que me dijo, y tras lo de ayer, seguramente se dio cuenta que fue, ¿cómo decirlo? Algo no muy hábil de su parte.
Los dos terminamos dándonos un tiro en el pie.
Fui caminando tranquilamente de nuevo a la oficina de Zhongli, lo pude ver desde varios metros de distancia cómo limpiaba de forma desesperada su escritorio, teniendo además una mano en la cabeza, como si se estuviera arrepintiendo de algo.
Respiré profundamente, tocando al aire y diciendo "toc, toc" casi como si estuviera fingiendo que tocaba la puerta.
Su mirar era curioso, se notaba nervioso, un poco abrumado, pero sus ojos eran serenos, lo que no negaba me sorprendía mucho. De cualquier forma, tras unos segundos, regresó la calma a su rostro.
-¿Quién es? -Preguntó, sonriendo de forma comprensible.
-Tu ama y señora, así que ordeno que me abras a la inmediatez. -No pude soportar una risita.
-No hay nadie. -También comenzó a sonreír. Era la segunda vez que lo veía sonreír de una forma tan autentica, él siempre está muy serio, casi como si estuviera cansado o enojado todo el día, por eso es que disfruto sus sonrisas.
-Iré a buscar la llave, se llama hacha.
-Oh, rayos. -Fue caminando hacia mí, casi como si estuviera fingiendo que había una puerta, por lo que se aclaró la garganta, se acomodó la corbata (que, irónicamente, se la terminó desacomodando), y después hizo un gesto como si hubiera abierto la puerta. -Directora, ¿qué asunto la trae por aquí?
-Venía a ver que todo quedara en orden. -Entré a su oficina, caminando a su silla para sentarme en la misma, poniendo un pie en la mesa.
-Todo estaba en orden, hasta que llegaste. -Suspiró, tomando mi pie para bajarlo del escritorio, yo subí el otro. -Respecto a lo que te dije...no quiero que me malinterpretes, lo dije por la candidez de la situación, supe de algo terrible que le ocurrió a una chica por maquillarse, entré en pánico al pensar que te pasaría lo mismo.
-Supiste...¿o lo leíste? -Reí, él se sonrojó un poco en cuanto dije eso.
-L-lo supe, lo escuché una vez que fui a tomar té. -Bajó mi otro pie.
-Seguraaaa. -Reí, levantándome. -Te tengo un trabajo, y quiero que lo cumplas cabalmente.
-Sigh. De acuerdo, solo te pido que no subas tus pies a mi escritorio, lo acabo de limpiar.
-Tu trabajo es... -Sonreí de oreja a oreja. -Dime que soy hermosa.
-¿Eh? -Me alzó una ceja, con un pequeño color rosado en sus mejillas.
-Vamos, vamos. Dímelo, o te despediré.
-Hem...bueno, eres hermosa.
-Otra vez. -Me acerqué a él.
-Eres hermosa.
-Otra. -Me acerqué más.
-E-eres hermosa.
-Una última vez. -Acorté todavía más mi distancia con él.
-Sigh. Eres hermosa, Hu Tao. Sí, eres una mujer muy hermosa, y eso te lo digo porque es lo que pienso, no tanto porque me lo órdenes.
-Me alegra. Por cierto, Zhongli, tienes mal puesta la corbata.
-¿De verdad?
-Sí. -Tomé la misma, arreglándole la corbata, nos quedamos viendo un segundo que, al transcurrir, jalé de la misma a Zhongli, haciendo que su cabeza quedara más cerca de la mía.
Sin esperar más tiempo, le robé un beso en los labios, cerré mis ojos, era el momento más mágico y especial de toda mi vida.
Sentí un enorme calor en mis mejillas y otro que me subía desde los pies hasta el último de mis cabellos, deteniéndose mi corazón por un momento para comenzar a latir con bastante nerviosismo cuando retomó su ritmo.
Con mi otra mano, tomaba de un hombro a Zhongli, que a los tres o cuatro segundos, me tomó de la cadera, juntándome a su cuerpo, creo que deseaba besarme tanto como yo a él.
Sentí como si me estuviera quemando por dentro, lo que era bastante curioso, ya que por lo regular yo soy quien quema las cosas, pero no me quejaba de que así fuera, quería quedar consumida por esas llamas.
Sin embargo, tenía que separarme si es que quería decirle a Zhongli lo que he querido decirle desde hace tanto tiempo.
-"Te quiero"...algún día te haré decir esas palabras cuésteme lo que me cueste. Y cuando esas palabras salgan de tus labios, seré la persona más feliz. -Sonreí, rompiendo el abrazo para quitarme mi sombrero y taparme con él una brillante sonrisa y un rubor que me cubría las mejillas.
-Quizá no te sea muy costoso el que me hagas decírtelo, Hu tao. -Zhongli me sonrió solamente a mí...ya era la persona más feliz.
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No sé por qué, pero a si me sentí cuando se me ocurrió hacer un Zhongtao ya hasta le puse nombre al ship jsjsjs (queda patentado, si lo quieren usar deben pagarme >:v) me quedó bastante bonito debo admitirlo, a eso le llamo "planeación" :v atrasé el capítulo de Xiao y Lumine ya que no lo tenía tan bien planeado pues bueno, ya ven cómo terminó xd por cierto, debo decir que...Me declaro simp de Hu Tao!! désenme suerte en mis tiradas, si no me sale me voy a matar :c
He aprendido que no debo de darle mucha forma a los capítulos dedicados al lemmon, pues en los fics lemmon que he leído rara vez le dan un contexto, nada más es de "oye, ¿follamos?" "Demonios, no veo por qué no" Eso me ahorraría romperme la cabeza al buscar una justificación, pero de cualquier manera si no les parece, soy todo oídos. De todos modos, y para darle conclusión, el siguiente capítulo será AmberxRazor
Por cierto, ya publiqué algo acerca de mi nuevo fic de genshin, por si no se habían enterado, pueden encontrarlo en mi perfil o buscarlo en las etiquetas de genshin impact, su nombre es "Los enamorados" aquí foto para que lo identifiquen mejor :D
(Postdata, cuando vi este vídeo me dio mucha nostalgia ya que yo vi Carnival phanstam por Fate, el opening es pegajoso y en su versión de Genshin está muy buena)
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